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¡Hyung es mío! por Kristy

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Notas del capitulo:

¡Tachán! ¡Es viernes! ¿Y qué pasa los viernes?  ¡Se actualiza "¡Hyung es mío!"! Así que... ¡A leer! 

El día anterior había sido una auténtica pesadilla. Finalmente se optó por la sesión de cine. ¿Cómo consiguió Jinyoung que prevaleciese su opinión? Fácil. Tuvo el día iluminado y fue su día milagro de ganar a piedra, papel y tijeras. Fue más bien culpa suya por estar medio trastocado y trastornado ante lo que había pasado unos minutos antes. Así que el día anterior se vio obligado a arrastrarse e ir a un centro comercial, dónde perdieron al líder nada más pisar el centro porque giró sin decirles nada y se fue a la sección de sonido. Baro dijo que iba a buscarlo y lo perdieron también (más tarde descubrió que solo quería largarse e ir a la planta de ropa a buscar gorras y complementos, ya que seguía mosqueado por no haber ido a la playa). Así que quedaron Sandeul, CNU y él mismo solos. El más alto dijo que podían ir a buscar a Jinyoung o ir a la cafetería  a esperar sentados comiendo helado. Pero Sandeul fue rápido como el rayo, lo agarró por el brazo y lo arrastró por el centro comercial a la sección de discos. Gongchan dudó unos segundos terribles en qué hacer.

 ¿Matar a su compañero de banda?

 ¿Partir por la mitad a su Hyung y repartírselo entre dos?

 ¿Joder el plan de Sandeul de declararse?

En décimas de segundo optó por la última opción. Siguió al par y se dedicó a no dejarles solos ni un segundo. Sandeul le miraba molesto, CNU  parecía agobiado y él estuvo cabreado toda la tarde. Nunca había visto tan insistente, tan emocionado, tan pegado a Sandeul de Shinwoo. Toda aquella palabrería de Sandeul iba con doble sentido que, como por desgracia ya sabía Gongchan, el destinatario no pilló ninguna. Solo aumentó su confusión y su agobio por lo que, justo cuando iba a explotar, de la nada apareció Baro diciendo que había encontrado a Jinyoung y que le siguieran.

Gracias a dios que apareció porque la cara de Sandeul era la de una persona a punto de tirarse a degüello a por él y la de Shinwoo era la de una madre cabreada con sus retoños. Quedó la situación en un raro stand by que duró hasta que llegaron al cine. Otra pelea para escoger película. Jinyoung quería ver una romántica y Sandeul también, pero CNU y Baro eran más partidarios de ver una de acción. Cuando por fin se decidió que por una de acción, Sandeul estuvo mareando a todo el mundo, incluso pisando a Baro y echándole de su asiento, con tal de sentarse a su lado. Decir que a Gongchan le hervía la sangre era decir poco. De hecho, casi se lleva por delante a Jinyoung, empujando, hasta que logró sentarse a su derecha. Baro miró a los dos con fastidio y el líder con cara de susto. Shinwoo los miró de hito en hito, sorprendido y totalmente perdido.

La cena no fue mejor… Sandeul no había parado de darle de dar a probar toda comida posible, a la boca. Como si fueran una pareja adorable. No supo muy bien qué era lo que más le había cabreado, si la actitud avasalladora de Sandeul o la de su Hyung que le seguía la corriente ceñudo, sin ser capaz de reaccionar. Tuvo que levantarse dos veces al baño para intentar tranquilizarse y no lanzarse a matar al vocalista de la banda. Porque en teoría lo necesitaban y lo querían. El imprescindible. Baro apareció la segunda vez a preguntar si estaba bien. Tuvo que hacer tripas corazón y decir la mayor mentira que jamás había dicho en su vida: decirle que estaba fenomenal.

 Una auténtica mierda.

No había podido pegar ojo. Encima el muy idiota del piso de arriba, se había vuelto a “desnudar” (sinceramente no quería saber si mantenía el bóxer puesto o no), porque estaba “agobiado”, tras mascullar y reñirle por haberse comportado así toda la tarde (y quejarse de Sandeul de paso). Ahí estaba, sin pegar ojo, mirando en la oscuridad sin ver, preguntándose cómo empezaría el siguiente día. Nunca había creído que Sandeul se hubiera podido enamorar de su amor imposible. Nunca. No le cuadraba. Siempre pegado a Baro, siempre riéndole las gracias a Baro, inseparable.

 ¿Qué cojones había pasado?

Estresado, encabronado y sin poder quedarse quieto, decidió abandonar su litera y deambular por la casa, nervioso, estando en todas partes pero sin estar en ninguna. Entró en la cocina en un intento de calmarse, y al localizar los snacks de Sandeul decidió joderle y comérselos. Por cabronazo. Después fue al lugar donde estaban sus zapatos y comenzó a cambiar los pares e inundarlos de agua (con una botellita que se había agenciado en la cocina), pero solo los de Sandeul con los de Baro. Solo quería que ese par discutiera y se acusara el uno al otro por hacer bromas pesadas y llegaran tarde por su culpa. Sonrió sádico. Después se dirigió al cuarto de baño. Un par de horas antes, Sandeul estaba canturreando estúpidamente mientras se cepillaba los dientes. Putos dientes blancos. Mañana no los tendría blancos… de eso se iba a encargar personalmente…  Estaba en el baño, pasando el jabón de manos, mezclado con lejía, sobre el cepillo de dientes, disfrutando con sarna, de la persona que odiaba con toda su alma en esos momentos, cuando apareció Shinwoo, en bóxers, adormilado y con la frente arrugada, por la puerta.

 - ¿Qué estás haciendo?

Gongchan le observó, quieto y aún frustrado, incapaz de dar una respuesta rápida e inteligente por una vez en su vida. Solo quería gritar, llorar, pegar a un idiota… así que no pudo reaccionar cuando su compañero de cuarto, en calzoncillos (¡joder, en calzoncillos!) se acercó despacio, invadiendo su espacio de seguridad, y abrazándolo. Un abrazo casi maternal, comprensivo.

 - No sé qué pasa entre vosotros dos, pero puedes contármelo.

 Mierda. Mierda y triplemente mierda.

Gongchan podía escuchar los latidos tranquilos de su corazón, sentir aquella piel suave y caliente y aquella manaza tocándole el pelo, como si con ello consiguiera calmarlo. Pero no, Gongchan no estaba tranquilo. Solo quería desaparecer, ser muy muy pequeño y convertirse en humo. Angustiado como estaba, consiguió alejarse de él, de forma casi violenta, deshaciendo bruscamente el abrazo ante su desconcierto. No quería llorar ahí, pero la impotencia, su ansiedad, su rabia, salió a flote y las lágrimas empezaron a deslizarse por sus ojos, aguantando a duras penas una catarata.

 - Channie, pero qué…

 - Déjame solo. Por favor.

El grandullón lo miró indeciso, pensativo, intentando analizar qué demonios acababa de pasar. Porque por primera vez en su vida Gong Chansik le había rechazado. Por muy enfadado que estuviese, por muy cansado, cabreado… el maknae nunca había rechazado un abrazo de su compañero. Así que no era difícil comprender la razón de aquella mirada, entre sorprendida y preocupada, que le enviaba CNU.

 - Por favor, Hyung. Déjame solo.

Su voz sonó estrangulada, angustiada. Pero sabía que no podía dejarle. Esta vez no. Porque vería más allá de lo que no debería y descubriría algo que ni él mismo era capaz de lidiar aún. Y estaba celoso, encabronado consigo mismo. Por supuesto que no quería pagarlo con él, no en ese estado. Además, no estaba seguro que Shinwoo estuviese preparado para oír una confesión. No en calzoncillos.

 - Me estás asustando – Su tono fue seco y herido.

 - Lo siento mucho, Hyung – Logró decir, mientras se sentaba en la tapa del váter – Pero ahora mismo no puedo decirte qué está pasando. No puedo. No me obligues. Necesito un poco de tiempo. Necesito saber…  -Dejó las palabras en suspenso, al ver su decepción. Aquellos ojos preciosos, pequeñitos, decepcionados.  

 - ¿No confías en mí? – Si el tono anterior ya había sido terrible, este le sonó peor a Gongchan. Como si acaba de rematar a Shinwoo de alguna forma.

 - Confío en ti, Hyung. En quién no confío es en mí, ahora mismo – Fue lo único que se le ocurrió decir, sin que sonara demasiado violento.

Transcurrió un tiempo, probablemente ni un minuto, pero que pareció una eternidad. Al menos para el maknae.

 - Está bien… Te dejaré solo – Lo vio asentir y dar la vuelta, cerrando la puerta del baño, sin esperar respuesta alguna.

Por alguna razón, Gongchan se sentía aún peor. Como si hubiera roto algo entre los dos, pero no sabía qué. Pero, sinceramente, en ese momento, no podía. No podía dejar que le abrazase, le arrullase, le diese mil vueltas a la conversación hasta sonsacárselo todo. Porque, aunque engañase por su apariencia, CNU era capaz de saber qué pasaba a alguien con una paciencia extrema. Era capaz de conseguir que bajaras la guardia hasta que le contaras todo lo que quería saber y… ¡zas! Y no quería que las cosas fueran así. Para Gongchan declararse era algo muy serio. Se lo había enseñado su padre. Se lo había mostrado su madre, emocionada, cuando le contó cómo se le declaró su propio padre. Todas las mujeres de su familia (tías, abuelas), le habían enseñado que para declararse a una persona, aparte de un ejercicio de valor, había que hacerlo bien. Porque, a fin de cuentas, ese iba a ser el primer recuerdo bonito de una relación.

Pero no podía pensar bien. Tenía a Sandeul, jodiéndole la vida, noqueándole, y sin saber muy bien qué hacer a continuación. Tenía que hacer algo, por supuesto. Pero no sabía el qué. Lo único que tenía claro era que no podía permitir que Sandeul se declarase a Shinwoo y mucho menos que consiguiera su objetivo.

Decidió darse una ducha, para despejarse, y no consiguió entrar de nuevo en su habitación, la misma que compartía con la persona que amaba secretamente. ¿Qué iba a decir? ¿Perdón? Seguía confuso y tampoco se veía capaz de explicar realmente lo que pasaba sin delatarse, así que se pasó toda la noche en el sofá, encogido y sin poder pegar ojo.

Si el día anterior había sido una pesadilla, el amanecer del nuevo día fue como si hubiera muerto y le hubieran plantado en las puertas del infierno. No quemaba y no había llamas, pero… casi. Desde que Sandeul gritó con energía un “Buenos días” y salió de su cuarto, se pegó como una lapa a su Hyung.

 ¿Esto son celos?

De alguna forma, tuvo que aguantarse para no ir a donde su compañero y partirle ahí mismo la cara. Sandeul con un moratón en la cara no era buena idea. Demasiadas preguntas por parte de la prensa y no podían permitirse un escándalo. Pero si consiguiera partirle esa estúpida cara…

 - Channie, ¿estás bien?

Jinyoung lleva un buen rato observando al maknae. Era algo así como su niño mimado y consentido y llevaba rarísimo en las últimas 24 horas. Por no hablar del inapropiado y casi surrealista comportamiento del pato. Como si estuviera participando en una apuesta a vida o muerte. En un principio pensó que Sandeul, cansado de las bromas diarias que tenía que aguantar por parte de CNU, había pasado al ataque en esa particular manera. Hasta que vio a Gongchan y sus instintos asesinos. Baro había comentado la noche anterior que si Gongchan seguía en esa actitud prefería mantenerse alejado de él porque: “Me va a contagiar su mal rollo, tío”.  Si el rollo ese de las auras era real, la de Gongchan era un manto negro y carmesí a partes iguales.

 - Sí  – A duras penas respondió, volviéndose a morder el labio, dejando sus dientes marcados.

 - ¿Qué problema tienes con Sandeul?  -Gongchan reaccionó y si aquella mirada hubiera matado, Jinyoung hubiera caído fulminado en el acto.

 - Vale. No es asunto mío. Lo he pillado – Levantó ambas manos, en son de paz y se levantó, ignorando el berrinche de Sandeul para con CNU para le diera su bol de cereales.

Baro acudió al rescate del muy agobiado Shinwoo que no sabía cómo deshacerse de Sandeul sin atacarle a su manera. La cuestión es que el día transcurrió de la siguiente manera: con un Jinyoung atónito ante el ridículo comportamiento de Sandeul; con un  Baro calladísimo y observando todo como si no pasara nada; con un Sandeul literalmente colgado de Shinwoo, empalagoso a más no poder y soltando frases con doble sentido a diestro y siniestro; con un Shinwoo agobiadísimo que no sabía a quién matar ese día; y con un Gongchan hipermegaceloso medioautolesionándose los puños con tal de contenerse de montar una escena con Sandeul delante de todo el mundo.

Estaba sintiendo puro pánico. Estaba tan nervioso que casi tira dos cámaras durante la sesión de fotos y había roto ya dos pares de palillos de comer.  Celos e ira. De verdad que quería matarlo. Matarlo de verdad. Así que, en el momento que tocó una sesión entre Baro, Shinwoo y Jinyoung, Gongchan aprovechó que nadie miraba para tirar de sandeul por el cuello y arrastrarlo a una habitación vacía.

 - ¡Pero qué…! - A Sandeul no le dio tiempo de preguntar porque vio cómo el puño de su compañero iba a hacia su cara. O debería haber ido, por finalmente acabó estampado contra la pared, a pocos milímetros de su oreja izquierda. Se quedó clavado, lívido y en silencio, porque nunca había visto a su amigo en ese estado de furia y descontrol. Y menos con aquella mirada que solo sugería odio.

 - Por favor… no lo hagas – Apenas logró articular Gongchan, con la voz rota del cansancio y de su propia furia.

 - ¿De qué hablas? –Sandeul logró reunir un poco de valor, para hablar. Susurró prácticamente, pero sin atreverse a moverse.

 - Shinwoo Hyung. Por favor – A duras penas logró recomponerse, ignorando el dolor de su puño, todo raspado. Estaba claro que no estaba siendo racional, pero no podía parar.

 - ¿Por qué estás tan… cabreado? –Por fin logró encontrar una palabra que se acercase al estado real que mostraba el maknae.

 - Porque no soporto esto, Hyung. Porque a mí también me gusta Shinwoo.

 Ya lo he soltado.

Sandeul parpadeó un par de veces, como si no acaba de creerse lo que acababa de confesar su compañero de banda, como si estuviese en una cámara oculta. Hasta que vio su expresión, derrotada, frustrada, triste, confusa, celosa…

 - Estás tratando de decirme…  que... ¿tú también estás enamorado de nuestro osito preferido?

 - Sí. Es lo que acabo de decir. Y lo siento mucho, pero no te voy a apoyar en esto.  

 - Y yo no te pienso dejar el camino libre… -Soltó Sandeul sin piedad.

 - ¿Por qué no vamos donde él y le decimos lo que pasa y que decida?

Se sintió ridículo diciéndolo. Se suponía que Shinwoo tendría que ser suyo o de nadie más… Pero, estúpidamente, tal vez porque le había venido a la mente la cara de decepción de su Hyung la noche anterior, y porque creía que su felicidad estaba encima de la suya propia, había sido lo suficientemente idiota como para lanzarle la propuesta.

 - Chansik… ¿Eres imbécil o qué?  ¡Hyung será mío y de nadie más! –Sandeul reaccionó, enfadadísimo, y se apartó de la pared, abandonando el pequeño agujero que había dejado Gongchan con su puño, prácticamente amenazándole con la mano en el cuello.

 - ¡Te estoy diciendo que no te voy a dejar! ¡Hyung, es mío! –El grito, desesperado, con manotazo incluido, asustó de nuevo al vocalista de B1A4.

 - Está bien… hagamos esto como dos personas adultas. Luchemos en una batalla justa por su corazón y el que lo consiga gana. Eres tú contra mí y yo contra ti. Y que gane el mejor…

 - ¿Estás sugiriendo que peleemos por Hyung como las abuelas en las rebajas?

 - ¡No, hombre no!  Estoy diciendo que yo no pienso ceder. Tú tampoco vas a hacerlo o al menos vas a intentar impedírmelo. Es ridículo. Peleamos los dos por él y que el que consiga el Sí, se lo queda y el otro se retira en justa rendición. No es tan complicado, Chansik.

Gongchan se quedó callado, reflexivo. No tenía ningún sentido para él la propuesta de Sandeul, pero tampoco lo veía mal. A fin de cuentas, alguien iba a perder. O a lo mejor perdían todos… Pero… No tenía nada de confianza en sí mismo. A diferencia de su contrincante, no tenía ninguna experiencia previa de intentar conquistar a nadie y la única vez que lo intentó fue un verdadero fiasco, así que… Pero tampoco podía dejarle vía libre…

 - Está bien. Acepto el desafío, Hyung.

 - Trato hecho –Sandeul sonrió y levantó la mano, para sellar el pacto. Gongchan la observó unos segundos antes de darle la mano.

 - ¡Anda! ¡Pero si ya se han amigado! –Baro entró alegre por la puerta, divertido, malinterpretando por completo la escena.

 - ¿Sí? Ya era hora –CNU les dio un par de palmadas en la espalda, contento. Claro, que no tenía ni idea de que el verdadero damnificado de ese “pacto” de amiguismo falso, era él. Cosa que descubriría horas después.

 - Menos mal. Así me gusta, chicos. No hay que dejarse llevar por el enfado… todo es solucionable en esta vida. Hablando se entiende la gente –Jinyoung, dio una palmada al aire, feliz de la vida, optimista como siempre, pero muy ignorante ante la tormenta que se avecinaba.

Sin embargo, la situación distaba mucho de ser pacífica. El día terminó en tablas.  Ninguno hizo movimiento alguno, esperando a coger fuerzas y establecer nuevas estrategias para el día siguiente. Sandeul logró dormir algo. Gongchan se pasó media noche de pie, mirando la cara durmiente de Shinwoo, intentando no ceder a la tentación de tocarle, asustado.

 - Espero que no me juzgues a partir de mañana, Hyung. Espero que me escojas a mí.

Shinwoo farfulló algo en sueños. Gongchan se acercó y le dio un suave beso en la frente.

- Escógeme a mí –Susurró.

Después se metió en su litera, aún con frío y mentalizándose que tenía que dormir algo.

Porque sabía que en cuanto amaneciese una guerra iba a comenzar.

Y no iba a perder.

Notas finales:

¿Sorprendidos? Porque el par de candidatos a ocupar el corazón del osito casi llegan a las manos D: *Kristy también se lleva las manos a la cabeza *

Pobre Gongchan *largo suspiro* Me da pena... A vosotros, ¿no?

Espero que os vaya gustado el rumbo del fic, así que os animo a comentar para contar vuestras impresiones :D, ya que estaré encantada de compartirlas con vosotros.

Mientras tanto... os espero la semana que viene (el viernes, recordad) con el siguiente capítulo que se titula: ¿Pero no se habían amigado este par? 

 


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