Treceavo bloqueo
“Por cada acción se genera una reacción.”
“No estoy sentado en aquella pequeña sala y tirado en el suelo para llamar la atención. No. Estoy sentado ahí, triste y solitario intentado trasmitir lo que siento. A veces, cuando mi voz se oculta en el fondo de mí ser y las palabras se traban en mi garganta produciendo un sonido de dolor, intento escapar de este mundo con el eterno silencio y trasmito por mis ojos llenos de sufrimiento, mi dolor. Cuando mi boca no se abre y mi mente no grita, entiendo, sin querer hacerlo, que hay cosas que puedo ver y disfrutar sin hablar.”
Suele hablar mucho, suele ser una radio que no se termina jamás, pero se detiene cuando debe de hacerlo. Cuando la ira le llena se sienta en el mismo rincón a observar el suelo. Se siente en el mismo lugar a buscar los recuerdos de la felicidad. Silencio. Para él el silencio es un arte como lograr hablar, es tan especial poder quedarse callado en un amanecer y observar como la luna desaparece y el cielo se colorea con calidez en pocos minutos; es una maravilla ver el mundo cambiar en completa soledad. Sin ruidos que distraigan de lo perfecto.
He pasado días sin hablar y logra descubrir su otro yo, el yo que sabe ver la vida de miles de dimensiones y que puede analizar hasta el rincón más minúsculo. Siempre ha sido una de esas personas que, sin querer ser y por cosas de la vida, logra callar todo lo que siente y cuando ya no puede, su cuerpo lo dice en un grito que parece salir de sus brazos, de sus ojos, y por último de sus pies. Tiende a sonreír, a correr, a saltar y a moverse mucho y aunque nadie le entienda, cuando lo hace es su manera de expresarse como mejor puede.
Cuando lee, prefiere leer en voz baja para poder insertarse en la historia. Se imagina el mundo y por un momento cree que vuela en su habitación que se torna al cosmos que observa. Cada línea que lee y que le llame la atención, la expresa con una mueca, rara, sí, pero una mueca que le dice lo que siente. Suele llorar con algunas cosas y los escritos son unos de los que le han visto entristecer como nunca. Silencio. Cuando tenía ansiedad guardaba silencio eterno y siente que su mente saldrá de su cuerpo y será un nuevo yo. Siente que sus pensamientos le van a estallar los oídos con la rapidez de su voz y, cuando ya cree poder hablar, su cuerpo comienza a salirse de su alma y no logra moverse; su mente se vuelve su todo.
A veces creo que mi cuerpo es una voz que grita lo que siento y cuando menos me lo espero… ya lo ha dicho todo.
A pesar de que fuera una vista distinta al panorama, aunque él mismo supiera que ambos son totalmente distintos y que por más que lo niegue; él ve las cosas de una forma que nadie podría comprender excepto él mismo. Su misma capacidad para razonar podría llevar a acabar con los sentimientos buenos de BaekHyun, por esa misma causa quería evitar sus ataques de sinceridad y explotar a la defensiva como una tortuga usando su caparazón, seguro habrían posibilidades de un adiós para su relación.
Dicen que somos lo que aprendemos. ¿Quién es él, entonces? Es un cúmulo de experiencias vividas, de todo aquello que lo ha marcado, pero también todo lo que ha pasado por su vida como una pequeña e imperceptible brisa de verano.
Se pregunta si quién lo mira ve quién es... Si se mira a los ojos delante del espejo, no se ve a él. Solo ve el reflejo de lo que quiere mostrar a la gente. Ve su ropa, que esconde sus complejos absurdos creados por la sociedad en vez de por él (lo sabe, no debería ser un motivo para tenerlos, pero a veces es inevitable), y también ve su sonrisa, esa sonrisa que nunca desaparece, que lucha contra su tristeza y la negatividad que le rodea intentando regalarse a cualquier persona que desee ser sonreída. Y sus ojos... esos ojos que quieren ver un mundo diferente de cómo es pero que jamás apartan la vista cuando ven una injusticia. Y también ve una nariz que busca el olor a lavando porque le recuerda a su casa, a su casa, el sitio donde los espejos saben más de lo que reflejan y no lo juzgan como hacen los espejos de otros sitios.
Todo el mundo quiere saber quién y cómo es, y la realidad es que siempre están cambiando, porque nunca dejan de aprender y enseñar, y todo aquello aprendido y enseñado, queda en el recuerdo de una sociedad en movimiento constante. Por lo tanto... fueron, son y serán, pero siempre diferentes.
Y si es cierto que son lo que aprenden... Él quiero aprender a ser feliz.
ChanYeol vivió lo que una persona jamás en su vida va a entender ni sabrá los límites que tuvo que correr para sobrellevar por la pena que sufrió cuando su familia, la razón de su felicidad fue destruida pedazo por pedazo, haciendo y deshaciendo así como viene y va. Fue un dolor absorto por el cual comenzó a sufrir trastornos, fobias y miles de enfermedades mentales que él creía que no estaban pasando… Pero a medida que fue aumentando la gravedad de las situaciones, cuándo comenzó a madurar, a crecer en distintas etapas y en darle a los demás lo que a él, cuando necesito, se lo arrebataron sin piedad.
Antes había acordado no tener una vida sociable con ningún individuo pero cuando sus maestros comenzaron a preocuparse por su estado de salud mental, compartieron la información con el psicólogo escolar y por esa razón él acabo conociendo a JongDae, un estudiante universitario de psicología que había aceptado hacer parte de la vida de ChanYeol y de convertirse en alguien tan cercano como lo fue alguien alguna vez. Él sintió soporte mediante los momentos que estuvieron los dos juntos, luego el número de amigos fue incrementando y la fobia que tenía se fue yendo poco a poco, paso por paso fue sobrellevando sus contrariedades.
Él quiere superar esa mala infancia, ese pensamiento que lo tiene un pie en el pasado y el otro en el futuro. Quiere ser feliz y no pensar las consecuencias de esa felicidad, no quiere ser tan pesimista que podría causar tormentas, destruir la flora que nace desde la tierra que para él es representado en su amor, su BaekHyun.
Es momento de dar vuelta a la página, seguir en la lucha de todos los días y aceptar esa ayuda que tanto le brida Baek, ese es su boleto a la felicidad… Punto.
Respiro una y otra vez, tosiendo, buscando oxígeno. “No recuerdo cuanto tiempo aguante el aliento” pensó. Tosió. ¿Ahora qué? ¿Debía de llamarlo? Tosió una vez más. KyungSoo lo resguardaría todo el tiempo que el pudiera necesitar pero tan solo necesito un momento para darse cuenta de su verdad y confrontarla como debió de haberlo hecho hace millones de meses.
Primer timbre, segundo timbre, tercer, timbre… ¿Por qué no me contesta?
Cuarto timbre, quinto timbre, sesto timbre… ¡BaekHyun contesta el puto teléfono!
Séptimo timbre, octavo timbre… No lo voy a perder, no puedo perderlo.