Octavo bloqueo.
“Cuando te arriesgas sacrificas todo lo que puedes perder, por lo mucho que puedes ganar.”
—Dejo de buscar en el suelo para mirar al cielo, en busca de una estrella, una que me enseñe el camino, pues mi alma ya no puede, por mucho que anhele, con las verdaderas mentiras, porque ya no soy tan pequeña, me he hecho grande, y al crecer lo aparte lo suficiente hasta que solo pudo cogerme de la mano, y ahí se quedó, porque yo no quise que se alejara más. Pero el cielo no da respuestas, te da estrellas, tantas como posibles caminos, así pues, quizá, debería parar de buscar y sencillamente avanzar, sino, no encontrare nada. Mejor soltarle la mano al miedo, y confiar en el azar.
BaekHyun –para entonces- aún no comprendía las razones por las que una persona que a él guío por fuera del abismo y lo alejo de tantas inseguridades, bueno ¿cómo puedo vivir aquella experiencia a la que él fue sometido? Creo especulaciones pero no hubo alguna que tuviera esa señal a él. No creía, no quería creer que él fue víctima de un hueco ciego que no le señalaba algo en específico. Silenciosamente agradeció a la oportunidad que se le presento cuando conoció a KyungSoo, de no ser por él nada hubiese sido igual.
—A veces, cuando lo que me rodea es demasiado feo, demasiado triste y gris, quiero huir, desaparecer. Esos momentos que hacen que te encojas y te abraces las rodillas mientras intentas seguir respirando, me echan. Cuando dejas de mirar al futuro por miedo a lo que va a pasar. Yo, a veces, necesito huir.
BaekHyun guardaba silencio, escuchando atentamente todo porque sencillamente no quería especular nada, solo quería entender la mente retorcida de su querido. ¿Qué más pedir que alguien que lo comprendiese como nadie en el mundo? ChanYeol era el tipo que cualquier –sea hombre o mujer- le gustaría tenerlo como suyo, atesorarlo porque regalos como él son pocos en el mundo entero.
—Pero no huyo, me encierro, viajo, a mis mundos. Donde con papel y tinta pueden surgir las más bellas razones para seguir. Me dan una nueva manera de mirar a mí alrededor, me quitan las lágrimas en mis peores momentos y me las dan cuando las necesito. Mundos aparte, con reglas distintas, donde está permitido sentir y vivir con pasión. Donde te haces amigo de tus compañeros, vives con ellos en sus mundos, ríes y lloras con ellos. Gritas de frustración, saltas de alegría, y dejas lágrimas en sus páginas al despedirte. Quizá, es solo así en mis mundos, por eso lo son, míos. Mis refugios. Donde el sol brilla más, las batallas se ganan con honor, y un hombre es capaz de morir por un amigo, donde la gente es más verdadera hecha con papel que en mi mundo.
ChanYeol admira por un breve tiempo el brillo que hay en los ojos del mayor y siente las ganas inmensas de abrazarlo, pero se contiene porque es tiempo de confesarlo todo, es ahora o nunca. La valentía que siente ahora no se podrá encontrar en ninguna otra ocasión porque él cuando siente las cosas, prefiere confesarlas en el momento preciso de otra manera acabara siendo un lío.
—Cuando era más pequeño y aun creía que las niñas besaban sapos para enamorarse de un bello príncipe que de ese cello saldría. Confiaba en las historias que me contaban mis padres y espere por mucho tiempo a alguien que me completase así como mi padre me hablaba miles de veces cuanto amo a mi madre. Un día, sin mi consentimiento, me arrebataron todo eso que tanto me lleno de felicidad… Un día mi vida llego a ser la misma mierda, pero jamás me rendí y jamás quise creerlo. No tiene idea de cuánto luche para conseguir volver a ser como antes y dejar la enorme tristeza que me abrumaba, el desespero de saber cómo había ocurrido. Descubrí, entonces, que debido al exceso de pago de mi padre por usar la delincuencia como medio de dinero fácil… Ese mismo día que estaba estudiando, mis padres fueron asesinados en la puerta de mi casa —Baekhyun bajo la cabeza— Para cuando estuve presente, todo parecía tan normal, nadie quiso decirme y siempre me evitaron. Cumplí mis dieciséis años y yo aún no comprendía absolutamente nada. ¿Cómo sobreviví? De lo que pudiera encontrar, finalmente mis estudios fueron acabados gracias a maestros porque mis amigos… Mis supuestos “amigos” acabaron por darme la espalda y señalarme como los demás. Se me hizo muy duro asimilar que en esta vida no se pueden encontrar seres a los cuales confiarles inmensidades de cosas, creer que porque te sonríen y ríen a tu lado se convierten en “amigos”. Me lamento una y otra vez por haberme dejado llevar por las circunstancias, por los buenos momentos y para cuando llegaron las tristezas, nadie estuvo conmigo.
—Y-yo…
—BaekHyun te cuento esto porque me siento lo suficientemente listo para abrirte las puertas de mi corazón y que entiendas cada acción que haga, porque lo que he aprendido hasta ahora es la dura etapa que unos pasan y que otros les falta por aprender. Yo madure a mis cortos catorce años y espero que con esto que te cuento, sepas abrir tus puertas a nuevas oportunidades. No desistas, si se me es permitido te ayudare hasta lo inalcanzable. Por favor no llores por mí…
—Y-yo lo siento tanto… —sollozo.
—Olvídalo. Ten presente que después de esto, no habrá muro que nos detenga.
—De acuerdo.
—Te quiero, Baek.
—Yo te quiero aún más, Yeollie.