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My Heart Will Go On por ArleKatsuragi

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Notas del fanfic:

Este es un pequeño one-shot songfic dedicado a una de las personas a las que considero muy especial a pesar de la distancia, Sara te mando un beso y un saludo desde aquí hasta Colombia! :* espero que te guste mi regalo y te deseo el mejor de los cumpleaños!

Notas del capitulo:

Espero y tambien lo disfruten cada uno de los lectores que les gusta esta pareja n.n la verdad no es mi fuerte escribir de este tipo, lo siento.

La canción es una de las mas reconocidas del mundo xD

¿Qué sucedería si te dijeran que te queda poco tiempo de vida?, lo más común es que llores, que pienses que es injusto, te deprimas y te arrepientas de todo lo que no pudiste hacer o lo que no podrás hacer de tus sueños, tus esperanzas se desvanecen y lo único que queda es esperar el día pactado.

 

Kazunari Takao, 16 años de edad, prácticamente 2 años y medio ha vivido en el hospital, es su hogar ahora y el lugar donde reside desde que le dijeron que tenía una enfermedad imposible de curar y que no habían demasiadas esperanzas de que pudiese sobrevivir otro año más, la cruda realidad que para sus Padres fue la cruz misma pero no iban a rendirse tan fácilmente, iban a salvar a su único hijo así tuviesen que traer al mejor medico del mundo aunque fuese imposible. Cuando le mencionaron esto a Takao ver el sufrimiento de las personas a su alrededor era una gran tortura más que la noticia misma para él por lo que a pesar de todo decidió sonreír y mantener esperanza de que sanaría, no iba a rendirse tan fácilmente ni tampoco hundirse en la depresión, y si era necesario iba a sonreír hasta su ultimo día y que sus padres entendieran que al menos lo que ha vivido ha sido muy feliz y todo gracias a ellos, claro que era triste saber que no podrías cumplir tus sueños o al menos planes triviales como enamorarse, jugar más bromas y cosas así ya que sentía su cuerpo cada vez más débil.

 

El quería salir, volver a cruzar los parques, comer un sin número de dulces y helados que tanto le encantaban, jugar con los niños ya que siempre se llevó bien con ellos, sentir la dulce brisa del viento fresco chocar contra su piel y correr a todo lo que podían sus piernas pero ya no recordaba cómo se sentía esa sensación de libertad, su padre le había prohibido salir de la habitación del hospital preocupado por su salud, lo entiende pero si iba a morir al menos quería disfrutar de sus últimos días haciendo lo que quiera ¿no?, recuerda que cuando se lo dijo a su madre esta se puso a llorar porque no quería escucharle hablar de “últimos días” y ese fue su peor castigo, ver el llanto de su madre y la amargura de su padre, así que por eso mismo decidió hacerles caso en lo que fuera que dijesen, esa reclusión llevó a días aburridos y grises, ya no había nada de especial en su vida y aunque su familia le visitase y tratara de animarle era siempre la misma rutina que lo cansaba y comenzaba a preguntarse de verdad si ¿moriría así?¿ese era su final?, no hizo nada de especial, no hizo nada de lo que quería y aunque siempre trató de no desanimarse esa vez fue imposible no hacerlo, todo era monótono y el dolor de su cuerpo era lo único que sentía hasta que lo vio cruzar por esa puerta, ese hombre que vestía con bata blanca y porte total de un doctor, su mirada chocó con la verde del contrario haciéndole sentir un millón de cosas en su interior, entonces lo supo…estaba enamorado de ese doctor, sonrió, una sonrisa verdadera que había desaparecido hace mucho.

 

Para buena suerte en su vida, lo cual sentía más que todo que era una ironía, él peli verde era el nuevo doctor que le venía a hacer los chequeos diarios y aunque fuese demasiado serio el sujeto podía hablar con él de una forma más amena que le hacía sentir nervioso pero a la vez muy dichoso, sintió su mundo volver a girar y su entorno dejar ese feo gris para convertirlo totalmente en un paisaje verdoso que lo hacía sentir de nuevo radiante y con las ganas de vivir solo por él.

 

Mientras más pasaban los días más podía conocer de él y el contrario comenzaba a agarrar más confianza también hasta el punto de llamarlo “idiota” en algunas ocasiones lo cual le hacía sentir más que feliz aunque sonase raro, era la primer persona que lo trataba tan naturalmente desde que le dijeron que iba a morir sino encontraban cura, lo que supo sobre ese doctor era que se llamaba Midorima Shintaro, tenía 22 años pero aun en su corta edad ya tenía la suficiente experiencia para ser reconocido como un genio milagroso, tenía una peculiar obsesión con el horóscopo y siempre llevaba un objeto raro todos los días, a decir verdad le hacía reír bastante, también aprendió que “Su Shin-chan era todo un tsundere”.

 

Pero Takao no era el único  que estaba experimentando todos estos sentimientos nuevos, Midorima también comenzaba a sentir algo particular por su pequeño paciente, no podía creerse que ese chico tan vivo y animado tuviese una enfermedad mortal, desde el primer día que le tocó atenderlo le mostró una maravillosa sonrisa, siempre hablando animadamente hasta por los codos y jugándole bromas hasta que lo regañara sin embargo…había algo que hacía no poder molestarse con él y por ello se decidió que no lo iba a dejarlo morir, el tenía que seguir sonriendo por siempre.

 

Todos los días era una rutina, a la misma hora ir a verlo, hacerle los mismos chequeos de siempre y aunque fuese cosa continua Takao sentía cada día era diferente y una experiencia nueva y maravillosa para él, todos los días le decía a Midorima que le amaba y mas cosas que ponían rojo al de lentes y aunque creyó que no era correspondido seguiría diciéndoselo hasta el final mas sin embargo en un solo día sucedieron miles de cosas y se dieron su primer beso en ese blanco y pulcro cuarto, no tenía tanto tiempo para perder pensó Midorima y tenía que disfrutar de ese chico que vino a ponerle su mundo de cabeza, no porque fuera a morir, porque él se juró que lo curaría sino porque quería estar verdaderamente con él y no solo como su médico. Ese día Kazunari Takao y Shintaro Midorima se hicieron novios.

 

("Canción") 

 

Cada noche, en mis sueños, 
Te veo, te siento. 
De esa manera sé que sigues. 

 

Cada Noche, en cada uno de sus sueños en lo único que pensaba era en su peli verde novio que lo había hecho tan feliz en ese poco tiempo, desde que lo vio recuperó la esperanza y la alegría que creyó perdida, cada toque al revisarlo lo hacía sentirse tímido pero también deseaba que esos toques en el futuro se convirtieran en algo más intimo que los dos pudiesen disfrutar y no solo un chequeo de trabajo, de esa manera se sintieron seguir poco a poco, nuevos sueños aparecieron y estos de verdad Takao quería hacerlos realidad.

 


Lejos, más allá de la distancia 
Y espacio entre nosotros, 
Has venido para mostrar que sigues.

 

 

Primero de octubre, el azabache lloraba en silencio, luego de su chequeo de siempre y de la visita de su novio tuvo que retirarse como de costumbre pero sin antes demostrarle su cariño en un beso en sus labios de una forma más apasionada, dedicándole una sonrisa luego el peli verde se retiró pero una vez fuera Takao comenzó a sentir un dolor agudo en su pecho cerca del corazón para retorcerse en la cama con suplicio y toser un poco notando como de este salía sangre, en ese momento pudo sentir en cuerpo y mente la distancia que comenzaba a formarse, ese día Takao no soñó lo que casi todos los días soñaba, él y Midorima caminando juntos de la mano por un hermoso parque lleno de flores, esta vez el se había quedado atrás y Midorima continuaba caminando, sus piernas no reaccionaban y solo podía ver a su Shin-chan alejarse viendo el abismo que los dividía.

 

-Shin-chan…lo siento, me quedo atrás…-

 

 

Cerca, lejos, dondequiera que estés, 
Creo que tu corazón aún sigue. 

 

 

Dos de Octubre, Midorima sabía que algo no andaba bien con su amante y eso le alarmó mucho pero sin demostrarlo, tomándole la temperatura y todo lo demás pudo notar cansancio en su faz

 

-¿Acaso no dormiste nada?-

 

-Lo siento Shin-chan, no pude- le dijo con una leve sonrisa la cual el peli verde notó que no era para nada característica de Takao y era obvio los pensamientos que cruzaban por su mente, acercándose más a él tomó de su mano y la estrujo contra su pecho

 

-Voy a encontrar la cura Takao, es una promesa, no voy a abandonarte, siempre voy a estar contigo sea donde sea y no dejaré que te alejes- le susurró y el más bajo se sorprendió ante eso

 

 


Una vez más, abriste la puerta 
Y estás aquí, en mi corazón. 
Y mi corazón seguirá y seguirá. 

 

 

Tres de Octubre, con lo que le dijo Midorima ayer podía sentirse más que feliz, el no lo iba a dejar solo y cuando no pudiese avanzar estaba seguro de que a diferencia de su sueño el peli verde no iba a darle la espalda y marcharse, iba a luchar junto a él lo mejor que puedan, su vida no estaba acabada, eso era lo que comenzaba a repetirse mentalmente, tenía una gran razón para continuar y es el amor que lo sostenía con su Shin-chan, su corazón seguirá y seguirá  latiendo con un impulso mas fuerte ya que en su corazón vive latente Midorima Shintaro.

 

 

El amor puede tocarnos una vez, 
Y durar toda una vida. 

 

 

Cuatro de Octubre, el de lentes miraba con detenimientos unos papeles donde se encontraban los resultados de los últimos estudios realizados a su azabache las cuales no traían buenas noticias, esto iba empeorando cada vez más y más, suspiró cansino echando su cabeza hacia atrás recostándose en el respaldar de su silla, ¿era imposible hallar la cura para esa enfermedad?, no…no debía ni siquiera preguntarlo, no iba a dejarlo morir, es la única persona que lo ha hecho verdaderamente feliz y que ha podido aguantar su carácter con una sonrisa y mirar con interés su pasatiempo de los horóscopos sin llegar a juzgarlo, Takao sería su primer y único amor de verdad.

 

 


Y nunca cesar hasta que ya no estemos. 
El amor era cuando te amaba, 
Una verdadera oportunidad para guardar. 
En mi vida, siempre seguiremos.

 

 

Cinco de Octubre, médicos iban y venían entrando con urgencia en la habitación de Kazunari, Midorima al notarlo se llevó una gran sorpresa, con desespero se apresuró viendo al doctor en jefe, su jefe, allí, preguntándole lo que sucedía temiendo lo peor, el doctor palmeó en su hombro al peli verde negando con la cabeza

 

-Deberías irte despidiendo ya del pobre muchachito Shintaro-kun- fue lo único que le dijo y el de lentes quedó en estado de shock, a paso lento comenzó a caminar hasta la cama de Takao notándolo con las intravenosas que le suministraba unos medicamentos, medicamentos que hace mucho ya los doctores dejaron de creer que servirían de algo en su estado, acercándose a él apartó unos mechones de su cabeza notándolo dormir con oxigeno puesto en sus fosas nasales para que pudiese respirar mas tranquilo, acercando una silla se sentó a su lado y veló su sueño toda la noche hasta verlo abrir sus ojos de nuevo lentamente.

 

 

Cerca, lejos, dondequiera que estés, 
Creo que tu corazón aún sigue. 

 

 

Seis de Octubre.

-¿S-Shin-chan?...-

-Takao no hables, descansa-

-No Shin-chan, déjame hablar esta vez- le dijo con una leve sonrisa tomando como pudo su mano y entrelazarlas –Shin-chan, me quedo atrás cada vez más y más, te amo mucho Shin-chan, por eso creo que no es justo que tú te retrases por mi culpa, yo quiero verte feliz, eres una persona única y maravillosa, cuando muera quiero que puedas encontrar a una persona que pueda ver en ti lo que yo vi, solo sé paciente y de favor te pido, Shin-chan, que seas feliz…prométemelo- por esta vez, por esta única vez el de lentes se permitió sacar lo que llevaba dentro y llorar aferrando con fuerza la mano de Takao, ¿esto era una despedida?, no, no lo aceptaba.

-Idiota, yo ya soy feliz, no dejes que tu corazón deje de latir y yo de favor, no, como una orden te digo que no te vayas a un lugar donde no pueda alcanzarte, Takao…-

 

 



Una vez más, abriste la puerta 
Y estás aquí, en mi corazón. 
Y mi corazón seguirá y seguirá.

 

 

Siete de Octubre.

Mensaje de Texto: Shintaro, estoy en Japón, recibí tus cartas con suerte hace no mucho y arreglé el primer viaje que pude, hablemos…

Seijuuro, Akashi.

Un atisbo de esperanza se reflejó en los ojos de Midorima, rápidamente se paró de la silla y beso la frente de Takao susurrándole un “resiste, no mueras” para salir y encomendarlo a sus padres por mientras el salía, las papás de Takao sabían de su relación, estuvieron completamente de  acuerdos al ver a su hijo así de feliz y se juró que protegería su sonrisa, le costó tanto abrir esa puerta de esperanza y no iba a dejarla cerrar tan fácilmente, el corazón de Takao iba a seguir y a seguir latiendo para él así como el suyo late solo por él, Takao.

 

 

Estás aquí, no hay nada que temer. 
Y sé que mi corazón seguirá. 

 

Ocho de Octubre, Takao miraba confundido todo, lo trasladaban a una nueva habitación y no sabía para que, quería ver a su Shin-chan pero sentía su cuerpo sumamente pesado incapaz de moverse, todo ocurrió de un momento a otro, ni siquiera sus padres pudieron explicarle la situación, su madre lloraba a mares entonces eso quería decir que ya había llegado la hora, se sentía cansado y en cualquier momento podría cerrar sus ojos para descansar pero no quería, quería aunque sea por última vez ver la cara de Shin-chan y sonreírle como siempre, pudo notar la habitación a la cual le llevaron, parecía de operaciones lo cual le extrañó, notó un montón de médicos y enfermeras a su alrededor viendo a uno que jamás había visto desde que estaba ahí, un pelirrojo pero toda su atención fue acaparada al ver al peli verde a la par de él ahora

 

-¿shin…chan…?-

 

-Takao, voy a cumplir mi promesa, te lo juro-

 

-¿Qué está pasando?-le hablaba débil pero de verdad quería saberlo

 

-No tengas miedo-

 

-No tengo miedo, porqué Shin-chan está a mi lado- le dijo con la mejor sonrisa que pudo poner para luego caer desmayado por la anestesia, Midorima apretó su puño, ahora más que nunca debía estar concentrado, un leve fallo y toda esperanza se caerá por un precipicio sin retorno.

 

Dando una indicación a todos, Akashi Seijuuro comenzó con la operación 50 a 50 de excito o fracaso, pero estaba más que seguro que no iba a dejar que la persona más amada por su mejor amigo desde que tenía memoria muera.

 

 

Permaneceremos así para siempre. 
Estás seguro en mi corazón. 
Y mi corazón seguirá y seguirá.

 

 

Nueve de Octubre.

 

-¿Cómo te sientes?- le preguntó calmo al ver sus ojos abrirse lentamente y mirarle sin decir palabra alguna

 

-Como si un camión con todo y camionero me haya pasado encima-le dijo tratando de bromear pero aún sintiendo leve los efectos de la anestesia -¿Qué me hicieron?, no recuerdo nada-

 

Midorima sonrió dándole gracias a Dios por volver a escuchar su voz y ver esos magníficos y especiales ojos acercándose a sus labios para rozarlos en un dulce beso volviendo a tomar su mano y entrelazarla con la suya.

 

-Bienvenido-

 

-¿Shin-chan? Yo…-

 

-Te amo Takao, dije que cumpliría mi promesa, gracias por esperarme-

 

-S-Shin-chan…¿permaneceremos siempre juntos?-

 

-Estarás seguro en mi corazón siempre Takao-

 

-Gracias Shin-chan- lagrimas cristalinas comenzaron a brotar de sus dulces ojos –gracias, gracias, gracias por nunca abandonarme ni perder las esperanzas, mi corazón seguirá y seguirá latiendo siempre por ti-

 

Y como si de  una promesa eterna se tratara ambos cerraron sus ojos para brindarse un cálido beso lleno de amor y ternura sellando así un futuro lleno de dificultades que podrán con seguridad superarlo todo con el coraje y afecto de su primer y único amor para el resto de la eternidad.

 

¿Quién dice que el amor no lo supera todo? El amor superará  inclusive hasta la muerte si es puro, único y verdadero.

 

 

FIN

Notas finales:

No podía matar a Takao Q.Q

♥El MidoTaka es Universal♥


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