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La recompensa de un pequeño favor. por Dan_WR

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Notas del capitulo:

Ya saben que no es plagio.

No lo lean por obligación, disfrutenlo como quieran si quiere un omake...subo un omake...de cualquier fic que tengo hasta ahora.

 

¡Disfruten~!

 

 

 

En la mansión Varia, nuestros queridos asesinos independientes de los Vongola, era todo tranquilo, si no tomamos en cuenta; los gritos de un furioso Squalo en dirección a un Xanxus sin dirigirle ni una sola mirada, pero eso sí, apuntándole a la cabeza con sus armas. Lussuria en la cocina viendo una de sus telenovelas y siempre gritando lo mucho que le gustaría que a el también le sucediesen cosas así, Levi en su estado de perrito faldero en celo. Por otro lado nuestro querido príncipe asesino riendo sádicamente y el más tranquilo de todos, Fran, el cual se encontraba frente a su Senpai sádico sin saber que hacer  además de sacarse los cuchillos que el Guardián de la Tormenta le arroja tan seguido. Un día muy normal en la mansión Varia, excepto por…

 

 

–Bel-Senpai ~ ¿Podría dejar de arrojarme cuchillos? Es incómodo –nuestra ranita le dirijo una mirada de indiferencia a su Senpai, su tono monótono no se hacía de rogar.

 

–Ushishishi, no será posible ranucha. El príncipe no hará caso a una simple orden de un plebeyo como tú –sin más, siguió lanzándole cuchillos mientras el ilusionista se los quitaba de la espalda, doblándolos con su significativo “Cosa estúpida”  y tirándolos al suelo.

 

–No es más que un idiota con complejo de príncipe –su voz monótona no se inmuto al recibir más cuchillos, un poco más fuerte por su comentario anterior. Su expresión aún era indiferente.

 

 

Joder ¿Es que no es capaz de hacer algo la ranucha?

 

 

–Ten más respeto ranucha. Hoy estoy de humor, asique no te matare. Ushishishi –miro de reojo a su Kouhai el cual seguía con su expresión inexpresiva como de costumbre.

 

Hoye es 22 de Diciembre. Si señores y señoras, el cumpleaños del rubio asesino. El Guardián de la Tormenta de Varia se hacía más viejo y con eso, Fran tenía la tentación de molestar más al príncipe caído.

 

 

–No es más que un príncipe caído sin nada –hablo sin siquiera saber que el príncipe ya no soportaba sus burlas. Aunque sus ojos no estuviesen visibles, se podía notar que estaba realmente furioso con su Kouhai ¿Cómo era posible que con solo sus estúpidos comentarios y sin ningún arrepentimiento fuese capaz de insultar a alguien de la realeza? Simplemente inconcebible.

 

–Maldito… –ambos fueron interrumpidos por Mama-Luss entrando en la sala, los dos guardianes lo voltearon a ver.

 

Los gritos de Squalo no cesaban, se podría asegurar que se escuchaban hasta Japón.

 

– ¡Bel-chan!~ Feliz cumpleaños –comentaba un emocionado Lussuria moviéndose de un lado para otro tirando corazones en su pequeño baile. Fran al escuchar a Mama-Luss no pudo contenerse más.

 

–Ohh Senpai~ Además de un príncipe fallido se está haciendo más viejo. Lo felicito~.

 

El ambiente estaba realmente tenso. Lussuria salió disimuladamente de allí, aun le quedaban telenovelas por ver y no quería morir en las manos de Bel ahora. Por su lado, esta vez Bel miraba tan enojado a su Kouhai que ninguno se atrevía a decir algo, pero Fran al ser tan inocente, comenzó a romper el silencio que los rodeaba. Los gritos de Squalo ya habían comenzado a desvanecerse seguido de un fuerte portazo en el segundo piso. Fran  guio sus ojos perlas a la ventana viendo el paisaje tranquilo, miraba de reojo a su Senpai que no hacía nada y sus mirada se iba para arriba, extrañado de que los gritos se detuvieran tan abruptamente.

 

–Oh~ Parece que al estúpido capitán de pelo largo lo fueron a violar duro contra el muro y lento contra el pavimento ~ –es un niño inocente.

 

Inocente mis…

 

Los ojos esmeraldas del peli verde con sombrero de rana, cambiaron de rumbo hasta llegar a su Senpai, el cual, lo miraba atentamente en silencio. Si ya de por si la situación era en una forma extraña “mala” esto era peor.

 

Los subordinados de Varia por alguna y extraña razón no se encontraban, así que solo los guardianes sufrían ahora, bueno, los más normales. Aunque aceptémoslo, nadie que esté vinculado con los Vongola son normales, desde un extraño chico ilusionista con peinado de piña, hasta un ilusionista con sombrero de rana puesto en su cabeza por orden de un Príncipe de un país no identificado que asesino a toda su familia. Tan normales ellos…

 

Fran no era el tipo de chico que expresaba emociones, más bien, era un chico que no se expresaba muy seguido cuando estaba rodeado de gente desconocida para él, su única diversión era sacar de quicio a todos en especial a cierto Príncipe caído un tanto -Muy- sádico.

 

¿El motivo? Simple.

 

Hace unos cuantos meses atrás le comenzó a inquietar y molestar algo en lo que tenía que ver su Senpai. Acepta que jamás un estúpido sentimiento lo había inquietado de sobremanera anteriormente, todo por culpa del Guardián de la Tormenta de Varia. Pero claro, nunca aceptaría ante nadie que el…

 

El mismísimo Fran, el inexpresivo peli verde de Varia, con voz monótona burlándose de todo aquel que este a su alrededor, el aprendiz del mismísimo chico con peinado de piñ…digo, el aprendiz del gran Rokudo Mukuro, uno de los ilusionista capaz de engañar al Vindice, enamorado…de su Senpai.

 

Esto era una jodida broma.

 

Pero Bel por su parte no era el mejor.

 

–Ushishishi –sonrió el hacia su Kouhai, todo se tornaba de un modo extraño y de una u otra manera, el ilusionista no quería ser parte de esto, ni pensarlo, no sería manipulado por las ordenes de su estúpido Senpai–. El plebeyo no debe saber de lo que hacen los demás. Además ¿Cómo es que el estúpido Froggy sabe de esas cosas? –Su voz y sonrisa cambiaron, su tono se elevó a una más de curiosidad que a uno de reproche. La rana aún era un niño…

 

Si claro… Y Squalo era virgen.

 

–Todas esas cosas las aprendí de usted, Bel-Senpai~  Es un tanto extraño saber lo que hace cuando estamos de misión. Pero aun así lo se… –de sus labios se escapó un suspiro cansado, aun así no lo demostraba–. Tampoco soy un crio, príncipe fallido haga el favor de entenderlo….

 

 

Mostrar sentimientos y expresiones eran de débiles, el no será undebilucho. No sería alguien que mostrara su debilidad a los mundanos con tanta facilidad, es más satisfactorio que los demás mostraran expresiones  de miedo y dolor cuando estaba enfrente deél.

 

Lo sádico es contagio.

 

 

 

 

Nuestra ranita salió de la mansión Varia a dar un pequeño paseo por la noche, al parecer el estúpido capitán de pelo largo y el Boss sostenían una intensa “conversación” en la habitación del jefe, y que intensa estaba. Gemidos y gruñidos provenían de aquella habitación, y ninguno se atrevía a callarlos, eran demasiado jóvenes para morir ahora, incluso Levi se tragó su orgullo de perro faldero para no interrumpir. Además de los habituales gritos de Squalo, los gemidos se podían escuchar hasta Japón, así de intensa la conversación entre un Jefe y su Guardián.

 

Aunque en la mansión Vongola la situación no era tan diferente, solo por una pequeña cosa, el Guardián de la Niebla de la Décima Generación era quien conversaba con su Jefe.

 

Fran se encontraba varado a mitad del bosque, mientras las estrellas hacían su aparición en el cielo nocturno, el viento le agitaba su ropa junto al molesto sombrero de rana. Horas anteriores se deshizo del uniforme de Varia, algo que lo relajo, colocándose ropa normal. Una de las ventajas de estos últimos días fue que no tenían ninguna misión, algo aburrido al no estar haciendo nada pero a la vez relajante. El día ya comenzó difícil y la tranquilidad se esfumo en el momento en el que anunciaron el cumpleaños de su Senpai, el cumplía 27 años, algo que posiblemente se le haya avisado con anterioridad, solo que no se acordó. Llevaba un Jersey negro un poco largo al igual que sus pantalones, sus zapatillas negras. En otras palabras, todo en él era negro, exceptuando su nívea piel y sus cabellos verdosos.

 

–Kufufufu…Hola Flan –una voz profunda se hizo presente desde la espalda de Fran. A su vez el llamado despegaba su intensa mirada del cielo nocturno, rotando su cuerpo sobre si se encontró con un par de ojos llamativos de noche, no hacía falta determinar la mirada en la penumbra ya que conocía al portador de aquella voz.

 

– ¡Yo! Shisho… ~ –su voz monótona no cambio en lo absoluto, ni siquiera se inmuto por la visita de su maestro, pero algo era seguro. Algo saldría mal–. Supongo que es el real chico con pelo de piña.

 

El aludido se acercaba lentamente a su estudiante, clavándole su tridente en esa estupida capucha de rana que no era capaz de quitársela. Como en los viejos tiempos. El ilusionista no se sorprendió por la acción de su Maestro, ya era costumbre.

 

–Shisho eso duele, por favor deténgase. ~ –nada. Ningún cambio en su rostro ¿Tan difícil era sacarle una expresión? –. ¿Qué quiere, Shisho? Pensé que estaría con el Décimo Vongola.

 

Hace un buen tiempo el Décimo Vongola y el ilusionista con peinado de piña tenían una seria relación, casi todos lo sabían…

 

El Guardián de la Nube que, constantemente se encontraba peleando contra el jefe de la Famiglia Cavallone. Sacándole el tridente de la cabeza y poniéndolo de vuelta en el suelo se dispuso a hablar.

 

–El ex–arcobaleno lo mantiene ocupado con el trabajo –sus labios se curvan en una sonrisa un tanto ¿Maligna? El solo pensar en el castaño…

 

– ¿Entonces…?

 

–Nada en particular. No me gustan las deudas. Le debo un pequeño favor al Guardián de la Tormenta de Varia. Eso es todo.

 

La sonrisa de la piña se ensancho más, el solo pensar que ya no tendrá que deberle algo a alguien más le hacía feliz, pero no lo demostraba como un maniaco.

 

– ¿Qué clase de favor? –quiso saber el menor ante la sonrisa que surco la cara de su Maestro. Su curiosidad iba en aumento y no era bueno en él. El autocontrol es lo primero.

 

–Es solo un pequeño favor…

 

La distancia entre ellos se acorto. Fran no vio venir que el arma de su respectivo Maestro golpeo fuertemente su cabeza, haciendo que el ilusionista con marcas bajo sus ojos cayera inconsciente al suelo, gracias al contacto del frio metal y el golpe duro al suelo, no despertaría en un rato. Lo cual estaría al beneficio de Mukuro. Lo último que se escuchó de ellos fue la risa de Mukuro antes de desaparecer entre la niebla.

 

 

 

Un rubio dormía tranquilamente en su cama, con la oscuridad y soledad de las mejores compañeras de cuarto, cambiando de posición por décima tercera vez.

 

De acuerdo,  no conseguía dormir, su sueño le jugaba en contra al igual que su imaginación. Le hacía muy mal no ir de misión en los últimos días y el no poder dormir era una de las consecuencias que sufría nuestro Belphegor, en especial la gran violación de…digo, la gran conversación entre Squalo y Xanxus, algo no muy agradable de escuchar. El lado positivo era que Lussuria no  contribuyo e insistió en su cumpleaños, mientras Levi estaba hecho bolita en su propia habitación, como todo un macho pecho peludo que se respeta.

 

En su estúpido sueño, el Froggy era el protagonista de este, al igual que el rubio, pero no negaba (ni aceptaba, ya que, Un príncipe no acepta cosas agradables como esas…si claro) que en cierto modo, le gusto. Lo doloroso y a la vez frustrante, eran los problemas que tenía que resolver por el mismo.

 

Desde que el ilusionista entro en Varia como Guardián de la Niebla, el príncipe se intrigaba por su comportamiento, sintiendo algo de otro nivel –Desconocido para el- hacia el peli verde, no sabía que era exactamente lo que sentía sobre la rana estúpida. Y eso le comenzaba a molestar más de lo debido.

 

Joder. Es realmente fastidioso no saber el sentimiento que sientes en un determinado momento y hacia qué persona. Y dado como era el genio del príncipe, sus víctimas sufrían más de la cuenta, gracias a la ira reprimida en el mismo.

 

 

Pov  Belphegor.

 

 

 

La oscuridad, mi mejor compañía en la noche, gobernaba la mitad de mi propia habitación, el crepúsculo bañaba al cielo con su resplandor nocturno, dejando todo en un completo silencio. La luz de la luna iluminaba un poco el camino a mi cama (Y más que ella iluminaba la cama) para no tropezar con nada del desorden de esta.

 

Cansado. La mejor palabra para describirme en este momento. La estúpida rana convertía todas las misiones más difíciles, y peor eran los momentos en los cuales no salía de mi mente ni por un maldito segundo. Un plebeyo era el dueño de los pensamientos de un príncipe.

 

–Ushishishi… estúpido plebeyo –ensancho su sonrisa un poco más ante la idea de clavarle cuchillos en su espalda, pero también estaban dos deseos en mi mente además de ese:

 

Ver su sangre.

 

Jamás había visto al Froggy sangrar y la verdad, quería ver su sangre hasta tal punto de, querer probarla.

 

Ver más expresiones de él.

 

Además de su rostro inexpresivo y voz monótona, no cabía ninguna expresión en su rostro.

 

Algo un tanto imposible.

 

Pero, para un Príncipe de la realeza la palabra “Imposible” no existe en su mente.

 

Un plebeyo peli verde se encontraba esposado de las manos en las barandas de la cama, inconsciente con solo un jersey cubriéndole lo necesario de su cuerpo, sin el sombreo de rana en su cabeza, dejándome ver mejor su extraño pelo verde, ambas piernas al aire, luciendo su blanca y suave piel, respiraba tranquilamente sin darse cuenta en la situación en la cual se encontraba.

 

 

– ¿Pero qué…? –lo único que salió de mi boca al verle de ese modo; tan inocente durmiendo , esposado de manos, las cuales se encontraban juntos sobre su cabeza, el jersey de color negro, piel demasiado blanca como la nieve, se ve demasiado apetecible… tan violable. ¿Su piel seta tan suave y tersa como se ve? Tal vez podría…

 

Mis piernas actúan por si solas tomando dirección hacia la posición del inconsciente pero apetitable Froggy. Su cabeza se comienza a ladear, agita sus delgadas y largas piernas. Sus parpados se abren, el sueño aun rodeándole por sus ojos esmeraldas.

 

– ¿Are? Senpai… siempre supe que violaba a sus estudiantes… –su voz monótona no cambiaba, las comisuras de sus labios se extendieron, curvándose en una sonrisa burlona–. Nee Senpai… no le tengo un regalo… y no tengo idea de cómo llegue, tampoco sé cómo liberarme. Me libera ¿Por favor? –su voz cambia una demasiado diferente, un tono inocente. Algo excitante de ver en el Froggy.

 

¿Cómo es posible de que un simple plebeyo le haga este tipo de cosas a un príncipe?

 

–Ushishishi ¿Y si no quiero ranucha? –me subo lentamente a la cama, posicionándome en cuatro sobre él, ambas manos al lado de su cabeza.

 

–Ah. ~ –suspira cerrando ambas ojos–. Entonces tengamos una “conversación” al igual que el capitán y el Jefe ¿Qué dices, Bel? –el par de ojos esmeraldas se tornan oscuros–. Considéralo como tu regalo de cumpleaños. Te hare caso en todo lo que diga… Bel-sama –trago duro.

 

– ¿Desde cuándo el plebeyo le dice que hacer a un príncipe? Ushishishi.

 

–Desde que el príncipe babea por el plebeyo. Bel-sama. ~ Le traería una cubeta para su baba real, pero dada las circunstancias en la que nos encontramos, a no ser de que me desate… lo cual no hará. Ya que ambos sabemos lo que realmente quieres hacer conmigo Bel.

 

Así que tenerlo de esta manera en mi cama, era imposible controlarse. Nunca me imaginé a mi querido Kouhai de ese modo…hablándome de una forma seductora y provocativa, provocándome con su propio cuerpo. Para ser sincero, aun no me lo imaginaba así, es más, una vez lo imagine con traje de maid, con orejas y cola de gato a juego y dirigiéndose a mi como “Joven amo” algo demasiado excitante, y tampoco rechazaría esta opción.

 

Todo comenzó a desvanecerse, la oscuridad avanzo rápidamente hasta cubrir el cuerpo del Froggy como una manta, para llevárselo a la oscuridad.

 

 

Fin Pov Belphegor.

 

 

 

Una pequeña y extraña sensación lo despierta de su profundo sueño, por instinto asesino agarra unos cuantos cuchillos, dirigiendo su mirada a todos los rincones de su habitación. Si no mal recordaba antes de quedarse dormido abrió la ventana para sentir mejor el frio de la noche, haciendo que unos pequeños rayos de luz entren por ella. Suspira agotado.

 

Todo fue solo un jodido sueño excitante. Si tan solo los sueños se hicieran realidad…

 

Junta ambas piernas para posicionarlas en el suelo y levantarse. Camina hacia su gran ventana, ya acostumbrado al desorden de su cuarto, es capaz de evitar todo, excepto por un pequeño y nuevo obstáculo.

 

Al toparse con una caja de tamaño mediano –De un 1, 60 cm de largo y 70 cm de ancho. – extrañado, se dirige al interruptor de la luz, mostrando la caja verde, con una pequeña tarjeta de color azul sobre ella.

 

“Te devuelvo el pequeño favor que me hiciste anteriormente, ahora estamos a mano”

 

¿Favor? ¿Qué pequeño favor exactamente?

 

Lo único que recuerda era que le hecho una mano al Guardián de la Niebla de la décima generación Vongola, que trataba de…

 

Capto el mensaje.

 

Lo que contenía la pequeña caja estaba su recompensaba por ese pesado trabajo de la anterior vez. Poso ambas manos en el inicio de la caja, coge uno de sus cuchillos y lo aprieta levemente, haciendo un pequeño agujero en ella para no dañar el contenido.

 

Un sexy e inconsciente Froggy, con cadenas rodeando su cuerpo aun adormilado, su cabeza ladeada hacia el lado derecho, en posición fetal, el sombrero de rana no estaba sobre su cabeza, más bien, estaba al rincón de la caja aplastado.

 

Vuelve a ver la nota en sus manos.

 

“PD: Deja de obligarle a usar ese estúpido gorro de rana, es realmente molesto. Y no, no es una ilusión así que disfruta de tu regalo de cumpleaños”

 

No era una ilusión y tampoco un sueño. Fran se encontraba a su completa disposición y solo el príncipe obtendría las expresiones que ocultaba el Froggy solo para él, y sabía de qué forma hacerlo. Después de todo Fran aun le debe un regalo ¿No?

 

Así que… ¿Qué mejor manera de darle expresiones solo para el príncipe? Es un trato justo.

 

La rana comenzó a moverse, la posición fetal en la que estaba era incomoda y no soportaría estar durmiendo demasiado tiempo de ese modo. Sus ojos verdosos se fijaron en donde estaba, lo primero que sintió en su cuerpo fueron unos fríos metales que apresaban su cuerpo, sin darle posibilidades de moverse con su amada libertad, levanto su vista para ver mejor. En un punto dado, se encontró con la penetrante mirada de su Senpai. Le sostuvo la mirada durante unos segundos, esto era completamente raro. A la próxima que fijara su vista en su Maestro, pagaría por esto si él era el culpable.

 

–Ushishishi… ¿Froggy? –su sonrisa se extendió, la idea ya estaba en su mente y claro que la disfrutaría. Y tal vez, varias cosas salieran a la luz esta noche.

 

–Senpai… ¿Dónde estoy?

 

–En una caja, rana estúpida.

 

A la próxima concentraba mejor sus preguntas. Suspiro–.  ¿Y afuera de la caja Bel-Senpai? ~

 

–Ushishishi. En mi habitación.

 

 

Su cuerpo se movía de una forma brusca para devolverle la libertad a su cuerpo, logro correrlas un poco, pero nada más. En el interior, la escena de ahora era vergonzosa pero no lo demostraba, a su mente le hacía pensar cosas no muy sanas para personas sensibles. Por su lado, Bel veía los intentos fallidos de la rana para poder liberarse, sin mucho éxito claro. El Príncipe en un intento de ser una buena persona, corto un largo de la caja, para acercarse más a su Froggy y cargarlo al estilo nupcial en sus brazos para depositarlo con delicadeza en su cama.

 

Fran, sorprendido por la acciones de su Senpai trata de revertir la situación y poder salir de ahí la vergüenza lo carcomía por dentro y no era capaz de tener ese tipo de sentimientos. Belphegor se acercó rápidamente al interruptor de la luz para apagarla y cerrar la puerta con protección, quien se atreviera a interrumpir lo que estaba a punto de hacer seria asesinado sin ninguna piedad. Subió sobre su Kouhai, quedando en cuatro, acomodo su pierna entre las piernas de un Fran con un leve sonrojo. Bel queda a solo centímetros del rostro de su Froggy, sus respiraciones colapsaban entre sí, ambos comenzaban a perder el control sobre sus cuerpos y el placer, deseo y pasión tomaba el control de ese estúpido control. Al menos a Fran le quedaba algo de cordura en su cabeza.

 

–Senpai… suélteme. Esto se puede malinterpret…

 

Un apasionado beso callo las palabras de Fran. Menos palabras, más acción.

 

La lengua de Bel se aventuraba en la boca de la rana al haberle mordido un poco el labio. El beso en sí, era apasionado pero el Froggy aún no reaccionaba. Esto debía ser un sueño o una ilusión de su Maestro, si tal vez era eso. Pero la pasión se sentía muy real.

 

–Sen… pai… por favor… –hablar entre besos y no caer en la tentación era difícil, y Fran estaba empezando a ceder. Acepto el beso del mayor al salir de su shock y Bel se sorprendió, aun así no se quedó atrás y siguió saboreando la cavidad bucal de su sonrojado Froggy. El sabor era dulce y exquisito que se quedó con ganas de más, pero los pulmones pedían aire y no se les podía negar. Las respiraciones de ambos eran frenéticas y no eran capaces de articular palabra alguna–. Deten…gase.

 

–No quiero, Fran –aunque los ojos del príncipe no estaban visibles, se tornaban oscuros cada segundo que pasaba, cegados por el placer. Belphegor lentamente  desencadenaba a su Kouhai, liberándolo de la cadera para arriba. Fran aun quería salir de esa situación pero, su cuerpo y algo más le decía que se quedara, que su Senpai saciara sus deseos. A los dos le beneficiarían, pero ¿Qué más saldrá de esto?

 

El jersey negro ya no estaba cubriendo el torso de Fran, su nueva ubicación era el suelo de la habitación, mientras el torso del peli verde era tratado por el príncipe. Bel comenzó a aventurarse por el pecho de su Kouhai. De hecho, su duda anterior ya se había respondido por sí misma, su piel era tan suave como se veía a simple vista, a la vez tenía un sabor único. Mordió con un poco de fuerza el cuello de Fran, ganándose un quejido por parte de él.

 

–Eso duele, príncipe caído…

 

–Cállate. Es mi marca, si la intentas curar, te castigare –siguió mordiendo el cuello. Fran trataba de no dejar salir a la luz expresiones, mordiéndose su propio labio. Belphegor bajo hasta llegar a los pezones del menos, disfruto el suave sabor de esos botones razones que delataban la piel de la rana, una de las manos del príncipe se posiciono en el pantalón de su menor. Desearía poder quitárselos y profanar el cuerpo del menor y proclamarlo como propiedad del príncipe, pero todo a su tiempo.

 

Volvió a subir hasta toparse con la boca de Fran y volver a besarlo con pasión, este le siguió el ritmo a su Senpai, ya no lograba obtener el autocontrol del principio, se rindió ante las caricias de Senpai y le seguiría su juego.

 

–Oye, Fran. Tu deberías de darle placer al príncipe no al revés.

 

 

En un rápido movimiento Fran esta sobre el pecho del príncipe, mientras el otro individuo se encontraba apoyado con las manos en la cama, observando expectante lo que estaba a punto de hacer el menor. Comenzó por quitarle su camisa y dejar su torso al desnudo.

 

Cegado por el deseo se acerca a los labios del mayor, devolviéndole el beso anterior al mayor con la misma pasión que antes. Lo había subestimado demasiado, el Froggy besaba jodidamente bien y vaya que ambos lo disfrutaban.

 

El menor descendía de a poco por el pecho del mayor, dejando un rastro de saliva como evidencia de que en realidad estaba colaborando. Llego hasta el inicio del pantalón, sin más preámbulos los desabrocho con sus manos. Su rostro volvió hasta quedar al lado de Belphegor, mientras ambas manos acariciaban la palpable y dolorosa erección del príncipe y su boca se encargaba de mantener una unión con la del mayor, con una increíble y habilidad única logro quitarle el pantalón, lo único que quedaba de él eran los bóxer que no durarían demasiado tiempo. Al igual que la ropa del menor.

 

Volvieron a cambiar de posiciones. Obviamente un príncipe no sería el pasivo en la cama y no dejaría que nadie lo controlara en ella, excepto por la rana que lo sacaba de sus casillas, en todos los sentidos.  No soportaría ser el que sea controlado

 

–Te falta practica ranucha ¿Qué tal si te enseño en cómo se hace bien?

 

Tomo entre sus labios los labios de su Kouhai, devorándolo con más pasión que la anterior.

 

–Primero debes ser uno el que denomine, el otro será el pasivo que se adaptara a las órdenes del príncipe. El cual serás tú.

 

–Hm… Bel.

 

Le desato las cadenas de sus piernas, dejando el cuerpo de su Kouhai en total libertad, su lengua lamia la oreja de su Froggy, y con sus manos de pianista le relevo de sus pantalones al igual que el bóxer. Sonrió cuando el menor intento taparse con algo, un gran rubor invadía sus mejillas. Algo demasiado excitante para el príncipe.

 

Bajo hasta encontrarse con el erecto miembro del menor. Rápidamente se lo metió a la boca sin vacilar, con la punta de la lengua comenzó a saborear a el ilusionista, mientras este soltaba pequeños gemidos y suspiros al sentir la húmeda lengua de su Senpai satisfaciéndolo. Su mano derecha se apretó con fuerza en el miembro del ilusionista, masturbándolo, cada vez más rápido y los gemidos no se hacían de esperar. Una extraña sensación invadió el cuerpo del menor, ese algo iba bajando aún más rápido cuando el Senpai lo masturbaba, se iba a correr. Trato de apartar el rostro de su Senpai, pero este, siguió con su trabajo, la verdad era que esperaba con ansias que el pequeño se corriera.

 

–Uhm… Senpai.

 

Fran al ver que su esfuerzo por apartar a Bel no resultaron, término corriéndose en la boca del príncipe, la respiración del ilusionista era demasiado alterado, tratando de tomar grandes bocanadas de aire. El príncipe no desperdiciaba ninguna gota del orgasmo de su Kouhai y no estaba dispuesto a desperdiciarlo.

 

La imagen de su Kouhai sonrojado, con la respiración incontrolable, sus ojos esmeraldas oscuros observándole, con cierto deseo en ellos y desnudo lo excitaba más. Le volvió a besar, haciendo que probara de su propia esencia. Al separarse obligo de una forma sutil a Fran de lamer los dedos del, sin quedarse atrás, obedeció la orden de Bel, lamiendo los dedos de una manera no tan inocente. Noto los dedos lo suficientemente húmedos y metió uno en la entrada de Fran sin delicadeza…

 

¿Qué? Ambos estaban deseosos y sus cuerpos les decían a gritos que tenían que saciar su sed de deseo.

 

Fran incomodo por la intromisión de Bel intento quitárselo sin mucho éxito. Al dilatar un poco más la entrada metió el segundo dedo, simulando frenéticas estocadas para preparar a Fran, dilatando aún más la entrada.

 

¡A la mierda prepararlo! ¡El deseo reina aquí señores!

 

Separo las piernas de su Kouhai para acomodarse mejor entre ellas, las levanto, dejando a la vista la entrada de Fran. En un rápido movimiento se encontraba desnudo y listo para penetrar de una estocada y hacer suyo a Fran. Claro, aun guardaba algo de inteligencia y su subconsciente le decía que por lo menos debía auto controlarse un poco.

 

Comenzó por entrar lentamente en Fran sin querer causarle daño alguno, aunque claro estaba, que la primera vez dolía. El interior de Fran era estrecho, haciendo que el príncipe se sintiera más excitado. Al llegar  a la mitad, paro de avanzar, quedándose quieto por completo para que su Kouhai se acostumbrara a tenerlo dentro, mientras unas lágrimas de dolor aparecían desde los ojos de Fran.

 

Dolor y a la vez placer, algo nuevo para él. Mostrando expresiones, algo no muy beneficioso para él. Su Senpai lo distrajo del dolor dándole un tierno beso en los labios y dándole pequeñas caricias en su cuello y pecho. A medida que los minutos pasaban se iba acostumbrado a tener a su estúpido príncipe caído dentro de él, el dolor disminuía mientras el placer y deseo recorría el cuerpo de Fran, sus caderas se movieron, dándole a entender a Bel que podía proseguir. Belphegor deseoso de seguir se movía lentamente en el interior de Fran, pero este aburrido y fastidiado de esperar a que su Senpai se moviera más rápido. Basto con un beso y unos gemidos provenientes de la rana para que el mayor diera estocadas más y más frenéticas, encontrando así, el punto dulce de Fran.

 

 

–Ah… Bel… muérdeme.

 

¿Había oído bien? ¿O su subconsciente le volvía a jugar en broma?

 

–Muérdeme… ahn –volvió a decir el menor, sus gemidos iban en aumento por cada estocada proveniente de Belphegor.

 

Sin hacerse de rogar, comenzó a dejar pequeñas marcas en el cuerpo de su Kouhai sin dejar su otro trabajo de lado. Las marcas delatarían a Fran de que tuvo una conversación con alguien, algo que tal vez se tardaría en desvanecerse, al igual que la profunda marca en su cuello.

 

Ambos estaban en el paraíso. Bel disfrutando la estreches del menor, como las paredes de Fran envolvían su miembro, viendo el mejor espectáculo de su vida, a Fran. El menor estaba en su límite, se volvería a correr gracias a las frenéticas y eróticas penetraciones del príncipe. Simplemente joder.

 

–Bel… yo… –no pudo terminar la frase, se había corrido.

 

Bel no se quedaba atrás, al sentir como el menor se corrió y las paredes de este lo apretaron aun más lleno al menor de su esencia. Dando por terminada esa noche de sexo frentico, ambos chicos con respiraciones agitadas, Bel aun encima de Fran y sin salirse de él, le dio un dulce beso en los labios al menor.

 

Era oficial, el menor era de su propiedad y nadie debía tocarlo o enfrentarían la ira de un príncipe.

 

Al separarse observo el aun sonrojado rostro de su Kouhai, el de ojos esmeraldas se estaba quedando dormido. El sudor en su rostro hacia que el pelo se le pegara a la cara. Sus ojos verdosos se toparon con la mirada de Bel, el cual tenía una sonrisa sincera en el rostro.

 

 

–Este ha sido…el mejor regalo que le han dado al príncipe –salió lentamente del interior del menor, extrañaría ese interior más que nada en el mundo. Se acomodó al lado de Fran, tapándolos a ambos con las cobijas de la cama, acercando el cuerpo de un dormido e inocente Fran a su lado, pegándolo más a él. Cerrando sus ojos con esa última imagen.

 

Decidido. Si esta era su recompensa por el favor que le hizo a Mukuro. Haría todos los favores que el ilusionista le pidiera.

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado de nueva manera este intento fallido de B26. Diganme su opinión tirenme todos los tomates que quieran, y creo que eso será todo hasta el momento...

Actualizare en un rato subiendo el primer cap. del D18

 

¡Nos leemos luego~!


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