Descansando en su asiento, mientras veía como Luhan limpia algunas mesas con un trapo húmedo, Minseok trataba de prepararse para lo que estaba por venir.
Junmyeon le había pedido que se quedara algunas horas extras por un nuevo cliente, dándole los trabajos de otro para hacer ya que irían a una reunión.
No había duda en que llegaría tarde en buscar a su hijo del jardín de niños. Sorbió en grandes tragos lo que quedaba de su café, disfrutando el amargo sabor que tenía, pidiéndole a Luhan la cuenta.
Talvez podría pedirle a Luhan algo para llevar y así dárselo a Sehun al no ser capaz de hacer la cena…O traer a Sehun aquí esta noche.
Al momento que tomó la cuenta entregada por el chino, su teléfono comenzó a vibrar en sus pantalones. Con una mirada de disculpa a Luhan, Minseok contestó la llamada.
Probablemente era su jefe, preguntándole donde estaba o-
—¿Señor Kim?
La femenina voz por el otro lado del auricular hace que el joven padre levante sus cejas con curiosidad antes de fruncir el ceño.
—¿Sí?
—Estoy llamando por su hijo, Sehun. Tiene fiebre, señor. Creo que usted debería venir.
Con los ojos muy abiertos, Minseok se encuentra cara a cara con los sorprendidos ojos de Luhan que sólo lo mira sin decir nada. Sintiendo que su corazón cayó hasta su estómago, el mayor se quejó casi sin notarlo antes de murmurar una respuesta.
—Estaré allí en 10 minutos. —Una sensación de pesadez apareció en su pecho, mientras continúa viendo a Luhan. —...Sehun.
Cuando Minseok se pone de pie con sus temblorosas piernas, el mesero lo mantuvo en el lugar con una mano en su cintura, llevándolo el mismo a la puerta.
No era la primera enfermedad o fiebre de Sehun. No era como si Minseok no supiera que hacer...Pero el momento…
—Vamos, vamos en mi auto.
Sehun era un niño frágil. Siempre lo fue. Nunca tuvo una fiebre normal o un poco de frío. Su cuerpo era débil y cualquier enfermedad pequeña lo llevaría a la cama. Minseok tenía que estar ahí con él...Pero su trabajo...
¿Qué se supone que deba hacer ahora? ¿Y si tenía que ir al hospital? ¿Tenía que llamar a Junmyeon? ¿Qué iba a hacer?
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Minseok pega al jadeante niño a su pecho, que trataba de reconfortar mientras Luhan conducía el auto.
Los lloriqueos del niño hacían al joven padre estrecharlo cada vez más, dejando pequeños besos en la sudorosa frente de su hijo desesperadamente.
El joven padre mira al chino de reojo que estaba enfocado en manejar con cuidado, asegurándose de no perturbar el sueño de Sehun con los caminos desnivelados.
Minseok no estaba seguro que como agradecerle a Luhan, ya que lo hizo para atrás mientras estaba entrando en pánico, hablando con los maestros del pequeño niño, ayudándolo a recoger a su hijo.
Aun tratando de acallar los pequeños gemidos del niño, el joven padre acaricia el cuello del niño de 5 años, intentando calmar sus preocupaciones.
Cuando el auto para, Luhan se apresura antes de que Minseok se pudiera mover y toma a Sehun en brazos mientras acompaña al mayor fuera del vehículo.
—Luhan, ¿qué estás haciendo? Deberíamos ir a casa-
El mencionado camina en silencio, pasando por alto los gritos de pánico de Minseok. Entró al local, precipitándose al cuarto de descanso de los empleados. El joven padre iba atrás de ellos, a punto de comenzar a hablar otra vez pero se detuvo cuando Luhan puso a Sehun en un sofá, cubriendo su tembloroso cuerpo con una cobija.
—Dijiste que tienes trabajo todo el día así que...Cuidaré de Sehun por un par de horas.
Minseok no estaba seguro si debía llorar o abrazar a Luhan con una desesperada alegría.
No quería sólo dejar a Sehun así. No mientras los ojos del pequeño estuvieran confundidos y unos cuantos gimoteos salieran de su boca...Sin embargo, necesitaría el dinero extra que recibiría hoy. Así estaría al día con las facturas, compraría unos pantalones para Sehun y-
—Deja de pensar y anda.
—Pero Luhan-
—Te mandaré un mensaje cada hora. Dame tu número.—Sin esperar, Luhan toma el celular del mayor, anotando su número en él. Le devuelve el celular a Minseok, que ahora estaba agachado junto a su hijo. El mesero dio una firme palmadita en su espalda.
—Mi turno empieza en 5 minutos.—Murmuró el joven padre mientras acariciaba los sudorosos cabellos de su hijo.
—Ve Minseok. Cuidaré de él. Lo prometo.
...No era como si el papá tuviera otra opción.
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—¿Está bien?
—Sí, Minseok. Igual que hace 5 minutos cuando llamaste.—Luhan suspiró en el teléfono mientras pone dos tazas en la bandeja. Tenía el celular atrapado entre su hombro y oreja, notando la voz con pánico del mayor.
—¿Estás seguro? Tal vez-
—Comienzo a creer que me estás llamando sólo para oír mi voz. Bueno, sé que soy irresistible pero tengo un niño que cuidar.
Oye la gran carcajada por la otra línea, equilibrando la bandeja en su palma.
Voy a colgar, Luhan.
—Podemos hacer travesuras por teléfono más tarde entonces.
Oyendo el pitido que indica el corte de la llamada, Luhan ríe para sí mismo, dejando su teléfono en el mostrador. Corriendo a servir las bebidas, el chino se aseguró que Sehun estuviera durmiendo, dirigiéndose luego al comedor.
Tal vez debería cocinarle algo ligero y alimentar al niño después de la fiebre…Y talvez enviar a alguien a conseguir unas medicinas…
—Jongin, necesito que vayas a comprar algunas cosas.
Un joven, de piel bronceada, levanta su cabeza hacia el mayor, estaba limpiando perezosamente, asintiendo al mandato sin quejarse.
—Ok, jefe.—Murmuró el joven moreno, sacándose de un tirón la pechera. Luhan hizo una nota para darle al tipo algún aumento después de todo.
O tal vez no.
Probablemente no.
Nah, totalmente no.
Él tenía una reputación que mantener como gerente/camarero al final…Además, ese astuto camarero de piel bronceada tenía sus dedos en la caja de propinas todo el tiempo así que Luhan podía sentirse más a gusto sobre ser un mal jefe en el pequeño local.
—Sehunnie, déjame cambiar el paño de tu frente.
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—Minseok, puedes irte ahora.
Rápidamente se levanta de su asiento, apresurándose en recoger su abrigo y bolso, saliendo hacia la fría brisa con una pequeña venia.
Era tarde. Más tarde de lo que esperaba para salir de la oficina. Las estrellas brillaban mientras la noche apenas caía sobre el mundo.
Minseok toma su celular mientras camina hacia el comedor con un acelerado paso. Su mente era un gran caos con los pensamientos de su pequeño hijo. Se sentía horrible, culpable y preocupado por muchas cosas. No estaba seguro de encontrar una forma de llegar a casa a esas horas. Los buses ya habían acabado sus recorridos hace poco y si usaban un taxi...
Bueno, Minseok supuso que podía evitar comprarse el almuerzo por un tiempo.
Resopla, saliendo de su boca una nube de su cálido aliento en la fría noche. El joven hombre acelera sus pasos para llegar al local. La preocupación rasguña su estómago mientras se acercaba a la oscuridad, probablemente por estar cerrado el lugar.
Aferrado a su teléfono, estaba decidido a llamar a Luhan, pero, el joven padre su mano cuando su viejo teléfono empieza a vibrar. El número del chino aparecía en la pantalla, respondiendo rápidamente con un gruñido.
—Minseok, ¿dónde estás?
—¿¡Dónde estoy?! ¿dónde estás tú?
En serio sentía ganas de golpearlo por haberlo preocupado.
—Oh, Traje a Sehun a mi ca- ¡Hey! Mastica eso pequeño, que todo ese plato tiene que ir a tu pancita.- Así que, sólo llega al departamento que hay al lado del comedor, ¿sí? y- Sehun, si terminaste, voy a traer algo de agua para ti.-
Minseok miraba el bonito —Bastante lindo— apartamento ubicado a un lado del comedor, suspirando con desespero. Sus ojos se ubican en las luces que vienen del segundo piso. Al final, se muerde los labios, seguido de un asentimiento.
—Ok, ya voy.
No estaba seguro de si querer golpear ese rostro o besarlo con alivio...En serio.