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El fantasma de White City por Angeline Victoria Schmid

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Notas del capitulo:

Más corto de lo habitual, lo sé, pero justo con el final que quería darle. Tenía que acabar así, sí o sí, y la única manera de alargarlo era por el medio. Pienso que si hubiera alargado por el medio habría sido muy aburrido, así que prefiero hacerlo corto y que el próximo capítulo empiece con fuerza.

Sabía que debía moverse. Quería moverse. Pero no podía. Permanecía allí a pesar de no querer hacerlo, con el culo apoyado en el brazo del trono Corazón. ¿Realmente era débil? Acarició el respaldo del asiento con la mano y se sentó en él mirando por la ventana abierta de la pared de enfrente. No deseaba ese trono, al contrario, quería que fuera siempre de Cora-san y que no hubiera un tercer Corazón. Que después del rubio, nadie más ocupara su puesto. Aun así, sentarse en él le trasmitía seguridad y tranquilidad, como si Cora-san estuviera a su lado y siguiera queriendo demostrarle que tener una Akuma no Mi era divertido. Ya era mayor, no podía correr a sus brazos como un niño. Aunque… De niño nunca lo había hecho. Quizás de haberlo hecho ahora no sentiría tanto pudor a la hora de pedirle ayuda. No lo había dicho y no pensaba hacerlo, pero cuando Doffy había rebelado el plan, había sentido alivio al saber que Cora-san también iría a la ciudad fantasma. Se rió. Acababa de recordar los pedos del mayor. Dios santo, eran silenciosos pero olían fatal.

 

De algún modo debió de quedarse dormido, pues cuando abrió los ojos había ido resbalando cómodamente por el trono y el sol estaba muy bajo.

 

Y entonces se dio cuenta. Llevaba allí desde la mañana, sin comida ni agua. Ni siquiera había ido al baño. Mierda, debían de estar esperándole, y él no había comido nada en todo el día y no había empezado el equipaje. No era que necesitara muchas cosas pues supuso que viajarían con el submarino, no les convenía que el inconfundible barco de Doflamingo se acercara a la isla, y el submarino era fácil de esconder bajo el mar.

 

Y al fin, salió. Cual fue su sorpresa al ver que Cora-san lo esperaba apoyado en la pared, con la vista fija en ningún punto concreto, simplemente esperando a que el moreno saliera.

 

- Siento que hayas tenido que esperarme tanto rato, no quería…

 

- ¿Tengo que ir a buscarle? – Se limitó a preguntar, sabiendo que el chico entendería perfectamente a qué y a quién se refería.

 

- Está bien… No hace falta que lo mates.

 

***

 

Hacía rato que el pelirrojo había ordenado que el barco de los Piratas de Kid se alejaría de Dressrosa hacia la siguiente isla. Lo que lo habían visto, como Killer, aseguraban que no dejaba de murmurar entre dientes algo así como que Law era un debilucho que no valía la pena.

 

- No me toques los cojones, Killer. – Se quejó el pelirrojo después de que su amigo le estuviera recriminando durante unos minutos el hecho de que abandonaran Dressrosa tan pronto.

 

- ¿Por qué nos vamos? – No dejaba de preguntar el rubio -. Haz el puto favor de responder a esa pregunta.

 

- Que no quiero ver más a Law, te digo. – Replicó el capitán.

 

- Algo ha pasado porque de repente te hayas puesto así… - Repitió por enésima vez, pero decidió dejar el tema en cuanto notó que la expresión de malas pulgas de su capitán era más acusada que de costumbre.

 

- Lo he visto llorando. – Dijo al final -. Eso es de niños y mujeres, para nada digno de un pirata.

 

- Espero que no se lo hayas dicho… - Empezó Killer.

 

- ¡Claro que se lo he dicho! – Se quejó -. No vale la pena estar con alguien así.

 

- Y dime, al decirle eso, ¿te ha dejado él o no le ha dado tiempo antes de que te marcharas? – La pregunta lo acusaba doblemente.

 

- Lo he dejado yo. – Respondió -. Y ahora daremos el tema por zanjado.

 

***

 

No les convenía que supieran la dirección a la que se dirigían, así que aun con el desagrado de Bepo, sumergieron el submarino. De lo contrario, alguien habría podido deducir que tenían intenciones de cruzar el Red Line y dirigirse a la Grand Line. Al menos nadie podía imaginar que pretendían salir y regresar a los Blue.

 

El submarino estaba realmente silencioso y calmado. Parecía extraño que con la presencia de Shachi y Penguin a bordo el ambiente fuera tenso, pero lo cierto era que Corazón, Monet y Law se habían llevado con ellos la tensión de la sala de tronos. La tripulación habitual del submarino desconocía hacia donde se dirigían, pero no importaba mucho, confiaban plenamente en su capitán, de los pocos capitanes que tenían más de un cargo en su embarcación.

 

***

 

Estaba de mal humor a la par que sorprendido, era evidente la facilidad con la que su amigo lo había convencido de regresar a Dressrosa. Quizás el hecho de que antes de intentar hablar con él hubiera dejado pasar unas cuantas horas tenía algo que ver.

 

Era consciente de que cuando llegaran a la isla, el moreno ya se habría ido, y es que debido a su cabreo había hecho que navegaran sin parar durante más de 12 horas. Ni siquiera se había fijado en el rumbo. Ahora ya había caído la noche, y con eso la tripulación de Law y sus acompañantes ya habrían iniciado su viaje.

 

Gracias a su testarudez e impulsividad, ahora debían hacer el mismo viaje al revés y, además, llegar a la isla donde fuera que estaba White City. Al menos sabía que su exnovio era procedente del North Blue, así que, al menos, sabía que tenían que navegar hasta los Blue. Algo era algo, pero no podía dejar de quejarse. Tener que cruzar el Red Line era una putada, y no sabía si podría cruzar el Calm Belt. Eso era una cabronada. Tenían que conseguir kairoseki para el barco como fuera, y él no podía tocarlo. Genial. La perspectiva era genial. ¿Por qué no echaban el barco en medio del Calm Belt y ya está? Quizás un rey marino tuviera la bondad de transportarlos sobre su cabeza.

 

***

 

El hombre estuvo un buen rato sentado sobre las rocas antes de empezar a caminar. ¿Por qué no había llegado aún el crío? Se había asegurado de salir en las noticias, la gaviota le había traído el periódico que le confirmaba que había actuado bien: dejándose ver, pero no lo suficiente como para ser reconocido. Si era reconocido, el siguiente movimiento de ese imbécil no sería ir a la ciudad fantasma, si no esperarlo frente a su propia casa.

 

Le había costado mucho tiempo descubrir que ese niño que había recorrido medio mundo de doctor en doctor acompañado por un Oficial Ejecutivo de la Familia Donquixote era Trafalgar Law. ¿O quizás debería llamarlo Trafalgar D. Law? Era increíble, los del gobierno aún no se habían dado cuenta de que algunas familias ocultaban la D. El padre del niño era listo, se había encargado de decirle que la escondiera y que no hablara de ella. Pero él, claro, lo sabía, porque él era muy inteligente y no se le escapaba nada.

 

Aun podía recordar la cara de su hermana, la expresión de alegría que tenía en el rostro cuando supo que su cuñada estaba embarazada. Estaba casi tan radiante como cuando lo estuvo ella misma un par de años más tarde. No lograba entender porque, si ella no había nacido en la ciudad, su hijo también había enfermado a la vez que los demás. Su hermana no tenía veneno en el cuerpo, ¿por qué su hijo tenía la misma cantidad que los demás? ¿Por qué la mataron a ella también? Por precaución. A pesar de que no había ni rastro de despigmentación en su piel, el gobierno quiso asegurarse de que la enfermedad no se propagaba y la asesinó a ella también.

 

Sí se le escapó, pero, la arpía que sobrevolaba la ciudad en esos instantes. Pero eso, por supuesto, él no lo sabía.

 

***

 

Tan pronto como Monet regresó al submarino, ya en la superficie pero aún lo suficientemente alejado de la isla como para que nadie sospechara de que se dirigía hasta allí, les ofreció la información que había recogido:

 

- Es un hombre de mediana edad. Parecía… Un leopardo. – Hizo una pausa, ordenando sus pensamientos antes de seguir con la lista de detalles que había conseguido recoger -. Supongo que eso se debe a una Akuma no Mi. Lleva dos pistolas y parece no tener haki, o no tenerlo muy desarrollado, porque no me ha descubierto. Estaba parado en unas rocas y de repente ha empezado a caminar, no parecía que se dirigiera a ningún lugar en especial y no hablaba solo. En realidad me ha dado la sensación de que estaba meditando y…

 

- No te preocupes. – La interrumpió Law -. Ya sé quien es.

 

***

 

- ¿Cuándo volverá mamá? – Preguntó el niño con lágrimas en los ojos.

 

- Pronto. – Contestó Nobuo, su adulto de referencia.

 

- ¿Y papá? ¿Quién es papá? – Preguntó, completando así su rutina diaria.

 

- Alguien de quien no vale la pena hablar. – Respondió el hombre.

 

Se despertó sudoroso, sin entender porque, después de tantos años, había vuelto a soñar con esa mierda que creía haber olvidado.

Notas finales:

¿Os ha gustado? Han pasado muchas cosas... ¿Reviews?


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