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El fantasma de White City por Angeline Victoria Schmid

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Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda, así que aquí viene lo bueno. Y además, volvemos al largo habitual de los capítulos.

El ambiente en el submarino se había relajado en cuanto Law había reconocido a aquel hombre. Era un alivio, quizás ahora podrían saber mejor a qué se enfrentaban. Aun así, les sorprendía que el, ahora conocido, estuviera realmente solo. El moreno no podía evitar pensar que había gato encerrado. Por fuerza se le tenía que estar escapando algo, algo importante que no conseguía ver de ningún modo, pero, ¿qué? Se planteó volver a enviar a Monet a sobrevolar la isla, pero que lo hiciera una sola vez ya había sido arriesgado, de haber tenido un mejor haki de observación, porque el joven recordaba que lo tenía, habría detectado a la peliverde. ¿Y si la había detectado pero había preferido no alzar la vista? ¿Y si no lo había hecho pero ahora se le daba por mirar hacia arriba? No tenía sentido que empezara a nevar en esa época del año, no tenía sentido enviar a la arpía en forma de nieve. Todos estos interrogantes lo mareaban, pero él era el único que podía trazar un buen plan y no podía permitirse que los demás notaran que estaba nervioso. Estaba seguro de que Monet, como Ejecutiva que era podría mantener la calma, mucho más Cora-san, no sólo como Oficial Ejecutivo sino también como exmarine, habiendo mantenido la calma mientras pasaba información sobre su hermano.

 

- ¿Estás segura de que estaba solo? ¿No había ni un solo marine? – Preguntó el cirujano finalmente.

 

- No puedo estar totalmente segura. No había nadie en su zona, eso lo sé, pero no puedo hablar por toda la isla. – Respondió ella a su vez, algo arrepentida.

 

- Si hubieras sobrevolado toda la isla seguramente te habría visto. – La tranquilizó el rubio -. Has hecho bien.

 

- No volveré a enviarte hasta que no tenga un buen plan que lo requiera. – Explicó Law -. Dudo que haya algún almirante, a esos los habríamos visto. Y los vicealmirantes… El único que realmente me preocupaba era Monkey D. Garp, pero se ha retirado.

 

Corazón alzó una ceja. Ese hombre seguía sorprendiéndolo. No porque le extrañara que con su poder no hubiera querido el título de almirante, sino porque no entendía como el nieto de un almirante podía ser pirata. Menos como había accedido a adoptar al hijo de Gol D. Roger, y peor… Como un miembro del clan D podía estar en la marina. Era evidente que no sabía que era el enemigo de los dioses por naturaleza ni que su misión era provocar una tormenta. Pero bueno, nadie esperaba tampoco que sus padres abandonaran a los Dragones Celestiales obligando a sus hijos a tener una infancia desastrosa. Raritos había en todas partes.

 

***

 

Con el plan en mente y conocido únicamente por Monet, Cora-san y Law, el submarino atracó en un puerto natural y desembarcaron. Shachi y Penguin se quedaron vigilando, y Bepo se quedó plantado en las rocas junto a un Den Den Mushi por si lo necesitaban. El moreno esperaba que no lo fuera, porque de lo contrario significaría que algo iba mal.

 

Decidieron que la arpía los sobrevolaría a una distancia prudencial mientras los otros dos iban rodeados por uno de los muros antisonido del rubio. Era lo más fácil, pues el menor contaba con que ese hombre no esperaría que fuera acompañado de dos Oficiales de la Donquixote Family. Probablemente no se había molestado en investigar si tras formar su propia tripulación había dejado la Familia o no. Esperaba que hubiera presupuesto que lo había hecho.

 

Cuando por fin la peliverde les hizo la señal que indicaba que ya estaban cerca, Cora-san lo silenció todo y ella descendió planeando hasta posicionarse a su lado.

 

El plan iba a ser ejecutado.

 

***

 

Llevaban días navegando sin parar, haciendo turnos para dormir, controlar el rumbo y lo que les rodeaba o se les acercara y para mover el timón. Sólo pararon una vez en todo el trayecto, y porque era imprescindible comprar comida fresca.

 

El mal humor de los tripulantes era evidente, por mucho que los turnos fueran respetados, no estaban conformes con ello. Pero a él no le importaba, le preocupaba demasiado llegar a tiempo. Si el moreno se había detenido en algún lugar, llegarían a White City antes de que se marchara y no se perderían la acción. Si por el contrario, había hecho como ellos y habían navegado sin parar, era probable que se cruzaran por el camino. Si el submarino navegaba sumergido, ¿Law saldría a la superficie al verlos por el periscopio? Seguramente no. La había cagado a base de bien, no podía esperar ser perdonado así como así.

 

- ¿Cuánto falta? – Preguntó el pelirrojo con hastío.

 

- Menos de un día si seguimos como hasta ahora. – Respondió su amigo rubio.

 

- Iré a mi camarote entonces. – Dijo -. No me toquéis los cojones hasta que lleguemos a no ser que sea imprescindible. Lo dejo a tu juicio y todo bajo tus órdenes.

 

***

 

Era extraño caminar y ni siquiera poder oír tus pisadas. Law estaba seguro de que, si ahora se ponía a hablar, las palabras morirían en su garganta, inaudibles. De todos modos, no quería arriesgarse a que el hombre les oyera, de modo que decidió comunicarse con señales:

 

- Monet, rodéalo con uno de tus muros de nieve.

 

- Él es muy peludo…

 

- Sólo es para encerrarlo.

 

Costaba un poco entenderse, pero funcionaba, y eso era lo que realmente importaba.

 

- ¿¡Nieve!? – Exclamó el hombre leopardo cuando se vio rodeado por la cúpula blanca.

 

- No te esfuerces en intentar romperla. No podrás. La hago yo. – Explicó la peliverde con una risita.

 

- ¿De verdad creías que vendría solo? – Preguntó Law -. No te recordaba tan ingenuo. Claro que… Entonces yo era un niño.

 

- Law, ¿quién es este hombre? – Preguntó Cora-san al final, parecía cercano al moreno y necesitaba saberlo.

 

- Mi madre tenía un hermano menor… - Empezó a explicar -. Mi tío se casó con la hermana de este y…

 

La explicación del menor fue interrumpida por el sonido de la nieve al derrumbarse. El hombre había roto la cúpula y, a juzgar por las rocas destruidas al fondo, tenía haki de armadura. Si Monet no se hubiera apartado de su trayectoria, el zarpazo la habría cortado a ella también.

 

- Yo soy Ren, el hombre leopardo, usuario de la Hyō Hyō no Mi. – Se presentó, finalizando así la explicación del chico -. Antes de matarte, tengo algunas preguntas…

 

- ¡Room! – Exclamó, rodeándolos a todos con su cúpula azul, ahora a su merced.

 

Cora-san ni siquiera se inmutó, consciente de que si el moreno lo cortaba no le pasaría nada, la arpía juntaría sus trozos y ya está, y si no, sería Law quien lo hiciera una vez todo hubiera terminado, después de todo, su poder no serviría de mucho ahora que habían perdido el factor sorpresa. ¿A quién silenciaría? ¿A Law? Bueno, eso podía funcionar, al menos así el tal Ren no podría saber qué técnica utilizaría el menor.

 

Se fijó entonces en la apariencia de su adversario: peliazul, de rasgos afilados y vestido con ropa desgastada. Supuso que llevaba la misma que en el periódico, pero en la foto apenas se le veía, así que no podía comparar.

 

Monet, por su parte, alzó el vuelo y se alejó del room creado por el chico. Sabía que no la cortaría porque no utilizaría haki, pero ese poder nunca le había gustado, la ponía nerviosa y prefería permanecer alejada. Se sentó en una rama que podía soportar su peso y esperó a que el moreno la necesitara.

 

El cirujano desenvainó su nodachi y la blandió para cortar al hombre en pedacitos sólo para que no pudiera hacer nada. No pudo reprimir el chasquido de su lengua cuando Ren salió de la cúpula justo a tiempo, pero sonrió al ver que, al menos, se llevaba un corte en la mejilla.

 

- Dime, Law… - Pidió el peliazul -. He oído que disfrutas cortando a la gente… ¿Qué sentiste cuando viste a morir a todos tus amigos frente a ti? ¿Qué sentiste al ver arder el hospital dónde tu hermana estaba ingresad?

 

- ¡Silent! – Exclamó Corazón, rodeando a Law por un muro, no quería que oyera esas preguntas tan desagradables.

 

- Tact – Dijo apuntando hacia unas rocas que había dentro de la cúpula y desplazando a ésta para que su enemigo volviera a estar dentro.

 

Internamente, el chico agradeció que el rubio lo rodeara con un muro antisonido, pues le había venido perfecto para sorprender al hombre con su ataque. Era evidente que no esperaba ser golpeado por una roca. Fue una lástima que su haki de observación empezara a funcionar decentemente y se apartara de un salto en el último momento.

 

- ¿Es que no vas a responderme? – Preguntó el hombre entre risas, sin darse cuenta de que el otro no podía oírle.

 

Las habilidades de lectura de labios del moreno no eran muy buenas, de modo que no entendió la pregunta. Sí se dio cuenta de que el mayor sacaba una de sus pistolas y le disparaba.

 

- ¡Shambless! – Gritó, y lo que impactó contra su pecho fue una triste pluma que Monet había perdido.

 

Un par de metros más allá, se oyó un quejido ahogado.

 

***

 

Bien, habían estado de suerte y había un buen puerto natural en la isla y, encima, al acercarse más, pudieron ver el submarino de los Piratas Corazón. Eustass Kid no podía tener más suerte de la que estaba teniendo en ese momento. Lo tenía todo planeado: encontraría al desconocido, se haría el héroe, salvaría a Law, pasaría la noche con él en su barco, por la mañana lo llevaría al submarino para que diera las órdenes pertinentes para que el submarino regresara a Dressrosa, otra vez en su barco navegarían hasta la siguiente isla y alquilarían o robarían un barco para irse de vacaciones, Killer y los demás cuidarían del barco sin problemas. Sí, eso haría, estaba claro que era la mejor idea que había tenido en semanas. Además, la cagada de hacía unos días quedaría olvidada después de que lo ayudara, así que el moreno no le tocaría los cojones con eso y volvería a sus brazos.

 

Saludó a Bepo alegremente, que ladeó la cabeza dubitativamente, probablemente sin entender qué lo ponía de tan buen humor y hacía que hubiera dejado su habitual cara de malas pulgas en el barco, y empezó a buscar a Law.

 

Los ruidos le indicaron el camino con mucha más facilidad de la esperada, y pronto estuvo a unos metros de la batalla. Cuál fue su sorpresa al ver que las cosas estaban tan mal. No era que el cirujano estuviera herido, es que su adversario tampoco lo estaba, ni siquiera estaba dentro del room. ¿Qué estaba pasando? ¿Tan hábil era que podía salir de allí con tanta facilidad?

 

Sus ojos se abrieron aun más cuando vio la bala saliendo de la pistola del peliazul. Si no hacía algo, esa bala impactaría contra el pecho del moreno, y no podía imaginarlo muerto en el suelo. Pero para él era fácil, después de todo, su cuerpo era como un imán, así que no se lo pensó dos veces antes de atraer todo el metal de la zona hacia él, incluida la bala, después lo repelería todo y ya está. No contó con el shambles de Law, que no sólo puso el proyectil mucho más cerca de él sino que además hizo que impactara contra su brazo antes de que lo hicieran otros metales que podrían haberlo protegido de dicho impacto.

 

Intentó ahogar un quejido, pero aun así, se oyó. Prueba de ello era que Law se giró con los ojos tan abiertos que parecía que fueran a salirse de sus órbitas.

 

En ese momento, el moreno no se dio cuenta de que, si había sido capaz de oír a Kid, era porque el muro de Corazón había caído debido a la sorpresa que el propio rubio se había llevado. Monet desplegó las alas y voló hacia él, incluso Cora-san fue hacia donde estaba, posicionándose a su lado en un par de sus largas zancadas. El moreno no se movió, aunque estaba más pendiente del pelirrojo que del peliazul.

 

Cuando por fin, un asentimiento de la arpía le indicó que la vida del capitán no corría peligro, volvió a centrar toda su atención en su contrincante. Por desgracia, demasiado tarde, pues recibió un puñetazo que lo lanzó disparado un par de metros. Nada para él, teniendo en cuenta quien lo había entrenado para la lucha, pero algo humillante teniendo en cuenta que el pelirrojo estaba allí.

 

La vida de Eustass Kid no corría peligro, pero a él no le importaba. Su plan inicial había sido carbonizar al hombre que tenía delante con su counter shock, pero ahora, con el pelirrojo con el brazo izquierdo inutilizado y su reciente humillación, iba a juguetear un poco con él. No le daría una muerte rápida. No iba a dejar que eligiera cómo y cuándo morir. Esa sería su venganza.

 

Al pelirrojo le dolía el brazo, pero no iba a quejarse. No dejaría que Law lo supiera. Había ido hasta allí para ayudarle y no dejaría que ni Monet ni Corazón se lo impidieran.

 

 - Apartaos. – Les exigió, y los apartó con el brazo derecho, el que aún podía usar -. Aún me queda un brazo, puedo luchar.

 

Y efectivamente, su brazo derecho actuó como un gran imán y atrajo todo el metal de la zona. Cuando consideró que la cantidad que había desenterrado de la runa y tenía pegado al cuerpo era suficiente…

 

- ¡Repel! – Exclamó, el metal saliendo disparado hacia Ren.

 

Era demasiado como para ser esquivado, pero no lo suficiente como para matarlo, Kid nunca se equivocaba con ese tipo de cálculos. Lo que no había calculado era la cantidad de sangre que perdía por el balazo, y eso que ni siquiera había quitado la bala. Debía de haberse movido al apartar a esos dos con tanta brusquedad. Pero no pensaba desmayarse, eso era de nenazas… Lo que sí hizo fue dejarse caer en el suelo.

 

Sonrió al ver a su enemigo en el suelo, el pelirrojo le había proporcionado el escenario perfecto.

 

- ¡Mess! – Exclamó cuando estuvo frente a él, el corazón abandonando el cuerpo del peliazul y posándose en la mano del moreno.

 

Ahora, sólo quedaba esperar que Ren recuperara la consciencia.

Notas finales:

Este capítulo no me ha costado nada de escribir, no sé porqué. Es la primera vez que escribo una pelea y estoy muy satisfecha con el resultado, espero que os haya gustado. ¿Reviews?


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