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Shining! por yellowmuffy

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Notas del capitulo:

Ya lo tenía terminado y corregido así que no quise dejarlos esperando más ( ^w^)/

¡Disfruten su lectura!

 

TAEMIN

 

Era tarde y la lluvia caía fuertemente creando pequeños arroyos en todas las calles mientras él, Lee Taemin, tenía que refugiarse en un pequeño callejón una vez más. Mirando a las personas pasar cubriéndose con sus paraguas o cualquier cosa a la mano, apurados para volver a casa.

Una lágrima se mezcló entre las gotas de lluvia que alcanzaban a mojarle el rostro y por primera vez Taemin sintió un poco de envidia por todas aquellas personas, ya que él no tenía ningún lugar al cual regresar. Hacía ya un mes que sus padres le habían echado de casa y varias semanas que había desistido de rogarles por ayuda.

Hacía ya un largo mes que se había enterado de la existencia de su bebé.

Se removió en su lugar haciéndose más un ovillo, procurando que todo el calor y protección envolvieran a su vientre, protegiendo a su pequeño.

En primera instancia lo había rechazado deseado con toda su alma que desapareciera; pero le había bastado con recordar el proceder de ese niño para que todo sentimiento adverso se fuera. Ahora le era imposible no quererle, después de todo era lo único que tenía, lo único que le quedaba de su primer y único amor. Amor que hasta ese momento no respondía ninguna de sus llamadas.

Sus manos temblaban pero en ese momento ya no sabía si era por el hambre o por el frío. Cerró sus ojos un momento, seguro de que esa podría ser la última noche para ambos.

Pero sin más la sombra de un paraguas le resguardó de la lluvia, mientras el dueño, un altísimo pelinegro de enormes ojos negros, se mojaba en su lugar.

- ¿Estas bien? –Le preguntó poniéndose a su altura- Si te quedas aquí te congelarás.

El chico le tendió su mano para que Taemin se pusiera de pie. Cosa que el castaño hizo con temor, sin apartar su mirada del otro. Decidiendo confiar en él.

- Vamos, te llevaré a un lugar donde puedas descansar –Afirmó el moreno, asegurándose siempre que Taemin estuviese a salvo de la lluvia.

El camino fue corto y su destino fue una pequeña clínica de maternidad, bien iluminada y sin mucho bullicio en el interior.

- Siéntate aquí –Le pidió el pelinegro dirigiéndolo hacia uno de los sofás de la sala de espera-Traeré algo para secarte y una bebida caliente.

El sujeto se alejó con rapidez, pero con la confianza de alguien que se mueve por un lugar que conoce muy bien. Taemin permaneció en su lugar, observando a su alrededor a las otras mujeres en compañía de sus parejas, seguramente esperando su turno para una cita. El castaño suspiró ¿Por qué ese chico lo habría traído a ese lugar?

- Toma –El moreno estaba de regreso y le tendía tanto una toalla como una lata de chocolate caliente.

- Gracias –Taemin tomó las cosas y le dedicó una leve reverencia al más alto- Pero aún no sé su nombre.

- Es verdad –El chico cayó en la cuenta- No me he presentado: Soy Minho. ¿Aún tienes frío?

Él negó de manera energética y dio un sorbo a la bebida, que de inmediato le devolvió el color a sus mejillas.

- ¡Eso es excelente! –Soltó el pelinegro con entusiasmo- ¿Y cuál es tu nombre?

- Taemin –Susurró, jugando con sus dedos alrededor de la lata ya vacía. Dudando si preguntar al mayor- ¿Disculpe…?

Minho dirigió sus grandes ojos hacia su persona obligando a Taemin a apartar la mirada en un acto reflejo.

- ¿Si?

- Y-yo… quería saber… ¿Por qué me trajo aquí?

Minho lo pensó un poco antes de responder avergonzado.

- ¡Oh! ¡Lo siento! Debes pensar que esto es muy extraño, pero te traje para asegurarme que tú y el bebé estén bien. Verás yo trabajo en esta clínica, en el área social, y normalmente nos dedicamos a ayudar a las madres en apuros. Además, tú me recuerdas mucho a alguien que conocí.

Taemin asintió un poco desilusionado. Y Minho lo captó de inmediato.

- Perdón, si te he incomodado –Se disculpó colocando su mano en el hombro del menor.

- Para nada. Usted es muy amable –Se apresuró a aclarar e hizo su mayor esfuerzo por mostrarle una sonrisa.

- ¡Keroro*! –Llamó un joven a lo lejos: cabello castaño oscuro, aún más alto que Minho y muy atractivo- No sabía que habías vuelto al trabajo ¿Cómo está Yoogeun?

El moreno a su lado negó.

- No estoy aquí por trabajo, Changmin –Ambos se dieron un apretón como saludo- Estoy esperando para ver si tu padre tiene tiempo para una cita imprevista. Y Yoogeunie está mucho mejor, gracias.

El chico alto se detuvo a pensar un momento. Taemin sólo los observaba desde su lugar, pensando en que ambos debían ser muy cercanos.

- Me parece que ahora mismo Jae-omma está libre –Anunció Changmin.

- ¿En verdad?

- Claro, será mejor que entres ahora. Iré a anunciarte –Le dijo alejándose de ellos, yendo hacia la recepción.

Minho se puso de pie.

- Vamos Tae.

El consultorio no era nada fuera de lo habitual, carteles de anatomía cubrían algunos espacios en las paredes, había algunos aparatos de los cuales Taemin no conocía el nombre, una mesa de exploración y un escritorio simple y bastante ordenado. Lo único que no parecía encajar en todo el lugar era el joven pelinegro de gafas y gruesos labios tan rojos como una cereza, que fácilmente parecería sacado de una revista de moda de no ser por la bata que traía puesta y el estetoscopio colgando de su cuello.

- Buenas noches –Les recibió el doctor con una deslumbrante sonrisa.

Taemin hizo la respectiva reverencia, se presentó y tomó asiento como le ofrecía el moreno, mientras Minho se dirigía de nuevo a la salida.

- Esperaré a fuera, para que estés cómodo –Dijo antes de cerrar la puerta.

El castaño suspiró nervioso. Esa era la primera vez que acudía a una cita médica para saber algo sobre su bebé. Incluso el diagnóstico de su embarazo lo había hecho sólo con una prueba casera, aunque para entonces ya era muy evidente para él que algo en verdad estaba pasando con su cuerpo, así que no requirió ninguna otra prueba para confirmarlo.

- ¿Es tu primera consulta? –Atinó a preguntar el doctor leyendo a través de su nerviosismo- No te preocupes -añadió- Siempre es así con las madres primerizas, pero te puedo asegurar que todo irá bien.

El menor asintió, confiando en el pelinegro.

- Yo soy el Doctor Kim Jaejoong –Se presentó al fin el médico- Y si así lo deseas, seré yo quien lleve el seguimiento de tu embarazo ¿Cuál es tu nombre?

El moreno ya se había inclinado tomando una pluma y listo para anotar en lo que, en un futuro, sería su expediente.

- Disculpe, pero…–Jaejoong levantó la vista indicándole que tenía su atención- Yo no tengo cómo pagar por todo esto –Confesó apenado, pero de inmediato vio como el moreno negaba ante su comentario.

- No tienes que preocuparte por eso –dijo- Nuestra clínica tiene un plan gratuito, sólo necesitamos que te registres en recepción y cumplas con el esquema que se te indique, ya sabes, tus citas mensuales y las clases de maternidad. Incluso puedes inscribirte en nuestro programa de voluntariado, si quieres. También hay algunas actividades extra a las que puedes asistir de manera opcional –Señaló tendiéndole un folleto en tonos pasteles que hablaba de todo aquello- Mañana mismo tenemos la primera plática en grupo…

 

Clínica SHINee

Un rayo de sol para las “madres” desamparadas.

 

Decía claramente la portada y el castaño no pudo estar más de acuerdo.

- G-gracias, de verdad –Taemin sintió que las lágrimas querían salir de sus ojos, conmovido por la suerte repentina que empezaba a tener justamente el día que su esperanza amenazaba con caer. Aquella debía ser una señal, pensó.

Jaejoong posó su pálida mano sobre la de Taemin acariciando con cierta ternura.

- Vamos a ver cómo están tú y el bebé ¿Qué te parece? –Le pregunto y el menor de inmediato asintió, siguiendo al médico hacia el área de exploración.

Lo revisaron, pesaron, tomaron la presión e incluso le hicieron un ultrasonido. Para suerte de Taemin el doctor Kim le hizo saber que todo iba bien, el único detalle que hacía falta cuidar era su alimentación, puntualizó. Y le otorgó una copia de todos los estudios hechos.

- Espero verte dentro de una semana –Le dijo al final con una sonrisa y el chico asintió con fuerza, entusiasmado.

- Muchas gracias por todo –Le dedicó una breve reverencia antes de marcharse.

Finalmente Jaejoong tomó el teléfono y apretó uno de los botones.

- Changminie, ya puedes llamar al siguiente paciente – Le escuchó decir Taemin antes de salir del consultorio.

Al estar fuera Taemin dio un par de pasos aún con una sonrisa sincera en los labios, afirmando entre los dedos el sobre con sus estudios. Encontrándose con Minho, que jugaba en su teléfono. Pero aun así levantó la mirada cuando el castaño se le acercó.

- ¿Y bien, cómo fue? –Le preguntó con una sonrisa encantadora, guardando el móvil en su bolsillo.

- Está todo de maravilla –contestó él emocionado y le dio una pronunciada reverencia- De nuevo, muchas gracias por todo.

El pelinegro movió sus manos en signo de negación.

- Ya te he dicho que no hay nada que agradecer –Le dijo y Taemin se incorporó-  Entonces ya es hora de irnos –Minho acomodó su abrigo y le mostró una llaves- Estás de suerte, conseguí que Changmin me prestara su auto.

Pero en ese momento la expresión de Taemin volvió a ser de incertidumbre.

- ¿Acaso piensas que te dejaré regresar a la calle? –Le hizo ver el más alto- Esta noche te quedarás en mi casa.

Taemin se sintió un poco avergonzado.

- No es necesario que haga todo esto…

- Ya no digas nada y mejor camina –Lo tomó de los hombros y lo condujo hacia afuera.

Minho buscó alrededor con la mirada y cuando encontró el coche, los dirigió a ambos hacia él. Quitando el seguro con el control remoto, abriendo la puerta y observando a Taemin que seguía plantado en su lugar.

- No te preocupes, no soy ninguna clase de pervertido, asesino en serie o vendedor de órganos. No te haré nada malo –Le sonrió de lado y el castaño salió de su estupor, subiendo al vehículo.

Minho también abordó, encendió el auto y comenzaron a moverse.

- ¿Minho? –Taemin se revolvió en su asiento apretando con sus manos nerviosas el cinturón de seguridad- ¿Usted siempre hace esto?

El moreno rió por la pregunta.

- Esta es la primera vez.

Minho dio un último giro al volante antes de estacionase.

- Hemos llegado –Le dijo señalando la puerta de su casa.

Taemin le siguió hasta la entrada de la morada y lo primero que les recibió fue el sonido de unos pasos en tropel hacia ellos. Dando sitio a un pequeño en pijama, corriendo a los brazos de Minho.

- ¡Papá! –Gritó el pequeño estirando sus brazos hacia el pelinegro que no dudó en levantarlo al aire y darle algunas vueltas antes de depositar un beso en su frente.

- Yoogeunie este es Taemin –Señaló al castaño- Él se quedará hoy con nosotros.

El niño asintió y examinó a Taemin con la mirada.

- Taemin, este es mi hijo, Yoogeun –Revolvió el cabello del menor que sonreía apretando el brazo de Minho.

- Hola –Le saludó Taemin poniéndose a la altura del menor. Guardándose la leve decepción que sentía al saber que Minho tenía un hijo.

El pequeño le saludó con un gesto de su mano, escondiéndose en el cuello de su padre, tímido.

- ¿Dónde está Sulli, Yoogeunie? –Le cuestionó Minho buscando la mirada del pequeño.

- Se quedó dormida en su cuarto –respondió este saliendo por un momento de su escondite para compartir una mirada con el mayor.

- ¿Han comido algo?

El infante negó.

- En ese caso prepararé algo –Bajó al pequeño- Por qué no esperan en la sala, mientras.

Taemin y el pequeño, como si estuvieran sincronizados asintieron al mismo tiempo, haciendo reír al pelinegro mientras Yoogeun soltaba un chillido de asombro y salía corriendo hacia la sala.

No fue difícil para Taemin encontrar un sofá y sentarse en él. Sin saber qué más hacer, miró a su alrededor: la casa era bastante pequeña pero lo suficientemente cómoda para que habitaran en ella unas cuatro o cinco personas. La sala y la cocina se encontraban contiguas así que Minho lograba observarlos mientras hacía sus tareas. Suspiró dando gracias al destino por tener un techo dónde quedarse esa noche y prometiéndose a sí mismo que debía encontrar la manera de agradecer al moreno tanta amabilidad. Además de asegurarse a sí mismo, que por el bien de su bebé, encontraría la manera de mover las cosas a su favor: encontraría un trabajo sin importar qué y conseguiría un techo para su pequeño.

- Estaremos bien –Susurró dando unas palmaditas cariñosas a su vientre.

De pronto los ojos de Yoogeun se asomaron por encima de uno de los reposabrazos.

- ¿Por qué tu pancita está tan grande? –Preguntó con curiosidad colocando su cabeza sobre sus palmas y sus codos sobre el sofá- ¿Comiste mucho?

Taemin negó, riendo al mismo tiempo por el comentario.

- Es porque pronto tendré un bebé –Le contó feliz.

- ¿Un bebé? –Yoogeun abrió aún más sus ojos y sonriéndole- La abuela dice que todos los bebés son muy bonitos y que por eso siempre que ve a Yoogeun quiere abrazarlo.

- Bueno, tu abuela tiene razón.

El niño asintió y se agachó a tomar un par de cosas para después ir hacia donde Taemin y tenderle un pequeño camión de bomberos mientras él sostenía en su otra mano un cohete espacial.

- ¿Quieres jugar? –Le dijo- Así cuando tu bebé nazca serás el mejor papá.

Taemin aceptó tomando el juguete, viendo como el menor se sentaba justo frente a la mesita de centro usándola como escenario de juego, al parecer simulando que esa era la base espacial. Así que el castaño le siguió y se sentó a su lado.

Mientras Taemin jugaba con el cochecito, una de las fotografías sobre la mesa le llamó la atención. En ella se veía un pequeño grupo de niños sonriendo y detrás de ellos un había un piano. Mirando entre las caras de los infantes se reconoció a sí mismo y buscando con más detenimiento pudo encontrar una versión infantil de Minho.

- ¡No puede ser! –Exclamó lo suficientemente alto para que el pelinegro lo escuchara, dejando el juguete sobre la mesa para tomar el retrato- ¡También tomabas clases con la señorita Chang!

El moreno desde la cocina dejó un momento lo que hacía y fue a ver.

- ¡Wow! ¡Sabía que te conocía de algún lugar! –Sonrió satisfecho viendo la imagen- Tú eras Minnie, el prodigio de la señorita Chang.

- Entonces tú eras el Minho que siempre llegaba tarde a clase –Recordó el menor.

Ambos rieron.

- Eso significa que no somos tan extraños como creías.

Taemin asintió ante este hecho, sabiendo ahora de dónde provenía la confianza ciega que sentía por el mayor y éste por él. Pues, aunque fue por un periodo muy corto de tiempo, Minho y él habían congeniado desde el primer momento en su infancia. Y aunque habían pasado muchos años de aquello, Taemin pudo sentir emoción ante el descubrimiento.

- ¿Por qué dejaste de ir? –Le atrapó desprevenido Minho.

La sonrisa de Taemin vaciló en sus labios.

- Mi madre prefirió que me dedicara a otra cosa -Respondió.

- Siempre quise saber qué fue de ti, pero no sabía más que tu nombre. –Minho sonrió perdido en sus recuerdos- Fue una verdadera lástima, yo seguí yendo por lo menos unos meses más con la esperanza de que volvieras, pero como siempre fui un fracaso con el canto, al final lo dejé.

- ¡Appa! –Soltó Yoogeun interrumpiéndoles para llamar la atención- La cocina huele raro.

Entonces Minho se puso de pie corriendo a rescatar la cena.

El infante en cambio caminó hasta el castaño cruzando los bracitos.

- Appa siempre se olvida de las cosas –Soltó entre un suspiro cual adulto regañando a un niño, causándole tal ternura al mayor, que no se resistió y le revolvió el lacio cabello azabache.

- Lo bueno es que te tiene a su lado ¿No es cierto?

El niño asintió feliz por el hecho y añadió:

- Y ahora también te tiene a ti, Taemin-oppa.

Taemin estaba por responder cuando Minho les llamó desde la cocina para que ocuparan un lugar en la mesa. Y así lo hicieron, Minho se sentó frente a Taemin y junto a él, Yoogeun. Estaban disfrutando de la cena cuando unos pasos más se escucharon en la cocina y por ella entró una hermosa joven con la pijama desordenada al igual que su cabello. Se veía somnolienta, como quien se acaba de despertar.

- Tenemos compañía –Observó dejándose caer en la silla al lado del castaño, tomando un bol y sirviéndose arroz- ¿Quién es, Minho? ¿Tu novio?

Aquellas palabras casi hicieron que Taemin se atragantara con su comida, pero logró disimularlo a tiempo.

- No digas tonterías Sulli. Taemin sólo es un amigo.

Ella se encogió de hombros y siguió comiendo.

- Pues si lo que quieres es tiempo a solas con tu “amigo” –Sulli hizo comillas aéreas- Tendrás que esperar hasta mañana, que ya me haya ido.

Al ver la mirada se confusión del castaño Minho añadió:

- Ella es mi hermana Sulli, por suerte ha conseguido una beca en el extranjero y tiene que irse unos días para arreglar sus papeles.

- Exacto –Confirmó la chica y le dirigió una mirada pícara al menor- Así que tú y Minho tendrán toda una semana para ustedes solos.

Minho rodó los ojos con fastidio y se dedicó a darle comida a su hijo, que en toda la conversación lo había esperado con la boca abierta o persiguiendo los palillos.

- Te aseguro que a Yoogeunie no le desagradaría la idea. Además, ya va siendo hora de que te consigas pareja o pronto tus habilidades de casanova se perderán, tus caderas se oxidarán y no podrás darle un hermanito a Yoogeun.

- ¡Sulli, por favor! –Minho tapó los oídos del menor a tiempo y le dirigió una mirada de advertencia.

Sulli volvió a centrarse en su comida.

El pequeño aflojó el agarre con su padre y le hizo un gesto a Taemin de que se acercara. Éste lo hizo así, bajando la cabeza a una altura accesible para el menor.

- No te preocupes Taemin-oppa, Sulli-nuna siempre hace enojar a appa –Le susurró el niño al oído como si de un secreto se tratara- Pero es una buena persona.

Ambos hermanos observaron la escena y se soltaron a reír. Y, contagiado por los otros dos, Taemin se sintió libre de reír con ellos. Siendo éste el primer momento en que Taemin se sintió rodeado de calor familiar, después de muchos años.

El resto de la cena resultó mucho más amena que el principio, entre conversaciones más ligeras, principalmente referidas a los sitios que Sulli debía visitar cuando fuera a América. Al terminar, Sulli se llevó a Yoogeun, contra toda protesta, a lavarse los dientes. Y mientras ellos terminaban de recoger la mesa Minho estornudó.

- ¡Rayos! Creo que pesqué un resfriado.

Taemin se sintió culpable.

- Lo siento, ha sido mi culpa que te mojaras –Expresó bajando la mirada.

- No te preocupes, seguramente fue Yoogeun quien me contagió, se acaba de recuperar. Le pediré a Jaejoong-hyung que me revise mañana y todo estará bien.

 Minho le quitó importancia al asunto y dejo el último plato en el fregadero.

- Es hora de irnos a dormir –Le condujo hacia uno de los cuartos y de un cajón sacó una pijama con estampado de ranitas- Si quieres tomar una ducha antes, el baño es esa puerta de ahí –Le señaló- espero que no te moleste ponerte algo de mi ropa, porque no creo que quieras usar uno de los camisones de Sulli.

Taemin negó.

- Gracias –aceptó las prendas que le tendía y con un buenas noches, quizá más formal de lo que ambos hubieran deseado, se despidieron.

Después de una ducha rápida y cambiarse de ropa, Taemin se acomodó sobre el lecho, pareciéndole el lugar más cómodo del mundo, aunque claro, después de haber pasado casi un mes durmiendo en bancas del parque, para cualquiera lo sería. Y se durmió tratando de imaginar que el día siguiente sería tan bueno como aquel, preguntándose también si al nacer su bebé sería tan lindo como Yoogeun.

 

 

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*Keroro es el personaje principal del manga y el anime Keroro Gunsou.

Notas finales:

¡Hola! Antes que nada debo agradecer a todos  su lectura y los cometarios que me han dejado :3

Después, está decirles que no estoy segura de poder subir el siguiente capítulo tan rápido como este, principalmente porque no lo tengo terminado aún y por lo tanto tampoco está corregido; además de que estas semanas que siguen se atraviesan mis examenes parciales y no sé cuanto tiempo me quiten :(

Sin embargo, intentaré que no sea así y subir un capitulo por semana para poder seguir el mismo ritmo hasta terminar el fic.

Otra vez gracias por leer y espero tener el gusto de que compartan sus opiniones comigo.

( ^ 3 ^)~<3


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