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Not What You Think por secretlook

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Notas del fanfic:

Ahora que todo está mal con EXO, my love, intento centrarme en B.A.P que no me recuerdan para nada a ellos. Un día estaba sentada y se me ocurrió que sería interesante ver a Zelo en un prostíbulo, así que dicho y hecho.

Disfrutad <3

Como estoy en bachiller puede que no sea constante, y como escribo rápido puedo tener faltas, perdonadme.

 

Dejé la moto en la parte trasera del edificio, le coloqué la cadena, aunque sabía que nadie la iba a tocar, allí, en medio de la nada.

Sinceramente no es que esté muy orgulloso de mi vida pero es lo que hay, tengo 17 años y soy huérfano…de ambos, vivo con mi tío, que es un parado alcohólico, pero buena persona, para poder sacar algo de dinero y no hacer más desgraciado a mi única familia, trabajo como chico “de lo que sea” en un club….aun soy un crio, no puedo decirlo sin sonrojarme, no me juzguéis, ¡un club de alterne! Ya lo he dicho, ahora vamos a aclararnos para que no me miréis mal, yo no hago nada, ok, ni provoco, ni sobeteo, ni me desnudo, ni hago hijos, no puedo decir esa palabra, me muero de la vergüenza, solo limpio,  estoy en la barra o hago recados, lo que sea.

Cogí mi mochila y caminé hasta la puerta, empujé y comprobé que estaba abierta, posiblemente John ya estuviera allí, es el dueño del lugar, seguramente lo habréis imaginado. Entré despacio y fui a su despacho, escuché algo de ruido y supe que hablaba por teléfono, esperé pacientemente y saludé a todas las chicas que pasaban, mis noonas eran simpáticas, siempre me preguntaban sobre los estudios, me hacían pequeños regalos, me daban chuches, y cuando había muy poca gente, me ayudaban con los deberes, si mi profesor de matemáticas supiera que soy brillante gracias a una prostitutas que me lo enseñan todo….

Un golpe sonó, había colgado con brusquedad, golpeé la puerta con los nudillos y pasé, John enterraba sus dedos en su azulada melena, cerraba los ojos con fuerza, pero los abrió cuando entré, suspiró sonriente y me miró feliz.

-Algún día venderé esto, lo haré, y me llevaré a estas chicas a Estados Unidos, a bailar en un cabaret, ganaremos dinero por su arte y no porque se abran de piernas, ellas tienen talento, se merecen algo mejor-dijo convencido

-¿Por qué no lo vendiste antes hyung?-pregunté sin ánimo de churretear

-Mi padre, el dueño original, estipuló en su testamento que no podría hacerlo hasta que cumpla los 30, ya sabes, se supone que esto me dará el dinero suficiente como para poder vivir-suspiró triste- Pero esto no me gusta, me siento sucio, mala persona cada vez que saludo a alguien

-Yo creo que debería dedicarse a actuar-sonreí, el me miró extrañando- Usted siempre da la sensación de felicidad, de que todo está bien, de que esto le gusta, siempre con una gran sonrisa, pero se siente así, desde luego es un buen actor

-¿Cómo crees que se sienten ellas? ¿Las ves felices? Sí, las ves hermosas, sonrientes, dulces y simpáticas, pero lloran por dentro, esto no es lo que ellas soñaron, ellas tenían otras metas en la vida, ellas son bailarinas, y aquí pueden bailar….siempre y cuando luego se abran de piernas…es degradante y humillante, es repulsivo, asqueroso. Si yo flaqueó, ellas lo harán

Asentí comprensivo, este no era el sueño de nadie, tampoco el mío, yo también tenía mi parte, más de algún pervertido se pasaba de rosca, por eso John siempre estaba cerca de mí, personalmente no comprendo que atractivo pueden encontrar en alguien que habla como un robot, que parece bobo y absorto en su mundo, que tiene una barbilla horrible y gracia ninguna.

John se levantó y se dirigió al armario de su despacho, lo abrió y sacó una percha con una bolsa negra alrededor, alzó el brazo hacia mí y lo cogí, retiré la bolsa y vi un conjunto, había unos vaqueros decolorados con rotos, una camiseta negra ancha de tirantes anchos y caídos con el símbolo de los Rollings Stones, y por último una chaqueta de cuerpo de cuero negro con mangas de tela, estaba llena de símbolos de grupos, rotos, tachuelas y otros adornos.

Mi cara mostraba una duda clara, él rió mientras caminaba hacia la esquina de la habitación, empujó la puerta del baño e inclinó la cabeza para indicarme que pasara, entré como el me pidió y cerró la puerta, entendí que quería que me cambiara, me desnudé rápidamente y me vestí con la misma rapidez, la ropa era cómoda, ancha, pero de una forma extraña marcaba mi cuerpo, dejando poco espacio para la imaginación, aunque no me veía de una forma lasciva, salí del cuarto de baño un poco avergonzado sujetando mi uniforme escolar en la mano, John lo cogió y lo colocó en la mesa para estirarlo bien, luego lo dejó en la percha y lo colgó.

-No me parecía bien que usaras tu uniforme, te hace ver más inocente y eso le da fetiche a la gente-dijo tranquilo- Además de que si te encuentras a uno no lo suficientemente borracho…podría ir luego a buscarte, ya imaginas

-Gra…gracias

-Te ves malote, no creo que te toquen mucho las narices, no vaya a ser que saques la navaja

Mi risa inundó el cuarto, él era tan ocurrente, cogió la chaqueta y me la dio riendo “póntela, no queremos que tengan demasiadas fantasías sexuales contigo”, el rojo coloreó mi cara y él solo pudo revolver mi pelo de una forma fraternal, colé la chaqueta por mis brazos, cogió mis muñecas y me llevó al camerino de las chicas, llamó a la puerta y esperó a que le dijeran que podía pasar. No había visto tantas piernas en mi vida, cientos de corsés se movían por la sala, no había espacio para la imaginación, podría decir la medida de cada parte del cuerpo de cada una de las chicas, no había mucha diferencia entre eso y la desnudez plena, pero no quería pesar en eso, ya estaba suficientemente rojo.

-Oh, nuestro pequeño se sonroja, que vergonzoso, aun eres un bebé-dijo Kate

-¡Calla¡-dije aún más avergonzado- Por favor

-¿Qué necesitas John?- pidió saber Lady, la líder de las chicas

-Necesito que le hagáis ver fiero, menos inocente, un poco macarra, ¿podréis?

-¿Lo dudas?-rió Jolly, la estudiante de estética

Ella se acercó a mí y me miró con detenimiento, no pude evitar sonreír, me pasa cuando me miran, ella sonrió conmigo, asintió, podía hacerlo, ella podría conseguir que un gatito recién nacido se viera como un león. Me cogió por los hombros y me sentó en una silla, las luces del espejo golpearon mi cara y cerré los ojos cegado, ella comenzó a mencionar cosas que supuse que serían maquillaje, las chicas corrían buscando lo que pedían y cerré los ojos para no ver…suponéis lo que no hay que ver, alguien se agachó a mi lado y susurró “eres el único hombre que no mira” sin duda era la voz de Sweet, ella rió en mi oído “tú sí que eres un verdadero hombre JunHong, estoy orgullosa de ti”, sonreí agradecido y noté sus labios en mi mejilla, me sonrojé y luego noté sus dedos borrando el pintalabios. Jolly tocó mi frente y abrí los ojos, volvió a analizarme y comenzó a mirar los productos uno por uno, entonces se percató de algo y sonrió mientras me lo borraba, no me juzgaba, lo sé, y tampoco pensaba mal, cogió un lápiz fino y se acercó a mis ojos.

-Tienes unos ojos chocolate preciosos, pero son muy dulces, son chocolate ¿no? Si te perfilo los ojos se verán sexys pero peligrosos, siempre y cuando no hagas aegyo, entonces solo serán sexys

Asentí y deje que me perfilara los ojos, cogí sombra y me pintó los parpados, parecería un gótico seguro, vi que tomaba un pintalabios negro y se acercó a mí, yo me alejé instintivamente, ella me pintó igualmente aunque cuando me vio no le gustó y lo borró enseguida, abrió una caja y sacó una cajita roja con una esponja, la manchó y la posó en mi pelo, comenzó a pintármelo entero, eso no me convencía pero luego vi que me quedaba bien, muy rockero, abrió otra caja y sacó muchos pendientes, colocó dos aros sobre el lateral derecho de mi labio y otros pequeños negros en forma de pincho en mi oreja.

-Todo un chico malo, sí, hasta que sonríes-suspiró justamente cuando lo hice

Cogió mis manos y la laca de uñas negra, pintó con delicadeza y precisión, dejó mis manos sobre la mesa mientras se alejaba a buscar en las cosas de Britanny, sacó un collar negro con una calavera de “diamantes”, nada dulce o femenino, ella no era así, la cara de Jolly era de asco, ella sí que era muy femenina, pero sonrió, así que debió pensar que valdría, le pidió permiso a Britanny y volvió conmigo, lo ató en mi cuello y lo acarició orgullosa, rocé mi barbilla y ella me miró dudosa, luego negó, ella sabría, sopló en mis uñas y comprobó que estaban secas, pegó unas calaveras sobre la esquina de todas.

-Listo, ya solo te falta la navaja, un grupo gánster y un buen apodo-rió- Que te parece Zelo, era el Dios  de la Rivalidad

-Pero si yo de competitivo tengo lo que mi pelo de azul

-Eso es verdad, pero nadie lo sabe

John apareció de forma salvaje detrás de mí, sonriente, creo que le gustaba el resultado.

-Bien, este será tu uniforme aquí, ten esto

Me dio algo pequeño, parecía una linterna, apreté el botón lo puse sobre mi dedo, John intentó detenerme, pero demasiado tarde, una corriente eléctrica me recorrió, aparté la mano, leches.

-Imaginas para lo que es-dijo frotando mi dedo para que se me fuera la sensación

Lo guardé en mi bolsillo, no quería volver a tocarlo, y pobre de aquel que se sobrepase conmigo, esta noche se lleva una buena, me levanté de la silla y salí de allí despidiéndome de todas, John volvió a su despacho y yo cogí el mandil, lo lie en mi cintura y comencé a fregar, todo tenía que estar limpio, barrí la pista de baile, y allí me detuve a bailar, solo para comprobar que no resbalaba, limpié las barras y me subí en ellas, solo para probar si el agarré era bueno, viendo que todo estaba perfecto, me dirigí al almacén y abrí el frigorífico, cogí lo que necesitaba y comencé a llenar el frigo de la barra, la limpié y por fin estaba listo.

La noche transcurrió como todas las demás, los hombres entraban pedían alcohol y se sentaban a ver el espectáculo, las chicas bailaban, ellos lo veían excitante, yo lo veía artístico, Jolly y Sweet se iban después, ellas solo bailaban y luego ayudaban a otras cosas, pero no podían hacer nada más, eran menores, igual que yo. John se acercó y me pidió una cerveza, me agaché y la cogí, la destapé mirándole fijamente, simulaba una mirada fiera, él se mordió el labio y meneó las cejas, resoplé asqueado y rodé los ojos.

-Bien, eso funcionará-rió, fui a sonreír inmediatamente, pero me detuvo- No puedes, recuérdalo, salvaje, fiero y duro

Dancing Queen sonó, a pesar de tener muchos años seguía siendo perfecta para bailar, obviamente el baile ya no era sensual, simplemente era divertido, bailar con la clientela era el objetivo, eso les gustaba, verlas sexys e inocentes, comencé a cantar, me gustaba, era verdad que lo mío no era cantar, era bailar y rapear, pero no importaba, no había nadie cerca. Cantaba con desinterés, mi objetivo no era sonar bonito, solo era cantar, levanté la mirada y…y…se me cortó la respiración, sus ojos eran penetrantes, tan oscuros que eran casi negros, su pelo era castaño oscuro y caía salvajemente por su cara,  sus labios eran gruesos pero perfectos para su rostro, sus manos grandes de dedos largos y finos sujetaban el cuello de la botella de una forma especial, sensual, no sabría describirla, ni siquiera recordaba haberle servido, vi a John alejándose con el mandil en la cintura, ya sabía yo que no le había servido. Me miraba fijamente, pero no de la misma manera que lo había hecho antes otros hombres, parecía que me analizaba, pero sus ojos no eran un libro abierto, su expresión era fría, de esas que te quitan las ganas de decir “¿Y tú qué coño miras imbécil?”, podría decir que es del típico que con una mirada deja embarazada a la gente, si analizamos sus rasgos y solo tenemos en cuenta la primera impresión, no diría que es guapo, pero tiene mucho sexapil.

Miré el vaso y noté que lo había frotado demasiado, casi estaba en llamas, ¡qué vergüenza!, volví a alzar la vista y noté que él había notado que lo había mirado demasiado, ¡qué vergüenza!, bajé la vista rápidamente y le di la espalda, pero en el espejo me di cuenta de que había sonreído divertido antes de llevarse la botella a los labios.

Mis expectativas: Él era mayor, pero por su aspecto ligaría con cualquiera, típico chico que aunque no te parezca guapo no puede evitar mirar, derrochador de sexapil, podría ligar hasta con una monja pero prefiere irse de putas, se ahorra el trabajo, posiblemente no trabaje, tendrá algo de su familia, o su trabajo es de estos bien guays súper bien pagados, por lo contrario diría que es un macarra, puede ser que sea de los barrios bajos, un gánster, aficionado al rap, hip hop y música de la calle, cabrón, con mucha confianza, para nada virgen, fumador, vividor follador (como digo estas palabras, porque solo estoy pensando), posiblemente me estuviera desnudando con la mirada ¿a qué sino me mira tanto?, se llevará una o dos esta noche a casa….o al coche, tendrá un cochazo pijo o uno bien tuneado, tiene tatuajes, un diente de oro, cicatrices, pocos estudios, maneja armas.

Me he quedado contento, unas buenas expectativas.

-Zelo…Zelo…Zelo despierta

Quité la mirada del espejo y vi a Lady sentada en la barra, dejé de secar los vasos y me acerqué, apoyé los codos en la mesa y me alcé para acercarme, le dediqué una sonrisa y toda mi atención.

-Dame un roncola, hoy lo necesito-suspiró

-¿Beber en el trabajo? No es típico en ti

-Te dije que hoy lo necesitaba-intentó sonreír

-Anda y alegra esa cara, dame unos minutos y me lo tomo contigo

Ella sonrió agradecida, desaté el mandil de mi cintura y cogí la bandeja junto a la bayeta, caminé hacia las mesas vacías y recogí lo que allí había, las limpié y me pasé cerca de las ocupadas, recibí un par de pedidos que apunté mentalmente antes de volver a mi puesto, dejé la bandeja y abrí el armario, saqué una bolsa de doritos y se la di a Lady junto a una aspirina y un vaso de agua, no tenía buena cara, cargué la bandeja con botellas de agua y fui a toda velocidad a los camerinos, felicité a las chicas por su baile y repartí las botellas, como habréis notado las trataba como bailarinas trabajadoras y dignas, como cualquier otro trabajo, no por las prostitutas que eran, pero suficiente tenían ellas como para que yo se lo recordara constantemente.

Volví al salón y cargué con los pedidos, comencé el reparto intentando ir lo más deprisa posible, Lady aun me esperaba, entonces noté una mirada que no me gustaba nada, dejé el botellín de cerveza sobre la mesa y noté como su mano subía desde el reposabrazos hacia la mesa, llevé mi mano al bolsillo y cogí aquello que John me había dado, lo puse con fuerza sobre la mesa dejando mi mano sobre ella, pero permitiendo su perfecta visualización, el hombre desvió su mano al cigarro que había en el cenicero.

Bufé con desagrado y me alejé, metí el cacharro en mi bolsillo y me colé en la barra, cogí el ron y un par de Coca-Colas, lo dejé sobre la mesa y salté la barra para sentarme al lado de Lady.

-Esas no son formas Zelo, ¿no puedes pasar como la gente normal?

-Es que así doy más el cante de malote que va a ligar contigo, ese hombre ya me ha mirado mal-susurré muy bajo señalando con la nariz al de la mesa, después hablé normal, bueno, mi normal- ¿Qué pasa nena?

-Estúpido-rió

-Pero ya te has reído, ahora sí, cuéntame

-Estoy embarazada-soltó si más mientras cogía el ron y una de las latas

-¿Qué?-se me escapó en un gritillo mientras apartaba la botella- ¿De quién?

-De John, ¿de quién va a ser?-dijo ofendida volviéndola a coger

-Sí, tiene sentido, para eso es tu pareja-suspiré- No puede beber, no es bueno en tu estado… ¿Cuál es el problema?

-No lo sé, dime tú, ¿mi trabajo? ¿mi vida? ¿yo? ¿John? ¿el dinero? Mejor pregunta que no es el problema

Asentí, lo comprendía, ella trabajaba en un prostíbulo, no era prostituta (¿Cómo iba a dejar John que su novia se hiciera prostituta en su propio prostíbulo, o a dejar que siguiera ejerciendo en caso de que ya lo fuera?), su vida dependía del dinero que entraba gracias a los cuerpos de aquellas chicas a las que enseñaba a bailar y cuidaba, ambos son jóvenes, su novio era el dueño de un prostíbulo (es verdad que ni lo creó ni lo quiere, pero lo tiene), a pesar de que hay mucho pervertido y necesitado, no somos millonarios, desde luego no son las mejores condiciones para tener un hijo.

-Déjame adivinar-suspiré- John quiere que te retires, que dejes de venir aquí, que te quedes en casa y cuides de tu salud, seguramente querrá abandonar esto sin importar qué, se lo cederá a las chicas o cualquier cosa estúpida que se le ocurra, quiere buscar un trabajo honrado, no haría falta que ganase millones, solo con que ambos estéis lejos de esto le parece bien, quiere mudarse, que vuestro hijo crezca en un lugar en condiciones y no en los barrios bajos de esta mierda de ciudad, y en cuanto a mí, dice que me buscará un trabajo con el que pueda pagar mis estudios sin que mi tío acabe vendiendo un riñón

-Zelo-dijo sorprendida- Desde luego le conoces, o eres muy inteligente, opto por las dos cosas

-¿Mi consejo?-sonreí, ella asintió- Sí se lo has dicho hoy, que yo diría que sí, ve a su despacho cuando esto terminé y dale un beso que le quite la respiración, déjame las llaves, yo cerraré, llévatelo a casa y puesto que aun puedes, échale un buen polvo, luego que lo piense mañana en frio

-Tú consejo no es típico de ti, y no me gusta que uses ese vocabulario, no te corrompas nunca mi niño bueno, pero lo acepto, no es mala idea- rió, Lady revolvió mi pelo con mirada maternal, o con lo que yo creía que debía ser una mirada maternal

Nos tomamos juntos las latas dejando el ron para los clientes, las chicas se fueron yendo con la clientela del día, Lady se deslizó al despacho de John y luego se fueron los dos, ella me guiñó un ojo, entonces vi que aún quedaba alguien, su mirada era igual que la de hace una hora, me acerqué lentamente mientras limpiaba la barra, paré frente a él y me apoyé sobre mi codos, miré su mirada y él la mía pero nadie dijo nada, dio el último trago y me ofreció la botella con tranquilidad, la cogí y la encesté en la papelera.

Una cerveza en una hora, no era bebedor, ofrecérmela con tranquilidad y no lanzándola por la tabla, no estaba borracho, desde luego había fallado en algunas suposiciones.

-Tienes una buena voz-susurró- A pesar de que lo hacías totalmente desinteresado, y eres valiente pero no estúpido, lo digo por la forma en la que has puesto antes a ese hombre en su sitio, todos sabíamos a donde iba su mano

Su voz era pausada y tranquila, nada de lo que yo había imaginado, no era aguda pero tampoco un pozo, sin embargo su aspecto me dejaba ver que cabreado tendría que dar miedo.

-Yongguk

Alcé la mirada y vi a Sweet acercándose sonriente, ¿lo conocía?

-¿Qué haces hermanito?-sonrió

-Conociendo a tus compañeros

El chico perdió su mirada fría, sin embargo no miraba a Sweet con dulzura, supongo que no le agradaban ni el lugar ni el momento, resultaba que era el hermano de mi noona, bueno solo tenía un año más que yo, pero era mi noona.

-Oh, este es Zelo, tiene un año menos que yo y es el chico de “lo que sea”-sonrió marcando las comillas con sus dedos- Limpia el lugar, atiende la barra y cuida de nosotras, además de ayudarme con los deberes de música, incluso con el baile

-Pero si él es menor ¿cómo te ayuda?

-Es un crack, rapea 16 sílabas por segundo

-Maravilloso, bueno, vamos a casa

Sweet se despidió de mi con dulzura, para eso es su nombre, y se fue con su hermano.

Desde luego, no era lo que había pensado.


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