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Best-seller (Chanbaek) por Ms Ohorat

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Notas del fanfic:

Últimamente me siento con ganas de subir y subir, y subir, así que...

Éste fic, originalmente, lo había enviado para un concurso (en el cual quedé segunda, por cierto, pero valió la pena :'D), y decidí subirlo a último momento.

Sería un two-shot, mas o menos. Subiré la primera parte hoy, y la otra en uno de estos días, depende de cuanto amor le den :'D   

Notas del capitulo:

¡Hey - Yo! 

Aquí les traigo la primera parte de este hermoso two-shot Baekyeol. Espero que lo disfruten~ 

Ms Ohorat. 

Se trataba de dejarlo ir cuando se enamoraba.

 

Se trataba de dejarlo ser feliz.

 

Se trataba de escucharlo hablar emocionado sobre la persona que le gustaba, y sonreír como si no fuese la gran cosa. Como si, en verdad, estuvieses feliz por él.

 

De eso se trataba.

 

— ¿Quién se supone que escribió ésto?

 

Baekhyun contuvo el aire por un minuto y se llevó el sándwich a la boca, sin saber qué mas hacer para ocultar sus nervios, o para distraerse de aquel momento desastroso. Se había preparado mentalmente para ésto antes de mostrárselo, y creía que estaba listo. Pero obviamente se había equivocado.

 

— No lo sé —mintió—. Era el nuevo best-seller de este mes, así que pensé en traértelo. Creí que te gustaría.

— La verdad, no. No lo hace —contestó e hizo una mueca luego de dejar el libro—. Baek, sabes lo que opino sobre éste tipo de libros sin sentido. ¿Por qué aún los sigues trayendo?

 

Tal vez porque eres el único al que no le gusta”

 

Baekhyun tomó el libro entre sus manos y lo guardó en su mochila con aire derrotado. Otro intento fallido; otra de sus historias que ponían histérico a Park Chanyeol.

 

— Pensé que éste tipo de libros tendría mas sentido para ti.

— Por sobre todas las cosas, sentido es lo que menos tiene —contestó—. ¿Por qué, si alguien ama a una persona, la dejaría ir sin siquiera intentarlo? Es estúpido. Solo lo haría un cobarde.

 

Chanyeol se tomó lo poco que le quedaba de café y se levantó para arrojar el vaso vacío al cesto de basura. Y, como siempre, él no tenía ni la más mínima idea de lo que sus palabras le hacían al pobre corazón de Baekhyun, el autor de cada libro que rechazó sin piedad.

 

— ¿Por qué estás tan empeñado en hacer que me guste uno de éstos libros, de todas formas? No es como si fuese algo tan importante.

 

Era tan fácil para él decirlo, que a Baekhyun le molestaba en demasía. Hacer que uno de sus libros le gustase a su gigante amigo siempre había sido su meta desde que había comenzado como escritor, hace dos años, y había prometido lograrlo, conllevara lo que conllevase. Lo había intentado de todas las formas posibles, e incluso, en una ocasión, le había llegado a preguntar a su amigo qué demonios era lo que le gustaba, sin obtener una respuesta razonable.

 

Si alguien le hubiese dicho que aquello sería imposible, ni siquiera se hubiera molestado.

 

— Tienes razón. No importa —murmuró y se colgó la mochila en el hombro—. Me iré primero. Nos vemos más tarde.

— Aguarda, Baek —lo llamó antes de que pudiese acercarse a la puerta—. Habrá una fiesta en casa de Jongin este fin de semana y creí que querrías venir para despejarte un poco.

 

Baekhyun lo miró sin entender.

 

— ¿Por qué querría ir yo a una fiesta?

— Bueno, te he visto muy estresado últimamente y no me has querido decir qué es lo que te tiene así. ¿Qué te puedo decir? Me preocupas.

 

Chanyeol metió las manos en sus bolsillos y sonrió, balanceándose de atrás hacia delante cual niño pequeño. Se veía tan tierno a los ojos de su mayor, y a veces se le hacía tan insoportable y doloroso ya que ese gigante jamás —jamás— lo verá como algo más que su mejor amigo, y eso Baekhyun lo sabía muy bien.

 

Por eso quería lograr que a su amigo le gustase una de sus historias. Porque, de alguna manera, quería sentir que al otro le gustaba algo de él.

 

— Además —continuó el alto— tal vez podría presentarte a alguna chica con la que puedas pasar el rato.

 

Y en esos momentos es cuando Baekhyun olvidaba todo acerca de sus sentimientos y se esforzaba por no tomar lo que sea que tuviese a mano para hacérselo tragar a su interlocutor. A pesar de saber que su amigo tenía buenas intenciones, lo idiota jamás se le quitaría, y él no había terminado por acostumbrarse a aquello.

Sin embargo, y por la forma en que le sonreía, tan emocionado y esperanzado, Baekhyun no pasó mucho tiempo enojado con él y terminó cediendo. Luego se lamentaría por ello. Siempre lo hace.

 

— Iré —contestó—. Pero de ninguna manera me presentarás alguna chica. Las que traes resultan ser insoportables.

 

Chanyeol soltó una carcajada y tomó la mano del más bajo.

 

— Esta bien, tienes razón. En ese caso, ambos jugaremos al pool y nos emborracharemos juntos, justo como los mejores amigos solteros que somos. ¿Qué te parece?

 

La idea —ignorando el horrible hecho de que le había llamado mejor amigo— no sonaba tan mal. Tener a Chanyeol para él solo toda la noche le había levantado el ánimo en ese momento, y estuvo a punto de tirar su orgullo, vaya a saber uno dónde, y asentir frenéticamente. Y lo habría hecho, de no ser porque el gigante tenía su mano atrapada firmemente y había entrelazado los dedos con los suyos, otra vez. Y eso lo había descolocado y lo había puesto nervioso, otra vez. Era una rara costumbre que tenía, pero lo más raro, a ojos de Baekhyun, era que solo lo hacía con él y sólo él, y eso le servía para hacerlo ilusionar de la manera más cruel posible. Y lo peor de todo era que él se sentía tan irremediablemente bien con ello que siempre lo dejaba estar.

 

— Es un trato —afirmó con una ceja arqueada y el gigante negó con la cabeza, levantando su dedo meñique.

— Es una promesa —y sonrió, alcanzando el dedo del mas bajo y enganchándolos, dejando fijado el juramento.

 

A Baekhyun le había costado retener su sonrisa y la había esbozado, sintiendo las reconocibles “mariposas en el estómago”.

 

— Una promesa —repitió.

 

 

Aquel día, Baekhyun no había llegado a casa. En cambio, había decidido visitar a su amigo Kyungsoo, quién hacía el papel de psicólogo desde la preparatoria y, según él, era el mejor dando consejos en situaciones como estas —en todas, de hecho—. Aunque, a veces, y Baekhyun lo sabía bien, su paciencia llegaba a agotarse y pasaba aconvertirse en un ser despreciable a quién, una vez que comenzaba a decir todo lo que le aquejaba de frente y sin compasión, no había forma de lograrlo callar.

 

— ¡Ésto es imposible! —gritó exasperado y se revolvió el cabello en un acto de desesperación.

 

Kyungsoo negó con la cabeza y lo miró con reproche.

 

— ¿No me digas que aún sigues con eso? —preguntó con un deje de molestia mientras le tendía una taza de café que el otro aceptó con gusto. Baekhyun suspiró.

— Jamás conseguiré que a ese idiota le guste uno de estos libros.

— Es porque a él no le gustan los libros —contestó su amigo, sentándose a su lado—. Y jamás lo hará. Deberías resignarte de una vez. Ésto ya está empezando a afectarte.

 

Y era verdad. Eso ya había comenzado a afectarle, y mucho. Él era consciente de ello, sin embargo, no podía dejar de hacerlo. No podía dejar de insistir, de intentar, porque rendirse no era lo suyo. Su orgullo, al menos, no se lo permitía. Porque él lo había prometido; él había hecho su meta lograr que al gigante le gustara una de sus obras, y había decidido lograrlo, conllevara lo que conllevase. Y si él no podía tenerlo, si él no era amado como deseaba, uno de sus libros tendría que serlo, porque escribir historias era una parte de él, y por lo menos eso tendría que ser aceptado por su amigo para que, por fin, se sintiera listo para olvidarlo; se sintiera listo para rendirse y dejarlo ir.

 

— No puedo —dijo simplemente y volvió la vista a la pantalla, tratando de pensar qué demonios escribir a continuación.

— Poder y querer son dos cosas muy diferentes, Baekhyun. Y tú no es que no puedes, sino que no quieres —comentó y resopló—. Por Dios, deberías descansar un poco mas, al menos. Solo basta con mirarte para saber lo mal que estas. Y todo por un capricho.

 

Baekhyun trató de contenerse para no comenzar a gritarle montones de incoherencias. Decir que lo que hacía era un capricho resultaba, de alguna manera, insultante. Y no importaba lo buenos amigos que eran, cuando su amigo decía algo como eso, lograba sacarlo de quicio.

 

— No es un capricho —murmuró entre dientes.

— ¿Y entonces qué es? ¿obsesión?

— No lo es.

— ¿Y qué es si no es eso? —preguntó ya con exasperación.

— No lo entenderías.

 

El ambiente se había vuelto tenso de repente, y Baekhyun no sabía si arrojarse el café caliente en la cara, o arrodillarse a los pies de su amigo y suplicarle perdón. Él bien sabía que Kyungsoo odiaba que le dijeran que no entendía algo, porque “solo lo hacía sentirse como un ignorante”, eso decía. Y él sabía que su amigo no era un ignorante, mas bien, resultó ser una de las personas mas sabias e inteligentes que jamás haya conocido, además de buena persona y psicólogo.

 

— Si no me dices lo que te sucede, ¿cómo esperas que entienda? —dijo luego de haber abierto y cerrado varias veces la boca, sin saber cómo expresarse sin gritar o arrojar cosas contundentes a la cabeza de su interlocutor.

— Oye, 'Soo, yo... lo lamento. No quise lastimarte, es solo que... he estado muy estresado estos días con lo de los libros, y ya no sé que mas hacer para lograr que ese gigante imbécil se interese en alguno.

— ¿Y ya le has dicho quién los escribe? ¿Que el tal “Ms. Perséfone” eres tú? —le preguntó, dejando la discusión de antes por olvidada—. No sé... tal vez así cambie de opinión.

— ¿Y por qué ha de hacerlo? —espetó—. El que se entere que soy yo el que escribe todos esos libros que tanto odia no le hará cambiar de decisión, 'Soo. No cambiará nada.

— Tal vez te sorprenda.

— Tal vez —dije—. Pero, de todas formas, no quiero que sienta compasión por los libros solo porque los he escrito yo. Quiero que le gusten de verdad.

 

Kyungsoo, que hasta el momento había contenido la paciencia desde que había llegado Baekhyun de improvisto, decidido a usurpar su casa y obligarlo a hacerle de psicólogo, y ahora de sirviente a sueldo hasta la hora que se le antojase —o que su madre le llamara enfadada exigiéndole que regresase, que no era ningún vagabundo para andar a altas horas de la noche en la casa de sus amigos y que para eso tenía la suya propia—, lo miró con ojos entrecerrados y con el ceño fruncido, decidido a averiguar qué demonios lo tenía así y por qué razón, que para él se considere válida, lo tenía que aguantar todos los días.

Pero sabía de antemano que no serviría de nada preguntarle —a pesar de ya haberlo intentado innumerables veces— así que se había terminado resignando y había decidido olvidarlo, por el momento, hasta que su amigo estuviese listo para contárselo, o hasta que encontrase la manera de descubrirlo por su cuenta. Y soltó un bufido denotando su fastidio.

 

— Eres tan obstinado —soltó y caminó hacia la cocina para concentrarse en lo que sea que no tuviese que ver con la apariencia de su invitado, todo él pálido y ojeras hasta por los codos—. Deberías llamar a tu madre al menos. Ha de estar preocupada.

 

Baekhyun soltó una risa amarga.

 

— ¿Para qué? Si en lo único que piensa es en su trabajo.

— Eso no es verdad, y lo sabes —le reprochó con una mano en su cadera—. Ella te adora, y se preocupa por ti.

— No es cierto.

— Sí que lo es —dijo y tomó el teléfono, poniéndoselo en frente—. Llámala y dile que estas aquí.

— No lo haré. Tengo mejores cosas que hacer.

— Que la llames, he dicho.

— Y yo he dicho que no. Si ella no tiene tiempo para mí, ¿por qué debería yo de tenerlo con ella?

— Porque es tu madre.

— Aún así.

— Byun Baekhyun, o la llamas o te largas de mi casa. Ya bastante con dejar que te quedes cada que se te canta la gana y hacerte de sirviente. Hazlo —ordenó.

 

Y a Baekhyun no le había quedado mas remedio que suspirar y hacer lo que le pedía. Jamás le había gustado recibir órdenes de nadie —de nadie; ni siquiera de su madre, ni siquiera de Chanyeol—, pero debía admitir que se sentía culpable por abusar de la amabilidad de su amigo al aguantarlo incluso en sus peores momentos y todavía seguir junto a él; le debía no una, sino millones, y algún día se lo recompensaría.

 

 

La mañana del viernes había pasado demasiado rápido para Baekhyun, y eso no le acababa de gustar. El solo recordar que debería ir al día siguiente a esa horrible y ruidosa fiesta le hacía doler la cabeza y lo ponía de un mal humor que sería capaz de asesinar a alguien con sus palillos si, siquiera, se acercaban a hablarle. Él siempre había odiado las fiestas porque en todas, absolutamente en todas ellas, tendría que haber algo vulgar o incómodo, y no era exactamente la definición que él tenía de diversión. El solo pensar que otra vez tendría que soportar ver a personas, prácticamente, teniendo relaciones sexuales en medio de la pista de baile sin sentir ni una sola pizca de vergüenza le enfermaba, y mucho, pero eso no era lo peor que sucedía en esas cosas, claro que no. Lo peor era tener que sentarse a observar, y observar, y observar mientras apretaba los lados del asiento con ambas manos para no cometer alguna locura. Porque aquello solo significaba una cosa, y era la única razón que él tenía para sentirse tan irritado: Tendría que soportar ver a Chanyeol —su Chanyeol— en manos de otra persona que no fuera él, bailando muy placenteramente para su gusto. Y, aunque no le gustase admitirlo —y jamás lo haría en voz alta—, a él también le hubiese gustado bailar con Chanyeol de esa manera, en medio de la pista. Claro, si se lo hubiera pedido alguna vez.

 

Y por más que habían hecho una promesa; por más que solo Chanyeol había hecho esa promesa —porque él no la había hecho, sino que cruzó los dedos en su espalda procurándose de que el otro no se diera cuenta, y se había convencido de que “le había hecho un favor”—, se sentía inquieto porque sabía de antemano que el gigante no sería capaz de cumplirla, o que se olvidaría al momento de empezar la fiesta, y lo dejaría solo toda la noche.

 

Sin embargo, y como sucedía la mayoría de las veces, no pudo retractarse ni cancelarle por miedo a lastimarlo y decidió seguir con aquello a regañadientes.

 

— Entonces iremos primero a tu casa y elegiremos la ropa que mejor te quede, y luego pasarás la noche en la mía —dijo el gigante para cerciorarse, con una sonrisa demasiado contagiosa como para poder resistirse, y manteniendo los dedos entrelazados de ambos como era costumbre—. De ese modo, no tendremos que preocuparnos del lugar en donde, se supone, nos tendríamos que encontrar para ir juntos.

 

Baekhyun, que se había estado esforzando demasiado para parecer interesado, asintió y se preparó para bajar del autobús junto a su amigo.

 

— Puedes quedarte aquí o pasar si quieres. De todos modos, no hay nadie —dijo el mas bajo cuando estuvieron delante de la casa, mientras abría la puerta.

— Con permiso, entonces.

 

Ambos entraron y Baekhyun arrojó su mochila al sofá antes de irse corriendo escaleras arriba. Chanyeol, que se había acomodado en una de las sillas rechinables de la sala, miró con total admiración la casa que sorpresivamente estaba demasiado limpia, y, por un momento, se sintió fuera de lugar porque “ni en un millón de años él sería lo suficientemente limpio como para encajar”, había pensado.

Para concentrarse en otra cosa, había decidido recorrer con la vista los alrededores, hasta detenerse en la mochila entreabierta de Baekhyun. Algo de allí dentro le había llamado la atención y resulta ser que él siempre fue curioso —demasiado— por lo que ni siquiera se lo pensó dos veces cuando se había puesto delante y había comenzado a abrirla del todo.

 

El libro que el mas bajo le había llevado hace no mas de tres días para que lo leyese estaba allí, envuelto en papel rojo brillante, y, sobre éste, una tarjeta blanca pegada con cinta adhesiva con la palabra “Rechazado” escrita con rotulador negro. Chanyeol parpadeó varias veces, sin entender, y se distrajo por una pequeña luz azul tintineante que provenía de la laptop de Baekhyun.

 

Está encendida... “

 

Él tenía un mal presentimiento sobre ésto. De alguna manera, sentía que había algo allí que no debía ver. Sin embargo, y por muy irónico que fuese, aquello le había hecho sentir mas curiosidad y optó, con algo de pena, por tomarla y abrirla. Él no creía que Baekhyun tuviese algún secreto o algo que esconder, y, si lo tenía, de ninguna manera estaría allí, a plena vista de todos.

 

Cuando la pantalla se había iluminado, la imagen que le había mostrado el aparato era, nada mas ni nada menos, que letras. Un montón de ellas, y él pudo suspirar tranquilo. Solo era algo que había escrito el mas bajo, tal vez, en un momento de aburrimiento. Aunque, y muy a pesar de que no era nada grave, aún se sentía inquieto. Así que había comenzado a leer.

 

— Agh... —se quejó luego de cinco minutos—. Es demasiado...

 

Deslizó su dedo sobre el cursor y bajó lo mas que pudo, llegando al final de aquella horrible historia para nada interesante.

 

— ¿Por qué Baek pierde el tiempo con algo como ésto? Debería dejar de...

 

Fue en ese momento en que se había percatado del nombre —o seudónimo— que había aparecido luego de unas frases algo reconocibles para él, y, mas abajo, un corto texto con el título de “Mensaje del autor”. Chanyeol frunció los labios y trató de recordar dónde demonios había visto aquel seudónimo antes, hasta que en la mente le había sonado un fuerte y claro “Click”. Y entonces volvió la vista al libro a su lado y lo tomó lentamente con ambas manos, quitando el papel y dejándolo al descubierto.

 

Y allí estaba. Ese nombre... “Ms. Perséfone”. Era el nombre del autor que había escrito aquel y cada uno de los libros que le había mostrado Baekhyun y los cuales él había criticado y rechazado sin piedad.

 

Cada libro que le traía; cada best-seller... Todos firmados con ese nombre. Absolutamente todos.

 

— Tiene que ser una broma... —murmuró estupefacto, sintiéndose, de repente, la peor persona en el mundo. El peor mejor amigo nunca visto.

 

Por más que intentase engañarse; por mas que no quisiese creerlo, Baekhyun tenía un secreto del que jamás se había enterado, y jamás lo hubiese hecho de no haber metido la nariz en lo que no le incumbía.

Por más que él quisiese pensar otra cosa, y por muy duro que sea, su mejor amigo le guardaba secretos. A él. Y se supone que habían prometido nunca hacerlo. Se suponía que habían jurado contarse todo. Todo.

Pero, al parecer, su compañero no pensaba lo mismo porque, de no haber hurgado entre sus cosas y haberse enterado de esa forma, jamás lo hubiese hecho.

Porque su amigo no se lo habría dicho; porque, de alguna manera, él no quería decírselo. No quería, y no podía entender por qué. Se supone que él sabía todo de su amigo; su mejor amigo.

 

Se supone, y por sobre todas las cosas, se supone que él sabía todo de él; la persona que había amado hace años, desde que lo había conocido.

 

Pero resultó estar equivocado. Él no lo sabía todo, mas bien, él no sabía nada.

 

— ¿Qué estas haciendo?

 

Baekhyun estaba parado en medio de la sala con la mochila colgada en el hombro, y observaba a Chanyeol algo extrañado. Así como hacer que le gustase uno de sus libros, el que su mejor amigo se quedara callado por tanto tiempo resultaba raro. No era normal en él porque, ya sea de naturaleza o fingido, o solo porque sí, el que Park Chanyeol se mantuviera callado más de cinco minutos, sin reír ni gritar, era algo imposible, y eso solo sirvió para hacer sentir nervioso al mas bajo. Tenía un mal presentimiento sobre ello, y aquel no tardó en hacerse realidad.

 

— ¿Qué se supone que es ésto? —preguntó el gigante con una voz tan grave que no era de éste mundo. Al menos no para Baekhyun.

 

El chico arrodillado al lado del sofá volteó hacia él y le mostró algo que jamás en su vida creería que vería entre sus manos.

 

— ¿Qué es lo que haces con mi laptop? —el mas bajo sintió su respiración acelerarse poco a poco y se había quedado de pie allí, petrificado, sin saber qué hacer. Y se le secó la boca.

 

Chanyeol se mantuvo serio, aunque por dentro sintiera ganas de preguntar y preguntar, porque no soportaba saber que había algo que ignoraba de su mejor amigo, que había algo que no sabía.

 

He dicho... —continuó Baekhyun mirando al suelo, esta vez, con un tono más cortante; con uno mas seco que a Chanyeol le había sorprendido en demasía—. ¿Qué exactamente estas haciendo con mi laptop?

— Baekhyun —el gigante se había levantado con la computadora en la mano y se había acercado al mas bajo con parsimonia, temiendo que explote de repente—. ¿Podrías explicarme qué es ésto de “Ms. Perséfone”? Se... ¿se supone que tú eras el autor de todos esos libros que me traías? ¿Todos esos libros que rechazaba? —preguntó sin poder entender aún, y, al no obtener respuesta, decidió seguir haciéndolo—. Por qué... ¿Por qué ibas a ocultarme algo como ésto? ¿Es que acaso no querías que lo supiera?

 

Baekhyun no se había movido de su lugar ni había levantado la cabeza ni una sola vez, y eso, para Chanyeol, era desesperante.

 

— ¿Por qué no me lo dijiste? Se suponía que...—parpadeó, aún tratando de procesar aquella información—. Se suponía que nos contaríamos todo. Se supone que somos mejores amigos...

 

Y para el mas bajo, aquello fue la gota que rebalsó el vaso de su paciencia; como si le hubiesen dado una cachetada en medio del rostro y se estuviesen riendo de él. Para alguien tan orgulloso como Baekhyun, aquello fue como empujarlo hasta lo mas profundo de un pozo oscuro, y no le quedó mas remedio que explotar. Porque aquello ya lo había aguantado demasiado, y ya no lo toleraba mas. Ya no podía aguantarlo mas.

 

— Baekhyun...

— Con qué derecho... —murmuró entre dientes y miró a su amigo enojado, avergonzado, con el orgullo por los suelos; aquel había sido su secreto desde hacía dos años el cuál había prometido nunca dejar que Chanyeol se enterase y el que lo hiciera ahora, y encima de esa forma... no—. ¿Con qué derecho metes la nariz en lo que no te concierne? —espetó—. ¿Quién te ha dado permiso para hurgar entre mis cosas? ¡¿Eh?!

— Baek...

— No tienes derecho. ¡No tienes derecho, demonios! —gritó ya con desesperación y le arrebató la laptop de las manos. Chanyeol lo miró sorprendido, todo él ojos bien abiertos y boca a medio abrir, y trató de acercarse a él. El mas bajo, sin embargo, y como único recurso de evasión que pensó en ese momento, lo apartó de un empujón y abrazó la computadora con fuerza. De alguna manera, se sentía entre la espada y la pared; sentía, mas o menos, como si lo hubieran descubierto en medio de un robo. Aquel era su mayor secreto y significaba mucho para él. Aquellos eran sus sentimientos plasmados en la pantalla—. ¿Qué pensabas, eh? ¿Por qué demonios has hurgado mis cosas? ¿Qué es lo que querías?

— Baek... —repitió por enésima vez, sin saber qué otra cosa decir y trató de acercarse nuevamente.

— No, ¡no te acerques! —exclamó nervioso, sin poder ocultar su pánico—. Chanyeol, quiero que te vayas. Vete, ¿quieres? Vete.

— Oye, calma...

— He dicho que te vayas —ordenó.

— Solo quiero saber por qué me has ocultado ésto. De haber sabido que eras tú el que los escribía, habría sido mas suave...

— ¡Eso era justo lo que no quería! —contestó.

— Entonces, ¿qué? ¿por qué lo has ocultado entonces? ¿tan grave era que yo me enterase? ¿Por qué guardarme un secreto? A , Baekhyun, tu mejor amigo. Sabes lo que opino de las mentiras.

— Yo no te he mentido.

— No, claro que no. Solo no me has dicho la verdad. No me has dicho nada.

— ¿Y qué si así fuera? No tengo por qué contarte todo —respondió.

— Pero ¿por qué ocultarme algo tan trivial como ésto?

 

Y ahí estaba otra vez. Una vez mas habían despreciado su trabajo y lo habían considerado una especie de tontería; una especie de broma sin sentido. Pero aquello tenía mas sentido del que podrían imaginarse, tenía mucho sentido para Baekhyun. Aquello era una parte de él, y el que dijeran que no valía nada, o valía poco, le dolía, y mucho. Y no le gustaba mostrar su dolor. En su lugar, había optado por enojarse cada vez que alguien lo decía, como si de una capa se tratase, para ocultar sus verdaderos sentimientos.

 

— No lo entenderías —contestó y abrazó aun mas la computadora en su pecho—. Vete, ¿quieres? Hazlo. Ahora.

— Baek...

— Ahora —interrumpió apuntando hacia la puerta—. Vete.

— Baekhyun, ¿qué es lo que quieres ocultar? No obtienes nada con echarme de tu casa. Tarde o temprano hablaremos de ello y tendrás que decirme, porque no pienso dejar de insistir —dijo y sonrió a penas—. Si es algo tan grave como para ponerte así, puedes contármelo. Podré entenderte si lo haces.

— No, no lo harás. Esto es algo que jamás entenderás, Chanyeol, y no pienso contarte nada. No me obligarás. Nadie lo sabe, y tú no serás la excepción.

— ¿Y ocultarle cosas a la gente te hará sentir mejor? ¿Te lo guardarás sin siquiera intentar que alguien te entienda? Tú has escrito de eso, Baek, y yo ya te lo he dicho: dejar de hacer algo sin intentarlo, o no hacerlo por miedo, no arreglará nada. Absolutamente nada. Es de cobardes.

 

Luego de haber hurgado entre mis cosas y decir que mi trabajo era una tontería, ¿se atreve a llamarme cobarde? Está loco si piensa que lo dejaré hacerlo”

 

— ¿Cobarde, dices? ¿Me estas llamando cobarde? —preguntó indignado mientras se apuntaba, y volvió su dedo hacia la persona frente a él—. ¿Y qué me dices de ti? ¿Tú no eres un cobarde?

— ¿Y ahora a qué te refieres, Baekhyun?

— No te hagas el idiota, Yeol. ¿Crees que no me doy cuenta? —contestó—. He notado que sólo me tomas la mano a mí, y solo a mí. No lo haces con otro, y eso solo hace que saque mis propias conclusiones y lo mal interprete. ¿Qué debo pensar de ello, eh? ¿Que es solo un simple apretón de manos, o una costumbre? Admítelo: tú también tienes un secreto del que no me he enterado nada y del cual no quieres que lo haga, ¿verdad?

 

Chanyeol se mordió el labio, incapaz de contestar. La pregunta lo había tomado desprevenido y lo había dejado sin habla. Era verdad: él le había estado ocultando aquello a su mejor amigo, y es que no le puede decir el significado de ello ya que sería como declarársele ahí mismo, y aún no estaba listo.

 

Porque lo que hacía con sus manos no era una costumbre o un mal hábito, no. Aquello era un pretexto, una forma de dejar en claro sus sentimientos; una forma de tenerlo mas cerca, de sentir, aunque sea un poco, a Baekhyun; sentir que era de él.

 

Por esa razón, aquello era diferente.

 

— No soy cobarde —contestó.

— Claro que lo eres. Ambos tenemos secretos que no podemos contar. ¿En qué es diferente? Si yo soy un cobarde, tú lo eres también.

— No es así. Tu razón y la mía son muy diferentes.

— No puedes saberlo —gruñó.

— No, pero apuesto a que así es.

— Ya, entonces, si es mas importante tu razón, dímela —demandó—. Venga, dilo.

— De ninguna manera, Baek.

— Entonces quiere decir que no es mas que una tontería, ¿no es así?

 

Chanyeol se le quedó viendo por un momento con expresión neutro, luego suspiró.

 

— No lo entenderías.

 

Y fue allí cuando comprendió. Fue allí cuando pudo comprender por qué Kyungsoo odiaba que le dijeran eso, y es porque, en verdad, te hacía sentir como un ignorante, un incapaz, y eso solo sirvió para hacerlo enfadar más. Baekhyun ahora se encontraba muy intrigado por el secreto de Chanyeol y suplicarle que le dijese no estaba en sus planes, no. Significaría tener que doblar su orgullo, y se suponía que él estaba enojado. Se supone que Chanyeol ya lo había descubierto todo hurgando entre sus cosas. Debía estar enojado.

 

— Bien, ¿eso es lo que piensas? ¿luego me llamas cobarde a mí? Porque se suponía que eramos mejore amigos y nos contaríamos todo —murmuró.

— Ya, entonces, ¿por qué no comienzas tú? —dijo el gigante.

— ¿Y por qué debo ser yo? Hazlo tú si te crees tan valiente; si crees que tu razón es mas importante que la mía. Hazlo, hazlo —le incitó—. Yo lo haré también si tú lo haces primero.

 

Chanyeol se lo pensó por un momento. Si él decía su verdadera razón, el otro también lo haría, pero exponerse de esa manera no terminaba de gustarle nada. Aunque si debía hacerlo, y no le quedaba mas remedio, lo haría. Lo haría si con ello lograba saber todo de Baekhyun; si lograba quitarle un poco de aquel estrés y tranquilizarlo.

 

— ¿Eso quieres? —el mas bajo asintió, desafiándolo con la mirada; creyendo que no lo haría y que su secreto estaría a salvo. El otro, sin embargo, se acercó a él con paso decidido y, automáticamente, entrelazó los dedos de ambos, esta vez, de una manera mas suave. Baekhyun se sorprendió y, al levantar la vista, encontró al otro chico sonriendo tan cálidamente, y tan cerca de él, que creyó, por un momento, que las piernas le fallarían y acabaría en el suelo.

— Qué... ¿qué estas haciendo? —farfulló—. Suéltame...

— No lo haré —apretó un poco mas el agarre, sin dejar de sonreír—. Baek, ¿puedes entenderlo? Mis sentimientos...

— ¿Qué? —soltó desentendido.

— Ésto —levantó ambas manos, enseñándoselas— es lo que siento, Baekhyunnie, y es mi forma de demostrártelo —explicó—. ¿Lo entiendes? Tú me gustas...

 

Baekhyun comenzó a forcejear de repente, queriendo soltarse y alejarse lo más rápido posible. Aquello era tan injusto. ¿Cómo se atrevía a ilusionarlo de esa manera si no lo quería? Por que no lo quería. Eso era lo que había pensado durante años, y era de lo que se había estado tratando de convencer. ¿Y de pronto venía él y le decía todas esas cosas, tirando y pisoteando todos sus esfuerzos, y pretendiendo que lo entendiese? ¿Quién se creía que era? No tenía derecho. No lo tenía.

 

Él estaba convencido de que nunca le gustaría a ese gigante. Al menos, no como él quería, y se esforzó en buscar alguna explicación coherente; algo que encajase con aquella payasada. Hasta que se le vino algo a la mente y de pronto todo tenía sentido, y eso lo hizo enfadarse. Así que forcejeó, con toda su fuerza, y, por fin, logró soltarse.

 

— ¿Estas bromeando? —murmuró con tono amargo, entre dientes—. ¿Querías jugar conmigo, es eso? ¿jugar con mis sentimientos?

 

Chanyeol observó al mas bajo, confuso.

 

— Baek, no te estoy entendiendo...

— Ya lo has descubierto, ¿no es así? —continuó—. Has hurgado dentro de mi mochila, has revisado mi computadora sin permiso, y has logrado descubrir todo, ¿verdad? ¿Por eso quieres jugar con mis sentimientos; aprovecharte?

— ¿Qué clase de explicación sin sentido es esa? ¿Aprovecharme? ¿De qué?

 

Baekhyun, sin poder aguantarlo, inhaló profundo y exhaló fuerte y sonoro, y comenzó a empujar a Chanyeol hacia la puerta.

 

— Ya he tenido suficiente. Ya has hecho suficiente —espetó sin poder soportarlo mas, sacándolo, prácticamente, y como pudo, a patadas de su casa, y, luego de haberle lanzado una mirada de desprecio, se preparó para cerrar la puerta.

— Aguarda, Baek, ¡aguarda! —dijo el gigante y se colocó delante de él, con ambas manos en el marco—. Por qué... ¿Es que he hecho algo mal? ¿He dicho algo que te ha molestado? Dime, porque no lo estoy entendiendo.

— Yo quiero que te gusten mis libros... —comenzó a balbucear, sintiéndose al borde de las lágrimas—. Quiero que te gusten. Es lo único que quiero...

— Baek...

 

Y le cerró la puerta en medio de la cara, cortándolo y dejándolo con la palabra en la boca. Chanyeol parpadeó varias veces y se quedó mirando la puerta por unos escasos dos minutos antes de comenzar a golpear con fuerza aquel pedazo de madera, desesperado por saber a lo que su amigo se refería.

 

— ¡Baekhyun! ¡Abre la puerta! —gritó y se detuvo solo un momento, esperando una respuesta que nunca llegó, y pasó ambas manos por su cabello, nervioso, sin saber qué mas hacer—. No estoy entendiendo. ¿Me oyes? ¡No logro entenderlo! —soltó finalmente y decidió volver a su casa, resignado.

 

Notas finales:

Subiré los demas en cuanto termine de subir éste. 

Mi excusa: ¡Quiero tener, al menos, un fic terminado, joder! Ya, lo dije ._. 

xDDDD

Nos vemos~ 


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