“Los campeones no se hacen en gimnasios. Están hechos de algo inmaterial que está muy dentro de ellos. Es un sueño, un deseo, una visión”.
Sentía los golpes de mi contrincante en el abdomen mientras que yo hacia lo mismo en su rostro, estaba realmente agotado.
Me confié demasiado, creyendo que solo era una pelea nada más pero no era así, era fuerte y ágil, no importaba los puñetazos que acertaba en su rostro, ni siquiera en su estómago, ya que cada vez que le veía caer, se levantaba con renovadas fuerzas. En ocaciones, creí ganar por completo pero que equivocado estaba; sus profundos ojos negros me observaban con determinación, el cabello pegado a su rostro le daba una aura muy atractiva y qué decir de esa piel canela perlada, todo gracias al bendito sudor.
Su atención se tuvo que centrar nuevamente en su oponente, ya que un golpe en la mandíbula hizo que saliera volando -literalmente- hacia el lado contrario y estrellándome contra la malla, un hilo de sangre salió del lado derecho de mi boca; mi vista se nubló por breves segundos, pero desgraciadamente ese fue el golpe final que necesité para quedar inconciente.
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Rápidamente el réferi se acercó a revisar al pelirrojo, quizá había una pequeña posibilidad de que este se levantara y siguiera peleando; Lee se acercó con sigilo, no creyendo que con ese golpe le dejara noqueado.
El hombre de negro y blanco negó levemente y anunció con una potente voz, que el ganador indudable y por tercer año consecutivo, seguía siendo Rock Lee. -¡Sí! Gai-sensei, lo he logrado de nuevo- con entusiasmo propio de él saltó por todo el cuadrilátero, mostrando el cinturón que solo hace segundos le habían entregado.
Las puertas de metal fueron abiertas y un grupo de chicos se abalanzó sobre él, haciendo que por ende, todos rodaran por la lona hasta -¡Felicidades Lee! Sabíamos que ganarías, Gaara no podía vencer ese golpe a la quijada ¡Hasta a mí me dolió!... De veras- comentó el rubio encima del moreno -En serio, te caiste muchas veces Lee pero siempre te levantabas, eres grande amigo- habló Kiba también emocionado, y es que todos estaban nerviosos de saber el resultado que tendría aquella increíble pelea.
-Felicidades Lee- fue el escueto comentario del Hyuga que le veía seriamente mientras le tendía su mano para que este se levantara -Naruto... Podrías quitarte de encima, ya me estoy quedando sin aire- dijo apenado Lee, no es que le incomodara la posición pero en verdad que los golpes en su abdomen lo dejaron molido.
Naruto ladeó levemente su cabeza confundido pero inmediatamente se percató de la situación y con un leve rubor en sus mejillas, se levantó de su cómodo lugar riendo nerviosamente mientras se rascaba la nuca. Lee tomó la mano que le ofrecía Neji, se levantó con un poco de dificultad.
Todos los presentes observaban al ganador salir de la enorme jaula, gritos de júbilo se dejaron escuchar por el lugar, al igual que una que otra porra con su nombre.
Finalmente podía descansar, su maestro se acercó con una sonrisa orgullosa, él más que nadie sabía todo lo que Lee tuvo que pasar hasta llegar en donde está actualmente. -¡Enhorabuena Lee! Tu llama de la juventud ha servido como un incentivo para no rendirte en la pelea, mi alumno estrella ha salido triunfante- eran las conmovedoras palabras de Gai, quien adulaba de alguna forma a su mejor alumno.
Con esfuerzo logró entrar hacia el camerino enorme que tenía que compartir con su adversario, respiró profundo y se recostó momentáneamente en el sillón; suspiró cansinamente, para luego llenar sus pulmones con aire, que exhaló sin problema alguno, le gustaba mucho el silencio que se formaba en la estancia pero unos ruidos lo alertaron, poniendo más atención de lo que acostumbraba, sino fuera porque el pelirrojo entraba en ese momento, hubiera golpeado a cualquier extraño que se infiltrara solo para obtener algún autógrafo.
Los ojos aquamarina le observaban con insistencia, aunque los negros de Lee tampoco se depegaban de los contrarios, se quedaron viendo alrededor de un minuto aproximadamente -Buena pelea, fue un placer luchar contra tí- alagó con el rostro serio, no mostraba ninguna emoción pero quizá estaba enfadado por el golpe recibido anteriormente.
-Igualmente Gaara, nunca creí que ese golpe me aturdiera, tanto como para descolocarme totalmente- sonrió nerviosamente, una risilla se escapó entre sus dientes e inmediatamente se levantó trastabillando hasta posarse enfrente del muchacho, extendió su mano sin el guante, ya que se los había quitado segundos antes de entrar en el camerino, con una gran sonrisa típica de él, esperó paciente para que el otro hiciera lo mismo y así, por lo menos sentirse en un ambiente más cómodo.
Gaara observó la mano con total desconfianza, le había dicho aquello por mera educación, ya que planeaba que Lee le diera la revancha, así limpiaría la gran mancha que había dejado en su orgullo, el moreno pisoteó su ego e hizo que pasara el ridículo, seguramente su padre se estuviera revolcando en su tumba en este momento.
Con un gruñido que pasó desarpecibido por Lee, tomó su mano contra la propia, apretándola significativamente mientras le tiró de un solo para que sus cuerpos chocaran; el pelirrojo acercó su rostro al contrario, tuvo que colocarse de puntillas para estar a su altura, ya que el moreno era unos centímetros más alto que él; por parte de Lee, estaba confundido y desorientado por las acciones del pelirrojo, quedó solamente a unos cuantos respiros de su boca, sin querer, su corazón latía cada vez más fuerte, no comprendía que era lo que Gaara quería de él.
-Quiero la revancha... Rock Lee- susurró contra sus labios ¡Todo eso sin cambiar su expresión! En ese entonces, todo lo que Lee susurraba eran incoherencias, estaban demasiado cerca, cualquier empujoncito con la menor fuerza y daría por hecho que se besarían.
Tragó en seco mientras asentía como estúpido, cualquiera que entrara, se daría cuenta de que la situación no era prescisamente la mejor como para interrumpir pero había una que otra excepción; Neji entró al camerino en silencio, esperaría ver a Lee de un lado para otro e incluso dormido pero no besándose con el perdedor de turno, entrecerró sus ojos y frunció levemente el ceño -Esperaré nuestra revancha con ansias- su voz profunda finalizó de hipnotizar a Lee, que solo quedó expectante de todo aquello.
Sin esperárselo, sintió como la lengua del contrario mojaba sus labios resecos, un leve estrecimiento pasó por toda su columna vertebral, sus ojos en vez de cerrarse, se abrieron enormemente y un leve rubor se instaló en sus mejilla, por primera vez, vió como una sonrisa ladina se posaba en el rostro del pelirrojo.
Quedó estático, sin poder mover ni un solo músculo hasta que sintió de nueva cuenta como era jalado hacia atrás -¿Ah?...- su cuerpo fue rodeado por los brazos del castaño, que seguía frunciendo el ceño levemente pero su mano todavía estaba apresada por la de Gaara -Chicos... Creo que ya pueden soltarme- comentó algo cohibido por la situación que se daba; se veía que ninguno de los dos dejaría esa lucha entre miradas que tenían. Una guerra interminable.
-¿Qué sucede chicos, porque se tardan tanto?- una chica rubia entró súbitamente al lugar -Oh...- fue lo único que pronunció al ver tal situación comprometedora -En serio, yo no sabía nada... Y-ya me iré de aquí para que ustedes sigan en lo suyo- dijo entre sonrojada y divertida -¡Frentona! Tengo algo que contarte, no lo creerás por nada del mundo pero yo lo vi con mis propios ojos- salió corriendo y gritando al mismo tiempo.
Gaara soltó lentamente la mano de Lee pero observó con sus ojos impasibles a los contrarios, declarando así la guerra contra el Hyuga.
Había perdido esta batalla pero no por eso se daría por vencido, ya había puesto sus ojos en Lee y lo todo lo que Gaara deseaba o quería, lo obtenía... Sí o sí. No importando el resultado.
Continuará...