Relata Tao
– ¿Has perdido la cordura? –Suho refunfuña intentado soltarse de mi agarre, mientras introduzco la llave tarjeta en la puerta de nuestra habitación– ¿Acaso crees que puedes llegar y llevarme de ese modo? Soy un hombre no una chica. Suéltame Zitao.
Empujo el cuerpo de mi hyung en el interior de la habitación y cierro la puerta tras de mí, recargándome sobre ella para evitar que intente escapar.
– ¿Qué diablos pasa contigo? –Suho patea el suelo y frunce el ceño.
– ¿No me amas?
– ¡Ja! ¿Me traes de ese modo estúpido para preguntarme esa barbaridad?
– ¡Contesta maldita sea! ¿No me amas?
Suho pone los ojos en blanco y comienza a parpadear repetidas veces antes de poder articular palabra
– Entonces no me amas. Tome tus palabras y creí en ellas, me aferre a la idea pero esa noche después de que te amé en silencio dijiste esas crueles palabras y me odie por dar inicio a este desesperante juego. ¿Te has preguntado alguna vez por qué intento dominarte?, ¿por qué te trato como mío?, ¿por qué soy egoísta contigo y no tolero verte con nadie más?
– Suho muerde su labio inferior y agacha la mirada–. Pero solo me ves como tu hermano, tu amigo. –Me hago a un lado y digo–: Adelante, puedes irte.
Fin del Relato de Tao
Jongin es como un niño pequeño cuando de Kyungsoo se trata y Sehun no puede evitar hacerle burla por ello, mientras caminamos por el jardín del hotel.
– ¡Dios, Jongin!, te vieras. Cuanto no te burlaste de mi por ser tan pegajoso con Luhan hyung. Ahora tú no puedes ver a Kyungsoo hyung porque cambias radicalmente. Tu mundo gira en torno al enano.
– No vuelvas a llamarlo enano.
– Oh, lo siento.
– Jonginnie –dice Kyungsoo acercándose a nosotros con un par de piñas coladas–. Toma, bebe algo.
– Hyung~
Sehun no puede evitar reírse a carcajadas y por ende no puedo evitar imitarlo. Jongin golpea el brazo de Sehun y éste a su vez repite dicho acto como venganza.
– Bueno paren ustedes dos –digo y ambos asienten sumisos.
– ¿No estabas con Minseok hyung? –pregunta D.O
– Chen ha llegado cuando estábamos en el bar y se lo ha llevado a Dios sabrá dónde y me dejo completamente solo.
– Por suerte llegue yo, el estúpido bartender le estaba coqueteando –añade Sehun.
– Eres un celoso. –dice Jongin.
– Ya te veré, ya te veré Kim Jongin.
Relata Chen
– ¿Por qué me has traído aquí? –pregunta Minseok, mientras caminamos por el parque de niños.
– Solo quería pasar tiempo de calidad a solas con mi novio ¿acaso no puedo hacerlo?
Minseok sonríe y besa mi mejilla en un acto de cortesía, mientras aprieta el agarre de nuestras manos y me lleva a un columpio. Minseok toma asiento sobre uno de ellos y me obliga a tomar asiento a su lado.
– El cielo está despejado esta noche –dice elevando la vista– hay estrellas –señala– la osa mayor. Aquella es la estrella del norte. ¿Puedes ver a sagitario?
Pero mis ojos no están precisamente en la expansión de los cielos y los millares de luces brillantes, todo lo que logro ver son los rasgos de Minseok escasamente iluminados por los focos a la distancia. Xiumin vuelve su rostro hacia el mío y sonríe.
– ¿Te gusta? –Pregunta y asiento–. ¿Qué es lo que más te gusta?
– La forma de tus cejas, tus mejillas regordetas, tus labios, los marcados que pueden llegar a tus ojos y la forma en que brillan, son como luceros y siento que las estrellas se quedan tontas frente a ellos. Me gusta que seas tímido y reservado, esos pequeños ataques de ansiedad que te invaden cuando sientes que has hecho algo demasiado vergonzoso. Como jugar con el borde de tu camiseta, morder tus labios, jugar con tus manos y bajar la mirada para evitar a toda costa que las cámaras te graven, pero eres tan evidente que siempre te señalan. Me gusta tu peso, no importa si engordas o rebajas para mi eres perfecto y nunca me cansare de amarte.
– Chen~
Me levanto y paro frente a Minseok, tomando entre mis manos sus abultadas mejillas para plantar un beso en sus carnosos labios. Minseok me corresponde y en una brevedad de minutos mi lengua explora despreocupadamente esa boca que conoce bien. Pero la falta de oxígeno se hace presente y me veo obligado a tomar distancia, no obstante durante dicho transcurso tomo la mano de Minseok para levantarlo de su asiento y llevarlo conmigo.
Pasos sincronizados que chocan con la perfecta grama del parque, dedos entrelazados y silencio. A veces Minseok me observa con una sonrisa tonta y los ojos brillantes, otras veces soy yo quien lo observa. Mis ojos visualizan a la distancia una banca con vista al mar y no puedo evitar correr hasta ella tirando del brazo de Minseok quien ríe por mi inesperado acto.
– Chen detente –ríe–, harás que caigamos.
Pero ignoro sus palabras y continuo corriendo hasta cierto punto a escasos metros de la banca de hierro forjado en un tono gris oscuro bastante desgastado, el que a su vez es iluminado por un faro ubicado al costado opuesto de la misma. Y en ese pequeño tramo donde ésta se ubica inicia un sendero cementado entre un arco de árboles de cerezo. Minseok me abraza por la cintura pegando su mejilla en mi rostro y yo paso mis brazos por sus hombres. Ambos nos aferramos el uno al otro.
– Te amo Jongdae –dice.
– También te amo hyung.
Minseok se desprende de nuestro abrazo y me observa por un instante antes de besarme lenta y cariñosamente. Sin embargo, no pasa mucho tiempo cuando Minseok se detiene y sujeta mi mano para llevarnos a ambos a la banca con el fin de tomar asiento.
– ¿Puedes amarme en esta hermosa noche? –agrega tímidamente mientras juega con los dedos de mi mano sobre su muslo y los observa con demasiado interés.
– ¿Aquí?, ¿Ahora?
No emite sonido alguno ni siquiera responde a mi pregunta pero cuando vuelvo mi rostro al suyo, dejando de lado la playa y el horizonte, asiente suavemente con una sonrisa tímida.
– Es un lugar público –articuló.
– Estamos solos –me observa y se levanta de su asiento sentándose sobre mis piernas, rosando en lado interno de sus muslos y pantorrillas con mis caderas y muslos– ¿No quieres hacerlo? –el tono de su voz disminuye y sus ojos expresan lujuria, antes de que pueda perderlos de vista y sienta los labios de Minseok sobre mi cuello subiendo hasta la parte trasera de mi oreja y deslizarse hasta el lóbulo de la misma donde sus pequeños dientes se clavan con sutiliza y su lengua lame un poco la punta y susurrar–: Ámame Chennie.
*****
El torso desnudo de mi hyung rozando con mi pecho a penas cubierto por la camiseta; las caderas del mismo descendiendo y bajando contra mi entre pierna provocando fricción sobre nuestros ajustados jeans me llevan a arañarle suavemente la espalda y morderle los labios. Minseok gime contra mis labios y mi mano se escabulle entre el cierre abierto de su pantalón y su bóxer para estimularlo.
La camiseta vuela por los aires a espaldas de Minseok justo después de haberme obligado a sacar mi mano de su pantalón y elevar mis brazos. Me levanto sosteniendo los muslos de mi hyung, mientras éste se aferra a mis caderas y le susurró al oído de que debe parar y sacarse los jeans. A regañadientes obedece y del mismo modo lo hago yo. La banca se vuelve incomoda y volver a ella no es una opción. Minseok me besa y lo levanto una vez más sobre mis caderas.
Doy un par de pasos y me arrodillo sobre la grama empujándonos a ambos sobre la misma; Minseok gruñe por el frio en su espalda y besa mi cuello a lo que susurro un “lo siento”. Deslizo mis labios por el torso de mi hyung y juego con sus pezones con mi lengua. Una de sus manos se aferra a mis cabellos y tira de ellos, poco después vuelvo a bajar por su torso repartiendo una secuencia de besos en sus caderas escasamente huesudas.
Minseok abre las piernas y comienzo a besar desde su tubillo derecho hasta la rodilla para consecutivamente pasar a la su muslo izquierdo lamiendo.
Deslizo mi lengua por su entrada y subo por sus testículos y glande hasta depositar un beso en la punta. Minseok gime por lo alto y muerde sus labios, no puedo evitar estimularlo con mi boca y observar sus expresiones. No importa cuántas veces hayamos hecho el amor, Minseok siempre cubrirá su rostro cuando note que lo observo, pero esta noche es diferente. Sus ojos lujuriosos se clavan en los míos, mientras ahueco mis mejillas y enrosco mi lengua alrededor de su pene. En ese tipo de conexión que nos une.
Llevo un par de dedos a su entrada, pero antes me aseguro de que los humedezca, entonces Minseok deja escapar un aullido cuando me incrusto de lleno en su entrada y comienzo a mover mis dedos. El lugar y punto exacto lo conozco de memoria pero esta noche no quiero apresurar el momento, así que entro y salgo lentamente una y otra vez hasta que siento el cuerpo de Minseok temblar y noto como se aferra a la grama al punto de sacar la hierba de la tierra.
Alejo mis dedos y mi boca, lo beso con suavidad y levanto sus caderas
obligándolo a levantarse también para sentarlo sobre mi hombría, pero antes de que pueda siquiera hacer algo mi hyung me detiene y me obliga acostarme sobre la grama. Se lame los labios y me abre las piernas, el aire caliente que desprende su boca ligeramente abierta choca con mi hombría y me erizo sin previo aviso, su mano sujeta mi pene y lame desde la base hasta la punta humedeciendo lo suficiente con el fin de lubricarla y cuando considera que es suficiente se levanta y pasa sus piernas sobre mis caderas tomando mi hombría para comenzar a encajarse en ella.
Un gruñido se escapa de mis labios, ladeo mi cabeza y cierro los ojos. Minseok gime y choca su frente contra mi pecho, mientras subo mis caderas para entrar completamente y él baja las suyas. Mis manos se aferran a sus caderas y mi hyung se levanta apoyando las suyas en mi pecho para comenzar a moverse. Gemidos, suspiros y jadeos ahogados por las olas del mar y la brisa, besos robados y cortos te amos, caricias ajenas y rastros de salivas en los pechos desnudos del uno y el otro. Un cuerpo unido al otro convirtiéndose en uno solo.
Fin del Relato de Chen
Los parpados de Yixing comienzan abrirse, es de noche, han pasado tres horas desde que lo deje en la habitación. Por su parte, Sehun juega con el peluche de ciervo que yace sobre mi cama, acostado, mientras organizo un poco la ropa en el interior del closet.
– ¿Has dormido bien, hyung? –Pregunta Sehun aventando el siervo por los aires para luego atajarlo y realizar el mismo procedimiento–. Te ves horrible, lo que significa que has dormido bien. Te aconsejo ir a lavarte, tienes baba pegada.
Yixing rueda los ojos con pereza y vuelve a envolverse en las sabanas cubriendo su rostro con la almohada.
– ¡Ya!, Morsa, levántate de una buena vez. Vamos a cenar.
– No tengo hambre –su voz ronca amortiguada con la almohada apenas se hace audible–. Tampoco tengo ánimo de ver a Kris.
– Oh, ya que lo mencionas. No lo he visto desde que llegamos.
– Tampoco sabemos nada de Chanyeol y Baekhyun –añade Sehun.
– Quizá también están descansando –agrega Yixing retirando la almohada de su rostro y destapándose–. Voy a lavarme para que bajemos a cenar.
– Wow, eso fue raro.
Sentado sobre el borde la cama me observa y señala con su dedo y dice–: Solo iré porque el sonido de mi estómago indica que se está devorando así mismo.
Sehun ríe y deja a un lado el siervo levantándose de la cama y añade–: Iré por Zitao.
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