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El Ciclo Lunar por yicka long hatake

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Notas del capitulo:

hola...gracias por sus comentarios...voy a tratar de lograr que los capis queden un poco mas largos...espero que les guste

los personajes no me pertenecen son propiedad de su autor....

Capitulo 8: deseo

Los rayos del sol comenzaban a asomarse logrando despertar a un demonio de largos cabellos plata, se sentía un poco mareado, percatándose de que estaba abrazando algo; una vez que su vista se acostumbro a la luz descubrió que no se trataba de algo sino más bien de alguien.

Un par de orejitas junto a un cabello largo de color plata fue lo que primero vio, al dirigir su mirada al rostro de aquel ser descubrió quien era su acompañante, allí estaba durmiendo plácidamente Inuyasha; los recuerdos de lo ocurrido por la noche llegaron a su memoria, tratando de convencerse de que todo eso no era real, aparto los cabellos que cubrían el cuello de aquel que yacía dormido a su lado y la vio, una marca de una medialuna morada en el espacio que se formaba entre el cuello y el hombro del doncel.

No podía creer lo que veía, era sin duda alguna la marca que todos los machos de la raza de perros demoniacos dejaban en aquellos que reclamaban como suyo; aterrado tomo su ropa y una vez vestido se marcho de ese lugar lo más rápido que pudo.

Horas después Inuyasha comenzaba a despertarse, la cabeza le dolía muchísimo, intento levantarse pero un dolor en su retaguardia se lo impidió; comenzó a recordar lo sucedido, en ese momento una expresión de completo pánico se hiso presente en su rostro, busco su ropa descubriendo que solo le quedaba la parte inferior de esta, resignándose se vistió con lo que tenia, mejor eso a que andar por ahí desnudo.

Como pudo llego hasta un rio, en donde inmediatamente contemplo su reflejo, observo las marcas en todo su pecho, llevo su mirada a su cuello y hombro, y fue entonces cuando la vio, esa marca de medialuna morada símbolo de la familia de los perros demonios.

Solo existía un ser que pudiera dejarle esa marca, y ese era nada más y nada menos que Sesshomaru; su rostro reflejo una enorme angustia mientras que amargas lagrimas recorrían su rostro, todos sus anhelos y sueños se iban como agua por un rio, ahora ya no podría construir la familia que tanto deseaba, ahora lo único que tendría era soledad porque sabía que sus “amigos”, tarde o temprano, terminaría alejándose de él.

Con un enorme desconsuelo se encamino rumbo a la aldea en donde “vivía”, ya no le importaba lo que los demás pensaran de él, ya no le importaba nada, camino por varias horas hasta que llego a su destino, tantas horas que el sol ya comenzaba a ocultarse; al llegar se topo con la persona que menos quería ver en ese momento Kagome Higurashi, no le dio importancia alguna y continuo su camino a la casa de la anciana Kaede sin prestar atención a lo que la joven le preguntaba.

En cuanto estuvo enfrente de la casa se metió en ella, se dio cuenta que allí se encontraban todos aquellos que decían ser sus amigos más eso lo traía sin cuidado, fijo su vista en la persona que estaba buscando y sin poder evitarlo sus ojos comenzaron a humedecerse.

-...Kae-chan...necesito hablar contigo a solas...-dijo tratando de contener las lagrimas que amenazaban con salir.

Kaede se sorprendió bastante Inuyasha solo la llamaba de esa forma cuando estaban los dos solos o se trataba de algo sumamente serio, le pidió a todos que los dejaran solo y, después de una cuantas negativas de Kagome diciendo que como su amiga también debía saber que ocurría, todos se marcharon dejándolos solos pero...

-...dije a solas...que acaso no entienden lo que eso significa...por si no lo recuerdan puedo olerlos...respeten la privacidad de los demás...gran bola de idiotas...-dijo molesto al notar que estos estaban tras la puerta con claras intenciones de escuchar todo.

La anciana se sorprendió aun más, era la primera vez que el trataba a los demás de esa forma, dejo de darle importancia al ver como Inuyasha apretaba fuertemente los puños y se mordía el labio inferior en un vano intento de no llorar; el verlo de esa forma tan vulnerable, sabiendo lo fuerte de carácter que solía ser, hiso que su lado maternal saliera a flote.

Se acerco al peli plata y lo abrazo sintiendo al segundo como este hacia lo mismo con ella, pudo sentir como su hombro comenzaba a humedecerse, después de un largo rato percibió que Inuyasha ya estaba más calmado, lo aparto suavemente y pudo ver como tenía los ojos rojos a causa de haber llorado, y como intentaba volver a respirar normalmente.

Le pidió que se recostar para que ella pudiera curarle las heridas que, a pesar de fueran pequeñas, se advertía que eran profundas y estas se podrían infectar, comenzó a pasarle una especie de ungüento hecho de hierbas para luego vendarle todo el pecho; al tratar de quitarle la única ropa que tenia para revisarlo de la entrepierna, ya que tenía una leve idea de lo que le había pasado, el oji ámbar se lo impidió tomándola de una de las muñecas, después de darle una mirada que le indicaba que podía confiar en ella este, algo avergonzado, la dejo hacerlo.

Al quitarle la ropa y pedirle abriera las piernas vio los rastros de semen mezclados con sangre, esto la asombró mas trataba de que su rostro no lo reflejara ya que sabía lo incomodo que se debía sentir en ese momento; sin decir nada tomo un trapo y comenzó a limpiarle esa zona para luego pasarle un poco de ese ungüento, una vez acabó comenzó a guardar la vendas y demás sin decir nada mientras el doncel se vestía con su única prenda, si había alguien que debía sacar el tema de lo ocurrido a Inuyasha ese era el mismo.

-...Ka...Kae-chan...por lo visto ya no voy a poder ocultártelo mas...yo soy...yo soy un...yo soy un demonio doncel...-dijo apretando su única ropa mientras sus manos no paraban de temblar.

Acercándosele y sentándose a su lado la anciana colocó sus manos sobre las del doncel mientras decía-...eso ya lo sé mi niño...o porque razón crees que insistí en revisarte allí abajo...-concluyo con una leve sonrisita.

-...pe...pero como es que...-eso lo había tomado por sorpresa jamás pensó que ella ya lo sabría.

-...la pulga Mioga nos conto todo...-ante la muda incógnita que percibía en los ojos del contrarios decidió continuar hablando-...puedo imaginar lo que estas pensando...y la respuesta es si Inuyasha...todos aquí saben eso...Miroku, Sango, Kagome, Shippo...todos...-

En todo su vida jamás deseo aplastar a esa pulga tanto como lo deseaba en ese momento, se supone que le había dejado bien en claro que no le dijera a nadie su secreto,  pero parece que no le entendió o solo lo hiso para fastidiarlo, después se encargaría personalmente de él, ahora debía prepararse para aguantar las insistentes preguntas que recibiría de parte de los demás, preguntas que claro no iba a contestar.

Y tal y como predijo una vez volvieron todos comenzaron a llenarlo de preguntas a las cuales solo les mandaba una mirada de “no pienso contestar eso”, después de un largo rato dejaron de hostigarlo al ver que no conseguirían que dijera nada, todos se fueron a dormir más a las pocas horas Inuyasha, quien no podía conciliar el sueño, salió de la casa y se sentó al pie de un árbol mientras observaba el estrellado firmamento nocturno, en eso pasa una estrella fugaz y, al igual que hacia cuando era un niño, cerró los ojos y pidió un deseo ”solo deseo no volver a estar solo nunca más” fue lo que pensó para luego sentir una leve brisa que logro que se durmiera.

Mientras tanto otro peli plata seguía pensando en todo lo ocurrido anteriormente, se negaba a creer lo que había pasado, pero la peor parte era que mientras más lo negaba sentía un vacio crecer en su pecho, era como si algo le faltara se sentía muy confundido; por un lado quería creer que todo eso no fue más que un sueño, pero por otro al recordar a Inuyasha esa noche sentía una extraña sensación en el estomago era como si se hubiera comido varios insectos y estos estuvieran muy inquietos.

Soltó el decimo suspiro de esa noche, eso realmente ya lo estaba fastidiando, él no era así y no entendía por qué se sentía de esa manera, sentía varias cosas a la vez, enojo alegría ira angustia desesperación calma inquietud miedo... ¿miedo?...si por primera vez en su vida sentía miedo, miedo de aceptar lo que su corazón trataba de hacerle entender desde hace mucho; siempre pensó que en todas las peleas que tuvo con Inuyasha no lo había matado por mera piedad hacia el o porque Rin se lo pedía, pero ahora estaba dudando de que fuera por eso.

Fijo su vista en el lago que tenía enfrente y vio como una pareja de cisnes nadaban tranquilamente, se los veía realmente calmados y felices de estar juntos, otro suspiro salió de su boca, tenía que aclarar todo lo que le ocurría lo más pronto posible de lo contrario estaba seguro que se volvería loco; tan sumergido estaba en sus pensamientos que no noto como una pequeña silueta se le acercaba.

Preocupada por el comportamiento de aquel que quería como a un padre, la pequeña Rin salió de la cabaña en la que estaba y busco con la mirada al peli plata, y al encontrarlo fue a donde estaba más al llegar a su lado se dio cuenta de que este estaba inmerso en sus pensamientos; no le gustaba verlo de esa forma, desde que había vuelto no había dicho ni una sola palabra solo se la pasaba pensando y, sorprendentemente para ella, suspirando, definitivamente averiguaría lo que le pasaba y si él no le decía ella misma lo averiguaría.

-...señor Sesshomaru que le ocurre...nunca lo había visto así y eso me preocupa...-dijo con una voz llena de inocencia y ternura mientras le jalaba un poco la ropa para que le prestara atención.

-...no es nada de lo debas preocuparte...ahora ve a dormir Rin...-respondió el oji ámbar saliendo de sus pensamientos para luego acariciarle levemente la cabeza.

Rin se marcho no muy convencida por esa respuesta mas ya se las ingeniaría para saber la verdad, fue hasta la cabaña y se adentro en ella; mientras Sesshomaru la veía marcharse, no supo que responderle a la pequeña ya que ni siquiera tenía una respuesta para el mismo, fijo su vista al cielo nocturno y vio pasar un estrella fugaz, se sintió un poco estúpido por lo que iba a hacer pero a esas alturas eso no era importante, cerro sus ojos y pensó “solo deseo poder aclarar todo este lio” al volverlos a abrir se encamino a la cabaña con la leve esperanza de que todo el enredo que estaba pasando se resolviera de la mejor manera posible.

Notas finales:

espero sus comentarios....


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