Capitulo 7: noche de luna nueva
La octava noche estaba por comenzar, las dos noches anteriores nuestro querido doncel afortunadamente no tuvo que lidiar con demonios tratando de poseerlo lo que le permitió encontrar un buen lugar en el cual esconderse durante la luna nueva, se trataba de un cueva cerca de una aldea habitada por cazadores de demonios los cuales por la noche rodeaban la aldea con un barrera anti demonios cuya energía se percibía a unos 10 kilómetros de distancia de la aldea, durante el día se mantendría cerca y por la noche se metería en la cueva.
Los últimos rayos de sol se terminaban de ocultar dando paso a la noche, en ese momento la transformación de Inuyasha a humano comenzó; su cabello plateado se volvió negro, sus ojos ámbar cambiaron a negro, sus lindas orejitas desaparecieron para convertirse en simples orejas humanas, y sus garras pasaron a ser cortas uñas.
Una vez acabada la transformación se dirigió a su escondite, si en su forma de demonio le costaba mantenerse en pie con su forma humana le parecía estar en el mismo infierno; el cuerpo le pesaba como si este estuviera hecho del metal más pesado existente, los pies le ardían como si miles de hormigas estuvieran recorriéndolos por dentro y su respiración estaba casi nula sin contar con el calor en su pecho el cual solo lograba duplicar todas las sensaciones anteriores.
Después de un enorme esfuerzo logro llegar a la cueva, se sentó y bebió un poco de agua que anteriormente había buscado, las manos le temblaban debido a la falta de energías, en ese momento su estomago le reclamó un poco de comida ya que en las últimas dos noches no había ingerido alimento alguno, comenzó a comer unos frutos silvestres y algo de pescado que logro juntar para esa noche.
Mientras en otro lugar Sesshomaru continuaba con su búsqueda del dueño del aroma que lo enloquecía, llevaba recorrido ya un largo camino, en el cual se topo con varios demonios que solo querían matarlo desasiéndose rápidamente de ellos; a medida que avanzaba ese aroma se hacía más fuete aunque fuera de apoco pero se intensificaba lo cual significaba que iba por buen camino.
Su caminata lo llevo a las cercanías de una aldea, se encontraba a 10 kilómetros de ella cuando pudo notar que esta estaba rodeada por una barrera mas eso no le importaba ya que para un demonio de su nivel no sería ningún impedimento el acercase si eso fuera necesario.
Estaba por dar media vuelta y marcharse cuando lo sintió, ese aroma que tanto estaba siguiendo, este se percibía con mucha más fuerza que antes; pudo distinguir que provenía cerca de la aldea y sin pensarlo dos veces se dirigió allí, finalmente lo había encontrado y no desaprovecharía la oportunidad de poder marcarlo como suyo.
El aroma lo condujo a una cueva, se podía ver que alguien estaba dentro y sin dudarlo se metió, más se quedo atónito al ver quién era el que se encontraba allí; no podía ser verdad el ser que tanto buscaba no podía ser el debía tratarse de alguna broma del destino, dentro de la cueva se encontraba nada más y nada menos que Inuyasha.
Al estar en forma humana no podía percibir cuando alguien se acercaba y por ende no notó al ser que entro en la cueva hasta que vio como una sombra aparecía de la nada, al girarse a ver de quien se trataba se sorprendió muchísimo de verlo allí, de todos los demonios que existían en el mundo jamás pensó en encontrárselo.
-...Se...Sesshomaru...-la voz le salió más débil de lo que hubiera querido.
Realmente Inuyasha estaba delante de él, con la ropa algo desgarrada la respiración un poco agitada y en su forma humana, estaba comenzando a perder el poco control que tenia al verlo en ese estado tan vulnerable; no resistió más mando su autocontrol a dar un largo paseo y se abalanzo sobre él como un león en contra de su presa ya no le importaba de quien se tratara lo único que tenía en mente era marcarlo como suyo y solo suyo.
Comenzó a lamer su cuello de una forma lujuriosa mientras rasgaba la parte superior de la ropa de aquel que se encontraba debajo de él, podía sentir como este intentaba liberarse débilmente, le agarro las manos y las aprisiono sobre su cabeza al tiempo que con la otra mano que tenia libre termino de rasgarle la ropa.
No podía creer lo que estaba pasando, se suponía que en esa cueva nadie podría acercársele pero al parecer estaba equivocado, primero apareció de repente y en menos de un segundo tenia a Sesshomaru encima de él, ¡¡¡A SESSHOMARU!!! Trataba de liberarse con todas sus fuerzas más estas eran débiles sin contar con que durante las noches de luna nueva del ciclo a los machos las fuerzas les aumentaban el doble, sintió como le aprisionaba las manos encima de la cabeza mientras le rasgaba la ropa para luego sentir como apretaba con fuerza una de sus tetillas.
Sesshomaru dejo de lamerle el cuello para proporcionarle un mordisco en la oreja sacándole así un gemido al de cabellos negros, luego se dedico a besar sus labios de una forma feroz; le soltó las manos para poder apretarle la otra tetilla, aprovechando un nuevo gemido de su “presa” introdujo su lengua en la boca de este.
Inuyasha no comprendía lo que le sucedía a su cuerpo, por más que intentara alejar a Sesshomaru, este no respondía como él quería solamente reaccionaba a los toques que recibía; de pronto siente como sus labios son abandonados para sentir que comienzan a lamerle el pecho mientras que sus tetillas no dejan de ser apretadas.
El peli plata comenzó a dejar varias marcas en el blanco pecho del doncel, marcas que tardarían varios días en desaparecer. Soltó sus tetillas para empezar a quitarle la parte baja de la ropa dejándolo totalmente desnudo; dejo lo que estaba haciendo para mirarlo, su respiración agitada sus ojos entrecerrados sus cabellos desparramados su pecho lleno de las marchas que hasta hace poco estuvo haciendo y como dios lo trajo al mudo, el verlo de esa forma tan vulnerable y excitante solo logro que sus instintos demoniacos se apoderaran completamente de él.
Desesperadamente se deshizo de su propia ropa quedando ambos en las mismas condiciones, beso nuevamente sus labios al mismo tiempo que, sin darse cuenta, le clavaba la punta de sus garras bajándolas hasta su ombligo provocándole pequeñas pero profundas heridas, llevo una de sus manos al miembro semi erecto de Inuyasha comenzando a masturbarlo.
Si su cordura estaba por abandonarlo termino haciéndolo al sentir como una mano apresaba su miembro y comenzaba a masajearlo, ya no pensaba en lo que pasaba solo se dedicaba a sentir los toques que recibía en ese momento, podía sentir con cada rose de su piel con la otra como si estas estuvieran hechas de fuego y que sus venas en lugar de sangre llevaran lava ardiendo.
Sesshomaru dejo sus labios para reemplazarlos por el pene erecto de su amante, lamia ese pedazo de carne como si fuera el ultimo manjar del mundo mientras que con una de sus manos apretaba los testículos logrando que sonoros gemidos escaparan de la boca de aquel ser que estaba por poseer.
-...Se...Sesshomaru...ya...ya no aguanto...me vengo...-mas no termino de decirlo que toda su semilla fue desparramada en la boca del otro el cual después de eso solo se relamió los labios.
Dio vuelta a Inuyasha dejándolo boca abajo para levantar sus caderas dejando ver su entrada, separando un poco sus nalgas introdujo su lengua comenzando a humedecer toda esa zona; una vez que estuvo lo suficientemente lubricado tomo su propio miembro y lo penetro totalmente de una forma un poco ruda.
Un gran alarido de dolor escapo de los labios del doncel, el estar en su forma humana provocaba que su cuerpo fuese más débil y frágil que de costumbre, y el haber sido penetrado de esa forma fue un gran sufrimiento para él; no pudo acostumbrarse a la intromisión ya que el causante de esta comenzó a moverse inmediatamente.
Con cada estocada que recibía sentía como si su cuerpo se fuese a partir en dos, el dolor era grande mas con el correr de los segundos este fue desapareciendo poco a poco, después de un minuto solo gemidos de placer salían de su boca.
Pudo percibir como aquel encima suyo lamia su espalda al tiempo que aumentaba la velocidad al penetrarlo, sentía como su miembro exigía algo de atención y al parecer el otro se dio cuenta ya que comenzó a masturbarlo nuevamente sin dejar de embestirlo; en eso siente como es tocado un punto en su interior el cual conseguía volverlo loco, eso logro que se corriera por segunda vez y sus paredes internas se contrajeran.
El sentir como su hombría era apresada de esa forma lo enloqueció totalmente, un par de estocadas mas y Sesshomaru se corrió en el interior del peli negro; en ese momento sus ojos se volvieron rojos y sus colmillos crecieron un poco, se pego mas al cuerpo de Inuyasha para clavar sus dientes entre el cuello y el hombro de la parte izquierda de aquel que acababa de hacer suyo.
Después de eso comenzó a lamer la herida para curarla mientras una marca con forma de una media luna aparecía en su lugar, una vez que termino de curarlo salió de él para ambos caer pesadamente al suelo, sin darse cuenta el peli plata abrazo a su “pareja” por la cintura, mas a los pocos segundos los dos se quedaron profundamente dormidos.