And I can't think of anything to dream about
I can't find anywhere to hid
¿Puedes recordarlo, JongIn… el día que nos conocimos? Yo acababa de llegar de otro país, no manejaba muy bien el idioma y, aunque me era posible hablar con normalidad, me caía en cosas absurdas… Había tenido que cambiar de ambiente, había dejado a mis amigos allá, era un extranjero y para el colegio era la curiosidad del momento.
Nunca he sido muy bueno con la gente, sabes que soy más bien de esas personas tímidas, pero cuando llegué tuve que obligarme a estar con un grupo que quería conocerme, yo solo sonreía y asentía a lo que decían y con eso parecían estar conformes y así no me sentía tan solo… porque sí, estaba tan a la deriva, me sentía tan ajeno, tan triste… Mis padres no habían considerado en ningún instante que quizás yo no quería mudarme, habían tomado las decisiones por sí mismos y a mí solo me había correspondido acatar, como buen hijo, comprendiendo sus problemas y teniendo que hacerlos míos… sé que suena algo egoísta pero… ¿acaso ellos no lo habían sido también? Para mí fue como si me arrancaran de mi lugar seguro, como si me quitaran mi sitio en el mundo… ya no tenía donde volver y no sabía dónde iba… Estaba tan perdido…
Recuerdo que los últimos días en la que había sido mi casa fueron los peores, al principio me había costado asumirlo así que seguí con mi vida como lo había hecho hasta ese momento, pero luego… cuando las semanas pasaron y de pronto la cuenta regresiva se había activado y los segundos pasaban más rápido… la desesperación comenzó a atacarme… Me encerraba en mi habitación y solo salía para ir a clases, casi no comía o comía en exceso, luego me paseaba por la sala de estudio… donde había estado tanto tiempo, donde habían sucedido tantos instantes de mi vida… Toda aquella casa era lo que yo había sido… crecí ahí y en mi mente siempre había proyectado que en un futuro, cuando ya tuviera mi propia casa, volvería ahí a visitar a mis padres, que mi habitación seguiría siendo ese lugar en donde me sentía seguro… que el acogedor sofá frente al fuego en el invierno estaría siempre ahí esperándome para que me acurrucara junto al gato a leer algún libro… Pero todo se esfumaba mientras los días seguían pasando.
Creo que es difícil que las personas que nos rodean puedan entender cómo nos sentimos, se supone que somos todos humanos y que, por lo tanto, las emociones son universales para todos… sin embargo nos encerramos en nuestras propias burbujas y cuando nos damos cuenta, ya estamos tan aislados, tan solos… y la gente se acerca y finge entender, pero en el fondo no lo hacen… Por eso fuiste especial, ¿sabes? Te veías tan distinto ese día, como si el mundo te molestara, como si quisieras pertenecer al grupo pero tu orgullo te lo impidiera, y yo lo entendí, porque yo estaba en el grupo y sin embargo no era parte de él tampoco… Pero no sé si fue eso, solo sé que te vi, que mi mirada se cruzó con la tuya y pensé que tenía que conocerte, que lo necesitaba… quizás solo quería aferrarme a un ser que de algún modo se parecía a mí, con esa mirada opaca, tan inalcanzable… tan misterioso…
La gente suele hablar constantemente del amor a primera vista, no puedo asegurar que haya sido eso, pero mi corazón se estremeció al verte, sentí que me faltaba el aire, sentí que… que tenía que correr hacia ti y presentarme torpemente, como probablemente lo hubiera hecho de hacerle caso al impulso, luego me habría sentido tonto y avergonzado… era tan irracional… Pero contigo las cosas siempre se dieron así, una parte de mí (la lógica), huía cuando estabas cerca y no sé cómo no lo hice para no tartamudear… o quizás sí lo hice, solo tú lo sabes, yo solía querer borrar de mi memoria mis actos lamentables y tú solo reías, con esa risa que me quitaba el aliento y que me hacía sonreír…
Sí, probablemente a lo largo de mi vida he sido un egoísta, primero con mis padres por culparlos de aquel gran y repentino cambio y luego contigo… por querer hacerte feliz para yo ser feliz.
Pero debiste ver los colores que yo veía, debiste sentir cómo mi boca se secaba cuando quería hablarte, cómo mi corazón latía desenfrenado y temía que te alejaras y temía asustarte… Temía ser un bicho raro para ti y, mientras seguía con mi vida y te veía desde lejos, seguía siendo yo, solo Lu Han…
Las cosas cambiaron con el tiempo pero tú seguías estando ahí, presente, a veces como una sombra, otras veces resplandeciente y lo que yo sentía se mantenía, mi corazón seguía acelerándose o encogiéndose por ciertas palabras, sentía la calidez, la necesidad… Conocerte fue sin duda, aquella recompensa por haberlo dejado todo… ahí me convencí de que era cierto que cuando uno está en el fondo, siempre hay algo que nos hace subir… aunque quizás yo terminé subiendo demasiado alto y en algún momento tendría que volver a caer de nuevo.