¿Qué hay del amor?
Los hechos de este mundo le habían arrebatado la esperanza en un futuro mejor, y parecía vivir huyendo o evadiendo por casualidad los llamados “hechos de inseguridad”. Al menos eso es lo que creía, ya que los ansiolíticos recetados por su psiquiatra demostraban lo contrario. Era ya inevitable vivir en sociedad sin enterarse de algún robo, secuestro, atentado, o de algún desastre natural que dejó unas cuantas victimas.
Mas aun, en su rutina mas intima, con sus amigos, su trabajo, cuando iba a hacer las compras, siempre de boca en boca se enteraba de sucesos aberrantes, tragedias, que no salían en los medios de comunicación, pero que sucedían a cuadras, o metros de su hogar, lo cual le generaba la idea, o el tormento de saber que no fue la victima de casualidad.
Ya no creía en la política, en la justicia, ni si quiera en las revoluciones.
Desprotegido al punto del desamparo social, moral, intelectual, algunas veces sentía una ira que se arraigaba a sus entrañas desatando la furia contra todo, contra todos.
Tantas marchas, tantos reclamos, tanta democracia, tanto progreso, tanta fe, para terminar cada vez mas hundido en la mierda, y ya no soportaba a aquellos boludos que le hablaban inconscientemente de una salvación, un cambio positivo, o algunas de esas basuras que en definitiva nos llevaron hasta donde estamos.
El puto insomnio que lo obliga a tomar más pastillas, o a quedarse despierto preguntándose pelotudeces hasta que sus ojos se cierran por el agotamiento.
En medio de la madrugada escribió en una hoja manchada de café: “Estoy arto de todo esto, pero si talvez ustedes me entendieran sería diferente. No lo sé… suicidarse no es la mejor manera y beber hasta calmar tus penas menos, por eso hasta este momento no hice nada, tampoco planeo hacer nada al respecto.
Me odio, odio mi cuerpo y lo que soy pero yo se que ustedes también lo odian porque aquel día que les dije esa simple y tan dolorosa palabra ustedes dejaron de mirarme, eran mi familia e igual lo hicieron, pero me acuerdo de ese día en el que papa lloro hasta no poder mas, lo único que les puedo decir es lo siento, siento con toda mi alma no ser ese hijo que ustedes hubieran deseado y lamento no ser el retoño que esperaban, Papa, Mama no puedo cambiar lo que soy y ustedes lo saben”
¿Sería una despedida?... esa pregunta salía de su mente con cada palabra que escribía, sus ojos cristalinos ya estaban manchados de un fino y espeluznante color rojo carmín. El que lo viera en ese estado sentiría pena por el joven. Muchos años quiso matarse pero se digno a esperar un tiempo más, él mismo quería comprobar si sus padres lo odiaban o ese asco que ellos sentían hacia él era verdadero.
Como todas las noches se recostó en aquella solitaria cama la cual solía compartirla con su pequeña mascota la cual lamentablemente murió el mismo día en que su vida cambiaria para siempre. Lo extrañaba como nunca antes, ese animal que había sido encontrado hace ya 2 años tirado en calle a penumbras de la noche, todo lastimado y sangrando. Kurama, ese era su nombre, nunca lo olvidaría ya que estuvo con él en las buenas y en las malas, cuidándolo a cada momento.
Como todos los días el joven se levanto a las 6:30 de la mañana con cansancio, pero esta vez lucia un poco mejor, siempre pasaba lo mismo, quería matarse pero nunca lo lograba, a decir verdad su carta lo tranquilizo y ese nudo que tenía en la garganta desapareció rápidamente, tenía que largar esa confesión tan grande y por primera vez en la vida lo logro.
Sin decir nada más se vistió y una vez concluido eso preparo un pequeño desayuno el cual envolvió en una bolsa y guardo en su mochila para poder comerlo más tarde en la escuela. Esa era una de sus rutinas diarias, solamente tomo un vaso de leche caliente con algunas galletitas que anteriormente había guardado para más tarde sobre un recipiente rojo. Suspiró mirando la tele y recostándose sobre el sillón dejo caer sus ojos al Morfeo, todavía tenía 40 minutos para descansar antes de salir de su casa. Aunque en estas épocas de inverno Naruto simplemente prefería quedarse en su casa calentito antes de salir afuera.
Naruto prefirió dejar el sueño por un rato y cambiar de canal, hacer la misma rutina todos los dias realmente cansaban y más para alguien como él. Esta vez decidió poner las noticias y cambiar el ritmo de su cansado día.
-Fugaku-san ¿seria tan amable de contarnos como ocurrió el crimen?
-claro… este fue un crimen bastante peculiar sabes porque las pistas que encontramos eran muchas y casi todas daban con dos de los hermanos de la señora Hyuga. Como verá ella dejo una carta anunciando claramente que se iba a suicidar pero realmente nos dejaba mucho que pensar hasta que finalmente gracias a mi hijo conseguimos encontrar al culpable.
Fugaku Uchiha, uno de los mejores detectives de la ciudad, hoy en día era en el único que se podía confiar y para estos casos el mejor ex policía que se haya conocido en Japón. Naruto presto mucha más atención al periodista que estaba por hablar y aumento el volumen para escuchar claramente.
-señor Uchiha ¿podría explicarse?
-por supuesto. La muerta era una señora que le encantaba tomar alcohólicos y por demás. Gracias a eso supimos que fue lo que ocurrió. El acecino fue muy ingenioso con este plan pero siempre hay indicios. Pudimos obtener la información necesaria gracias a una de sus sirvientas. “La señora Hyuga siempre tomaba sus bebidas con hielo” eso fue lo que ella nos dijo y claramente Sasuke descubrió que los cubitos de hielo estaban envenenados.
-espere… ¿eso puede ser posible?
-si… el acecino envenenó el agua y después la dejo congelar y cuando la señora se sirvió cayó muerta a los pocos segundos. Una muerte fría y aterradora, ella inquirió metanfetaminas que le provoco convulsiones y luego un derrame cerebral, aunque lamentablemente para ese entonces ella ya estaba muerta. Su propio vomito lego hasta su garganta e hizo que la mujer se ahogara en unos cuantos segundos.
Nuevamente un silencio volvió a presentarse en la casa. La televisión estaba apagada y como siempre suspiro ante el problema resuelto.
-Hinata seguramente no vendrá a la escuela. -lentamente se levanto del sillón y agarrando su campera salió con la mochila sobre sus manos a fuera. El frio viento recorrió toda su piel haciendo que se le erizaran pequeños pelos. Lentamente se abrigo un poco más para empezar a caminar hacia la escuela.-
Era tu típica caminata diaria desde que se mudo a un apartamento en la cuidad esa era su vida, levantarse, caminar hasta la escuela, estudiar, volver a su casa y salir al trabajo de medio tiempo que tenia. Por lo menos se aseguraba de ganar lo suficiente para pagar el hotel y un poco para alimentarse, gracias a su beca pudo entrar a la Universidad prestigiosa de Konoha, o como muchos la llamaban >> IUP<< correspondiente al significado de Instituto Universitario Privado. Actualmente su escuela no era muy mala después de todo, aprendió a respetar sus horarios de entra y salida.
Uzumaki Naruto era y es uno de esos alumnos que simplemente se distraen por cualquier estupidez en la escuela pero no significaba que por eso sea un mal estudiante. Es inteligente cuando le pone onda al tema y aunque no tenga todas sus materias con altas notas mantiene su promedio regular.
Hoy no era un día como muchos otros y perdiéndose en sus pensamientos el Uzumaki traspaso las rejas que dividían la escuela y el mundo. Cerró la puerta con suma delicadeza ya que por el frio las puertas normalmente hacen ruidos raros por el hielo de estas.
A pocos metros de el Kiba; uno de sus mejores amigos lo saludaba desde el estacionamiento con algo de cansancio, seguramente el muchacho habría estado entrenando para la competencia de básquet que tendrían ese mismo día en la tarde, pero realmente no lucia del todo cansado pero sus ojeras mostraban otra mirada. Dejando sus pensamientos de lado Kiba corrió a su lado con rapidez y cuando lo alcanzo se puso delante de él mirándolo feliz. ¿Qué se traía entre manos?
-hola Bastardo, ¿desayunaste hoy verdad? –ah ahí estaba de nuevo, siempre se preocupaba por él, era un buen amigo y creo que es el mejor que tuvo en años-
-sí, tranquilo hoy si lo hice, no tenes por que preocuparte pero…
-hmn ¿Qué ocurre?
-hoy, bueno tu sabes ¿tienes entrenamiento con el equipo?
-amm pues si, creía que lo sabías ya que él está con nosotros
-no me hables de ese idiota…
-ya, ya como digas rubio –los dos amigos dieron por terminado el tema y se dispusieron a caminar junto a los otros alumnos hacia sus respectivos salones. Cada uno se fue por un lado ya que eran de salones distintos. Naruto se fue hacia la derecha y Kiba a la izquierda.-
Antes de que pudiera seguir con su ritmo habitual un hombre de tez blanco y unos cuantos centímetros más alto que Naruto chocó con el provocando que los libros que traía el Uzumaki cayeran al piso. Una persona normal se hubiera agachado a levantar sus libros pero como Naruto era tan necio tuvo el atrevimiento de ver aquellos hermosos libros sobre el suelo durante 5 segundos.
Digamos que el Dobe no era normal en ese aspecto., Jah bueno mucho menos en un día frio como este, pero quien no… tener que salir de tu casa calentita para adentrarte a la selva de la escuela es muy fastidioso y más si la persona menos indicada tiraba sus libros como un animal.
-¿podrías levantarlos Naruto?
-tú los tiraste… levántalos tu bastardo
-¡ay por dios vete a la mierda –sin importar cuánto hiciera Naruto para atraer la atención de su ex mejor amigo nunca lo lograba. Ya no era como antes, no lo era y todo fue por su culpa-
-¿Por qué no me llevas tu a la mierda?
-oh, por supuesto que te llevo porque hace mucho tiempo que tenia las ganas de tirarte en la mierda del pozo con caca que tiene la escuela
El joven azabache bufo molesto ya que de nuevo estaban peleando con una maldita estupidez. ¿Cómo alguien tan Dobe podía seguir siendo tan hijo de puta? Pedazo de mierda, eso es lo que es.
-yo… tks
-¿por lo menos me iras a ver jugar?
-no creo que pueda… Sasuke
-¿no puedes o no quieres?
-las dos, no estoy de humor para andar cargando tu ego, ya tengo bastante con tener que verte todos los días en la escuela, eres repugnante.
-haz lo que quieras –esta vez sí fue cruel, tampoco tenía que decirle que lo odiaba y aunque no lo allá echo con la simple palabra ¨odio¨ realmente le dolió, pero no quería darse cuenta esas palabras iban destruyendo poco a poco las esperanzas que Sasuke tenía en volver a intentar algo con el- pero ya me estas cansando con ese jueguito que tienes conmigo.
Y punto final, ese fue como si un cristal se rompiera dentro del corazón de Sasuke y el bien sabia que lo que había pasado en ese preciso día de campamento era una gran locura pero ahora qué más da, la cagada ya se la había mandado y no corresponder aquellos sentimientos que tanto quería era lo que más se arrepentía.
Mientras con Naruto su mente quedo en blanco y entrando al salón se dejo caer junto a otros compañeros en la silla que le pertenecía como lugar. Sonrió amargamente por recordar de nuevo aquel día que tanto odiaba, esa tarde en la que Sasuke se le confesó todo lo que había ocurrido por un maldito y estúpido orgullo.
-Naruto, yo nunca quise que esto pasara pero quiero que entiendas que de verdad te a-
-¡no lo digas! Es… es repugnante –ese momento nunca tendría que haber ocurrido entre ellos dos, Naruto sinceramente no sabía que es lo que estaba haciendo. Era palabra salió de su interior como si fuera un gusano que salía rompiendo su piel en trozos llenos de sangre-
Sasuke quedo helado ante esa palabra que atravesaba sus odios una y otra vez.
Repugnante, repugnante, repugnante. ¿Así que su amor por él lo veía de esa manera?, una simple mierda.
-¿eso es lo que piensas verdad?
-s-si
¿Escuchó bien verdad? Eso era lo que pensaba de él, que era un bicho por confesarle ese amor que tanto guardaba en su interior jaja pero que idiota fue al creer que Naruto podría sentir su misma basura de amor. Su rostro dejo de existir en ese momento, no se movía y su miraba reflejaba un ligero sonrojo que nunca aumento sino que fue cayendo poco a poco al ver la sombra del azabache irse a paso lento del lugar. La había cagado y Sasuke nunca se lo perdonaría.
Esos eran los terribles recuerdos que tuvo el Uzumaki dentro del salón de clases y durante todo el día no dejo de pensar en aquellos ojos llenos de oscuridad al momento de afirmarle al propio Sasuke que lo en verdar sentía por él era solo asco, pero en verdad no sentía eso, lo que Naruto quería es no volver a pasar por lo mismo que ocurrió aquella vez en la casa de sus padres cuando les dijo que era gay.