Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vínculos por LoboAzul

[Reviews - 140]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!

 

Capítulo 1: Presentaciones.

 

Un nuevo día se presenciaba en Konoha con la salida del sol tras las montañas. Una cálida y agradable mañana para todos los seres vivientes, ya sea para los pequeños animales o a las personas que se levantaban para iniciar una jornada laboral y para el caso de los más jóvenes, su jornada escolar o, más exactamente, un nuevo año escolar.

 

Sí, la primavera era la estación perfecta para un nuevo ciclo, representada con la juventud y el nuevo renacer en toda su gloria.

 

Muchos jóvenes eran quienes se levantaban temprano, ansiosos de disfrutar tan bello escenario –en especial las damas– y muchos otros por el simple hecho de volver a estar con sus queridos amigos luego de unas relajantes vacaciones. Aunque eso no siempre ocurría en todos los casos…

 

--¡NARUTO! ¡Ya levántate que se te hace tarde para la escuela! –gritaron golpeando brutalmente la puerta al abrirla.

--No quiero, déjame dormir un rato mas… –le respondía adormilado envolviéndose más en las ropas de la cama.

--Lo harás AHORA –fue claramente amenazado– Y te doy tres segundos para eso –espeluznante, es decir, cualquier madre normal lo haría de una forma más… normal, pero no Kushina– Tres… – Ella era una mujer decidida y de carácter fuerte, y ya no estaba para tratarlo gentilmente, porque es obvio que alguna vez lo hizo ¿qué madre no lo haría? – Dos… – Pero repetir lo mismo cada año porque el flojo de su hijo no era capaz de hacerlo por si solo, ameritaba aplicar mano dura– Uno…

--¡Bajo en 5 minutos! –ni lento ni perezoso corrió al baño como si su vida dependiera de ello, bueno, no su vida, pero sí su integridad física y mental.

--Mucho mejor –sonrió alegremente ante la acción, tarareando de vuelta a la cocina.

--¿Igual que siempre? –preguntó Minato, un hombre de rubia cabellera y ojos azules con una actitud serena, muy distinta a la de su esposa.

--Igual que siempre –concordó. El manejar a su querido retoño era parte de su vida y obligación como madre, además que de ella heredó su carácter.--Créeme que aún así, estoy orgullos de ambos –sonrió con cariño, gesto que fue igualmente devuelto.

 

--Buenos días –y hablando del rey de roma… hizo su aparición unos minutos después saludando a sus padres felizmente. Nada como un adrenalítico despertar y una buena ducha para reponer sus energías.

--Buenos días hijo, ¿qué tal el despertar?

--Pues… –vio de reojo a Kushina– Hahaha Ya sabes, mamá si sabe sacarme de la cama, aunque… –se acercó para susurrarle y sólo él escuchara– creo que cada año da más miedo.

--¿Dijiste algo cariño? –preguntó su querida mamá sirviéndole un plato con un emparedado, y su instinto de supervivencia le advirtió que ella sí había escuchado lo que susurró.

--Na-nada ma’ –sudó frío– ¡Pero miren la hora! Se me hace tarde. ¡Adiós! –agarrando su pan y su mochila se esfumó de la casa rumbo a la escuela.

--Ah… –suspiró– Ese muchacho no tiene remedio –Minato asintió estando de acuerdo.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Y allí iba Naruto, un adolescente de 16 años, dirigiéndose a paso ligero a la escuela después de la estratégica –para no decir cobarde– salida de su casa. Dicha institución no estaba ni lejos ni cerca de su hogar, por lo que le servía como buen ejercicio. Él, apuesto joven de cabellera rubia y ojos azules, de buen porte y piel trigueña, destacando en su rostro unas inusuales marcas de nacimiento, sin olvidar el excelente físico que se gastaba. Su forma de ser podía llegar a ser muy cambiante. De esencia alegre, hiperactiva, entusiasta e incluso infantil frente a sus amigos y seres queridos, también llegaba a ser serio, centrado y todo un líder en aquello que proponía cumplir, reflejándolo en el club de basquetbol en el que era capitán.

 

Con todo eso, era de esperarse que las chicas le llovieran, contando con club de fans hecho para su persona. Pero por más confesión que recibiera, él siempre las rechazaba como todo un caballero, su naturaleza amable le impedía provocarles algún daño. Después de todo, él sólo tenía ojos para una chica, una que le gustaba desde niños.

 

--¡Sakura-chan~! –Gritó felizmente en cuanto vio su cabeza rosa– Que gusto volver a verte –le sonrió cálido en cuanto llegó su lado.

--Naruto, hola –le devolvió el saludo. Sakura era linda, de pelo rosa y ojos color jade. Ella se comportaba como toda adolescente de su edad, pero si la sacaban de quicio era mejor correr.

--¿Qué tal las vacaciones? –sin quitar su sonrisa de encima seguía mirando fijamente a la chica.

--Nada mal. Fui con mi familia a la playa, una salida muy agradable –le informó en pocas palabras– ¿Qué hay de ti?

--Pues, una que otra salida por aquí y por allá, pero nada específico. Ya sabes, mi pa' y su trabajo, no defrauda a su familia pero tampoco a su deber.

--Entiendo –el padre de Naruto en verdad era un hombre esforzado, fiel a su familia y a la comunidad, es por eso que también era querido y admirado por muchos.

--Oye, son los muchachos –ya cerca de la entrada de la escuela, visualizó a su grupo de jóvenes amigos reunidos y charlando animadamente– ¡Hey! ¿Qué tal chicos?

--Naruto, hombre, hasta que apareces. Creíamos que llegarías tarde de nuevo –saludó burlón Kiba, un chico con una actitud parecida a la de Naruto. De cabello castaño y de extraños marcas rojas en sus mejillas, que a diferencia de Naruto, eran tatuajes. Lo que más destacaba de él eran sus burlones y animados comentarios.

--Ya quisiera aliento de perro –además que el chico era fan de los perros.

--¡¿A quién le dices así?!

--Ki...Kiba-kun –con voz baja intentó calmar a su amigo. Hinata, una linda joven de largo cabello, peculiares ojos de tono perla que era rodeaba por un aire de ternura, era la más tímida del grupo... siempre y cuando estuviera Naruto presente.

--Hola Hinata.

--Na-na... Naruto-kun –para todos (excepto Naruto) era de obvio conocimiento los sentimientos de la chica por el rubio amigo.

--Vaya Sakura-frentona, ¿ya conseguiste novio? –preguntó con clara burla la rival de Sakura: Ino, una joven de coleta larga y rubia junto a un mechón que cubría la mitad de su cara. Ella, de naturaleza sensual solía atraer a los chicos, y en ocasiones espantarlos con su fuerte actitud.

--¿Novio? –por el extraño comentario, Sakura giró su rostro a su lado donde le apuntaba Ino con la mirada, y allí estaba Naruto, riendo tontamente por el según él, “alago” – ¡Estas loca Ino-cerda! –exclamó ofendida, rompiéndole toda ilusión a su amigo– Es como si yo te juntara con Shikamaru o con Chouji.

--¿Yo qué? –preguntó el más robusto del grupo por la aparición de su nombre el la conversación, ¿cuál? Ni idea, él estaba pendiente de sus papitas, y que ahora no sólo comía, sino que miraba la para nada anormal discusión de ambas chicas.

--Tranquilo, capitán –Shikamaru calmaba a un desanimado Naruto– Algún día te corresponderá o llegará la persona indicada– Shikamaru siempre tenía la forma de calmarlo o darle un buen consejo. Era la persona más inteligente de todo el alumnado, pero también el más flojo de todos, tanto, que sus notas estaban en la media por el simple hecho que le daba demasiada pereza escribir. Naruto aún no podía entender cómo un sujeto tan vago como él podía estar en el equipo de básquet, pero también era un alivio, Shikamaru siempre planeaba las mejores estrategias.

--¡YOSH! NARUTO-KUN ¡ESTE AÑO VOLVEREMOS A SER LOS MEJORES! –clamaba a los cuatro vientos y rebozando de juventud la bestia verde de Konoha, o en otras palabras, Rock Lee, la persona con más espíritu de lucha y entusiasmo rallando a lo ridículo, aunque Naruto no se quedaba tan atrás.

--¡Lee! Deja de gritar, ¿quieres? –le reprendía Ten-Ten, la única chica más normal del grupo, aunque juntarse mucho con ellos comenzaba a influenciarla, en especial tratando de soportar a su ruidoso amigo.

--Naruto –saludó Neji con un pequeño gesto de cabeza. Primo de Hinata, compartían el mismo color de ojos al igual que toda su familia. Su actitud seria y muy respetuosa a lo que respecta lo tradicional, cambió al conocer a Naruto, con quien logró ver de otra manera su forma de vida, sintiéndose más libre.

--Hola, gusto en verlos de nuevo –saluda en general el recién llegado. Sai, otro extraño chico que conformaba el círculo de amistad del rubio. De piel excesivamente blanca, llegando a la palidez, contrastaba perfectamente con su cabello y ojos negros. Debido a una insólita educación, Sai no lograba comprender del todo las emociones humanas, pero poco a poco, y con ayuda de sus ahora amigos, comenzaba a entenderlas.

--Escuchen todos. Es mi deber anunciarles que la campana tocará en 5 minutos. Si no entramos cerrarán las rejas y nos quedaremos afuera, perdiendo el primer día de clases y…

--Y-ya entendimos Shino –sí, Shino, el chico con que Naruto sí se daba el lujo de llamarlo raro. Extremadamente serio, callado y casi imperceptible, llevaba siempre puesta una chaqueta con capucha y cuello alto, tapando prácticamente toda su cara. ¡Ni en verano se la quitaba!

 

Y con la advertencia del susodicho amigo, todo el grupo entró a la escuela siendo recibidos inmediatamente por los otros alumnos.

 

Dentro de la escuela ellos eran quienes más destacaban, ya que la mayoría, eran jugadores titulares en el equipo de basquetbol, además de ser una leyenda. ¿Por qué? Simple. En un principio, Naruto, Shikamaru, Chouji y Kiba, jugaban desde niños, y como tal, se aficionaron a un deporte, en este caso el básquet. En cada uno de sus etapas escolares, ellos siempre se animaban a ser partes de aquel club. Siguiendo por ese camino y en base de peleas, conflictos y malos entendidos, conocieron a nuevos compañeros y amigos: Neji, Lee y Gaara.

 

Todos, con el mismo gusto de permanecer unidos, entraron a la misma preparatoria y por supuesto, al mismo club. Qué sorpresa se llevaron cuando supieron que el club de básquet estaba en el olvido contando con tres miembros de último año. Ellos, siendo las suficientes personas no lo pensaron dos veces en revivir al club.

 

Naruto, con mucho esfuerzo, logró que el equipo fuera reconocido por la escuela e insistiendo como nunca, consiguió a un profesor para que los representara y a un nuevo miembro, Sai. Obteniendo por primera vez en años, el primer lugar en el campeonato. El cual ello ansiaban repetir este año.

 

Pero de vuelta al presente, nuestros personajes, como cada año lo hacía la directora de la institución, se formaron con su profesor y su respectiva clase. El discurso siempre decía lo mismo, que les daba la bienvenido a los nuevos alumnos, recordaba el último año de los mayores y el buen venir para resto del alumnado. Y, a continuación, iniciar el primer bloque de clases.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Naruto aún no podía creerlo, ¿tan grande era la insensibilidad de parte de los profesores el iniciar un día lunes a primera hora con literatura? ¡Acaso estaban locos! Sin contar la cara de aburrido del profesor mientras leía y explicaba, si es que se le puede llamar cara, porque Kakashi-sensei lo único que mostraba en su rostro era su ojo derecho. Su boca y ojo izquierdo eran cubiertos por una tela elástica bien definida a su perfil –llámese máscara– y con su cabello, respectivamente.

 

Y llevaban así una hora. Una hora leyendo no sé qué cosas sobre un general, hijos con cola de cerdo y gitanos con imanes y hielo, o tal vez ni si quiera estaban leyendo sobre eso y él mismo se lo había imaginado, después de todo ya estaba que se dormía. Si no tenía cuidado en cualquier momento su cara se estamparía contra la mesa.

 

Miró disimuladamente el reloj e internamente bailó de la felicidad. Quince minutos, ¡quince minutos más y se acabaría ese infierno!

 

Repentinamente la puerta del salón fue abierta por la mismísima directora.

 

--Kakashi, ven un momento.

--En seguida, Tsunade-sama. Chicos, continúen la lectura en silencio –ordenó antes de salir, cosa que sus lindos alumnos que lo respetaban tanto harían inmediatamente.

--¡Por fin! –se estiró perezosamente– un poco más y me quedó dormido en media clase. Es aburrido leer tanto.

--¿Leer? –lo vio divertido Kiba– Apuesto que ni siquiera leíste la primera página.

--¡Claro que sí! Estábamos leyendo sobre Mucanso.

--Macondo, Naruto. –bostezó Shikamaru– Era Macondo.

--¿Eh? ¡Bah! –le restó importancia– Es lo mismo.

--Hahaha Serás idiota Naruto.

--¡No te rias, Kiba! Apuesto que tampoco esta-

--¡Ahí viene el sensei! –anunció Ino que se había parado a la puerta vigilando su llegada. Todos inmediatamente se callaron y se sentaron -como los respetuosos alumnos que no son- a fingir que estaban muy concentrados en su lectura.

 

Todos menos Naruto. Él no iba a leer algo que desde un principio no leyó, así que se puso a hacer lo más interesante que había en ese momento… mirar por la ventana que estaba a su izquierda a la mosca que volaba distraídamente al otro lado.

 

--Atención todos –en el momento que Kakashi entró, se paró en medio del pizarrón con toda la intención de anunciarles algo– A partir de hoy tendrán a un nuevo compañero. Adelante –invitó mirando a la puerta.

 

En cuanto el aludido puso un pie en el salón, los murmullos comenzaron de inmediato. Comentarios de todo tipo se hicieron presentes. De parte de las mujeres cosas como “que lindo”, “que chico mas apuesto”, “¿tendrá novia?”; y por parte de los hombres cosas como “otro niño bonito” “¿qué le ven?” “se cree mucho el idiota”, etc., etc.

 

Y Naruto… seguía mirando a la mosca.

 

--Vamos, preséntate –incitó el profesor.

--Soy su nuevo compañero, Sasuke Uchiha –dijo preciso y seco. Con las manos en sus bolsillos y un rostro inmutable que enseñaba claramente que no tenía ni un gusto de conocerlos como la mayoría suele presentarse.

 

Quienes presenciaron tal falta de desinterés del nuevo alumno, se quedaron mudos. Incluso Gaara había sido más amable cuando llegó. El silencio reinó hasta que…

 

--¡KYAAA! –gritaron, o mejor dicho, chillaron la mayoría de las féminas del salón– ¡Que chico más genial y guapo! –sí, a veces las mujeres carecen de lógica.

 

Ante ese grito, imposible de pasar desapercibido, Naruto quitó su vista de la interesante mosca para centrarla en la persona que provocó el caos en su clase. No es como si le interesara, pero si entre el grito de locas estaba su querida Sakura, ya la cosa se ponía personal.

 

Y ahí estaba el provocador de todo, parado de forma altanera y orgullosa. Sus ojos negros y serios veían a la nada sin un punto en específico. Su rostro tranquilo no expresaba sentimiento alguno. Con cabello azabache posado a ambos lados de su rostro y levantando en punta por detrás. Lleva puesta la camisa reglamentaria aunque remangada hasta los codos; encima de ésta tenía la roja corbata algo suelta y unas anchas muñequeras de cuero en ambos brazos; usaba los típicos pantalones negros y como calzado, unas converse negras.

 

Durante todo el tiempo que estuvo parado al frente, Naruto no fue capaz de quitarle la vista de encima.

 

--Bueno, Sasuke. Siéntate donde gustes –ante lo dicho, Sasuke asintió y llevo su negra mirada a cada uno de los puestos, no sólo para buscar un lugar donde sentarse, sino también para recordar los rostros de quieres ahora serían sus compañeros.

 

--… –A la mayoría de ellos podía considerar “normales”, aunque siempre están las excepciones ¿no? Y entre ellas no se contuvo en pensar en algunas– “Tímida. Copia barata. Bicho raro. Frentona. Mapache. Gordo. Cara de perro. Creída. Cejotas. Ciego. Vago. Idiota con cara de zorro…” –dejó su vista al último individuo al que calificó por tres segundos más de lo normal, y luego la quitó sin ningún cambio.

 

Con paso firme y elegante, se encaminó al último puesto de la primera columna, cerca de la otra puerta del salón. Según su perspectiva ése era el mejor sitió, ya que tanto el puesto de enfrente como los tres siguientes de su izquierda estaban vacíos. El único punto en contra, era que en el último puesto de esa fila estaba cierto rubio con cara de idiota.

 

Minutos después que Sasuke  se sentara, el timbre sonó al llamado del recreo. Si sólo hace 15 minutos no hubiese sucedido algo, era seguro que todos habrían salido corriendo del aula. No obstante, al tener compañero nuevo, pocos se movieron de su lugar y otros se formaron en pequeños grupos para susurrar sin una gota de cuidado sobre el nuevo, es especial las mujeres, a las que –por desgracia de los chicos– se les podía ver una aura rosada con flores y corazones alrededor. 

 

Y Naruto… seguía mirando al azabache.

 

--… y después de eso yo... ¿eh? ¿Pasa algo Naruto? –preguntó Kiba ante la falta de participación del rubio al estar hablando sobre las vacaciones.

--… –como no hubo respuesta, y por la cara de “estar-estrujando-el-cerebro” de Naruto, todo el grupo, quienes se habían reunido en su puesto, siguieron con la vista al punto donde miraba… encontrándose con Sasuke.

--¿Mh? –Kiba miró a su amigo, después al otro, de nuevo al rubio y volvió al otro, pestañeó una vez y… – Eehh… –sonrió picarón– ¿No me digas que te enamoraste del nuevo?

--¡¿QUÉ?! –fueron las palabras necesarias para sacarlo de su retardo mental– ¡¿Estás loco?! ¡Guácala!

--Hahahaha sólo, sólo bromeaba, hubieses visto tu cara hahaha –se carcajeaba de lo lindo.

--¿Y nos dirás por qué lo miras tanto? –el que preguntó fue Gaara, uno de los tantos amigos que Naruto consiguió casi matándose a golpes. Pelirrojo, con notorias ojeras y un poco más bajo que Naruto, resultó ser un gran jugador, aunque no es un ser muy sociable.

--Amh, no, nada importante, sólo… pues me resulta familiar.

--No sería raro, después de todo es un Uchiha –mencionó Lee.

--¿Uchiha? –pronunció con extrañeza– ¿Y eso qué?

--¿No sabes sobre ellos, Naruto-kun? –cuestionó Sai. Hasta él sabía quienes eran y eso que llegó hace un año.

--No –negó y acto seguido se arrepintió, debido a que todo su grupo de amigos lo veían como si le hubiese salido otra cabeza. ¿Tan importante eran esos Uchiha?

--¿Eres hijo del alcalde y no conoces a los Uchiha? –al parecer sí eran importantes.

--Problemático.

--¡Pero si yo no estoy pendiente de su trabajo! –se excusó.

--Naruto, cállate y presta atención –dijo Shikamaru– Fíjate en el emblema de su bolso, ¿dónde lo has visto antes?

--¿El abanico? Pues… –ese abanico era de un lugar, un lugar grande y, ¿de dónde era? Ladeó un poco su cabeza y al parecer sus neuronas chocaron– ¡Ah! ¡La policía militar!

--Felicidades –Shikamaru le sonrió satisfecho por el progreso.

--¿Entonces trabaja allí? –y todo el orgullo que sintió desapareció al instante.

--Déjame, yo le explico –intervino Neji– Verás Naruto, los Uchiha no sólo son parte de la policía militar, son quienes la fundaron. Y el jefe es el líder del clan o en otras palabras, el padre del nuevo.

--¿De verdad? –vaya, al parecer debía comenzar a poner mayor atención.

--Sí. Lo han hecho por generaciones, pero no estoy muy seguro cómo comenzó. Es un legado muy antiguo.

--Oh… –pronunció impresionado, pero Naruto estaba seguro que no era eso el por qué de su curiosidad– Aún así, siento que lo conozco de algún lado… –les aclaró con la mano en el mentón en pose meditativa.

--¿En alguna fiesta con tu padre? –tanteó Lee.

--Imposible. Han estado fuera de Konoha por años.

--¿Y cómo es que sabes eso, Shikamaru?

--Lo escuché una vez de mi viejo. Algo sobre resolver un caso en otra ciudad o algo así. Supongo que lo terminaron y por eso regresaron, eso explicaría la llegada del nuevo.

--Mh… –y Naruto aún no se convencía.

--Si tanta duda tienes, ¿por qué no vas y le preguntas si se conocen? –y esa fue la mejor idea que Naruto escuchó en el día.

--¡Es cierto! Pero que tonto fui ¡Gracias Chouji!

 

Sin pensarlo dos veces y bajo la atenta mirada de sus amigos, se levantó directo al puesto donde se encontraba sentado el azabache.

 

--¡Hola! –saludó animadamente.

--… –nada.

--¡Soy Naruto Uzumaki, mucho gusto! –sonrió zorrunamente

--… –continuó con si interesante lectura.

--Tal vez suene extraño –habló rascándose la nuca con algo de pena– pero, ¿nos conocemos de algún lado?

--… –pasó una página.

--Oye…

--… –su vista permanecía en el libro.

--Maldición, ¡Te estoy hablando!  –soltó molesto. La paciencia no era una de sus dones.

--Piérdete. –fue su amable respuesta. ¿Acaso no se daba cuenta de la obvia indiferencia?

--… –ahora Naruto quedaba sin palabras, ¡¿el maldito no sólo lo ignoraba, sino que también lo echaba?! ¿Quién rayos se cree el muy, muy…?– ¡Desgraciado! –no lo pudo contener.

--¿Cómo me llamaste? –ante el osado insultó le dirigió una furibunda mirada.

--Ahh… por supuesto. Ahora sí soy digno de tu atención ¿no? –ironizó.

--Te aconsejo que no me provoques –le miró colérico.

--Ay sí, ahora me cuidas –se burló– No me hagas reír.

--Mira idiota, si buscas pelea, la estas consiguiendo –advirtió parándose de su lugar para quedar ambos a la misma altura. Sasuke suele ser una persona impasible, pero aquella calma la perdía fácilmente cada vez que se metían con él, cosa que pasaba muy seguido en su anterior escuela.

--No. Sólo buscaba una respuesta, pero si quieres pelear no le veo el problema –sonrió provocador. Si el bastardo quería pelea él se la daría.

 

Sin importarles ser el centro de atención de sus compañeros, ellos sólo permanecían cada uno parado frente al otro, desafiándose con la mirada y provocando el primer movimiento para una inevitable batalla.

 

--Buenos días alumnos –saludó el profesor de turno. Con el ambiente tan tenso ni siquiera notaron el momento en que la campana sonó– Vuelvan a  sus asientos.

--Tch’ –fue la queja de ambos desviando sus rostros. Sasuke  se sentó y Naruto volvió a su lugar.

--¿Y, lo conoces? –lo molestó Kiba.

--No lo creo. A bastardos así no los olvidas –escupió sus palabras con rabia contenida. Él todo amable fue a saludarlo, hacerle una simple y fácil pregunta ¿y se gana eso? Que se vaya al demonio.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Con el avanzar de las manecillas del reloj, dieron paso para el mejor momento del día para los estudiantes: la salida.

 

--¡Salida! –escandalizó felizmente Naruto seguido por los demás chicos. No es que ellos odiaran la escuela, o bueno, en parte sí era eso. Pero este no era el caso, para ellos “salida” sólo significaba dos cosas: libertad y entrenamiento.

 

El entrenar después de clases era una excelente manera de des-estresarse, asimismo, no desperdiciaban ni un segundo en jugar, crear nuevas estrategias, nuevas jugadas y crecer como jugadores, exprimiendo cada gota de sudor de sus cuerpos. Si querían ser los mejores debían esforzarse e ir por si mismos a la cima y no soñar tontamente con que los resultados vendrían solos. Ese es el último pensamiento que debe pasar por la mente de un deportista o por cualquier persona, es más, ni debería existir aquel pensamiento.

 

Con las energías a mil llegaron al gimnasio, abrir la puerta y…

 

--¡No se abre! –Naruto gritó horrorizado.

--¡¿Que qué?! –e inútilmente, Naruto, Kiba y Lee intentaron abrir dicha puerta, como si alguno tuviera la suerte o llave mágica para lograrlo.

--… –el resto del grupo que eran mas… maduros, se mantuvieron al margen apreciando la ridícula escena.

--Hay una nota –Shikamaru los saco de su sufrimiento.

--¿Nota?... ¡¿Y hasta ahora lo dicen?!

--No nos culpen por su idiotez.

--¿Y que dice? –habló el capitán.

--Léela por ti mismo.

 

Naruto tomó la nota, la cual decía: “Perdí las llaves, vayan a casa. Atte: Kakashi-sensei”

 

¿Y ese era el responsable profesor que tenían como entrenador?

 

Desanimados por la horrible falta de su impuntual sensei, no tuvieron de otra que regresar cada uno a su respectiva casa.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Caminando tranquilamente, Naruto divisó a unos pasos más adelante a cierto pelinegro que lo sacó de sus casillas en la mañana. El referido caminaba con paso ligero y sin apuros.

 

Analizando la situación,  y entre caminar frente o detrás de él, pues era preferible cuidarse la espalda.

 

Por su parte, Sasuke no había pasado por desapercibido la presencia al alguien tras él. Debido a demasiadas malas experiencias, jamás tenía la guardia baja, hacerlo significaba peligro. Con total disimulo, se paró a un costado de la calle a “atar” los cordones de sus zapatillas, el tiempo suficiente para que quien sea que estuviera atrás pudiera adelantarle.

 

En cuanto Sasuke se detuvo, Naruto no supo si debía seguir o hacerse el loco, ¿pero desde cuando era un cobarde? Seguro de su respuesta, caminó sin detenerse en ningún momento, pasando de largo al otro.

 

Logrado su objetivo, Sasuke se levantó un poco sorprendido de ver que era el rubio fastidioso. Como pasó de largo, supuso que no era peligro y siguió caminando.

 

Algo incomodo con Sasuke detrás de él, sintió un alivio increíble cuando por fin llegó al cruce que lo llevaría a  su casa. Dobló la esquina tan feliz de saber que por fin caminaría solo, que no esperó que el pelinegro ejecutara el mismo movimiento. Ok, comenzaba a inquietarse. ¿Y si el otro planeó todo para culminar lo que iniciaron en clases? Para aclarar sus sospechas, sacó su celular y fingió leer un mensaje, desacelerando el paso.

 

Cuando vio que Naruto marchaba cada vez más lento, le cruzó la idea de que quizás quería que él se adelantara. Por supuesto que no lo permitiría. Disminuyendo el ritmo quedó casi a la misma altura de Naruto, como si estuvieran caminando juntos.

 

Naruto se petrificó, ¿el bastardo caminaba a su lado? ¿Qué se traía? Si quería pelear no lo seguiría tanto. Dudoso, continuó su caminar, muy atento de lo que hiciera el otro.

 

Llevaban demasiado tiempo avanzando uno junto al otro y ninguno hacía nada. Sasuke se estaba impacientando, a unos metros más estaba su casa ¿acaso quería averiguar dónde vivía? Si era eso, no le daría el gusto.

 

--¿Me estás siguiendo? –Sasuke fue directo.

--¿Yo qué? –interrogó confundido a que repentinamente le dirigieran la palabra– Ni que me fueras importante como para seguirte. Sólo voy a mi casa.

--Sí, cómo no…

--Grr –gruñó molesto– Ya te dije. No perdería mi tiempo contigo. ¿Ves eso? –apuntó a una gran y linda casa anaranjada– Ésa, es MI casa –aclaró moviendo con exageración los brazos.

--¿Tu… casa? –observó con incredulidad el domicilio. ¿Su suerte podía ser peor?

--Sí, mi casa. Un momento… –y, repentinamente, una idea voló por su mente– ¿No serás tú el que me sigue a mí? –inquirió apuntándose a si mismo.

--Tch’ –ignorando sus palabras y maldiciendo internamente, metió las manos en sus bolsillos y continuó con su caminar.

--¿Se puede saber cuál es tu problema?

--Cállate –contestó con desdén.

--Claaaro, tú sí puedes ignorarme, hablarme, amenazarme, provocarme e interrogarme, pero yo no, ¿cierto?

--Mira idiota –se detuvo girándose hacia Naruto, era necesario encararlo. Ósea, si la animadversión hacia su persona era tan grande, ¿por qué simplemente no lo ignoraba? y así ambos se ahorraban absurdas discusiones– Hazme un maldito favor y mantente los más lejos posible de mi vida, ¿entendiste? –sin esperar repuesta, se volteó en dirección a la casa  en la que se habían detenido

--Wau, pero qué forma más amable, cariñosa y conciliadora de pedir las cosas. Si lo dices de esa manera, ¿cómo negarme a ella? –ironizó con una hermosa y resplandeciente sonrisa falsa. No es necesario agregar que esa fue una clara negación por parte de Naruto.

--Tch’. Usuratonkachi –resopló para sí mismo. Por ese motivo no esperó respuesta, porque el obstinado del rubio no aceptaría. Sin ninguna intención de seguir con la tonta disputa, abrió la pequeña reja de entrada y se acercó al umbral principal, sin saber que su insulto fue escuchado.

--…

 

Usuratonkachi. Una simple y llana palabra que hizo eco en su mente, viajando a través de sus recuerdos, trasladándolo 4 años atrás en el tiempo, a un tonto y molesto suceso que él prefirió olvidar, pero que ahora salía nuevamente a la superficie.

 

Ahora entendía por qué le era tan familiar. Sasuke… Sasuke era el niño que lo ayudó y acto seguido desapareció.

 

En aquel tiempo lo odió con todas sus fuerzas. Luego comprendió que tal vez el niño tenía otros asuntos o estaba ocupado, y ya que nunca supo su nombre y jamás lo volvió a ver, decidió olvidarlo.

 

Aquel arrogante pero buen niño ¡¿Era el bastardo?!

 

Si en ese tiempo no tenía porqué odiarlo, actualmente sí podía hacerlo. ¿Por qué? Porque era un desgraciado. Daba por seguro que el condenado lo había reconocido y se hizo el desentendido.

 

--Maldito teme –dijo en voz baja viendo como Sasuke abría la puerta.

 

¿Esa sería su casa? Le era conocida. Como si una angelical voz le hablara, llevó su vista a la casa opuesta, topándose con la suya propia. Instintivamente regresó su vista a Sasuke en el preciso momento en que éste cerraba la puerta. Y la realidad le cayó como balde de agua fría.

 

¡¡¿¿El muy bastardo vivía al frente suyo??!!

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Continuará…

Notas finales:

Bien, eso fue todo por hoy. El nuevo encuentro por parte de nuestros personajes donde la historia, la convivencia e interacción irá avanzando paso a pasito.

Espero que les gustara c:

Quiereo agradecerle a las pocas personitas que leyeron el capítulo anterior, ¡Muchas gracias!

Por cierto, espero que la forma de narrar sea entendible, porque como ya sabrán, una cosa es lo que sucede en mi cabeza y otra el cómo la escribo y ustedes la entiendan xD

Sin más, ¡Nos leeremos la próxima semana!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).