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Vínculos por LoboAzul

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Notas del capitulo:

Aquí yo de nuevo!! Hola :3

Les presento el segundo capítulo de esta historia :D

Espero que lo disfruten. No les quito mas de su tiempo ¡A leer!

 

P.D: Disculpas de antemano alguna falta ortográfica, errores en la coherecia y/o cohesión.


Capítulo 2: Pensamientos.

 

Rememorando el día anterior, uno para nada agradable, tomando en cuenta el aburrido primer día de clases, un nuevo alumno con quien inmediatamente te echas bronca, resultando ser el idiota que alguna vez odiaste y aún más, el condenado no tuvo la mejor idea de vivir en la casa al frente suyo. Bastardo.

 

Hoy, con un nuevo y madrugador día por delante, –auspiciado por su madre– Naruto contaba con todas las energías necesarias para llegar por primera vez temprano a la escuela. Alistado para la jornada escolar se despidió de sus padres, abrió la puerta y la volvió a cerrar... sin siquiera dar un paso afuera.

 

Comenzaba a creer que el cielo lo odiaba.

 

¿Por qué? ¿Por qué cuando él se animaba a partir, justo al otro lado de la acera el maldito teme se le ocurría hacer lo mismo? Siendo él un joven tan bueno. Ok, no taaan bueno, pero todo dentro de los parámetros de cualquier adolescente, ¡si incluso era un santo comparado con otros! Pero al parecer al mundo no lo interesaba eso.

 

Como sea, Naruto no tenía pensado revivir la incómoda caminata de ayer con el teme, y no porque lo dejaría en paz como muy amablemente se lo había solicitado. No, si el bastardo quería paz, él le daría todo lo contrario. Sólo que Naruto ahora quería una mañana tranquila, ya tendría todo el resto del día para molestarlo.

 

--¿No te habías ido?

--Amm... –dejó la mochila en una silla mientras pensaba en una excusa– Pensé en ir trotando a la escuela y llegaría muy temprano si salgo ahora. Además, aprovecho de alimentar a Kurama.

--Bien –Kushina decidió creerle– pero no te demores mucho o te habré levantado en vano.

--Claro ma'.

 

Y con la mentira que debía convertir en realidad, cruzó la cocina derecho al patio trasero.

 

--¡Kurama! –ése era el nombre de su perro.

 

Su fiel y molesta mascota, era la gran compañía de Naruto cuando necesitaba a alguien para hablar -aunque no le respondiera- o para cuando se sentía solo. Eso sí, el perro tenía su carácter y sabía perfectamente que su amo en ocasiones era un idiota. Bajo aquellas circunstancias ignoraba por completo a Naruto, pero en ningún momento lo abandonaba o dejaba solo.

 

--¡Guaf!

--¿Qué tal amigo? –le acaricia el lomo– ¿Tienes hambre? Porque te traje un buen plato de alimento.

--¡Guau, guau! –ladró feliz cuando le sirvieron su deliciosa comida.

--¿A poco soy el mejor amo que has tenido? –el perro subió la mirada a su tonto amo con toda la intención de expresarle precisamente eso, que era un tonto– Ah, si, en realidad he sido el único –Naruto se rascó la mejilla y Kurama continuó comiendo. A veces juraría que Kurama le hablaba.

 

Naruto se quedó un rato más con su perro y cuando consideró que era el tiempo suficiente para no encontrarse con Sasuke, salió de su casa rumbo a la escuela.

 

Caminó a paso rápido, así aprovechaba de no llegar tan tarde y buscar a Kakashi-sensei para que le explique cómo rayos perdió las llaves del gimnasio, y si no buscó un repuesto lo obligaría a hacerlo de inmediato.

 

A cuatro cuadras de su destino, se encontró con Sasuke caminando lentamente. Naruto no tenía por qué dudar, únicamente pasaría de largo y no habría problemas. Pasos antes de adelantarlo, Sasuke giró a la derecha, adentrándose a una estrecha calle.

 

Disimuladamente, Naruto desaceleró el paso curioseando lo que hacía el pelinegro.

 

--“¿A dónde irá?” –fue lo que pensó y automáticamente se recriminó a si mismo. Lo que hiciera o dejara de hacer Sasuke, no era y nunca sería de su importancia.

 

Aclarado el asunto, prosiguió su marcha a la institución que era su escuela.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

A los 10 minutos de iniciadas las clases, la puerta del salón de Naruto se abrió dando paso a cierto azabache.

 

--Lamento el retraso –se disculpó ante su falta, aunque su rostro no expresaba mucho arrepentimiento.

--¿Nuevo alumno?

--Sí.

--Tome asiento. Por esta vez lo dejaré pasar –en cuanto Sasuke se sentó, el profesor a cargo revisó su lista en busca del nombre del estudiante– Uchiha –lo llamó firme y serio– Espero que no vuelva a repetirse.

--Téngalo por seguro –Sasuke no se quedó atrás, respondiendo con el mismo semblante que su profesor le mostraba.

--…Como les decía, las proteínas…

--Pss –susurró Naruto al asiento de enfrente– ¿es mi idea o el ambiente de pronto se volvió tenso?

--No sería raro viniendo de un Uchiha –respondió Nara.

--Otra vez con los Uchiha, ¿Qué tanto le ven a esos idiotas?

--Lo mismo que le viste ayer cuando casi se agarran a golpes –se unió a la charla Kiba, al lado de Shikamaru.

--¿No son del agrado de las personas? –con el porte tan orgulloso y arrogante con el que camina, supuso que se debía al respeto que le tenían.

--Esa es una linda forma de referirse al recelo que muchos de los adultos le profesan.

--¿Y por q-?

--Uzumaki. ¿Algo que compartir con la clase?

--Nada, sensei –en el mejor momento tenían que reprenderle.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Finalizadas los primeros tres bloques de clases, los alumnos contaba con una hora para almorzar, ya sea en el comedor de la institución o en sus alrededor.

 

Como desde un momento se lo planteó, Naruto no ocupo ninguna hora de la mañana para molestar a Sasuke, ni siquiera para pensar en él.

 

Mentira.

 

Después del comentario de Shikamaru, se pasó toda la mañana pensando en el origen del odio para dicha familia. No es que fuera metiche, sentía algo de curiosidad solamente. Y no, no significaba que le importaba lo que le sucediera al bastardo.

 

Tal vez la animosidad provenía por ser parte de... ¿la policía militar?. Demonios, sería más fácil preguntarle a los demás en vez de carcomerse el cerebro, pero si lo hacía, se exponía a la burlas de sus amigos por estar tan pendiente del Uchiha.

 

¿Y si en realidad todo el mundo lo trataba mal? ¿Y si la molesta forma de ser de Sasuke provenía de la forma en que las personas desquitaban su disgusto contra él? ¿Y si así era? Un extraño método de defensa contra el mundo. ¿Y qué hace él? El primer día lo encara, lo odia y planea hacerle la vida imposible. No muy lejos de la realidad que al parecer el resto también hacía.

 

La hora libre ya casi terminaba. Y aún ido en sus pensamientos, se encaminó con su grupo de amigos al salón de clases, chocando con alguien en el proceso.

 

--Tch’. Fíjate idiota –y precisamente tropezaba con el dueño de su cuestionamiento mental, hablándole con un tono para nada amable.

--Lo siento, no-

--Sí, claro, no me viste, no fue tu intención. Lo mismo de siempre –terminó la oración con desdén.

--No. –Sasuke lo vio cauto– Siendo tú, me hubiese gustado empujarte más fuerte –sonrió zorruno.

--Sigues buscando pelea conmigo, ¿verdad? – indagó molesto.

--¿Y si quiero qué? ¿Vas a lanzarme a tus perros policiales? –nunca, jamás hablen sin saber. Fue lo que aprendió Naruto cuando de improvisto el puño de Sasuke se estrelló contra su cara, cayendo al piso por el fuerte golpe.

--¡Naruto! / ¡Naruto-kun! –gritaron sus amigos en su auxilio. Las chicas a su lado revisando su cara y los chicos en cualquier instante saltaban sobre Sasuke.

--En tu vida vuelvas a dirigirme la palabra –amenazó colérico, con odio en su mirada, sin prestarle atención a las siete personas frente a él dispuestas a golpearlo por meterse con Naruto.

--… –las pocas palabras que Naruto conocía se suicidaron sin poder decirle algo a Sasuke, viendo como se iba en dirección contraria a su salón.

 

Hace un rato pensaba en la posibilidad de no tratar a Sasuke como el resto de las personas al parecer lo hacían, y en cuanto se le aparece ¿lo trata de esa forma? Era un idiota. ¡Pero, oigan! No era su culpa que el teme no pusiera de su parte y tampoco era su culpa el tener la naturalidad de responderle a todo lo que el otro le dijera.

 

Ok. Ambas eran excusas sin sentido: primero, porque Sasuke no tenía idea sobre sus recientes pensamientos; y segundo, porque en realidad sí era su culpa no saber manejar su cerebro y dejar que su lengua hablara apenas escuchara una palabra del teme.

 

--¿Estás bien, Naruto? –preguntó Gaara preocupado de que su amigo no hiciera movimiento alguno luego del golpe.

--¿Naruto? –y Shikamaru también. Es raro que no dijera algo, estando aún en el suelo con la vista puesta por donde desapareció su agresor.

--…Estoy bien… –fue la vaga repuesta que dio saliendo de su ensimismada mente.

--Na-Naruto-kun, ¿quieres ir a la enfermería? –preguntó una angustiada Hinata.

--No. Estaré bien, no se preocupen –aclaró calmando a sus camaradas.

--Ese maldito Uchiha, ¡¿Qué se cree para venir a golpearte?! –Kiba no aguantó la rabia y terminó gritando– La próxima vez que lo vea, lo voy a-

--Kiba, la próxima vez que lo veas no harás nada –declaró Naruto.

--¿Qué pasa, viejo? ¡¿Te acaban de golpear y no harás nada?!

--De cierta forma estoy de acuerdo con Kiba –dio su parecer Neji, y otros asintieron con sus palabras– Tal vez sea un Uchiha, pero no le da el derecho de meterse contigo y no recibir respuesta.

--Ya dije que no harán nada. Fue culpa mía que me golpeara –dijo sobando su quijada– No tuve que haberle dicho eso.

--Pero, Naruto…

--Aparte de que si se meten en problemas, la directora los expulsará del club.

--Tch’ lo que tu digas ¡Pero si vuelve a suceder no nos contendremos!

--Fuerte y claro. Regresemos antes que las clases comiencen –sonrió para calmar el ambiente. Grave error. El forzar los músculos de su cara le dolió horrores. El teme golpeaba fuerte –Auch, creo que igual iré a la enfermería. No me gustaría parecer un sapo con la cara hinchada.

--¿Te acompaño?

--Estaré bien Gaara. Sólo iré por hielo.

 

Dicho y hecho, Naruto consiguió el hielo, aunque no era su único propósito. De verdad esperaba encontrar a Sasuke y pedirle disculpas por hablarle de esa manera. Naruto tenía orgullo, pero también sabía cuando se equivocaba. Sin embargo, no dio con su paradero. Por un instante pensó que el azabache regresó a clases, por lo que volvió al salón. Le permitieron la entrada por el pase morado que resaltaba en su cara.

 

Sasuke no estaba. Quizás, sólo quizás, sus palabras en serio le molestaron.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

A la última hora de clases Sasuke hizo presencia con un inexpresivo rostro.

 

Naruto de vez en cuando lo veía de soslayo. Él había proclamado odiarlo, pero en realidad no lo odiaba, era solamente una forma de decir y expresar la molestia que le provocaba su desagradable actitud. En algún momento conoció su lado amable, y si aquel buen niño se transformó en lo que es Sasuke actualmente, entonces debía existir un motivo para hacerlo. Si fue o no por ser un Uchiha y estar ligado a la policía militar, pues lo averiguaría. Ya había conseguido una pista al hablarle de ese tema al azabache, una pista algo dolorosa.

 

Por otra parte, si alguna vez pensó en ser su amigo, ahora era la oportunidad perfecta para intentarlo. El problema era su gran bocota y el temperamento del teme, tener una conversación civilizada sería difícil o casi imposible.

 

¡Bah! No tenía que preocuparse, con una fuerte convicción, inagotable persistencia, indefinido entusiasmo y con su espontánea actitud, ¡todo saldría bien! Supongo...

 

El timbre sonó. Naruto se giró.  Sasuke desapareció.

 

--"¡Teme!"  –se había ido inmediatamente, aprovechando la beneficiosa situación de tener la salida al lado de su puesto.

--¡Naruto! ¿Que rayos haces aún sentado? Kakashi-sensei dijo que hoy podíamos entrenar.

--¡Ya voy! –no tenía por qué precipitarse, aún le quedaba todo el año para acercársele.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Finalizadas las 3 horas máximas que por reglamento se les permitía permanecer después de clases dentro de escuela, podía decirse que el entrenamiento fue un éxito. O eso le hubiese gustado decir a Naruto, porque no hubo entrenamiento. No señores, hubo "limpieza". El condenado de Kakashi les hizo asear por completo el gimnasio; limpiar, secar y encerar el piso; lavar las camisetas de práctica y pulir los balones.

 

Fue un trabajo agotador, sin embargo, no era la forma en la que ellos planeaban perder sus energías.

 

Sin mucho con lo que poder alegar, ya que para entrenar no podían hacerlo en un lugar lleno de polvo, debieron aguantarse sus quejas y regresar a sus casas, con las esperanzas de mañana practicar por fin el deporte que tanto les gustaba.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

De vuelta en su hogar, Naruto no pudo más que aburrirse. Limpiar no fue suficiente para él, necesitaba jugar de verdad. Sin saber qué hacer, se dedicó a pasar tiempo con Kurama, jugando con él y hablándole de lo tirano e injusto que a veces era Kakashi. Hubiese pasado más tiempo así, si el perro se hubiese aburrido de escucharlo.

 

Como siguiente forma de entretención, se instaló en el living para ver un partido de basquetbol que transmitirían esa noche.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Estaban en el tercer cuarto cuando Kushina terminó la cena, encontrándose al vago de su hijo recostado en el sofá.

 

--Naruto Uzumaki, ¿cuántas veces te he dicho que no comas porquerías antes de la cena? –le reprendió cruzándose de brazos.

--Ups hehe lo siento mamá, es que estaba pegado en el juego-

--Nada de peros, Ahora mismo vas- –fue interrumpida por el timbre– En seguida vuelvo –se dirigió a la entrada y sin apuros abrió la puerta.

--Hola. Mucho gusto soy-

--¿Mikoto? –al ser llamada por su nombre, la extraña mujer que se había inclinado levemente en forma de saludo, levantó la vista.

--¿Kushina? –también pregunto incrédula.

--¡Santo cielo, en verdad eres tú! No te veía desde que estaba embarazada –comentaba con emoción en su voz.

--Dieciséis años, hace dieciséis años que no sé sobre ti. No sabes el gusto que me da volver a verte –habló llena emoción de estar frente a su vieja amiga.

--¿Cómo es que...?

--Regresé a Konoha. Nos mudamos este fin de semana, pero no tuve la oportunidad de saludar a los vecinos hasta hoy.

--¡Que agradable coincidencia! ¿Y dónde?

--Aquí, justo al frente –indicó feliz– Oh, casi lo olvido. ¿Recuerdas a mi bebé? Preséntate hijo.

--Sasuke. Un gusto en conocerla –se inclino educadamente. Si era amiga de su madre, la trataría con el debido respeto.

--¿El pequeño Sasuke? –le miró sorprendida– Pero si ahora es todo un caballero –alagó al atractivo muchacho.

--¿Verdad? –sonrió ante la imperceptible vergüenza de su hijo.

--Si... Oh, qué tonta soy, conversando aquí. Por favor pasen –los invitó a entrar.

--No nos gustaría molestar...

--Vamos, si no son molestia. Pasen, pasen –los guío hasta la sala– Tomen asiento y disculpen el desorden. Mi hijo es todo un caos. ¡Naruto, ven aquí!

--¡Ya voy! –gritó desde la cocina– Mamá te juro que... –se calló cuando vio a Sasuke sentado en el living de su casa, muy concentrado en la alfombra y junto a una mujer de largo cabello negro y ojos oscuros, muy parecida a él, con la diferencia que le sonreía amablemente.

--Te presento a nuestros nuevos vecinos y a mi antigua amiga. Se mudaron a la casa de enfrente, ¿no es genial? –explicaba feliz.

--Mucho gusto soy Mikoto y él mi hijo Sasuke. Me alegro de por fin conocer al hijo tan apuesto y energético de Kushina –habló viendo el claro reflejo de Minato y el carácter de Kushina en el rostro de Naruto.

--Por favor, el placer es todo mío –se apresuró a decir con un pequeño sonrojo– Mucho gusto en conocerla, mi nombre es Naruto.

--Muchas gracias. Vamos hijo, saluda –le incitó al notar su desinteresada presencia.

--... –por esa razón Sasuke no quería acompañar a su madre precisamente a esa casa, ya que sabía quién vivía allí. De mala gana y con el ceño levemente fruncido, llevó su vista a Naruto, haciendo a penas un pequeño movimiento de cabeza en forma de saludo. No iba a olvidar lo último que le dijo.

--Sasuke –lo reprendió por la tosca actitud.

--"Como lo imaginé, me será complicado acercarme al teme. ¡Yo y mi gran bocota!" –pensó– No se preocupe. Con Sasuke ya nos conocíamos, somos compañero en la escuela –aclaró Naruto.

--Vaya, otra gran coincidencia.

--Así parece –sonrió de acuerdo– Kushina, gracias por la invitación pero será mejor que nos marchemos. Otro día podemos hablar más tranquilamente, ¿sí?

--Por supuesto –los acompañó a la salida– Vuelvan cuando quieran.

--Será un placer. Adiós.

--Adiós Mikoto, Sasuke –cerró la puerta y regresó al living, viendo con curiosidad a su hijo– ¿Compañeros?

--Compañeros –repitió– No somos amigos si es lo que estás pensando.

--¿Odio a primera vista? –comentó divertida.

--Mhh... –respondió a la extraña expresión de su madre, ¿siquiera existe eso?– Sólo digamos que no congeniamos precisamente.

--Y supongo que el moretón en tu rostro fue culpa suya, ¿no?

--Si… –el escalofriante sexto sentido de las madres se hacía presente, ¿cómo es que siempre intuyen todo?- ¿No sucedió algo similar con otros de tus amigos?

--Am... Sí. –no estaba tan equivocada, ya que tampoco comenzó con el pie derecho con Neji o Gaara.

--¿Ves? Es cuestión de tiempo para que sean amigos. Y siendo hijo de Mikoto, te apuesto que se llevaran de maravilla.

--Díselo al teme... –susurró a un lado.

--¿Dijiste algo?

--¡Que mueeero de hambre! ¿Ya comemos? –cambiando totalmente de tema, Naruto se fue a la cocina seguido por el reproche de su progenitora acerca de comer en familia.

 

Cambiar el tema de conversación era un millón de veces más fácil que hablar con tu madre sobre el hijo de su recientemente reencontrada amiga, en cuya interacción ni siquiera él sabía cómo llamar. Porque formalmente eran compañero y vecinos, pero en realidad con suerte se conocían.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Recostado en su cama, Naruto se dio el tiempo de hacer algo que estuvo haciendo todo el día: pensar. Cayendo en cuenta del drástico cambio que pasó por su mente respecto a Sasuke, ya que prácticamente cambió de intentar hacerle la vida imposible a acercarse y conocer más sobre él, e incluso en la posibilidad de ser su amigo.

 

Debía cambiar su táctica, ya no podría molestarlo sin importar lo que el otro pensara, porque en este momento lo que pensara Sasuke era crucial y de suma importancia para acercarse a él. Ahora bien, ¿cómo lo haría? Ni idea, el plan aún estaba en proceso, pero ya se le ocurriría algo.

 

Y… ¡Diablos! ¡Ha visto a Sasuke dos días y el muy bastardo ya le revolvió toda la mente! Ni que el condenado fuera tan especial. No, claro que no. El especial era él con su maldito complejo de héroe y querer ayudar al mundo.

 

Enojándose con su propia mente, Naruto prefirió dormirse de una buena vez, después de todo, lo suyo no era martiriarse pensando, a él le venía mejor actuar en el momento.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

A la mañana siguiente, Naruto se levantó con la fantástica idea de esperar a que Sasuke saliera de su casa, teniendo la “coincidencia” de salir juntos, y por ende, quisiera o no, tendrían que caminar juntos a la escuela.

 

--Hehehe –reía malicioso por su magnifico plan– “Ya quiero ver la cara que pondrá el teme” –se sentó a la orilla de la cama aún con cara de tonto, miró el reloj del escritorio, cambiando su feliz rostro a uno lleno de pánico– ¡Mamá! ¡¿Por qué rayos no me levantaste?!

 

[07.45]

 

El reloj marcaba 15 minutos para las 8 de la mañana, hora a la que entraba a sus aburridas clases. Y por primera vez se odió por no poner el despertador y esperar a que su progenitora lo levantara.

 

--¿Se puede saber por qué no me despertaste? –preguntó a penas bajó de su cuarto haciendo malabares con su vestimenta y comiendo lo que podía de la mesa.

--Naruto, te grité tres veces para que te levantaras y si no querías hacerlo no iba a seguir insistiendo. Incluso por un momento pensé en ir y tirarte un balde de agua fría –comentó lo que estuvo a punto de hacer, cosa que se arrepintió a pasos de su objetivo. ¿Qué clase de horrible madre haría algo así?

--… –Naruto la observó consternado– ¿Qué clase de horrible madre eres que no hiciste algo así?

--¿Ah? –ahora Kushina era la pasmada. ¿Naruto quería llegar temprano a la escuela?

--Ya no importa. ¡Adiós Má! –se despidió esfumándose de la casa.

--¿Qué bicho le picó?... –se preguntó a si misma.

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Gracias a su impecable condición física, Naruto llegó al salón justo con el timbre de entrada.

 

--¡Buenos días! –entró como de costumbre saludando a los demás. Todo iba bien hasta que vio el puesto vacío de Sasuke–  “¿No ha llegado?” –¿eso significa que corrió tanto en vano?– “No esperen, en el trayecto no vi por ningún lado al teme, ¿decidió faltar?”

--Hola Naruto –escuchó que saludaron cuando llegó a su lugar.

--Bu-buenos días… Naruto-kun –le saludó Hinata.

--Vaya viejo, esta vez si corriste para llegar a tiempo, y seré el primero en decirte que lo hiciste en vano –se burló Kiba.

--¿Ah?

--Serás despistado Naruto –se unió Sakura– ¿No leíste el pizarrón cuando llegaste?

--¿El pizarrón? –llevó sus ojos al lugar y allí, con grandes letras decía: “Profesor ausente, primera hora libre” –No puede ser… –se quejó. Al final de cuentas su esfuerzo por toparse con Sasuke y llegar a tiempo a clases, fueron desperdiciados.

--Oye Naruto, como capitán esperamos que hables con Kakashi-sensei para que hoy entrenemos en serio –aprovechó para decir Neji. Nadie quería repetir la pérdida de tiempo -por así decirlo- que ocurrió lunes y martes.

--Por supuesto, hablaré con él.

--Más te vale.

--¡Yo también deseo agotar todas mis energías en un duro y extenuante entrenamiento! ¡Demostrando todo el poder de la juventud! –exclamó Lee y su infaltable grito. 

--Cambiando el tema, el otro día… –y así iniciaron una amena charla entre los chicos y chicas. Conversando de temas banales y una que otra risa.

 

A los pocos minutos de estar platicando, la puerta fue abierta con parsimonia.

 

--Pero miren quién llegó –Kiba demostró su molestia. Aún no dejaba de lado el suceso de ayer.

 

Sin siquiera prestar atención a sus compañeros, Sasuke miró al frente leyendo el dichoso mensaje. Sin inmutarse, cerró nuevamente la puerta sin siquiera molestarse en dar un paso dentro del salón.

 

--Ah… –suspiraron Ino y Sakura– Sasuke-kun es realmente apuesto –hablaron al mismo tiempo. Y Naruto no se esperó ese comentario.

--¿Tal vez no seamos del agrado de Sasuke-kun? –intentó comprender Sai ante su acción.

--Mejor así –dijo satisfecho Kiba.

--Problemático –fue su sincera opinión, aunque nadie supo a quién fue dirigido.

--Ahm… –vaya, al parecer todos opinaban distinto respecto a Sasuke– ¿Me disculpan? Voy al baño.

 

Con la excusa perfecta para alejarse de sus amigos, Naruto salió del salón y no para ir al baño. Su propósito era localizar a cierto azabache donde sea que se haya metido. Encontrarlo no sería difícil.

 

.

.

.

 

--“¡Bastardo!” –después de estar 30 minutos buscándolo como idiota, decidió regresar a la clase ya que sus amigos comenzarían a preocuparse, y lo primero que se encuentra al abrir la puerta es al muy desgraciado sentado en su puesto leyendo tranquilamente. ¡Desperdició 30 malditos minutos en nada! ¡Nada!– “Vamos Naruto, cálmate. Respira. Recuerda porqué lo buscabas. Calma. Calma”

 

Bien. Con la paz en su cuerpo y mente, se sentía mejor para intentar tratar con Sasuke. Seguro de sí mismo, se acercó a saludarlo.

 

--¡Hola!

--Lárgate.

--“¡Bastardo!” –se contuvo– Vamos, simplemente vengo a saludarte amablemente.

--Y yo amablemente te digo: lárgate –Sasuke ni siquiera le dirigió la mirada.

--¿Se puede saber cuál es tu maldito problema? –cuestionó molesto– Sólo quiero disculparme, ¿sí?

--Entiende –levantó su feroz mirada– Primero, no necesito tus disculpas. Segundo, tú eres el maldito problema. Tercero, te dije que no volvieras hablarme en la vida.

--¿No crees que exageras? Aunque te duela, en algún momento debemos hablarnos ya que somos compañeros –sonrió burlonamente– e incluso vecinos.

--Por desgracia.

--¿Qué? –levantó un ceja escéptico.

--Lo que escuchaste. No sólo tendré que verte dentro de escuela, sino también fuera de ella ya que desgraciadamente vives al frente.

--Já –rió sin ganas– Con suerte nos hemos visto dos veces afuera.

--Si, luego serán cuatro, ocho, dieciséis y todo lo que quede de año.

--Oh claro, y para ti es una desdicha mi presencia, ¿no?

--Exacto –confirmó sus palabras manteniendo siempre la fiera mirada.

--¿Sabes qué? –le dedicó una furibunda mirada diciéndole adiós a su intento de amabilidad– Eres un maldito teme.

--¿Cómo me llamaste? –sus ojos fácilmente podrían asesinar a quien los mirara, sin embargo, Naruto parecía ser inmune a ella.

--TE-ME –pronunció lenta y calmadamente cada silaba, disfrutando como en el rostro de Sasuke se notaba un pequeño tic en su ceja producto de tanta rabia contenida.

--… –se mordió la lengua para no decir una estupidez e intentar reprimir las ganas de matarlo en ese mismo instante– Mira idiota, si tanto me odias, haznos un favor a ambos y mantente lejos de mi.

--¿Y por qué haría eso? Si de mí depende tu tranquilidad, entonces no te dejaré en paz en ningún momento –sonrió ladino.

--¡Maldito Usuratonkachi! –completamente iracundo, se levantó de golpe agarrando a Naruto del cuello de la camisa y conteniendo  su puño izquierdo para no romperle la nariz– ¡¿Cuál es tu maldito problema conmigo, eh?! ¡¿Tanto te cuesta entender lo que digo?! ¡Aléjate de mí! –gritó fuera de si.

--¡Y yo digo que no lo haré!

--¡¿Por qué demonios insistes tanto?!

--¡Porque quiero ser tu estúpido amigo dattebayo! –listo, lo dijo, ya no podría retractarse.

 

Silencio. De un segundo a otro todo quedó en absoluto silencio y ahí fue cuando Naruto recordó que estaban dentro de un salón de clases, cierto detalle que olvido mientras “conversaba” con Sasuke.

 

Y hablando de él…

 

Cuando escuchó la respuesta de Naruto no pudo evitar abrir los ojos por la sorpresa, completamente incrédulo. Sin embargo, rápidamente volvió a la realidad, entrecerrando sus ojos con una mirada recelosa, ¿estaba hablando en serio? ¿Su amigo? No, no sería tan estúpido como para creer esas palabras y menos si usaba esa tonta muletilla que, cuando lo conoció por primera vez, el muy idiota se dedicaba a utilizarla en cada oración.

 

--Tch’ –totalmente irritado, soltó de mala gana a Naruto– Vete al demonio –fueron sus amables palabras. Y sin ganas de continuar alguna otra discusión, salió del salón junto con el sonar del timbre.

--¡Naruto! –era de suponerse que su amigos no se quedarían fuera de aquella escena.

--¿Puedes explicar que rayos fue eso? –solicitó Shikamaru.

--Pues… –rió nervioso– Supongo que lo mismo que escucharon –explicó rascándose la nuca.

--¿De verdad quieres hacerte amigo del Uchiha? –increpó Kiba

--Es lo que quiero intentar –se encogió de hombros.

--Naruto, ¿eres consiente de lo que dijiste?

--Gaara, ¿tú también? Ya dije que sí-ttebayo –se cruzó de brazos mostrando seriedad.

--No hablo de eso.

--¿Eh? –lo vio confundido, ¿si no era eso, entonces qué?

--Na-Naruto-kun, ¿no te diste cuenta? –y ahora se lo decía Hinata ¿de qué rayos hablaban?

--Naruto, a lo que se refería Gaara es que estás diciendo nuevamente esa muletilla -intentó aclarar Sakura.

--¿Muletilla? –en ocasiones llegaba a ser muy lento.

--¡Dattebayo! –dramatizó Ino– Fue lo que le gritaste en la cara a Sasuke-kun.

--Ah… ya veo –dijo calmadamente.

 

Esperen… ¡¿Que él qué?!

 

°~°~°~°~°~°~°

 

Continuará…

Notas finales:

Y eso fue todo!

Como podrán ver las cosas van lentas, pero Naruto es todo un caos en cuanto a la relación que se daré entre ambos. 

Quiero aprovechar para agradecer el favorito y review que me dieron ¡Me hacen felices! jajaja :D

Gracias por las personas que leen el fic, un pequeño comentaario siempre es buen recibido, además ¡son gratis xD!

Eso es todo, nos leeremos la próxima semana. Adius!


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