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Acaricia mi alma por Doki Amare Peccavi

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Cap. 11: Nadie tiene que saber. 

 

(*) Recuerdo cuando perdí la cabeza

Había algo tan agradable en ese lugar

 

De regreso a casa del escorpión, Kanon había intentado hablar varias veces sobre lo sucedido, pero Milo estaba tan anonadado por todo que le había pedido hablar después y tras llegar a casa se había quitado el casco para devolvérselo a su amigo y sin más, se había despedido.

 

 ¿Pero cómo podía está él tan tranquilo con todo lo ocurrido?

 

Ya se imaginaba en casa dando vueltas a las cosas y sumado a las terribles manías que empezaba a tener desde que estaba solo.

 

Miró su reloj de reojo, eran las 7:01, sacó su móvil enseguida y marcó a DM, sin su hermano en casa, él era la segunda persona en al que podía confiar para recibir un consejo, sabía que fuese lo que fuese obtendría una respuesta sincera..., además estaba el hecho de que habían obtenido sus llaves.

 

— ¿Crees que puedas venir a mi casa? — Preguntó a su amigo y escuchó del otro lado de la línea un suspiro que antecedía a una negación. — O si quieres puedo ir a verte yo, necesito hablar de algo muy raro… ¿Recuerdas esos amigos de Milos? Los que conocen a Saga.

 

— ¿Le estás dando vueltas otra vez a eso? — Preguntó DM, terminaba los bocadillos de la mesa, los cuales seguramente habían sobrado de la reunión de “señora” que hacía su madre todos los días viernes.

 

— Es algo diferente, hoy acompañé a Milo a su casa, en serio, necesito platicar contigo, dile a tu madre que te vendrás a quedar a mi casa.

 

— No está, estoy solo.

 

— ¡Perfecto, llegaré en nada!

 

— ¡Oye! — DM se hacía el difícil pero lo cierto es que sabía que Kanon era un mar de pensamientos, a veces le marcaba de madrugada sólo para contarle teorías que pudiesen explicar la desaparición de Saga y aunque él tampoco creía que su amigo se hubiese ido de la nada, no tenía pruebas para pensar lo contrario… además la llamada no había sido un invento de la imaginación de su amigo, Milo estaba de testigo y el mensaje del gemelo mayor había sido claro “regresaría cuando se le diera su puta gana” y ante aquello ¿Cómo podía reconfortar a su amigo?

 

Sus padres habían aconsejado dejarle hacer compañía y acompañarlo en sus locuras, aunque para eso estaba mucho mejor puesto Milo, él había sido más bien del tipo que daba segunda a la hora de solucionar…, aunque era cierto que se habían acostumbrado mucho a depender de Saga, incluso ellos siendo amigos, le habían comprado bien el papel de hermano mayor y ahora estaban como barco sin ancla.

 

Incluso tus emociones tenían un eco

En tanto espacio

 

— Cuando regreses te partiré la cara por darnos estos problemas. — Murmuró echándose de nuevo en el sofá, hasta que Kanon llegase.

 

.*.

 

Mu ingresó a la habitación en la que estaba Saga y le miró completamente pirado, los ojos los mantenía abiertos y la mirada elevada. Era imposible acostumbrarse a aquella imagen y a pesar de eso terminó sentándose a su lado, por cualquier problema que quisiera ocasionar, sólo bastaba con tomar una de las jeringas formadas en el suelo y lo siguiente era inyectarle sin dudar, por lo menos hasta que se fuesen sus amigos le necesitaban callado, ya después con Milo verían como solucionar las cosas.

 

No estaba del todo de acuerdo con el plan de Dita, mentirle a Camus era lo último que quería, pero tenían miedo de ser juzgados por su amigo.

 

— Como nos has complicado todo, nosotros sólo queríamos que Camus saliera para regresar a la normalidad… y vas tú y nos hechas todo a perder — Sabía muy bien que en verdad Saga no tenía la culpa de nada, pero decir aquellas palabras eran como un bálsamo para tantas heridas hechas en los últimos días, el corderito sentía que la cabeza iba a reventarle en ocasiones y otras terminaba por tomar una máscara optimista pensando que las cosas tarde o temprano tendrían que mejorar para ellos…

 

Mu había estado a punto de estirar su brazo para intentar los ojos de Saga, cuando el estrepitoso ruido en la habitación de al lado le hizo dar un brindo. A como pudo se puso de pie impulsándose con su brazo sano y enseguida salió de la habitación.

 

Y cuando estás ahí fuera, sin atención

Sí, estaba fuera de contacto

 

— ¿Qué pasó? — Preguntó anonadado, pero casi le habían cerrado la puerta en la cara Camus y Dita.

 

— Todo está bien, Mu. — Dijo Shaka que también estaba dentro de la habitación, pero Mu no esperaba permanecer afuera como si nada estuviese pasando, así que empujó con fuerza la puerta para que le dejaran entrar.

 

— ¿Qué pasó? — Volvió a preguntar.

 

— Afrodita intentó engañarme. — Acusó Camus. — Le pregunté que de donde habían conseguido el dinero para sacarme del hospital y dijo que se había acostado con alguien… y él sabe muy bien que esa historia no me la creo. — Era cierto, Camus mejor que nadie sabía que ni muerto, Afrodita dejaría que alguien le tocara.

 

Pero no fue porque no supiera lo suficiente

Sólo te conocía demasiado

 

— No intenté engañarte, lo hice para que esos brutos se fueran, no los soporto porque se meten en todo y empezaban a fastidiarme…

 

— Ese bruto era mi amigo y… aun así, eso no responde la pregunta. — Aunque Camus hablaba más rápido de lo habitual, su voz permanecía estable, no levantaba la voz y a diferencia Dita, ya estaba casi hiperventilado por semejante drama.

 

Mu los miró atónito, aquella era la primera vez que discutían.

 

— Camus, estás cansado, mañana hablaremos sobre todo esto… deja que Afrodita y yo te expliquemos qué pasó estos días. — Aquello para Camus fue una señal de que las cosas no estaban bien. Shaka rara vez estaba de acuerdo con los métodos de afrodita.

 

— Robamos dinero, compramos droga y Dita ha ido a vender todas las noches desde que regresé del hospital. — La voz tranquila de Mu dejó congelados a todos, aquello era el hilo suelto para que Camus empezara a preguntar más cosas, pero le cortó enseguida. —  Además hubo un sujeto que traje a la casa, también lo conocí el día que salí del hospital y no fue buena idea, amenazó con…

 

— ¡Cállate Mu! — Reclamó Dita.

 

— ¿Qué pasó? ¿Estamos en problemas con él? — Shaka negó enseguida a la pregunta de Camus.

 

— Camus, el muy imbécil sabe a qué nos dedicamos así que amenazó con ir a denunciarnos — Todo lo que Dita dijera no era más que una justificación, pero seguía hablando para tener la aceptación de Camus. — así que no tuvimos otra opción, le sometimos lo amenazamos y por ahora todo está bajo control…

 

— Pero puede que eso no sea así. — Interrumpió Shaka. — Esperábamos a que salieras del hospital para decirte que tenemos que irnos de este lugar… aunque aún necesitamos juntar algo de dinero 

 

— Ç’est dingue — Camus miró a sus amigos con pena, que estuviesen en aquella situación era por su culpa. — Por eso querían que mis amigos se fueran…

 

Mu, Shaka y Dita se miraron entre sí, pero antes de que al corderito se le ocurriera contar verdades, Afrodita sintió.

 

— Necesitamos a alguien limpio en todo esto, porque si todo sale mal y se nos jode el plan, tú te vas a encarga de ayudarnos ¿Entendiste? Él no sabe nada de ti— Aquello no era una pregunta con derecho a negación, Camus frunció el ceño ¿Desde cuándo Dita había tomado el mando? Miro a Mu y a Shaka a la espera de una intervención, pero ninguno de los dos decía nada.

 

— ¿En serio me van a dejar fuera de esto?

 

— Camus, no estás fuera…— Mu soltó un suspiro y se acercó a abrazar a su amigo porque sentía tanta vergüenza por decir aquella verdad a media, que la mirada se le caía al suelo. — Como siempre, eres nuestra ancla a la superficie, por si nos hundimos. —

 

Camus sonrió con pena aquella noche, Dita y Shaka se unieron en el abrazo más cálido que puedo recordar, de pronto los cuatro nos encontramos sonriendo y Shaka aclaró entre un sollozo que las anclas no te sacan a la superficie, se hunden en las aguas y evitan que avances.

 

Definitivamente Camus no era eso para nosotros, todo ese tiempo había entendido mal la definición.

 

.*.

 

— No comprendo por qué nadie entiende mi desesperación por encontrar a Saga, te puedo asegurar que todos estos detalles son señales, no debe de ser casualidad que esos tipos conozcan a mi hermano y que yo no sepa de ellos, Saga es una ostra, rara vez sale de fiesta y si lo hace, siempre es con nosotros y ahora resulta que conoce a un grupo de malvivientes.

 

DM se mostraba escéptico, ya iban por su tercera cerveza y sólo podía contemplar las llaves que su amigo acababa de entregarle. Sí tenía que sacar una conclusión, por supuesto que era extraño que de la nada resultara que los extraños conocidos de Milo tuviesen sus llaves y que de pronto hubiesen confesado que habían intentado robarles sólo para conseguir el dinero de la cirugía de uno de ellos.

 

— Sí te creo, entiendo que estés preocupado por ellos, pero esto debería de solucionarlo la policía, no tú. Tienes que contarle todo a Dohko, nosotros no podemos hacer mucho Kanon.

 

— ¿Y tú crees que no lo he hecho? Todos los días le marco para preguntar si hay avances sobre la desaparición de Saga, pero no dice nada, me dice que estaremos bien y que él se encargará de todo peor hasta ahora no ha hecho nada, pareciera que ha sido un alivio que ahora sólo tenga la responsabilidad de cuidarme a mí.

 

— Tú sabes que eso no es cierto…. — Kanon dio su último trago a la cerveza y tiró la lata debajo de la cama de su amigo, después DM se encargaba de tirar todo fuera de casa. — Creo que Dohko ha estado mucho más al pendiente de ustedes que nadie y que les haya permitido vivir solos es sólo porque no quisieron irse con él porque confía en Saga…

 

— Pero en mí no… — Recalcó dolido, Kanon estaba tan decepcionado que escupía todo lo que se le venía a la mente y eso a DM en ocasiones le desesperaba, porque la persona más tolerante, no era. –

 

— ¿Y ahora vas de victima? Kanon, es que tú mismo te has ganado que Dohko crea que eres un loco e irresponsable, siempre estás metido en problemas…

 

— Ay, no sé ni para qué vine… diablos, Milo está de idiota con tonterías como querer ser amigo de esos tipos y tú no me crees nada de lo que estoy diciendo ¡Ya vi que estoy solo en esto! Pero sé bien qué tengo que hacer, voy a ir con esos rateros y voy a decirles que sé bien que están detrás de la desaparición de mi hermano, no es casualidad que ellos te hayan intentado robar y luego que haya desaparecido Saga ¿No ves que todo está claro? La cuenta de Saga vacía no tiene una explicación.

 

— ¿Y la llamada que te hizo?

 

— ¡Eso mismo voy a ir a averiguar ahora mismo! — Más que decidido, Kanon salió de la habitación de DM, se tambaleó un tanto al bajar las escaleras y rebuscó en la chamarra de cuero las llaves de su moto.

 

¿Eso me vuelve loco?

Posiblemente

 

DM salió detrás de su amigo, no es que estuviese en las mejores condiciones, pero por lo menos tenía mucha más prudencia que el menor de los gemelos.

 

.*.

 

Después de aquel “mal entendido” Dita pidió a todos que no echaran en saco rotos u esfuerzo para celebrar el regreso de Camus, a la vista de sus amigos colocó dip de especies y aceites, panes suecos con carnes frías preparadas y macarons para el postre, a su amigo el budista le tenía preparada avena dulce con frutillas porque dada la ironía, podía ser un jodido pusher, pero se rehusaba a comer algo fuera de su dieta habitual.

 

— Bueno, pues a festejar ¿No? — Dita sonrió a sus tres amigos y cada se colocó de rodillas a la mesa, mientras Mu y Shaka agradecían por aquel momento, Dita y Camus se intercambiaban miradas. — ¿Estás mucho más tranquilo? — Preguntó a su amigo francés y éste asintió, era cierto. Sentía que había subido a una montaña rusa y justo en ese momento el juego estaba terminando y podía ver a los trabajadores del lugar empezando a retirar el seguro de los primeros pasajeros. Esa analogía le quedaba perfecta para explicar toda la adrenalina vivida.

 

Y espero que te la estés pasando mejor que nunca

Pero piensa dos veces, ese es mi único consejo

 

— Es sorprendente que hayan pasado tantas cosas, Afrodita.

 

— Incluso pareciera que eras nuestro talismán de buena suerte. — Bromeó y obtuvo un ligero golpe de costado, por parte de su amigo ante aquello, pero Dita no se detuvo. — Eres nuestra pata de conejo.

Y a eso, también la risita de Mu se hizo presente.

 

— Basta, no me dejan terminar. — Bromeó y se sentó sobre su cojín, con las piernas cruzadas y Shaka le siguió al tener todo aquel escandalo alrededor, disimulaba muy bien las sonrisas, pero se estaba tan a gusto con ellos tres.

 

— Ya, ya, vamos a comer — Observó con la mirada y entre los tazones con comida encontró tomate deshidratado y verduras y no dudó en sumergirlas en los aderezos, Dita iba directo al postre y Camus con Mu, se acompañaban con pan y carnes.

 

Justo, cuando se podía tenían que alimentarse perfectamente, habían sido días difíciles para todos así que llenaron sus estómagos hasta que no quedó ni un milímetro vacío y Mu fue el primero en dejarse caer de espaldas al suelo en señal de completa satisfacción.

 

— Me va a explotar el estómago, amigos, mañana voy a tener que correr en todo el tiradero si no quiero perder mi figura. — Bromeo y todos carcajearon.

 

Vamos ¿Quién te crees que eres?

Que dios bendiga tu alma

¿Realmente crees que tienes el control?

 

— Mañana te voy a despertar de madrugada y si no corres, como dices, te echaré agua fría. — Bromeó Saga y a diferencia de Mu y Dita, él terminó recargándose en el respaldo, Camus que había comido mucho más lento, aún picoteaba los postres a los que estaba tan acostumbrado. —

 

— ¿Qué clase de tortura es esa, Shaka? — Dita se arrastró sobre el suelo para llegar hasta donde descansaba el corderito y lo abrazó. — Mañana es domingo, así que puedo dormir libremente hasta que se me quite el sueño. ¿Verdad Mu? — Mu simplemente se encogió de hombros y sonrió a Afrodita, aunque mientras lo hacía intentaba quitarse un poco el agarre de su amigo porque le rozaba el yeso del brazo. —Por cierto… hablando de dormir ¿Ya le dijeron a Camus que vamos a amarrarlo de la pared del cuarto?

 

— No vamos a amarrarlo Dita. — Corrigió el rubio. — Vamos a asegurarte a la pared con una cinta.

 

— ¿Eso no es amarrar? — Preguntó Mu intrigado. — ¿Es broma?

 

— No, Camus, el medico dijo que no puedes dormir acostado por la cirugía, por lo menos diez días…, así que no sabemos cómo dejarte sentado y que no inclines la cabeza… pensamos que sería buena opción sujetarte la cabeza de la frente y amarrarla a los tubos de la ventana, así, aunque estés dormido no vas a mover la cabeza para nada...

 

— Pero no tienen que amararme para eso…, ¿No es más fácil si duermo con cojines, inclinado?

 

.*.

 

 

— ¡Woow! — Kanon de Géminis, por supuesto que

 

— ¡Idiota, te estoy diciendo que pares! —

 

— Gracias por acompañarme — Logró gritar Kanon, el casco le revolvía el cabello por la velocidad a la que iba y de reojo podía ver a DM conduciendo a su lado. — ¡QUE BIEN QUE TE TRAJE TUS LLAVES!

 

— ¡PARA, TE DIGO!

 

.*.

 

En algún momento de la noche la conciencia que quedaba de Saga regresaba, pasaba hasta la madrugada en penumbras, hasta que alguno de aquellos mal nacidos decidía ir al baño y pasaba a ver si él también lo necesitaba…, era una suerte si podía ponerse de pie.

 

— Mu, ¿Estás preocupado? —

 

— Sí… mucho ¿Y tú?

 

— No, sé que no saldremos limpios, pero las cosas van a estar bien.

 

Otra señal de consciencia, era cuando sus músculos empezaban a escocer por la posición, Saga se movía lentamente en su colchoneta, intentando no llamar la atención de aquellos dos, le desagradaba que de la nada estuvieran ambos en el mismo lugar que él, le aturdía que hablaran en susurros porque entendía a la perfección lo que decía, sabía de qué hablaban.

 

— Promételo Shaka… —

 

— ¿Qué?

 

— Que todo va a estar bien.

 

— Mejor promételo tú.

 

Saga abrió los ojos sorprendido al entender la forma de las siluetas.

Adivinó que era Mu quien estaba recostado, con las piernas flexionadas y la segunda sombra, recostada sobre este… era el rubio.

 

— Joder, mariconadas… en otro lado… — La voz de Saga era un gemido que logró sacar pese al dolor de sus costillas.

 

Mu se removió de prisa y Shaka se lo permitió.

 

— ¿Qué hora es? Ya le toca su dosis, voy por ella. —

 

Con ayuda de Shaka Mu se levantó y corrió a preparar una dosis para Saga, Shaka permaneció de pie en la habitación, con la luz apagada, la respiración acelerada indicaba la molestia que sentía, pero no por Saga, no por sus palabras, le molestaba pensar que para salir de aquello en verdad tenía que salir muy sucios.

 

— ¿Quieres ir al baño? — Preguntó el rubio, pero hacía dos días que saga se rehusaba a comer nada.

 

La tensión entre ambos se intensificó con la falta de respuesta de Saga y sólo los fuertes golpes en la puerta del departamento pudieron hacer añicos tanta tención.

 

Esos dos siempre habían tenido una conexión especial

Fuese en las buenas o en las malas.

Si ellos ya habían podido salir victoriosos de entre un puñado millones de gametos

¿Qué reto significábamos cuatro jodidos críos jugando a ser secuestradores?

 

— EY, SOY KANON, ¡ABRANME ENSEGUIDA! ¿ME ESTÁN OYENDO ALLÁ DENTRO?

 

Apenas escuchó eso, Shaka corrió hecho una furia hacia el exterior de la habitación… de pronto había presentido que Mu abriría la puerta o que Kanon entraría a la fuerza.

 

Dita y Camus, ya dormidos, habían despertado por los intensos golpes.

 

Al final sí habían ajustado a Camus para que no reclinara la cabeza, así que, a diferencia de Dita, él tardó un poco más en salir de la habitación.

 

.*.

 

  — Te escucho, te escucho, pero no te voy a abrir…, vete. — Pidió Mu se le había caído la jeringa de las manos.

 

— Tengo que preguntarte algunas cosas… de mi hermano.

 

— Te he dicho que no sé nada. — Respondió Mu, pegando su frente a la puerta. — Vete.

 

— ¡UNA MIERDA ESO! — Chilló colérico. — USTEDES LE ROBARON TODO A SAGA Y LUEGO LO DESAPARECIERON…

 

— ¡Que te calles, te digo! — Mu se mostró nervioso porque Camus podía escuchar todas aquellas tonterías, pero antes de que él pudiera hacer algo, fue Shaka quien abrió la puerta con claras intenciones de callar a aquel idiota.

 

— ¿Otra vez tú y tu escandalo? — Empujó a Kanon, fue sorprendentemente fácil —Vienes borracho…

 

— ¡Eso no te incumbe!

 

— Me incumbe porque estás en mi casa, así que ahora mismo te vas por donde viniste. — Shaka tomó por el brazo a Kanon y aunque el gemelo intentaba soltarse, el estado etílico en el que se había presentado limitaba enormemente sus acciones.

 

— ¡Que me sueltes, con una mierda! NO ME VOY A IR DE AQUÍ SIN QUE ME EXPLIQUEN QUE HAN HECHO CON MI HERMANO….

 

Mu desde la cima de las escaleras miraba como Shaka sacaba fuera del pequeño edificio al hermano de Saga, pasos detrás de él llamaron su atención y un empujón por parte de Dita le hizo reaccionar.

 

Dita corrió detrás de Shaka, Mu hacia el interior de la casa y del mismo cajón que sacaba la pasta rebuscó hasta encontrar el arma que Dita había robado.

 

.*.

 

Con todo aquel escandalo afuera, sería un idiota si no intentaba salir y encontrarse con su hermano, escuchaba la desesperación en su voz… y la tremenda borrachera que traía, pero hasta eso le daba una esperanza.

 

Se arrastró tanto como pudo, reventó su garganta sin éxito y cuando por fin pudo ver fuera del pasillo, una imagen se le plantó en frente.

 

— ¿Kanon? — Saga sintió unas manos frías tocarle los hombros, se sintió siendo jalado de regreso al interior de la habitación e intentó soltarse por todos los medios.

 

— Sa… Saga… — Inhaló tanto aire como pudo y negó, tomó las manos de aquel chico y las presionó para evitar que lo moviera más. — A-ayuda...

 

 

.*.

 

— A ti te recuerdo bien... — De un golpe seco en la cabeza, DM tiró al Dita al suelo, era poca luz así que había tardado en dar con la moto de Kanon, pero apenas pudo apreciar la figura de los dos pendejos arrastrando a su amigo, la imagen de la noche del asalto volvió a su volvió a su mente, era cierto que esos dos atacaban en pareja.

 

— ¡QUE MIERDA! — Se quejó Dita en el suelo y Shaka en respuesta arrojó al recién llegado, el cuerpo tambaleante de Kanon.

 

— ¿Qué se están creyendo? — Como pocas veces Shaka estaba fuera de sí. Dita apenas se levantaba por el golpe y ninguno de los dos estaba dispuesto a dejarse hacer de alguno de esos dos.

 

— Vaya nido de ratas resultó este… — Murmuró DM al ver a ambos chicos parados, encarando cualquier movimiento, a él la molestia de ver en aquel estado a Kanon le caía mal.

 

— Lárgate de una buena vez y llévate al estúpido ese contigo — Preguntó Dita directamente, por instinto hubiese pensado en limpiarse la tierra de su ropa, las rodillas y las palmas de sus manos le ardían, pero no tanto como la garganta.

 

Tenía el coraje atorado porque más que enojo lo que le hacía actuar era el miedo de que aquel idiota allá arriba les jodiera la vida.  

 

— Él está seguro de que ustedes estén involucrados en la desaparición de su hermano.

 

— ¿Y qué viene a hacer aquí? ¿Ya nos denunciaron? ¿Ya nos acusaron con sus mamitas? Nos vale lo que se les haya perdido, unas putas llaves o un maldito drogadicto…, no nos importa así que lárguense.

 

— Mi hermano no es ningún drogadicto —

 

— Que no lo supieras es otra cosa. — Sentenció Dita, últimamente se le daba tomarle el pelo a los amigos de Camus, de lo lindo. Eran como niños a los que se les tiraba algunas del ratón de los dientes. — Si no lo encuentran es seguramente porque no andaba en buenos…

 

Shaka empujó a Kanon cuando este intentó callar a Dita con un golpe, DM defendió a su amigo e inevitablemente terminaron en el suelo, de forma alternativa estuvieron soltando golpe tras golpe, hasta que el estallido de un disparo se escuchó a unos centímetros de ellos.

 

Los cuatro levantaron sus rostros y encontraron la figura de Mu, con el brazo levantado y el ceño fruncido.

 

— Esto ha sido suficiente… primero yo, Kanon..., no dije nada porque estabas confundido por tu hermano, pero después vienes aquí con Milo sin importar que te había dicho que nos dejaras solo ¿Y ahora esto? — Poco a poco bajó su mano libre y apuntó directo a DM. — Nosotros no nos hemos metido con ustedes, el único error que hemos cometido fue…, conocer a Saga de nada, lo conocí yo en el parque cuando me dieron de alta por lo de mi brazo, él fue amable conmigo y se ofreció a acompañarme, este es un lugar peligroso así que no le dejé acompañarme. —

 

“Ojalá la historia hubiese continuado así”

 

— ¿Y después? — Kanon alejó a Shaka que hasta entonces había estado sentado sobre él.

 

— ¿Qué pasó después? — Preguntó DM

 

— No sé… dijo que iba a ir por dinero, que tenía un amigo en el hospital... que su hermano era un irresponsable. — Las manos de Mu se aferraron al arma para no titubear en su historia. — Saga no mentía, eres de lo...peor..., — Se dijo a su mismo. — Dañas a la gente que no conoces, mucho más a los que están cerca de ti…

—Váyanse por favor... — Pidió Shaka.  

 

— ¡Se están llevando en lo que sea que hayan venido! — Gritó Dita al observar la luz de unas linternas fuera del tiradero y con aquello el dramatismo de la situación quedó relevado.

 

DM se levantó de golpe al ver que aquello era cierto, Kanon intentó hacer lo mismo, pero no pudo y en una reacción de tonto heroísmo, Mu corrió detrás de DM, sabía quién andaba a esas horas de la noche rondando la zona, los conocía muy bien porque en su último enfrentamiento habían roto su brazo.

 

— ¡Mierda, aléjense de mi auto! —

 

DM pensó que enfrentarse a aquellos sujetos sería pan comido así que se abalanzó hacia ellos, pero la oscuridad de la noche no le permitió ver que serían cinco personas con las que tenía que pelear.

 

— ¡Estamos armados…! — Gritó Mu, interviniendo antes de que siquiera alguien de la otra pandilla se moviera. — Y mis amigos también, así que ya verán que será más difícil que la última vez, enfrentarse a nosotros.

 

En atención a sus palabras, dejó salir la última bala al aire, para anunciar que no jugaba.

 

La pandilla, que en primer lugar había llegado a aquella zona, atraídos por el primer balazo, supo que aquello no se trataba de una broma. Las otras mariquitas llegaron enseguida así que el líder de la banda decidió retroceder, no eran competencia cuando ellos iban armados con unos palos.

 

— Hasta que por fin los encontramos, quién iba a pensar que se escondían en este sitio…— El líder de la banda se acercó a Mu y él nada que retrocedía. — Mañana voy a venir a partirte el otro brazo, mariquita.

 

Para cuando Kanon pudo incorporarse con todos, ya los integrantes de aquella banda se habían marchado.

 

— Ya nos jodieron — Dita por fin pudo sacudir la tierra de su ropa. Todo había terminado. — ¿Están felices? ¿Por qué no suben a su estúpida moto o su camioneta y se largan de una vez?

 

— ¿Van a volver? — Preguntó DM

 

— ¿Crees que nos amenazaron como ustedes? ¿Que vienen y nos hacen un escándalo para ponerse a llorar y que después de eso se van a ir a dormir a sus camitas?

 

— Lo que pase después ya no les importa…, ¿Por qué no se van de una vez? — Shaka tomó la mano de Mu para arrebatarle la pistola, colocó el seguro para después resguardarla. — También tú has sido un imprudente, que se llevaran sus cosas a nosotros no nos incumbía.

 

— Sí… — Mu asintió, se había arrepentido en el momento justo que los había visto. Ahora tenía muchas cosas en la cabeza ¿Qué iban a hacer con esos tipos? ¿Qué iba a pasar con Saga? ¿Qué iban a hacer con Kanon y sus amigos? — Vamos adentro.

 

Shaka y Mu fueron los primeros en alejarse.

 

Dita dijo otras cuantas verdades a Kanon y a DM.

 

 

.*.

 

Camus salió de la habitación de Shaka y Mu con una nueva perspectiva.

 

En la sala cogió una jeringa llena y la colocó en la mesa y todo aquel ruido le hizo asomarse por la ventana.

 

Lo contempló todo, sus tres amigos completamente derrotados y tensos.

 

Dejó de verlos, pero les escuchó subiendo las escaleras.

 

Esperó de pie con la mirada fija en la puerta, para ver sus rostros.

 

Mis héroes tenían el corazón para jugarse la vida

Y todo lo que recuerdo es pensar: Quiero ser como ellos

…desde que era pequeño parecía divertido

Y no es coincidencia que haya llegado

Y podré morir cuando haya terminado

 

 

 

|¤°.¸¸. ·´¯`» D’amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤|

 

 

(º·.¸(¨*·.¸ ¸.·*¨)¸.·º)
«.·°·~*~' continuará ‘~*~·°·. »
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(*) Gnarls Barkley - Crazy


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