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Acaricia mi alma por Doki Amare Peccavi

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Cap. 4: ¿Casualidad?

 

(*) Quiero que traspases en silencio mis brazos extendidos

Quiero que te escondas de todo lo que veo,

y a pesar de que mi corazón luchará hasta su último aliento

 

 

Comenzaba a anochecer, pero Saga no quería alejarse de ese lugar.

 

— “Eres un tonto”— Llevaba más de una hora intentando alejarse, pero cada vez que se ponía de pie y daba algunos pasos, el remordimiento le invadía y terminaba sentándose nuevamente. — “Eres un completo tonto Saga.” — Se dijo soltando un suspiro. Era un idiota porque su inconsciente necesidad de proteger a otros terminaba siempre metiéndole en encrucijadas como aquella.

 

Había removido algunas veces al chico dormido en la banca del parque y hacía tanto frío que las piernas se le habían empezado a adormecer del frío así que al final había empezado a retarse en silencio mientras esperaba a que aquel sujeto reaccionara al fin.

 

(*) no eres para mí

 

En uno de sus múltiples intentos por despertar a aquel chico, saga hizo que el suéter que le había prestado cayera al suelo y entonces observó a la nariz del contrario arrugarse y unos ojos verdes que empezaron a abrirse poco a poco.

 

Mu infló su pecho e inmediatamente salió un vivaracho estornudo de sus labios rojos.

 

— Salud — Dejó escapar tímidamente Saga, en ese instante se puso de pie, y se colocó frente al chico que después de algunas horas había despertado. — ¡Dios, como duermes, y con este frío!

 

Mu tardó varios segundos para analizar su entorno, el parque florido, el cielo oscuro, hacía frío y un sujeto le miraba, a poca distancia y con una sonrisa demasiado amistosa.

 

— Me quedé dormido... — volvió a repetir en murmullo. Entonces tomó en cuenta, era demasiado tarde para volver caminando, se puso de pie y no se tomó la molestia en reparar en el chico que estaba frente a él. Ignoró, y comenzó a espantar el sueño y después, tan rápido como su condición le permitía se dirigió hacia la avenida. — Maldición, me ha dejado el último bus.

 

— ¡Oye... ven acá! — Saga siguió al muchacho, y éste detuvo inmediatamente su paso. Hacía frío y a esa hora ya no habría transporte para llegar hasta su "departamento". Viró su vista, ese joven, que bajo la luz de las lámparas urbanas se veía tan bien parecía amable.

 

“Ser gente, ser amable y pedir dinero”

 

— Necesito dinero — Saga asintió sin entender — ¿Podrías prestarme algo?

 

— No tengo efectivo...— Mu bufó por lo bajo, no quería regresar caminando, podría encontrarse a los sujetos del otro día y además estaba preocupado por la ausencia de Shaka y Dita, agradeció al chico junto a él y tras una ligera reverencia volvió a alejarse.

 

Por otra parte, saga, no entendía el porqué de tanta amabilidad para con ese chico, tal vez era sólo y simplemente empatía, cayó en cuenta, Él tampoco tenía medios para llegar a su casa. Sin efectivo los taxis se convertían en una mala elección, pero no gustaba de andar en autobuses y esas cosas. — ¡Pero si me acompañas al cajero podría prestarte algo!

 

.*.

 

Camus por milésima vez jugó con el adhesivo que cubría su ojo derecho, estaba aburrido, nadie le explicaba, bueno, no era que fuese tonto, ya había deducido lo de su ojo, el tipo de cuidados que tenía y las atenciones. Tenían varios cuidados, y una jovencita demasiado amargada arrastraba los pies por el pasillo antes de adentrarse a su habitación, la cual le pareció demasiado cara como par que sus amigos pudieran pagarla.

 

— Y no por eso son más amables — Refunfuñó entre dientes, iba a comenzar a cerrar, su ojo sano, pero el ruido en el pasillo y la voz de varias enfermeras reprendiendo a algunos hombres le hizo perder el sueño — Escandalosos, que mal gusto estar teniendo esas conversaciones de nenas en el pasillo del piso de recuperación. Que mal.

 

.*.

 

 

Sonó extraño, como en esas leyendas urbanas de roba niños, pensó con gracia, él ya no era un niño, y el otro sujeto parecía más despistado por el rumbo que él, Mu le miró simpático. Los dos caminaban casi sin distancia, Saga era quien más hablaba, Mu se reservaba, su platica fue a base de monosílabos, y pequeñas risitas.

 

—Puedes marearte demasiado ¿Lo sabes? Estaba en ayunas y el día anterior apenas si había probado alimento, pero Milo y mi hermano habían decidido festejar en mi departamento. Y entonces, como yo estaba enfermo decidieron que no podía salir de casa, ellos hicieron las compras, y a mi me dejaron adornando. Fueron cuarenta y tres globos para escribir "Feliz cumpleaños" en la pared, toda la tarde, inflando e inflando, y cuando DM llegó, miró las paredes con desagrado. Dijo: "Maldición que no soy un niño...". Fue en ese instante cuando Milo había tomado la fotografía, después dijo que era broma, que le había agradado la manera en que había decorado todo, pero teníamos la fotografía, y su rostro no mostraba ninguna satisfacción, es por eso que te digo que...

 

—Hemos llegado — Cortó de pronto la plática Mu, en todo el recorrido, no había juntado más palabras que en este enunciado. — Te espero aquí afuera. — Dijo bruscamente.

 

Saga frunció el ceño, no era nada desconfiado, animó al oji-verde a entrar con él, seguía con su anécdota, sus anécdotas siempre tenían una moraleja, era bueno con la mímica, también lo era demostrando cuan emocionado estaba en aquel momento.

 

.*.

 

(*) Todos los sentimientos que sé que nunca sentiste

Y todas las simples palabras que sé que nunca dijiste

Quiero que las guardes como un secreto para ti;

 

Shaka se detuvo a poner llave al candado de la puerta principal, Dita temblaba de frío mientras esperaba, salieron los dos, tomaron un taxi mientras platicaban de algunas cosas sin sentido, llegaron hasta la zona de los grandes establecimientos de la ciudad, algunos de los bancos con puertas de cristal reforzado, se encontraban cerrados las luces apagadas hacia resaltar más el alumbrado en algunos cajeros, pasaron más de veinte minutos rondando por el sitio, los chicos que generalmente se encargaban de esto, seguro no tardarían mucho en llegar, no era su zona, no era su negocio, ellos acostumbraban cosas menos riesgosas, pero...

                                              

No son para mí

 

— Shaka, acaban de entrar en aquel — Dita señaló con su dedo índice, el rubio agudizó su vista, mientras intentaba hacer una ligera evaluación sobre lo conveniente que era o no ir con ellos.

Quiero que traspases en silencio mis brazos extendidos

Quiero que te escondas de todo lo que veo

 

— Creo que son dos novios — Su suerte era buena, pensaron, un chico y una chica, así siempre se era más fácil, por la predilección que ellos sujetos daban para proteger a las chicas. — Dita, date prisa...

 

.*.

 

Mu no pudo evitar ver cuando Saga tecleaba los dígitos, distraídamente recordó la clave que él siempre les ponía, el día de su nacimiento multiplicado por edad, tonterías se dijo, comenzaba a recordar más cosas de su tiempo antes de salir de casa, negó con la cabeza en el instante en el que saga recogía su dinero, ahí adentro, ofreció más de lo que Mu hubiese pedido, y se negó, de pronto abusar de ese chico de pláticas irrelevantes no le gustó para nada.

 

— No necesito tanto — No hizo nada por tomar el billete, Saga se desubicó, no era demasiado eso, no para él, miró de nuevo el cajero, después a Mu — El cajero te da billetes más chicos.

 

— Toma esto, es un préstamo ¿No? — Mu se encogió entonces de hombros, Saga sonrió, se hubiese ofrecido a llevarlo a cenar para obtener más cambio, pero no habían llegado a tal grado de confianza con aquellas platicas, abrió la puerta del cajero Saga, Mu se sintió ridículo, apenas dio unos pasos y sintió que alguien le jalaba y sintió un pecho agitado pegado a su espalda.

 

— El dinero y la tarjeta o hasta aquí llegó tu amigo — Saga reaccionó lento, pero al final había terminado arrojando al suelo el dinero y las tarjetas, su “súper yo” había calificado algo como algo reprobable, él en nada haría el reporte al banco para evitar que aquellos sujetos se salieran con la suya, sin embargo, mientras él planeaba todo en su mente, Mu con un solo brazo empezaba a actuar.

 

— ¡Suéltame! — Mu se zafó del sujeto tonto que le aprisionaba, aquel hombre de manos toscas le creyó tan basura cómo para no poder defenderse, eso era subestimarle. Un golpe directo en los genitales de ese sujeto y miró anonadado- Ey, has algo! – Reclamó Mu a Saga, pero antes de que pudiese hacer algo, ya el otro sujeto había soltado un golpe en seco al rostro del corderito.

 

Y a pesar de que mi corazón luchará hasta el último aliento

 

.*.

 

Shaka se paseaba por el lugar con prendas oscuras y una trenza bastante sugestiva, Dita, por el contrario, andaba con Jeans casuales y una coleta sujeta a mitad de su cabeza. Caminaban en silencio rondando por los cajeros y cerca de uno se escuchó un estridente disparo.

 

Dita viró su vista, buscando el origen, y más a lo lejos, en los cajeros mas alumbrados, un grupo de hombres comenzaban a amenazar a dos chicos con un arma...

 

No eres para mí.

 

Shaka ¿Es Mu?

 

– Hoy salía...— Murmuró antes de dejar caer su arma de juguete al suelo y hecho a correr, Dita recogió el arma de suelo y trató de darle alcance.

 

.*.

 

Amenazaban con malas palabras, apuntaban con el arma a Mu, Saga permanecía con los puños cerrados, estaban enojados los asaltantes, porqué un par de chiquillos no rogaban por que no les hicieran daño. Iba a decir algo más el sujeto del arma cuando sintió un peso en su espalda, y después le jalaron el cabello, arañaron su rostro...

 

— Shaka... –Le reconoció Mu de inmediato.

 

Shaka se abalanzó en la espalda del hombre del arma, Dita amenazó con al suya a los demás. Mu les miró, le pareció tan emocionante esa escena. Dita demostró que sin malas palabras también se puede sembrar el temor, sus ojos turquesa desafiantes, tan hermoso, tan paralizante, Shaka pudo quitar el arma el sujeto, era un arma verdadera y sus manos temblaban.

 

Shaka dirigió la mirada a Dita, escudaba a Mu y a otro sujeto, pero muy poco pudo pensar en ese momento.

 

Saga se paralizó al reconocerles; eran esos sujetos, días atrás habían tratado de robar el auto de DM, y lo más extraño es que ante esa escena de peligro, el chico de ojos verde brillante permanecía asombrado, con el rostro enmarcado en la fascinación.

 

— Mu, ¡largo! Te vemos en casa — Mu obedeció, no quería meter a sus amigos en problemas y tener nada que explicar a Saga así que se agachó como pudo, tomó la tarjeta y el dinero de su “nuevo amigo” y después de guardar todo en sus pantalones jaló del brazo de Saga para echarse a correr, ambos eran un estorbo así que no detuvo su paso hasta que estuvieron lo bastante lejos, llegando a una avenida tomaron un taxi y al notar que Saga no reaccionaba no tuvo más opción que darle un poco de la ayuda que había recibido.

 

.*.

 

Shaka y Afrodita acorralaron a los sujetos que habían atacado a Mu, tenía navajas y tubos y por eso supieron que no eran la banda líder. Decidieron jugar un poco, dieron un ultimátum hablaron sobre terrenos y territorios y los tres sujetos ahora parecían realmente asustados, asintieron a lo dicho por Shaka antes de que dijese las palabras.

 

— Esta será la última vez que les perdonemos la vida...

 

Y ellos corrieron despavoridos.

 Muertos de miedo y agradeciendo por esa oportunidad.

 

— ¿Dita... quién era ese sujeto que iba con Mu? — Cuestionó el rubio con disimulado interés —

 

— No lo sé, pero creo que le he visto en algún lado.

 

.*.

 

Se lo sospechaba, pero cuando entró en la habitación de la mesita redonda y las siluetas pintadas en la pared lo comprendió.

 

— ¡Camus, he llegado! — Se anunció el chico del cabello lavanda, si Camus no estaba con Shaka y con Dita, seguramente era porque algo andaba mal. Incitó a que Saga entrase, un "bienvenido a mi hogar" fue suficiente para Saga y se dirigió al refrigerador, había sólo un refresco de uva, los vasos estaban sucios. Hizo cuenta, no era la semana de Dita, era la de Camus, tendría que estar todo reluciente de limpio. — ¡Camus he llegado!

 

No respondió nadie, comenzó a buscarlo entre las habitaciones, no había nadie, y de hecho lo notó, que las cosas estaban casi igual al día que había sido ingresado al hospital, se sintió confuso, pero tenía un invitado, no podía preocuparlo también, pensó, que ahora que estaban ahí, tendría que ser más cortes. Ofreció el cartón con el jugo de uva, se tendría que conformar con eso, porqué tampoco había nada de comer.

 

— ¿Vives con esos dos chicos de antes?

 

— ¿Con Shaka y con Dita? Sí ¿Por qué? — Saga se encogió de hombros, aun seguía parado — Vamos siéntate, me desespera verte parado — Saga quiso hacerlo, pero no había asientos, entonces miró de forma apenada a Mu. — En el suelo.

 

La alfombra era café, se sentó Saga e inmediatamente Mu lo hizo, estaban juntos, y el chico se mostraba un poco más confiado que antes, más amistoso, pero era justo Saga quién no se sentía tan cómodo a su lado.

 

.*.

 

No regresaban con las manos vacías completamente, tenían un arma de verdad, si la vendían podrían ganar algo más de dinero, de regreso, tomaron otro taxi, el transporte no transitaba voluntariamente por esa zona, Dita anduvo pensativo el resto del camino, Shaka lo notó, pero no quiso decir nada, se adentraron al edificio, subieron las escaleras y en el preciso momento que Shaka comenzaba a abrir la puerta, Dita le tomó del hombro.

 

— Ahora lo recuerdo — La gentil sonrisa de Dita le hizo temblar — Es el tipo que mataste.

 

— ¿Qué?

 

— Bueno, ahora que lo pienso, no lo mataste. — Shaka seguía sin entender — ¿Cómo crees que lo haya conocido Mu? mmm ahora seguro querrá las llaves de su auto.

 

¿Las llaves de auto?

Ese sujeto...

¿Cómo había pasado? Tal vez era un castigo, no lo entendía, porqué entre tanta gente Mu tenía que hablar con ese sujeto.

 

 

|¤°.¸¸. ·´¯`» D’amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤|

 

 

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«.·°·~*~' continuará ‘~*~·°·. »
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(*) Delta Spirit - California

 

 

 

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Mil gracias a: Mine, Lanico Bane y Esperanza, por sus lindos comentarios.


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