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Un jugador y un artista por riuriku

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Notas del capitulo:

Hola, no, no estoy muerta, lean esta belleza por favor, espero que les guste

Se encontraba un chico bajito, pelo rubio oscuro, sentado en una mesa en la cafetería del centro, mientras que al frente tenía a un hombre alto, piel un poco clara, cabello rojizo y ojos café, y sí, Santiago estaba... Terminándole.

-P-pero Santiago, llevamos tres meses saliendo ¿Por qué quieres terminar?- Preguntaba el pelirrojo al borde de la histeria.

-Simple, ya me aburrí de ti, admito que eres muy bueno a la hora de tener sexo, pero no soy de lo que duran en una relación, ya deberías saberlo- Le explicaba el bajo.

Ese era el hobby favorito del chiquillo, ilusionar a los chicos con falsos sentimientos, llevárselos a la cama un par de meses o incluso días, y luego botarlos para buscar otra presa, rompiendo las ilusiones y promesas del otro.

-Debo irme, nos vemos- Habló Santiago al ver el asombro de su ex pareja, tomó sus cosas y salió de la cafetería rápidamente, no estaba de ánimos para quedarse a escuchar las quejas del otro.

El pequeño había estado con todos los de su universidad, por lo que comenzó a buscar en otras universidades, donde vio por primera vez al chico el cual le acababa de terminar, tendría que buscar a alguien nuevo, lo que nadie sabía, era el porqué del comportamiento del chiquillo, y uno de los rumores más grandes era que el rubio podía tener sexo sin preservativo sin problemas, pero no dejaba que nadie, absolutamente nadie eyaculara dentro de él, cosa que tampoco sabían el porqué.

-No logro lo que quiero- Pensó el chiquillo en voz alta.

-¿Y qué es lo que quieres?- Escuchó que le dijeron desde atrás, se giró para encontrarse con un joven de piel morena, ojos café, castaño ondulado y era extremadamente alto

-Pues, no es algo de lo que se pueda hablar abiertamente- Respondió el chiquillo.

-Jejeje, eres muy agradable chico, el alto se agachó para quedar a la altura del rubio- Soy Alberto, un gusto.

-Santiago, el gusto es mío Alberto- Le contestó el chiquillo.

-Un placer Santia...- Se quedó un momento pensativo- ¡¿SANTIAGO?!- Al escuchar eso el rubio sonrió, seguro ya le habían hablado de él.

-El mismo, veo que te han hablado de mí- Dijo el chiquillo caminando.

-Claro que me han hablado de ti, y no han sido cosas buenas- Le decía el alto.

-Lo sé, no te preocupes.

-Pero no aparentas nada de lo que me han dicho, te ves tan tierno- Santiago se le quedó mirando, nunca le habían dicho algo así.

-Pues todo es cierto, así que te recomiendo que vallas buscando otro camino.

-Vamos, nadie puede ser así ¿Por qué no somos amigos?- Le pedía el castaño con una sonrisa.

-No lo creo, si te han dicho todo sobre mí sabrás que no me gustan las amistades.

-No seas así, te invito a tomar un café mañana y así nos conocemos mejor ¿Aceptas?.

-No lo sé.

-¡Vamos! No te arrepentirás, lo prometo.

-... Está bien- Respondió el chiquillo debo irme- Al decir esto se acercó a una moto naranja.

-¿Te gusta andar en moto?- Preguntó el castaño.

-Pues sí, me gusta sentir el viento golpear mi cara- Se subió a la moto y la encendió- Mañana a las tres de la tarde en la cafetería - Al decir eso aceleró y se perdió en la calle.

Llegó a su casa un poco cansado, se acostó inmediatamente, sintiendo algo en el estómago.

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Al día siguiente, a las 3:00 pm se encontraba un chiquillo rubio en la cafetería, esperando al alto.

-Lamento la demora- Dijo Alberto entrando a la cafetería.

-No es tarde, ya que, siéntate- El alto obedeció con una sonrisa.

-¿Y cómo has estado?- El chiquillo parpadeó un par de veces al escuchar esa pregunta.

-Pues bien, supongo- Respondió el rubio confundido.

-Que bien... Yo estudio economía ¿Qué estudias tú?- Cada vez era una pregunta.

-Pues, estudio literatura- Habló el bajito desanimado, Cosa que Alberto notó.

-¿Qué sucede? ¿No te gusta?.

-Bueno...- Santiago estaba extrañando, normalmente nadie notaba sus sentimientos, lo único que los demás querías era sexo casual... Igual que él mismo- No es algo que debería interesarte.

-Me gustaría tener algo serio contigo- Soltó de repente el castaño, dejando a Santiago alucinando.

-Yo... No soy alguien que esté mucho en una relación, deberías saberlo, deberían habértelo dicho.

-Pero podemos intentarlo, tengamos algo serio, conozcámonos mejor y luego veremos que sucede- El pequeño se quedó pensativo.

-Mmm... Está bien- Accedió, no sería diferente a las otras veces, lo ilusionaría y luego le cortaría las alas.

-¡Genial! Empecemos por conocernos mejor ¿Te parece?.

-Muy bien ¿Qué quieres saber?.

-Pues ¿Qué edad tienes?.

-Diecinueve.

-Wow, te vez más joven, yo tengo veintiuno.

-Ehh...- Santiago se ruborizó al escuchar eso- Pues... Gracias.

-¿Con quién vives?.

-Solo, mi familia deja a la suerte a sus hijos cuando cumplen la mayoría de edad- Dijo un poco enojado.

-¿Color favorito?.

-Esto es estúpido- Se quejó Santiago.

-Vamos, quiero saber todo de ti.

-Tsk ¿Tú cual crees?.

-Pues, negro o rojo, es lo que más usas.

-*Suspirar* No, el naranja.

-¿En serio? Pero no veo que uses nada en ese color.

-Mi moto es naranja, y eso es lo que todos creen.

-Bien ¿Animal favorito?.

-No me gustan los animales.

-¿Qué? Es imposible, debe haber algún animal que te guste o te agrade.

-Mmm...- Santiago se quedó pensativo, de repente un rubor muy poderoso encendió en sus mejillas-B-bueno, las mariposas siempre me parecieron bellas.

-¿Mariposas?- Preguntó Alberto confundido.

-Sí, ya sabes, esa hermosa mezcla de colores en un par de bellas alas, me parecen encantadoras, además me gusta como revolotean libremen...- Dejó de hablar, se sorprendió bastante al notar hablar naturalmente con esa persona.

-Vamos, sigue hablando, me gusta tu manera de hablar, es muy expresiva.

Ok, ya estaba pasando algo malo, Santiago era conocido no solo por ser una ramera que ni siquiera cobra, sino también por ser muy inexpresivo a la hora de hablar.

-Creo que hay un error, yo no...- Santiago fue interrumpido.

-Podrás actuar como quieras enfrente de los demás, pero a mí no me engañarás tan fácil, se que n eres como todos dicen, ahora, continua hablando.

-Va-vale- Tartamudeó un poco- Pues... Las mariposas me parecen muy bella, y mientras más pequeñas, más hermosas, se ven tan frágiles pero son muy resistentes.

-Asombroso, a mí me gustan los gatos, son difíciles de entender, son caprichosos, ariscos y muy antipáticos, pero cuando quieren son muy cariñosos y mimosos, jamás entenderé a los gatos, eso es lo que más me gusta- Explicaba el alto con una sonrisa.

-Jejeje, a mí me caen bien los gatos.

-Bien... Ahora sí ¿Qué te gustaría estudiar? Se nota a leguas que no te gusta la literatura.

-...- Santiago no sabía si responder o no, pues nunca se lo habían preguntado.

-Vamos, ya sé que no te gusta la literatura, me gustaría saber que te gusta.

-... Eguaeare- Dijo tan rápido y en bajo volumen que el alto no entendió.

-¿Qué? No te entendí nada.

-*Suspiro* Me gusta el... Arte- Dijo lento y en tono bajo, pero aún así el alto logró escucharlo.

-¿En serio?- Dijo el castaño, Santiago se esperaba alguna burla- ¡Eso es fantástico! De seguro tienes talento ¿Tienes alguna pintura? Me las mostrarías algún día?- El chiquillo se sorprendió, no esperaba esa reacción.

-Pues, tengo varias pinturas, tal vez te las muestre algún día- Decía el chiquillo con una bella sonrisa, lo cual dejó a Alberto hipnotizado, ya sabía que Santiago era bello, pero jamás se imaginó que a tal grado.

-Bien, sigamos- Habló el alto al salir de su trance- ¿Te gusta leer?.

-Pues... Depende.

-¿De qué?.

-De que estoy leyendo, bueno, me gusta mucho la mitología, J. K. Rowling y J. R. R. Tolkien son mis escritores favoritos, también me gusta leer poemas, y Edgar Allan Poe es mi poeta favorito, siempre me gustó su forma de escribir.

Wow, me gustan tus gustos, son interesantes.

-No es justo.

-¿Eh?.

-Yo te estado respondido todo, en cambio tú no- Se quejó Santiago.

-Jejeje, ¿Y qué quieres saber?.

-Todo lo que yo he respondido.

-Bien, a ver... También vivo solo, Mi color favorito es el morado y no me gusta mucho leer.

-Ya veo.

-¿Te gusta algún deporte?.

Pues no, no soy bueno en los deportes y no me atrae ninguno.

-Oh... A mí me gusta el básquetbol, lo juego todos los fines de semanas con mis amigos.

-Oh, eso es genial.

-Muy bien ¿Puedo preguntarte algo... Personal?.

-Pues no veo porque no.

-¿Por qué te comportas cómo una...?- El alto se puso a pensar, no sabía cómo decirlo sin que sonara mal.

-¿Cómo una perra?- Terminó de pronunciar Santiago sin pudor alguno, al lo que Alberto se sorprendió, la cara de Santiago pasó de ser tierna a una totalmente perversa e insinuante, no parecía el mismo de hacía dos minutos- Supongo que es porque me gusta el sexo, pero la monotonía a la hora de la intimidad es algo que simplemente no soporto, las mismas posiciones, el mismo lugar y la misma piel son cosas que me aburren si duran mucho, es todo.

Alberto no sabía que responder, estaba demasiado sorprendido por la explicación del chiquillo, toda la inocencia que tenía hace apenas unos minutos se había esfumado, dejando ver a un Santiago morboso.

-¿Y a ti te gusta ser así?- Preguntó el alto saliendo de su asombro.

-¿Eh?- De nuevo la cara del rubio cambió, de una morbosa a una avergonzada en tiempo record- Eso- Eso no es asunto tuyo- Dijo un poco titubeante .

-No te gusta ¿Cierto? Solo lo haces porque quieres lograr algo- El sonrojo de Santiago se intensificó- ¿Acerté?.

-No es tu problema- Dicho eso el chiquillo se levantó y comenzó a caminar a la salida.

-Ayer dijiste que no lograbas lo que querías ¿Qué es lo que quieres?.

-No te interesa lo que quiero.

-Por favor...

-Si en serio quieres que seamos amigos, no toques el tema y listo.

-Ok, ya lo capté, entonces nos vemos.

- Sí, sí, adiós, nos vemos luego- Dijo subiéndose a la moto- Por cierto- Sacó un trozo de papel- Este es mi número de celular, llámame cuando quieras.

-Gracias, te escribiré- Dijo el castaño tomando el papel.

-Adiós- Dicho esto encendió su moto y aceleró a una velocidad considerable hasta perderse en la calle, dejando a Alberto preocupado, el rubio iba muy rápido y no usaba casco.

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Pasaron varios días y Alberto y Santiago ya se habían hecho buenos amigos, la fama de Santiago había mejorado considerablemente, ya no salía con cualquiera que se le insinuara, ese día ambos estaban en la casa del menor.

-Por aquí están mis pinturas- Le decía el chiquillo al mayor, guiándolo hacia una habitación llena de cuadros hechos por el rubio.

-Wow Santi, Tus cuadros son geniales- Le elogió el mayor.

-Muchas gracias- Le dijo el pequeño con una sonrisa encantadora en los labios.

-Santiago- El alto se acercó al pequeño y comenzó a besarle el cuello.

-Mmm- Ese pequeño gemido por parte del rubio hizo que Alberto se encendiera más.

-Te quiero- Le declaró mientras sus manos tocaban todo lo que podían de ese pequeño cuerpo.

-Ahh- Gimió un poco más alto al sentir la mano de Alberto masajear su miembro pos sobre el pantalón.

-Eres muy sensible, eso me encanta- Alberto comenzó a quitarle la camisa, al terminar comenzó a besar el cuello del menor otra vez, tomó la quijada de Santiago y trató de plantarle un beso en los labios, pero el rubio corrió la cara de manera que el beso fuera en su mejilla derecha- ¿Qué pasa?.

-No aguanto, métemela- Dijo el chiquillo con una voz seductora.

-Cómo quieras- Le respondió, de un solo jalón le quitó los pantalones junto con los bóxers al chiquillo, al estar completamente desnudo rozó con la punta de sus dedos la entrada de Santiago.

-¡Ahhh!- Santiago gimió sorprendiéndose, sintió una corriente que pasó por todo su cuerpo, una que no había sentido con personas cualquiera-Más, por f-favor- Le rogaba.

-Estás muy desesperado- Comentó Alberto con una sonrisa **¿Todos han tenido esta vista?** Al pensar es su sonrisa se borró.

-Ahhh... Más- Pedía a casi gritos el chiquillo,  Alberto sacó sus dedos, tomó las piernas de Santiago y las enrolló en su cintura, levantando el cuerpo del chiquillo y apoyándolo contra la pared.

-Voy a entrar- Dicho esto el alto entró de una sola estocada, dando directo en la próstata del menor.

-¡AHHH!- Esa estocada nubló la vista del rubio, Alberto había comenzado con las estocadas cada vez más rápidas y profundas, mientras Santiago gemía cada vez más alto.

De pronto Santiago abrió los ojos asustado, no debía dejar que Alberto se viniera dentro de él.

-Al-Alberto ahh... Para- Pedía el pequeño con dificultad por el placer, pero Alberto no lo escuchaba, estaba cegado por el placer- Alberto- Decía el rubio entrecortadamente- Por favor... Prometo ha-hacer que t-te corras, pe-pero ¡Para ya! Ahh- Seguía pidiendo pro Alberto no dejaba de penetrarlo.

-Ahh.. Santiago- Gimió el mayor al venirse, eso había sido fantástico, asombroso- Santiago- Le llamó, pero en respuesta escuchó un sollozo.

Al verlo a la cara vio como enormes lágrimas caían por el rostro del rubio, estaba llorando, y no le había gustado ver ese rostro.

-Vete- Pidió el chiquillo entre sollozos.

-Santiago- Lo abrazó- Por favor, no llores, me duele verte así.

-Aléjate- Lo empujó- ¿Por qué? ¿Por qué?.

-Cálmate, en serio lo siento- Dijo el castaño mientras se vestía y vestía a Santiago.

-Esto no debía pasar- Fue lo que dijo Santiago, luego de eso se limpió las lágrimas que quedaban en su rostro- Bien, ya puedes irte.

-¿Eh?- Preguntó el alto confundido.

-Ya obtuviste lo que querías, me dejarás solo, igual que los demás, así que vete de una vez.

-No es cierto, no te dejaré solo.

-Como si quisieras estar conmigo, yo juego con los sentimientos de las personas.

-¿Por qué lo haces? No tienes idea del montón de cosas que me han dicho de ti.

-Claro que lo sé, dicen que soy una perra, que me regalo, que estoy sucio, que no hay persona que no me la haya metido, que soy un gato sin dueño, que...- Fue interrumpido.

-¡¡ENTONCES SI SABES TODO ESO!! ¡¿POR QUÉ LO SIGUES HACIENDO?!- Gritó muy enojado Alberto, sorprendiendo al rubio.

-Porque...- Agarró aire- Porque quiero que piensen eso de mí.

-¿Eh?- El alto no comprendía lo que quería decir- ¿Por qué?.

-Porque no quiero que nadie se me acerque, no quiero que me lastimen, se que todas las personas que se me acercan lo hacen con malas intenciones, por eso yo le corto las alas antes de que ellos hagan lo mismo conmigo, solo quieren sexo casual.

-Yo no te lastimaré.

-Mentiroso- Dijo en un susurro- Vete ya, no tienes nada que hacer aquí.

-Santiago, por favor, esa actitud tuya ya me está cansando, ya te lo dije, te quiero, me gustas, es más, creo que estoy enamorado de ti.

-Me halagas, pero hablo en serio, será mejor que te olvides de mí- Al decir eso unas lágrimas rodaron por su rostro otra vez, le dolía muchísimo pensar que estaría solo de nuevo.

-Mientes, no quieres que me valla ¿Cierto?- Alberto se acercó a Santiago y lo abrazó tiernamente.

-Por favor... Vete- Sus lágrimas eran abundantes- No quiero.

-¿No quieres qué?.

-...-

-Santiago- Lo abrazó más fuerte- Respóndeme.

-... No quiero enamorarme más de ti, no quiero hacerme ilusiones y que luego  me dejes, como me hacían antes.

-¿Enamorarte más de mí?- Preguntó el castaño sorprendido- ¿Significa que ya estás enamorado de mí?- Al escuchar eso Santiago se tapó la boca con ambas manos.

-Yo...- Trató de soltarse, pero Alberto no se rendía- Basta.

-Por favor Santiago, dame una oportunidad, prometo jamás lastimarte.

Se quedaron un momento en silencio, hasta que el rubio abrazó fuertemente a Alberto, de una manera cariñosa.

-Tienes una oportunidad, pero no lo arruines, y no hagas que me arrepienta ¿De acuerdo?.

-Totalmente- Dicho esto ambos se besaron en un beso tierno, lleno de cariño y amor, ese mismo amor que necesitaba Santiago, ese que lo haría feliz otra vez ¿Verdad?.

Fin.-

 

Notas finales:

Ok, quiero aclarar algunas cosas, no actualizé antes poque en serio que no me siento inspirada, me siento decaída y la verdad no entiendo porqué, así que les diré algo que tal vez no les guste.

No creo que valla a hacer la segunda parte de: ¡Felicidades! Me confundiste ¿Estás feliz? Lamentablemente me siento muy decaída y sigo sin entender por qué, pero bueno, esa es una cosa.

Bueno, en serio lamento desepcionarlos, pero no quiero hacer un trabajo mediocre, así que perdónenme de todo corazón, es que en serio me siento como desanimada.

 

riuriku.-


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