-Esta posición es incómoda- se quejaba el rubio.
Narumiya estaba acurrucado contra el pecho del catcher tratando de atraer su atención.
-Tu quisiste ponerte así- se burló Miyuki.
El pitcher hizo una mueca y bufó.
-Deja de ser tan infantil- retó Kazuya pellizcando la mejilla del rubio.
Narumiya apartó su mano de un manotón y se acurrucó aun más. Como un gatito en busca de comida y cariño.
Estaban en la cama desde la mañana. Miyuki se la pasaba mirando el techo mientras que el rubio miraba, molesto, el rostro del catcher. Él sabía lo que quería y aun así se comportaba tan distante, "De todos modos ¿Por qué demonios aceptaste salir conmigo si vas a comportarte así?" Se quejaba Mei.
Había querido estar junto al irritante Kazuya desde que eran amigos en la secundaria. No solo por su atractivo físico sino también por su poca común personalidad y gran talento para el béisbol. Lo admiró siempre pero esa admiración poco a poco se convirtió en otra cosa, llevándolos a esta situación.
-Kazuya- llamó.
El catcher lo miró, esperando algo más.
-Bésame- pidió el rubio.
-No- negó el de lentes rápidamente a la vez que esbozaba una sonrisa burlesca.
-¡Kazuya!- gritó el pitcher- eres irritante-.
-Recuerdo que fuiste tú quien quería salir conmigo- respondió Miyuki, pellizcando la nariz del rubio.
-¡Y tú aceptaste!- echó en cara- ¿O solo lo hiciste por lástima?-.
Kazuya bufó. Era tan infantil. Y lo peor es que eso era lo que más le gustaba. Se enderezó, haciendo que el pitcher se acomodara esta vez sobre la cama y sonrió, ingenuo, pensando que se había salido con la suya.
Miyuki rozó la comisura de los labios de Narumiya y luego se acercó a ellos.
-No- repitió, riendo.
Mei infló las mejillas y frunció el ceño.
-Y no estoy contigo por lástima, idiota-.
-¿Entonces por qué eres tan frío?- se quejó Mei.
Se miraron desafiantes, clavando esos ojos celestes en los del catcher para hacerle entender que deseaba más. Desde que estaban juntos, solo han habido pocos abrazos y caricias (que principalmente iban por parte del pitcher) y esperaba que alguna vez hubiese más que eso. Pero, a pesar de ello, Mei no podía enojarse con Kazuya y su semblante terminaba ablandándose, cayendo por completo ante los encantos del astuto catcher. "Maldición, siempre sabe salirse con la suya" se dijo. Sus manos se deshicieron de aquellos lentes, dejándolos sobre la mesa de noche. Luego tomó el rostro del castaño entre ellas.
-Te quiero- le dijo firmemente, ruborizándose.
-Ya lo sé- respondió Kazuya, sonriendo.
-¡Arrrg! Deja de ser así. Di algo. Haz algo. Me sacas de mis casillas- se quejaba el rubio.
Miyuki, reprimiendo una sonrisa, se enderezó y se sentó en el borde de la cama, como queriendo levantarse.
-¿A dónde vas?- preguntó Mei.
-A donde sea. Te molesta como soy ¿no?-.
Lo cierto es que hacer este tipo de cosas cabreaba demasiado a Narumiya, cosa que volvía loco al catcher. Se veía adorable cuando se enojaba.
Mei se levantó y atrapó por detrás la cintura de Miyuki.
-No, no, no. No quise decir eso. No te vayas- rogó.
El catcher tapó su boca con el dorso de su mano. Se puso de pie y lo enfrentó. Narumiya se arrodilló sobre la cama mirándolo suplicante y a la vez molesto.
-¿Quieres algo?- preguntó Miyuki.
-Di que me quieres- pidió.
Kazuya suspiró y lo miró con dulzura, haciendo que el rubio se sorprendiera. Luego se arrodilló frente a él y, apoyando ambas manos sobre sus hombros, lo volteó contra la cama. Kazuya tomó una de sus manos y la atrapó con la suya sobre ésta.
-Te diré algo mejor- susurró el catcher, sensualmente mientras deslizaba su boca por la sien y mejilla del pitcher- Me vuelves loco ¿Basta para ti?-.
Mei estaba sonrojado mirando al catcher, sorprendido.
-Yo...creo q...- intentó decir.
Kazuya apoyó sus labios en los del rubio. Se separó, giró el rostro y volvió a hacer lo mismo. Narumiya, con la mano libre, arrugó el cuello de la camiseta del catcher para atraerlo más para sí. Y él fue quien entreabrió sus labios para que su lengua ocupara un nuevo lugar. Pocas veces llegaban a esta instancia porque Miyuki siempre se detenía en la mejor parte. No se sorprendería si volviera a suceder, a pesar de que lo cierto era que quería más. Siempre lo dejaba con ganas de más, atándolo a él. Pero esta vez Kazuya no se apartó, entusiasmándose e intensificando ese beso moviendo su lengua de manera excitante. Mei soltó un gemido entre sus labios y, sin pensarlo, trasladó su brazo libre hasta bajo la cintura del catcher. Éste se estremeció y se vio obligado a hacer un movimiento atrevido por su parte, deslizando una mano por debajo de la camiseta de Mei logrando que este dejara escapar otro gemido.
-¿Solo para esto querías que me uniera a tu equipo?- preguntó Kazuya, jadeando.
-¡Claro que si, idiota! Todo este tiempo yo...te he querido- finalizó en un murmullo, sonrojándose.
Miyuki medio sonrió y soltó una risita entre dientes. Narumiya se enderezó y volvió a besarlo.
-¡No vuelvas a hacerlo!- lo retó.
-¿Hacer qué?-.
-Fingir que no te importo-.
-Prometido-.
"Idiota, ¿crees que no estaría así si no me importaras?" Pensó Miyuki "realmente eres un idiota".
-Bien ¿Qué quieres ahora?- preguntó el catcher.
-Mmm...Bueno ya sabes. Eso- contestó, avergonzado.
-"¿Eso?"-.
Narumiya tomó los bordes de la camiseta de Kazuya y comenzó a levantarla. El catcher entendió y se la quitó. Luego el rubio acarició el abdomen de Miyuki sin mirarlo a los ojos.
-Ya entendí. Te refieres a eso- rió el catcher.
Kazuya levantó el rostro del pitcher para besarlo.
-Bien- susurró.
"Sí, definitivamente me vuelve loco."