UN AMOR TÓXICO, UNA OBSESIÓN ENFERMIZA
CAPÍTULO 5
–Necesito que me prestes tu arma –fue rotundo, procurando sonar decidido aunque no lo estuviera del todo.
–¿Y para qué la quieres? – pretendió hacerse el desentendido.
–Vamos Yoochun, ¿de verdad quieres jugar a las preguntas y respuestas? ¿Para qué son las armas? –lo miró con obviedad.
–No estarás pensando usarla con Yunho, ¿verdad?
JaeJoong suspiró con pesadez. Quería aclarar sus pensamientos y meditar mejor sus acciones pero algo era seguro: quería recuperar su libertad.
Perdedor, solitario
Un cobarde que pretende ser fuerte
Un medio delincuente
En el espejo, eres
Sólo un perdedor
Un solitario, un tonto cubierto de cicatrices
Sucia basura
En el espejo, soy un...
–Solo ponte en mis zapatos un momento, Yoochun: ¿crees que es justo conmigo ese jueguito en el que Yunho quiere hacerme su peón?
Yoochun no fue capaz de responder. Debía ser leal al hombre para quien había trabajado durante tantos años, pero estaba claro que no era correcto mantener a Jaejoong cautivo.
–¿Un juego? –Cambió el rumbo de la conversación – ¿por qué dices que es un juego?
–Oh, vamos, es obvio que Yunho ha hecho esto antes, simplemente toma a la persona que desea y después la deja, estoy seguro de que es así.
–¿Qué te hace pensar eso?
–¿Acaso estoy errado?
Yoochun guardó silencio. ¿Estaba bien decirle quién era realmente Yunho? Ó, al menos, ¿decirle cómo era el Yunho normal que él había conocido durante el tiempo que llevaba bajo su mando? Porque el hombre que conocía era correcto, centrado, meditador, optimista y bueno, y en sus cabales, jamás habría secuestrado a alguien. Porque, había que admitirlo: Jaejoong era un secuestrado.
Honestamente, nunca he encajado en el mundo
Siempre estuve solo
Ha sido un largo tiempo desde que he olvidado sobre el amor
No puedo escuchar más las optimistas canciones de amor
–¿Lo ves? –Su voz lo devolvió a la realidad –tu silencio me lo dice todo, Yoochun. Solo soy el juguete en turno de Jung Yunho y no represento nada para él. Seguir aquí no tiene sentido.
Yoochun suspiró, sin siquiera estar seguro de qué hacer ni qué decir.
–Sea como sea, no puedes dejar de comer ni actuar de esta manera, porque solo te haces daño a ti mismo –lo miró fijamente, casi intimidándolo con aquel penetrante atisbo –tú no eres una persona débil, Jaejoong, o al menos eso es lo que me has hecho creer… –remató.
–Claro que soy fuerte, Yoochun, –declaró enseguida –he soportado mucho más de lo que podrías imaginarte. Pero… –Se detuvo de repente. Casi como si se arrepintiera un poco de lo que estaba a punto de decir.
–¿Pero…? –Le instó a continuar.
–Pero no sé cuánto más pueda soportar esto.
–Jaejoong... –Justo en ese instante, y antes de que pudiera deci algo más, el celular de Park sonó, era Yunho. –Disculpa...
Salió de la casa y se alejó lo suficiente como para que el rubio no escuchara su conversación: entonces atendió la llamada.
–¿Bueno?
–¿Cómo está? –Preguntó de inmediato, sin siquiera saludar.
<<Sí, claro, buenos días, jefe. Estoy bien, gracias>> pensó Park respirando hondo.
–Está bien, aunque aún no come.
–Has que coma, no quiero que se enferme.
–Lo haré.
–Bueno, adiós.
–Señor… –lo detuvo antes de que colgara.
–¿Sí?
–¿Realmente sabe lo que hace?
Del otro lado de la línea, Yunho frunció el ceño con desdén.
–No cuestiones mis decisiones y simplemente sigue mis instrucciones.
Park apretó los labios.
–Lo lamento, señor, así lo haré.
Y el castaño colgó sin más.
Park Yoochun procuró volver a su trabajo con normalidad y limitarse a hacer su trabajo aunque parecía realmente difícil. Lo que no sabía es que del otro lado de la línea, en su gran silla de jefe, Jung Yunho tenía la cabeza hecha nudo, sin tener idea de qué hacer o qué camino tomar. Era el momento de dejar ir a Kim Jaejoong? No, quizás esa no era la pregunta, talvez la verdadera pregunta era: qué sería de su vida sin su ángel? Y es que, para ser sinceros, Jung Yunho aquel importante empresario que siempre lo tuvo todo a la mano y el mundo entero a sus pies, nunca tuvo una verdadera esperanza ni una ilusión certera en su vida. Igual que una pluma en el aire que viene y va...
Tú y yo, nosotros
Somos simplemente unos payasos tristes, dóciles y cobardes
He llegado demasiado lejos
Estoy llegando a casa
Quiero regresar
A cuando era joven
Habían pasado varios días y Yunho no había ido a su propiedad para visitar a Jaejoong, quien no se mostraba triste ni entusiasmado, pues sus sentimientos por el castaño aún no eran claros. Obviamente había vuelto a comer y se mantenía sano: todo gracias a los cuidados se Park.
Y éste, por su parte, trataba de mantener una relación normal con el rubio y una actitud profesional para con su jefe, limitándose a seguir sus órdenes a pesar de no estar de acuerdo con ellas.
Un día Jung Yunho al fin apareció: indeciso, apenado, y, sobretodo, deseoso de ver a su ángel, de tenerlo en sus brazos una vez más, de poder percibir su aroma, de hacerlo suyo una vez más...
Sin embargo, esperaba que Jaejoong se rehusara a verlo, que quizás lo rechazaría. Pero para su sorpresa, y quizás sorpresa del mismísimo Yoochun, Jaejoong actuó con normalidad, como si él y el castaño jamás hubiesen discutido sobre su libertad.
Yoochun se limitó a abandonar aquella propiedad y dirigirse a su propia casa: una enorme casona que estaba entre la ciudad y las afueras, la ubicación perfecta para cuando debía viajar a cumplir alguna orden de su jefe, además de que ahora podía estar más cerca de Jaejoong con porque éste vivía en las afueras.
En algún momento
Empecé a mirar más al suelo que el cielo
Es difícil incluso de respirar
Extiendo mi mano
Pero nadie la toma
Soy un… perdedor…
Se sentía tan raro... No habría podido explicarlo con palabras sencillas porque ni siquiera él podía definir lo que sentía con exactitud. Sabía que debía hacer algo por ayudar a Jaejoong, que aquel encierro y obsesión de Yunho sobre él sólo lo afectaban. Pero entonces pensaba que quizás, a pesar de todo, Jaejoong quería estar con Jung. Se había enamorado de las rosas en el jardín del diablo y había quedado atrapado en aquel pequeño infierno que al final, le gustaba de a poco. O tal vez tenía el síndrome de Estocolmo y se había enamorado de su secuestrador. Y ahí venia el problema mayor: ¿se había Jaejoong enamorado de Yunho? Y si era así, ¿qué consecuencias podría traer eso para todos?
Suspirando largamente Park bebió un vaso de vodka lentamente sobre su sofá, sintiendo cómo le quemaba la garganta y se hundía en su soledad.
Súbitamente su celular sonó, y lo sacó con desgano mientras bebía un poco más.
–¿Bueno?
–¡Hyung! –Del otro lado de la línea Kim Junsu sonaba muy animado – tuve un poco de tiempo libre hoy y decidí hacer lasaña, como te gusta tanto... Me preguntaba si... –sus mejillas estaban sonrojadas a más no poder, y agradecía como nunca que Yoochun no pudiera verlo desde donde estaba –si te gustaría venir a cenar a mi casa.
El pelinegro suspiró.
–Muchas gracias, amigo, pero creo que esta noche no... No tengo ánimos en este momento...
Kim Junsu frunció el ceño, conocía de sobra a Park.
– ¿Sucedió algo, hyung? – Indagó con preocupación.
Yoochun sabía que el pequeño se preocupaba por él, a lo mejor era el único que lo hacia.
–No es nada, pequeño –sonrió –sólo estoy algo cansado.
–Ahh... –Sonrió, tranquilo –no seas malo, hyung, ven, ¿sí? Mira que puse todo mi esfuerzo para que quedara delicioso y seguí cada una de las instrucciones del chef francés que aparece en la tele.
Yoochun casi rió por la dulce actitud infantil que su mejor amigo podía adoptar a veces.
–Además, estoy seguro de que pensabas irte a la cama sin comer esta noche.
Era sorprendente cuánto lo conocía.
–¿Qué te hace pensar eso? –Fingió seriedad.
–Tu voz suena a que no has comido, en plan "soy una voz hambrienta, aliméntame".
–¡¿Una voz que habla?! –Se mofó –tienes mucha imaginación, Kim Junsu. Tú debiste ser escritor.
–¡Oye! –Se quejó –¡no te burles de mí! Además, no podría ser escritor, el trabajo de investigador me va más, ¿no crees?
–Si tú lo dices... –Volvió a reír.
–Ashh.. ¡¿Vas a venir o no?!
Yoochun se mordió las mejillas para no reír.
–Vale, vale, sí, gracias... Ya voy para tu casa.
–¡Genial! – Chifló, emocionado –te estaré esperando entonces.
–Bien.
–No te tardes, no quiero que se enfríe, es mejor comerla recién hecha.
–Okey –rió – ¡oye!
–¡Qué!
–Más te vale que esté buena esa lasaña o no me comeré nada.
–Hyung –chilló – ¡¿cómo diablos puedes ser tan desagradecido?!
La risa de Yoochun resonó en el teléfono, y la mueca de molestia en la cara de Kim desapareció al instante. No podía enojarse con Park Yoochun, le quería demasiado.
Es un ciclo de chicas y errores
Amarlas por una noche
Y odiarlas cuando amanece
Sin poder reconocer la culpa
Debido a mi placer egoísta
Todo está arruinado
Cuando Jaejoong abrió los ojos, se encontró con el bello rostro de Yunho, quien dormía plácidamente a su lado. Era poco más de media noche, y cosas habían ocurrido en las penumbras.
Entonces... Un pensamiento macabro cruzó por la cabeza del rubio: ¿qué pasaría si dañaba a Yunho y escapaba de una buena vez...? En las noches, cuando Yunho se quedaba a dormir con Jaejoong, solicitaba que la seguridad se redujera hasta el perímetro que delimitaba el tercer anillo de seguridad de aquel lugar, eso lo había descubierto Jaejoong hacía poco tiempo atrás y ahora la oportunidad de escapar parecía viable. Quizás podría evadir aquel único anillo de seguridad y ser libre al fin.
Así, sin pensarlo demasiado, se levantó sigilosamente y se dirigió a la cocina, tomando un cuchillo de carnicería que la señora TaeJi guardaba cuidadosamente en un cajón de las encimeras.
Apretó el mango del cuchillo y respiró con fuerza. Su corazón latía apresuradamente y empezó a sudar frío.
No se puede detener está peligrosa carrera a toda velocidad
Ahora no tengo ningún interés, no más diversión
Estoy solo en el borde de un acantilado
Estoy llegando a casa
Quiero regresar
A cuando era joven
Con pasos dudosos, temerosos y lentos se dirigió a la habitación en la que Jung dormía plácidamente, soñando que el rubio estaba entre sus brazos y se situó al lado de su cama empuñó aún más fuerte el cuchillo y lo levantó en el aire, brillando como una hoja de plata ante la luz de la luna que se filtraba por entre las cortinas de la habitación.
Esta vez todo estaba destinado a cambiar. Solo que el rumbo que tomarían las cosas no sería precisamente el que esperaban...
Perdedor, solitario
Un cobarde que pretende ser fuerte
Un medio delincuente
En el espejo, eres
Sólo un perdedor
Un solitario, un tonto cubierto de cicatrices
Sucia basura
En el espejo, soy un… Perdedor
BIGBANG –Loser.