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UN AMOR TÓXICO, UNA OBSESIÓN ENFERMIZA por Niiummy Sarang

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Notas del capitulo:

Hola, hola! Lo sé, lo sé, llevaba siglos sin actualizar, pero si ustedes supieran… sinceramente dejé de escribir mis fics desde el 18 de agosto del 2015, y es que mi mundo se puso de cabeza después de eso por culpa de cierto chico, :/ y bueno, también porque he tenido muchas cosas que hacer, y lo único que he escrito son apartes de lo que probablemente será un nuevo fanfic en el futuro, inspirado en mi loca historia de amor :3 en fin… las cosas parecen tomar su rumbo de nuevo, estoy en mi proceso de olvidarlo por completo y ahora les traigo el sexto capítulo de esta historia que a mí personalmente me encanta, espero que a ustedes también. Ayer precisamente se cumple un año desde que me dio por empezar, sé que es demasiado tiempo para tan pocos capítulos, pero con lo loco que ha estado este año… pero les prometo que en estos días escribiré tantos capítulos como pueda hasta llegar al final *Gracias a quienes permanecen aquí*

A modo de recompensa les traigo un capi un poquito largo, aunque sé que merecen mucho más por la espera pero sean pacientes, por favor.

La canción recomendada de hoy no tiene letra, o bueno, sí tiene letra pero no la puse porque quiero que la interpreten como quieran, así que simplemente escúchenla, es el OST de un anime que me han recomendado antes pero que aun no veo, quizás y me anime lueguito.

Canción recomendada:

Elfen lied OST –lilium.

¡Nos leemos abajo! *Tengo algo importante que decir*

UN AMOR TÓXICO, UNA OBSESIÓN ENFERMIZA

CAPÍTULO 6

Jaejoong apretó el mango del cuchillo y respiró con fuerza. Su corazón latía apresuradamente y empezó a sudar frío.

Con pasos dudosos, temerosos y lentos se dirigió a la habitación en la que Jung dormía, y se situó al lado de su cama, empuñó aún más fuerte el cuchillo y lo levantó en el aire, brillando como una hoja de plata ante la luz de la luna que se filtraba por entre las cortinas de la habitación.

Cerró los ojos con fuerza, y quizás se habría dejado llevar por su instinto, y por su sed de libertad, de no ser porque repentinamente el castaño comenzó a musitar palabras inentendibles, cosas que en realidad susurraba entre sueños, cosas que Kim Jaejoong jamás habría logrado a comprender, al menos no en ese momento.

Fue también en ese instante que se dio cuenta de que era incapaz de hacerle daño a Jung Yunho, tal vez no todavía. Sin embargo, quizás sólo quizás más adelante sí...

 

Era temprano en la mañana, y para cuando Yunho despertó, no vio a Jaejoong a su lado, pues éste acostumbraba levantarse temprano.

Jung aún estaba confundido y temeroso, y un par de ideas en las que no le gustaba pensar ahogaban su cabeza: Quería que JaeJoong fuera feliz a su lado, pero sabía también que el método que usaba para mantenerlo junto a él era el más bajo y ruin de todos. ¿Qué debía hacer entonces? Eso, definitivamente, era lo único que no sabía a ciencia cierta en su vida.

Se levantó sin hacer mucho ruido y se encaminó a la sala de estar.

Entonces lo vio mirando por la ventana en silencio, sumido en sus pensamientos. Caminó despacio y lo abrazó suavemente desde atrás, apoyando delicadamente su barbilla en el hombro ajeno.

–Quería que fueras lo primero que viera al despertar...

–Hmm... –apenas y se escuchó por parte de Kim.

–¿En qué piensas, Jae? – preguntó casi en un susurro, un susurro que se meció suavemente en su oído.

JaeJoong se giró lentamente para mirarlo de frente pero sin deshacer el abrazo que Yunho le daba ahora.

– ¿Alguna vez leíste "Barba Azul"? – preguntó de la nada.

– ¿Qué? –Le miró, confundido por aquella repentina pregunta y sin tener idea de lo que le hablaba.

–Ya sabes... Ese cuento infantil... – Yunho negó con la cabeza, para dejarlo continuar. JaeJoong suspiró, como si ya fuera su costumbre ya –es la historia de una chica pobre que se casa con el rey de su pueblo cuando éste la elige, ella accede a casarse con él sin siquiera conocerlo y a pesar de que las mujeres del reino lo evitan porque le temen a su barba azul, ella lo hace todo porque quiere salir de su pobreza... – miró nuevamente por la ventana, dejando un ambiente extraño en el aire.

–¿Y qué pasó? –lo instó a continuar, animado por lo interesante que sonaba aquella historia. – ¿El rey fue bueno con ella?

–Fue bueno – asintió –le daba todo lo que la muchacha le pedía y nada le faltaba en aquel enorme castillo.

–Oh, vaya... Entonces debió ser muy feliz viviendo con ese rey.

Una media sonrisa ladina y a la vez casi melancólica se formó en los rosados labios del rubio.

–No todo es como lo pintan, Yunho, y tú deberías saber eso de sobra.

Jung se mostró claramente extrañado ante tal afirmación, pero simplemente lo dejó continuar.

–Una vez aquel rey se fue de viaje durante tres días, y le entregó las llaves de cada habitación del castillo a quien ahora era su esposa. Le dijo que podía entrar a cualquier habitación en el castillo, y que todo lo que hallara sería suyo, lo que deseara, lo que eligiera: cualquier cosa.

– Vale, pues hasta aquí las cosas van bien, la chica tiene todo lo que desea y el rey es feliz junto a su reina, ¿qué problema podría haber?

– Sucede que el rey le entregó una llave más, una llave de oro que le entregó con sumo cuidado, diciéndole que esa era la llave de una habitación subterránea, la última y más recóndita del palacio, y que por el bien de ambos, sería mejor que no entrara allí.

Yunho frunció el ceño.

–¿Y para qué le daba la llave si no podía entrar? Es ilógico, además es obvio que si te dicen que NO hagas algo, será lo primero que harás... Qué rey tan tonto... –Casi se quejó.

JaeJoong enarcó una ceja, le divertía ver lo impaciente que se mostraba el castaño en ese instante, pues precisamente se había caracterizado por su serenidad, seriedad y paciencia.

–Una vez el rey salió de viaje, la chica quedó libre para hacer lo que ella quisiera dentro del castillo. Así, pues, decidió entrar a cada una de las habitaciones de las cuales tenía las llaves, y vio riquezas y maravillas, y cosas que jamás se imaginó poder ver, y lo que más le fascinó era la idea de que todas las cosas que veía en ese instante serían suyas, todo cuanto deseara sería suyo en aquel lugar. Se probó vestidos, jugó con el dinero, río a carcajadas viendo pinturas, tesoros y joyas, y cosas hermosas y todo aquel día pareció ser perfecto. Sin embargo, mientras caminaba por los pasillos notó que había largas escaleras cuesta abajo y una puerta enorme se veía el fondo: sin duda alguna, aquella puerta solamente podía abrirse con la llave de oro que su esposo le había entregado con sumo cuidado, y recordó de nuevo las palabras del rey, mismas en las que dijo que por el bien de ambos sería mejor que no entrara a aquella habitación...

–¡Te lo dije! –Exclamó, emocionado –sabía que lo primero que haría la chica sería desobedecer a su esposo... ¡vaya Rey tan tonto! Era obvio que la curiosidad de la mujer sería mayor…

La sonrisa en los labios de Jaejoong era ladina y negó con la cabeza. Yunho le miró inquieto, quería saber más.

–Bueno... Dime ya lo que la chica encontró en ese misterioso lugar al que le habían prohibido entrar.

El rubio suspiró nuevamente, listo ya para finalizar su relato.

–Cuando la chica abrió la puerta, se encontró con un sitio lleno de tinieblas, y fue necesario que, a tientas y en medio de la oscuridad, encendiera una antorcha que llevaba en su intento por ver algo. Lo que se encontró fue realmente aterrador: el suelo bañado en sangre coagulada, y en las paredes de la habitación había decenas de mujeres colgadas, degolladas, eran los cadáveres de las anteriores esposas de su marido. –Hizo una pequeña pausa al ver la cara de confusión en Yunho.

–¿Cómo puede ser? ¿Barba azul había asesinado a sus otras esposas? ¿Por qué…?

El rubio se encogió de hombros, casi como si a él mismo le costara trabajo entenderlo.

–¿Quieres saber qué sucedió? –Se atrevió a preguntar.

–¡Por supuesto! ¿Qué hizo entonces la chica?

–En medio de su asombro y horro dejó caer la llave, que se manchó de sangre. Cuando la recogió, huyó de la estancia e intentó limpiar la delatora mancha de sangre, pero como la llave estaba hechizada la sangre permanecía.

–Oh, mierda… todo por su curiosidad… Barba azul la atrapará…

El rubio movió la cabeza despacio, y le miró con ojos intensos.

–Barba Azul regresó de improviso y al advertir la desobediencia de su mujer, la sentenció a muerte.

–¿Qué? ¿Entonces sí muere? ¿Así nada más acaba todo…?

–No, no –negó con la cabeza –ella tenía tres hermanos varones, hombres trabajadores que habían prometido visitarla ese mismo día, por lo que llegan antes de que Barba Azul los mate y ellos terminan asesinándolo a él. Al final la joven hereda la fortuna de Barba Azul, gracias a la cual compra cargos para sus hermanos y finalmente se casa ella misma con un hombre honrado.

Yunho quedó prácticamente boquiabierto después de escuchar aquel final que le pareció más bien extraño.

–Ese no era precisamente el final que esperaba… –comentó.

–¿Qué esperabas, entonces?

–Bueno… no sé… los cuentos infantiles siempre terminan en un final feliz, pero este final feliz no encaja muy bien con la historia, ya que además la misma ni siquiera parece una historia para niños: es sádica y cruel.

–A veces las historias de la vida real son más sádicas que crueles, Yunho, así es la vida –se encogió de hombros –a pesar de que duele, a pesar de que lastima… la realidad puede ser cruel –sus ojos repentinamente se cristalizaron, un amargo dolor punzaba su pecho. Pero era realmente bueno ocultando sus emociones, y Yunho ni siquiera lo notó.

–Es verdad eso que dices respecto a la vida… ¿pero, sabes? Yo no creo que Barba Azul haya sido del todo una mala persona.

–¿Huh? –Lo miró extrañado – ¿Qué te hace pensar eso?

–Bueno… nosotros solo conocemos la versión de la chica, las cosas desde el punto de vista de quien sería la víctima… pero no conocemos las razones que impulsaron a Barba Azul a hacer lo que hacía, no conocemos las dos caras de la historia, Jaejoong.

–¿Dos caras de la historia? ¿Y qué razones crees que podría tener un monstruo como él? Alguien capaz de lastimar a quien le ama…

–Nada garantiza que esas mujeres pudieran amarlo.

La conversación cada vez se ponía más fuerte por parte de ambos.

–¡¿Y tú qué sabes del amor si nunca lo has experimentando, Yunho?! –Finalmente explotó, soltando una lágrima que corrió libre por su mejilla. –Tú, Jung Yunho, tú quien nunca has amado a alguien y tampoco has permitido que te amen… “Es fácil creer en el amor cuando se ama”, decía Dumas en Los Tres Mosqueteros. Y tú no puedes saber nada sobre el amor porque seguramente solo te amas a ti mismo –negó con la cabeza –por eso es tan difícil permanecer a tu lado, por eso duele tan profundamente, por eso me siento como esa maldita chica de la historia al estar a tu lado… Tú eres como Barba Azul –remató, tratando de detener sus lágrimas mientras Yunho le miraba desconcertado –simplemente me quieres tener acá como tu juguete, y en algún momento, quizás me mates como él a sus esposas, porque tu obsesión por mí es letal y enfermiza.

¿Obsesión?

Jaejoong creía que él no había amado a alguien antes, pero entonces, ¿cómo se llamaba el sentimiento que experimentaba cada vez que aquel joven empresario veía a ese apuesto rubio? ¿Por qué su corazón saltaba de emoción cada vez que lo tenía entre sus brazos? ¿Por qué aún no se atrevía a dejarlo ir a pesar de que a esas alturas parecía lo más razonable? ¿Por qué le importaba tanto el bienestar de Jaejoong, por qué se preocupaba tanto por su felicidad? Si eso no era amor, entonces Jung Yunho simplemente estaba perdiendo la cabeza repentinamente.

 

Jaejoong salió rápidamente y simplemente se encerró en su habitación. Yunho ni siquiera fue capaz de ir tras él, estaba inmóvil, como un idiota, helado, incapaz de ir tras quien amaba.

–Pero ahora sí conozco el amor… –musitó, a pesar de que Jaejoong claramente ya no podía escucharlo –porque ahora te amo, Kim Jaejoong…

Jaejoong pasó horas y horas llorando sin remedio, con el corazón hecho pedazos, con el alma rota, con un dolor intenso que lo atacaba sin piedad…

Yunho, destrozado también, supo que lo mejor por ese momento sería alejarse un poco, al menos hasta que las cosas se mejoraran un poco… ¡Pero a ambos les dolía tanto! Les dolía por igual y eso lastimaba inmensamente.

Y entre tanto, Park Yoochun era testigo de todo. Bueno, al menos era testigo de lo que ocurría en aquella propiedad, era testigo del dolor y sufrimiento de Jaejoong, era testigo de las noches que el rubio pasaba en vela llorando, o solamente mirando por la ventana: quizás anhelando su libertad, quizás esperando que Yunho llegara en cualquier momento, eso no lo sabía a ciencia cierta. Lo que sí sabía con seguridad era que Jaejoong estaba siendo cada vez más herido, y que si no acababa pronto con todo eso, quizás resultaría más que herido, muerto, como él mismo había dicho.

 

–Come algo, Jaejoong, no quiero que te enfermes…

Y ahí iban de nuevo: Park Yoochun insistiéndole a Kim Jaejoong para que comiera algo, pues no había probado bocado en medio de su depresión.

–Da igual si me enfermo o no, Yoochun. En este maldito lugar, da igual si termino muerto un día de estos.

–No digas eso, Jaejoong –negó con la cabeza –ni se te ocurra pensar esas cosas.

–¿Qué más da? A nadie le importo al fin y al cabo, incluso sería mejor para ti si yo desapareciera, Yoochun, así no tendrías que lidiar más con un tipo molesto como lo soy yo.

–No estoy lidiando contigo, Jaejoong, y tampoco eres un tipo molesto. –Lo miró fijamente a los ojos, dándole toda su confianza en aquella mirada –y debes saber que ahora eres importante para mí, eres mi amigo y no quiero que estés mal.

El rubio lo miró, al parecer sorprendido con aquellas súbitas palabras por parte del mayor.

–¿Dices que somos amigos, Yoochun?

–Bueno… no sé qué pienses tú, pero para mí, eres mi amigo, y quiero que tú también me veas como tal.

Jaejoong seguía sorprendido.

–Wow… entonces de esto se trata la amistad…

–¿Qué quieres decir? ¿No me consideras tu amigo entonces?

–No es eso, Yoochun. Sucede que yo nunca he tenido un amigo, siempre he estado solo –se encogió de hombros –por eso no sé lo que es un amigo.

–¿Hablas en serio?

El rubio asintió lentamente, sonriendo débil y tristemente.

–Crecí en un orfanato porque mi madre me abandonó, y mi padre, probablemente nos abandonó primero a ambos. En ese maldito lugar me obligaban a hacer trabajos, a pasar hambre y me golpeaban… allí permanecí preso hasta los doce años, hasta que me escapé, y pasé los siguientes dos años de mi vida vagando por las calles, haciendo pequeños trabajos y viviendo de la caridad de las personas. Al menos durante esos dos años fui libre…

Se detuvo de repente. Yoochun no sabía qué decir, no sabía que la vida de Jaejoong hubiese sido tan dura, un niño no merece pasar por tantas crueldades. Ahora comprendía más el por qué de su carácter desconfiado y frívolo.

–No sabía… Lo lamento.

–Claro que no lo sabías, Yoochun –medio sonrió –no hay nada que lamentar, no seas tonto. –Suspiró y se encogió de hombros una vez más –después de vivir en las calles, fui engañado por un mal hombre y terminé en una casa de acompañantes sexuales: me obligaron a ser un prostituto y desde los catorce años tuve que empezar a acostarme con viejos sucios y pervertidos que me hicieron cualquier cantidad de cosas indecibles.

–¿Qué? Dios mío, Jaejoong –ahora lo miraba angustiado – ¿cómo pudiste soportar tanto?

–En algún punto supuse que había llegado a este mundo para sufrir, por eso una persona como yo no conoce la verdadera felicidad. No soy digno de ser feliz, Yoochun.

–Oh, vamos, no digas eso, Jaejoong: todos, sin importar lo que hagamos, merecemos ser felices.

–¿Todos? –Repitió –pero es que a mí las desgracias me persiguen. O tal vez soy demasiado idiota y caigo fácil en las trampas de la vida.

Yoochun llegó a pensar que se refería a las veces que había sido engañado: como por aquel mal hombre que lo obligó a prostituirse y después en Yunho, quien lo mantenía en cautiverio.

–¿Cómo lograste salir vivo de aquel horrible lugar?

–No fue fácil, pero de ellos también logré escaparme. Justo cuando cumplí diecinueve años. Al negocio ingresaban chicos cada vez más jóvenes y pasaron muchas cosas… pero logré escaparme y llegué a Seúl, donde no conocía a nadie. Una vez más vagando, pero esta vez fue mucho más fácil conseguir empleo, y así fue como pude pagar el alquiler de una pequeña habitación, y con el paso del tiempo pude estudiar, validando el bachillerato y después entrando a la universidad.

Yoochun se maldijo por nunca tratar de inquirir más sobre la vida del menor, era cierto, ni siquiera sabía a qué se dedicaba.

–¿Qué estudias?

–Filología e Idiomas.

–¡Wow! No sabía que te gustaran los Idiomas…

–Sí, lo amo. Mi plan es convertirme en traductor simultáneo de otras lenguas y viajar así por el mundo: conocer muchos lugares, culturas y personas distintas.

–Entonces amas viajar.

–En definitiva –asintió con la cabeza –y viajar en un avión constantemente me fascinaría, amo la sensación de volar. –Mientras le hablaba de sus sueños, Kim Jaejoong parecía realmente feliz, pero de nuevo regresó a la realidad, y su semblante de preocupación regresó: –Pero como desde que estoy aquí no he dado señales de vida, he perdido un semestre ya, y no sé qué sucederá con mi carrera ahora. El tiempo pasa y las esperanzas de salir de aquí y alejarme al fin de Yunho son cada vez menores.

–¿Realmente quieres alejarte de él?

Jaejoong le miró de vuelta.

–¿A qué te refieres, Yoochun?

–¿Tus sentimientos no intervienen en esto? Sé honesto, por favor.

El rubio frunció el entrecejo.

–Tengo que alejarme de él, necesito hacerlo, ¡quiero hacerlo!

–Pero si ni siquiera puedes lastimarlo después de todo lo que te ha hecho, ¿cómo crees que podrás alejarte sin extrañarlo o pensar en volver a sus brazos luego?

Jae estaba desconcertado.

–¿Quién dijo que había intentado lastimarlo?

–Vi el juego de cuchillos de la cocina, Jaejoong, el más grande de todos no estaba en el lugar que la señora MinSu suele dejarlo. Trataste de dañarlo y no pudiste, ¿no es así?

Jaejoong apretó los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos mientras seguía esquivando la mirada del mayor.

–No importa –seguía apretando los puños –simplemente tengo que alejarme de él. Por el bien de ambos… yo… tengo que…

–¡Basta! –Lo detuvo, tomando sus manos para que aflojara los puños –te lastimarás…

–¡Nada puede lastimarme más que ese hombre, Yoochun! –Esta vez dejó salir sus lágrimas frente al más alto sin ningún problema.

Sin saber qué más hacer, Park Yoochun lo atrajo hacia su cuerpo y lo abrazó con fuerza, como si pretendiera dejarle hasta el último suspiro en tal abrazo.

–Todo estará bien a partir de ahora, Jaejoong –musitó, tan calladamente que solo el rubio pudo percibir lo que decía ya que sus suaves labios estaban demasiado cerca de sus oídos –te voy a sacar de aquí, podrás ser libre y estarás muy, muy lejos de Jung Yunho para siempre.

 

Notas finales:

¡¿Y bien?! ¡¿Qué les pareció?! Espero realmente que les haya gustado, y les pido que por favor me dejen review para conocer sus opiniones!!

Debido a que en Amor Yaoi he tenido inconvenientes para los Reviews, estoy considerando seriamente la opción de mudarme a una página como LaLa TVXQ Fanfics o algo así, o incluso abrir mi propio Blog y publicar allí mis propios fanfics… así que espero todo su apoyo!! :3

Por otro lado, estaré actualizando mis otros fics, así que estén pendientes!

Gracias de nuevo, espero leerles prontito! :D


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