Cuando llegué a Australia, aún no se me quitaba ese amargo sabor de la boca. No podía dejar de pensar en lo que pasó, no podía olvidarlo. ¿Por qué Makoto no me lo dijo antes? ... No lo dejé. No fui más que un cobarde que no quería ver la triste realidad. Makoto tenía un sueño, Makoto tenía planes, mientras que yo no tenía nada. No quería saber sobre eso, tenía envidia. ¿Por qué Makoto podía tener ese anhelo, y yo no? No lo sé, sólo sé que era un ser sin ambiciones, sólo quería ser libre... Sólo eso. No quería ataduras, no quería que nada me detuviese... Pero me di cuenta de que algo lo hacía, y no me molestaba en ese entonces.
Siento un espantoso hueco en mi estómago, puedo sentir cómo me consume. Sin darme cuenta, mi garganta se cierra, me duele y no logro ver nada. ¿Por qué vine a Australia? No es porque realmente quería venir, ni porque Rin me invitó... Sólo quería evitar a Makoto. Esa fue la única razón por la cual vine, estoy huyendo.
Nunca en mi vida creí que una pelea con él me afectase tanto... En realidad, nunca pensé que peleáramos alguna vez. No puedo recordar ningún mal momento que haya pasado gracias a Makoto. Todo lo que puedo recordar son risas, abrazos y algunas caricias... Más los besos que me daba a veces cuando éramos niños. Me siento extraño en éste lugar, me siento solo. Rin me deja atrás, estoy en un lugar desconocido, no entiendo nada, no sé lo que dicen.
Cuando llegamos al mar, cuando vi toda esa agua... Esa bella sensación no llegó a mí. No quería, no lo deseaba, no tenía ganas. No me pregunto el porqué, debido a que ya lo sé. Básicamente, éste viaje con Rin era por puro despecho. Yo siempre creí que el despecho era algo estúpido, sin sentido, pero ahora lo entiendo.
Recorrí parte de Australia, sentía algo de curiosidad, incluso con los amigos de Rin que nos recibieron. No entendía muy bien qué decían, pero debía mostrarme interesado aunque no lo estuviese realmente. Lo hacía para no ser grosero, y para poder distraerme un rato. Aún no lograba sacarme a Makoto de la mente.
Al acostarme con Rin, me sentía extraño. Nunca dormí con nadie más, aparte de Makoto y mi abuela, e incluso Makoto durmió más conmigo que mi abuela. Traté de dormir, pero Rin empezó una conversación. Le seguí la corriente, para distraerme nuevamente. Debo separarme, debo olvidarlo, ya no estará más en mi vida.
Me encantó la piscina y nadar con el equipo Australiano, me sentí libre, me sentí ligero... Me sentí feliz. No había sentido tal felicidad en años, y se podría decir que Rin me la dio. Puede ser que Makoto lo hizo alguna vez, pero ya no más, lo olvidaré, ya no es nada para mí.
O al menos eso creí.
Cuando llegué al final, extendí mi mano para salir de la piscina. Al cerrar mi mano, mis dedos se encontraron con la palma de mi mano y me sorprendí. Abrí mis ojos, y no había nadie frente a mí. Sin darme cuenta, esa fue la primera vez que había querido tomar la mano de Makoto sin saber que él me la estaba ofreciendo. Ya no está, ya no más. Mis ojos brillaron, y no fue por felicidad, brillaron debido a que casi lloro. Ya no está, ya no más.