Capitulo 1
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-Tao,lo lamento. Hoy no podre ir a la escuela,tengo que ir al dentista-. Dijo Xiumin por telefono.
-Oh,entonces ire solo porque Luhan ya esta alla y Baekhyun aun no me contesta. Me voy,gracias por avisar Xiumin,suerte-.
Despues de despedirse el pequeño "panda" tomo su mochila y partio hacia la escuela. El transcurso fue tranquilo,pero,al llegar a la escuela noto algo que le asusto.
Kris estaba en la puerta y cuando noto que Tao llegó fue directo hacia él.
El pequeño panda quiso huir pero un empujón lo hizo caer,ya en el suelo,recibió golpes y patadas de parte de su rubio agresor.
-Déjalo en paz-. Dijo un joven que Tao no conocía.
Kris lo fulmino con la mirada y se dirigió hacia el. Lo miro de la cabeza a los pies y le hizo una seña a Kai para que se lo llevara. Este obedeció y se lo llevo a la fuerza de ahí,mientras Kris volvía a continuar lo que estaba haciendo pero al darse media vuelta noto que Tao estaba de pie e intentaba huir. Este se detuvo cuando un puño golpeó sus costillas y lo dejó sin aire.
Mientras intentaba recuperarse Kris lo hizo voltear para poder golpearle el rostro,Tao se cubrió y cerró los ojos con fuerza esperando el puño del mayor pero,este nunca llegó. Abriendo lentamente los ojos noto que todo,absolutamente todo,estaba quieto,como si estuvieran pausa.
Tao comenzó a retroceder alejándose de tal escena,al llegar a la calle observó a todos congelados pero,¿porque el no fue afectado?
En un abrir y cerrar de ojos las cosas volvieron a la normalidad desconsertando completamente al panda que se encontraba a punto de ser arrollado por un camión que pasaba por la zona. Tan sólo segundos antes de que suceda una tragedia Tao es tomado por los hombros y mágicamente apareciendo en un lugar completamente diferente.
-No entres en pánico-. Tao escuchó una voz detrás de el y al voltear,quedo boquiabierto al ver al compañero de Kris mirándolo directo a los ojos.
-¿Que a sido eso? Explícame que demonios acaba de pasar-. Dijo el Panda sentándose en una roca cercana y tratando de calmarse.
-Antes de empezar quiero que tu me expliques como hiciste lo que acabas de hacer-. Dijo Kai
-Yo no hize nada,sólo... me cubri y desee que no me golpeara-.
-Mmm... levantate-. Dijo y ayudó a Tao a ponerse de pie.
-¿Que haces? Podrías dejar de tocarme-. Dicho esto el mayor sonrió de lado viendo como el pequeño panda se ponía nervioso por su cercanía.
-Tranquilo,sólo estoy buscando tu marca-.
-¿Marca?-.
-Si,una como esta-.
El mayor se levanto la camisa dejando al descubierto una pequeña marca parecida a una cicatriz.
-Creo que significa teletransportacion,o eso es lo que yo pienso-. Dijo después de acomodarse la ropa.
Tao se perdió en sus pensamientos recordando que hace unos años se descubrió una marca extraña justo debajo de su clavicula izquierda.
-Creo que esto es lo que buscas.Dijo abriendo los primeros botones de su camisa-.
-¿Un reloj? ¿Un reloj de arena? ¡El tiempo! Tu controlas el tiempo. Tao, necesito que nos ayudes a encontrar a los demás-.
-¿Que los ayude? Si estas tu sólo. Y ¿como es eso que controló el tiempo? No entiend...
-Shhh cállate. Ven con migo y te explicaremos todo. Pero primero,me llamo Kai. Mucho gusto,Tao,dame tu mano así partimos-.
El pequeño tomo la mano de Kai y en un segundo ambos se esfumaron en el aire.
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Jun Myeon o, como todos lo llamaban, Suho, se encontraba sentado en una gran roca que estaba junto al lago. Las gotas de sudor caían por su frente hacia su cara y luego se resbalaban por su cuello, hasta desaparecer entre sus ropas. El arduo y duro entrenamiento que acababa de tener lo había dejado exhausto. Entreno mucho mas tiempo que las otra veces con la excusa de mejorar sus habilidades, pero el sabia muy bien que lo único que quiso lograr es apartar esos pensamientos de su cabeza. No podía parar de pensar en sus cabellos, en sus ojos, en su piel, en su boca, simplemente no podía apartar a Yixing de sus pensamientos y eso lo estaba volviendo loco.
Suho nunca fue una persona cursi, pero cada vez que el le hablaba era como si el mundo se iluminara, como si solo estuviesen ellos dos, como si nada mas importara. Jamas había sentido algo así antes, pero sabia perfectamente lo que le pasaba, se había enamorado perdidamente de Lay y era tiempo de admitirlo y dejar de engañarse a si mismo.
Por mas que intentase poner la cabeza en otro lado no podía, ahí, en su mente siempre estaba ese chico que podía curar. En ese mismo momento los recuerdo de cuando se conocieron se hicieron presentes para desgracia de Suho.
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Los rayos de sol que se colaban por la ventana hacían maldecir a un Suho, que segundos antes se había despertado. Se giro dándole la espalda a la ventana, con el fin de evitar esa molesta luz y seguir durmiendo. Pero de repente y sin previo aviso, Suho abrió los ojos. La cama se sentía mas cómoda y suave de lo normal, lo que indicaba que esa definitivamente no era su cama, y a eso se le sumaba el echo de que un aroma dulce y varonil llenara sus fosas nasales, no era su perfume.
Se sentó bruscamente en la cama mirando a su alrededor. La habitación en la que se encontraba no era la suya, esa era mucho mas grande, moderna y minimalista.
Se levanto lentamente de la cama todavía en shock ¿Porque no recordaba nada? ¿Que hacía ahí? ¿Quien lo había llevado? ¿Acaso lo secuestraron? Todas y cada una de las preguntas que se gestaban en su mente desaparecieron en el instante en el que la puerta se abrió.
Un chico, que seguramente tenia su misma edad, entraba a paso lento con una bandeja que era sostenida firmemente por sus manos. En ella había un apetitoso desayuno y Suho se hubiese lanzado encima de el, de no ser por el echo de que se encontraba en un lugar que no conocía.
El chico rubio que acababa de entrar dirigió su mirada hacia Suho. Era un chico muy guapo y tenia una apariencia tranquila y calmada. El desconocido sonrío un poco y se acerco hacia pelinegro confundido. Jun Myeon retrocedía a cada paso que daba el extraño, hasta que, inevitablemente cayo sobre la cama. El rubio dejo la bandeja sobre una cómoda y quiso acercarse a Suho para ayudarlo.
-¡No! ¡No te acerques!-Suho quiso sonar amenazante, pero el miedo que sentía era tan grande que su voz salio temblorosa, sin embargo el extraño paro-
-No temas, no te haré daño-ese chico sonaba tan calmada y sincero que logro hacer que Suho se calmara un poco-
-¿Que hago aquí?-pregunto el pelinegro después de unos segundos en silencio-
-Anoche yo te ayude ¿No lo recuerdas?-
Suho agacho la mirada y la fijo en la alfombra ¿Que había pasado anoche? Cerro sus ojos fuertemente intentando hacer memoria y todos esos recuerdos llegaron de golpe...
No tenia escape, no tenia salvación, se había encerrado el solo en ese maldito callejón. Escucho unos pasos detrás de el y se giro, encontrándose así con los hombres que lo estaban siguiendo. Eran dos, de unos treinta y tantos años, mucho mas corpulentos y por ende mas fuertes que el. El objetivo de los malditos no era robarle, ellos solo querían hacerle quien sabe que cosas al pobre chico. Suho sabia que era imposible luchar, no tendría oportunidad.
Las lágrimas caían y el puñetazo aterrizo en su rostro, causándole un gran dolor. Cayo al piso tomándose el rostro. Uno de los tipos se acerco a el e intentaron desvestirlo. Suho intentaba resistirse, pero cada vez eran mas los golpes que recibía. Todavía no entendía como, pero una fuerza que jamas pensó que tenia se hizo presente y golpeo al maldito en el estomago con la rodilla. El malnacido se tomo el estomago y se hizo para atrás con un gesto de dolor en el rostro. Suho se levanto lo mas rápido que pudo y vio como el otro se acercaba a el rápidamente para atacarlo.
Todo paso en un instante. El agua que había en un charco que se encontraba en el callejón se levanto y se dirigió hacia los dos hombres, golpeándolos violentamente.
Suho se quedo sorprendió, no podía entender lo que había pasado. De un momento a otro uno de los tipos se levanto ¿Acaso eran de acero? Saco un arma de su bolsillo, y aprovechando que Suho todavía estaba en shock, le disparo. Al parecer le quiso disparar al brazo, pero tenia muy mala puntería y la bala fue a parar al pecho de Suho. Este cayo al suelo, sintiendo un dolor horrible.
Su vista se nublaba, y pasos que se alejaban presurosos. Todo se estaba volviendo oscuro, los pocos sonidos que había aquella noche se alejaban lentamente. Moriría, lo sabia.
Una sombra se acerco y se agacho junto a el. Lo ultimo que escucho fue un: “Vas a estar bien”
Cuando los recuerdos cesaron, Suho levanto la vista y se encontró al rubio parado frente a el. Era la misma voz que había escuchado, sin dudas el lo había salvado. Su cerebro reacciono y sus manos se dirigieron a la camiseta levantándola y observando una mancha entre roja y marrón, esta se encontraba muy cerca del corazón. Miro de nuevo al rubio y el solo sonrío débilmente.
-Seguro estas muy confundido. Me llamo Yixing, pero puedes llamarme Lay y creo que te tengo que explicar un par de cosas-
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-¡Suho!-
Una voz muy conocida saco al pelinegro de sus pensamientos. Se giro y se encontró con aquel chico que poblaba sus pensamientos, con ese chico que le salvo la vida. Sonrío de forma dulce y el rubio se sentó junto a el.
-¿Que hacías?-pregunto Lay sonriendo-
-Nada, simplemente descansaba- respondió Suho evitando mirarlo-
-Entrenaste mucho ¿no?-
-Si, necesito mejorar-
-En fin, venia a preguntarte si vienes a comer. ¿Vamos?- Lay se levanto y le ofreció la mano-
-Vamos- Suho la acepto sonrojándose levemente-
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-Iré a la biblioteca-. Grito Xiumin avisandole a su madre donde estaría.
Hoy a la mañana descubrió algo completamente extraño y quería encontrar una respuesta para eso.
Muy temprano a la mañana cuando preparaba sus cosas para la escuela noto que en la mano que sostenía su mochila comenzaba a formarse un manto de hielo que abarcaba toda su palma y parte de la mochila.Su miedo fue tan grande que lo dejó caer al suelo y se alejo del objeto tropezando con todo a su paso. Al pisar su cesto de basura calló sobre su mesita de noche haciendo que la superficie de esta se congelara con el contacto de Xiumin.
Intento calmarse para no llamar la atención de su madre,quito unos guantes de su cajón y se los puso.
Ya asegurado de que no congelaria nada más intento limpiar los rastros de hielo que había en el cuarto y llamó a Tao,su mejor amigo,para mentirle y decirle que no iría a la escuela.
Ya pasado el medio dia Xiumin partió hacia la biblioteca para encontrar una explicación a lo que le sucedió. Durante el camino sintió que alguien lo seguía pero al voltear sólo lograba ver la calle vacía detrás de el.
Ya adentro se dirigió a cada una de las secciones de libros. Desde los cómics hasta los libros de historia. Y al no encontrar nada fue hacia las computadoras. Navego en cientos de paginas y ninguna hablaba sobre lo que Xiumin quería. Después de más de cinco horas allí dentro decidió que era mejor irse.
Ya fuera del edificio noto que estaba todo completamente oscuro y,para hacerlo peor,estaba lloviendo.
La lluvia no le permitía ver más allá de unos pocos metros pero logró divisar una figura a la distancia. Cundo la figura comenzó a moverse en su dirección Xiumin comenzó a correr hacia el lado contrario,dobló en una esquina y chocó contra un poste que no logró ver. Calló sentado en un charco y la extraña figura,que ahora logró distinguir que era un joven alto,le tomo la mano para ayudarlo pero este la alejo consiguiendo perder un guante y congelar todo el charco en donde ambos se encontraban.
El hielo llegó hasta la pierna del joven y Xiumin se alarmó creyendo que le hizo daño y comenzó a alejarse pero este noto que el extraño se derritio el hielo con las llamas que salían de una de sus manos.
-Tranquilo pequeño. Estoy bien,ven con migo. Odio la lluvía,fue suerte que no me halla apagado las llamas. Busquemos un lugar seco,necesito explicarte muchas cosas-. Dijo el mayor viendo la expresión de susto de Xiumin.
-Soy Chanyeol-. Dijo y ayudó al pequeño a levantarse.-La casa de Chen es por aquí cerca. De seguro no le molestara que nos quedemos un rato. Por cierto,tu eres...
-Xiu... Xiumin-.
El mayor sonrió viendo la cara del pequeño Xiumin y pensó que tal vez le guste a su amigo Chen.
-Vamos,te vas a enfermar-.
Y dicho esto ambos caminaron en silencio hasta llegar a una gran casa que de seguro era la de el tal Chen.
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