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The Red Cloud por MirageUchiha

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Notas del fanfic:

Naruto y Cia no me pertenece, sino que son propiedad del Masashi Kishimoto. Yo solo utilizo dichos personajes son fines de lucro y con motivos de entretenimiento

Notas del capitulo:

Bien, este es el inicio de un fic que hace tiempo tenía planeado, cuando una amiga me preguntó: "¿Que hubiera pasado si en lugar de dejar a Sasuke en Konoha, Itachi se lo hubiera llevado consigo a Akatsuki?".

Bueno, no creo que en realidad haya pasado algo de lo que yo vaya a escribir. Pero... de los sueños se vive. Ja!.

Antes que todo, disculpen si la narrativa es muy sosa. Las críticas se aceptan.

NaruSasu

Semi Universo Alterno

 

The Red Cloud”

 

En el fondo, en el alma, en el fin, en lo que queda de mí.

En el efecto melancolía, tus ojos mil”

(Tus Ojos Mil – Tan Bionica)

 

 Introducción

Naruto suspiró por décima vez, rodando los ojos al ver que el pervertido de su maestro aún no se aparecía. Sakura estaba a su lado, parloteando con el imbécil de Sai, e ignorándolo como si no fuera mas que otro árbol del paisaje.

Su vida era un asco, y solo tenía doce años.

Recordó lo dura que había sido la academia, y como casi no había llegado a graduarse. Recordó como cada día escuchaba los cuchicheos de los aldeanos, que le odiaban sin reservar con o sin motivos – algunos estaban justificados, ya que Naruto sabía que robar o pintarrajear paredes no era una gran manera de llamar la atención – y se encargaban de hacérselo saber. El único que le mostraba algo de simpatía era Iruka-sensei, pero no solía ir a verle pues últimamente el hombre estaba terriblemente ocupado con la Academia, y Naruto tampoco gozaba de tiempo libre gracias a las misiones idiotas que les enviaban a hacer, y de las que volvía ridículamente cansado, a pesar de que no eran más que cuidar bebés o arrancar hierbajos de terrenos valdíos.

Los exámenes Chunnin habían pasado, y sus ex compañeros de Academia, los respectivos equipos 8 y 10, se habían presentado, y habían pasado la prueba. Ellos tendrían que esperar hasta el próximo año, ya que según ese idiota maestro suyo, aún no estaban listos. Eran un equipo patético.

Sakura, que solo pensaba en chicos lindos y ni siquiera se fijaba en él, Sai, con sus comentarios inadecuados y sus dibujos chafas, y Kakashi, el maestro que se la pasaba leyendo libros para mayores sin siquiera enseñarles jutsus buenos para aumentar su poder.

Y él, el niño huérfano que en su interior tenía un monstruo.

Se estremeció, y perdió su mirada en el cielo. No quería pensar en eso.

A veces, se imaginaba que se marchaba de la Aldea y recorría el mundo, viviendo aventuras y convirtiéndose en una leyenda. Pero... aún quería ser Hokage, y quería que toda esa gente lo respetara, aunque sea un poco.

Cerró los ojos, y buscó ignorar los comentarios ácidos que Sakura hacia “disimuladamente” hacia su persona. A su mente, vino la misma imagen que solía aparecer en sus sueños o pesadillas. Un par de grandes ojos negros, brillantes como el ónix y profundos como un pozo sin fondo. Unos ojos que lo invitaban a perderse un rato, a dormir y a sumirse en la calma que habitaba en ellos. A veces, esos ojos estaban sobre un rostro, borroso por el olvido, o enmarcados por mechones de cabello azabache. No sabía bien quién era el dueño de esos bonitos ojos negros, pero deseaba que fuera alguna chica. Vendería su alma por ver en persona esos ojos tan hipnóticos. Y si era hombre... bueno ¿qué importaba? El quería ver esos ojos, averiguar de dónde los conocía, cómo se llamaba su dueño...

-¿Otra vez soñando despierto, Naruto?-

Sai. Cómo lo odiaba. Siempre regordeándose de sus habilidades, restregándole en la cara la adoración que Sakura sentía por él, mostrándole lo bueno que era en todo lo que hacía, mirándole con burla cada vez que recibía un comentario admirativo de Kakashi-sensei...

No iba a molestarse en responderle, así que se puso de pie, y salió a dar una vuelta hasta que su maestro regresara de comprar los víveres en el pueblo cercano. Estaban en una misión cerca del país de la Hierba, donde habían escoltado a unos obreros que llevaban materiales para la construcción de un puente. No aconteció nada inusual durante el largo y aburrido trayecto, y apenas el estúpido puente estuvo terminado - ¿quién demonios le pone a un puente “Camino de Rosas”? – emprendieron el exhaustivo camino de regreso a Konoha. El constructor y sus ayudantes se lo agradecieron sirviéndoles una abundante cena, aunque Naruto le seguía guardando rencor por ese comentario de “Si a ese mocoso lo han nombrado ninja, significa que Konoha ha tocado fondo”. ¿Quién se creía ese idiota?

Se detuvo, al percatarse de que estaba solo en medio del bosque, sin recordar por dónde demonios había venido. Maldición. Estaba perdido. Se subió a la copa del árbol para intentar orientarse, pero no funcionó. Solo veía árboles y más árboles. Kakashi iba a enojarse, y lo castigaría dejándole sin cena.

Empezó a saltar de rama en rama, guiándose por un nulo instinto. Controlando un poco su nerviosismo, intentó pensar con calma para ver si recordaba algo del camino recorrido.

Eso le pasaba por pensar tanto y darle demasiadas vueltas a un asunto.

Tendría que hablar con Iruka. Últimamente, estaba bastante pensativo, y sus pensamientos jamás llevaban a algo bueno. Iruka le había dicho una vez que era “negativo”. Quizá había empeorado y ahora estaba “deprimido” – su ex maestro le había dicho que tanto negativismo lo iba a deprimir y eso no era bueno. Si, en cuanto regresara hablaría con Iru...

Tropezó con una rama oculta entre la frondosidad de los árboles, y cayó, golpeándose la cabeza bastante fuerte contra el suelo.

Un corte. Sangre.

Todo se hizo oscuro. Y Naruto se no pudo evitar relajarse, casi como si estuviera durmiéndose. Ni siquiera le dolía el golpe.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Se sentía sobre una nube. Las vendas que apretaban su cabeza eran bastante cómodas, y apenas sentía algo de dolor. Estaba como anestesiado.

Revolviéndose un poco, notó que su almohada era bastante cómoda, aunque extrañamente dura. Igual, se sentía fabuloso, después de una de las mejores siestas que había tenido. No quería despertar del todo, quería quedarse así, un rato. Solo era un niño de doce años cansado de todo. Cansado de la gente, de su equipo, de si mismo. Cansado de no ser nadie, cansado de tener que soportar burlas y humillaciones por parte de todos. Cansado de no tener ni familia ni amigos.

-Venga, Uzumaki-san. Despierte, que ya es tarde y usted debe volver con su equipo.-

Una voz suave, melódica, encantadora. ¿Estaba soñando y un ángel le hablaba? ¿O el golpe lo había matado y ahora estaba en el paraíso? No, la voz acababa de decirle que tenía que regresar con Sakura, Sai y Kakashi. Quizá estaba en un punto muerto, listo para elegir si seguía viviendo o moría, como pasaba en las películas donde el protagonista se encontraba en una sala blanca con dos puertas, y un ángel le explicaba las consecuencias de la decisión que tomara...

-Uzumaki-san... yo tampoco tengo todo el tiempo del mundo... abra los ojos... nii-san se enojará conmigo si llego tarde...-

No quería abrirlos, quería seguir durmiendo. Se sentía tan liviano, tan bien...

-¡Uzumaki-san!-

La mano sacudió sus cabellos con delicadeza, como el suave toque de una dama intentando despertar a su novio, dormido en su regazo. Ah, se sentía genial.

-Uzumaki-san... o despierta o le golpeo.-

¿Los ángeles golpeaban?

Abrió los ojos de inmediato, topándose con un rostro que se le hacía lejanamente familiar. Razgos suaves, nariz pequeña, labios tentadores, cabello negro que bajo los destellos del sol de la tarde destellaban de un azul violáceo increíble... y los ojos de sus sueños.

Ojos grandes, negros... los mismos ojos que veía durante las noches.

No pudo evitarlo. El rostro estaba sobre él, no tan cerca para besarlo o sentir su aliento, pero si para poder observarlo con detalles. Una parte de su cerebro le dijo que su cabeza descansaba sobre el regazo de aquel misterioso chico. ¿Era un chico, verdad?

Abrió la boca para preguntarle, pero su voz se había extraviado en cuanto se encontró con esos ojos – o quizá simplemente el chico y su belleza se la habían robado, ¿quién sabía? - que no podía dejar de mirar. Estaba perdido.

El chico alzó una ceja, confundido por la confianza del sujeto en seguir apoyado en su regazo, sin dejar de mirarle ni un segundo y sin siquiera darse cuenta de que estaba junto a un desconocido en la mitad del bosque, sin posibilidad de pedir ayuda a nadie. El jinchuriki era idiota.

-¿Vas a quitarte o no? Ya te he curado el golpe que te diste en la cabeza, dobe. Puedes irte a buscar a tu equipo, ¿sabes?-

Naruto apenas registró lo que aquel chico le decía. Prefirió seguir observando esos ojos hipnotizantes, cuyo dueño – que tenía que tener doce años, igual que él – estaba cada vez mas incómodo.

-De enserio, Uzumaki Naruto, tienes que irte. Se supone que yo no podía alejarme de la posada, y mi nii-san y su compañero me vendrán a buscar, y no querrás encontrarte con ellos. Así que lo mejor que puedes hacer es irte, o te pasará algo muy malo.-

Y el rubio siguió perdido en su mundo.

Acababa de curarlo, lo que de cierta forma le daba derecho a lastimarlo.

Tampoco como si le hubiera dado un gran golpe, solo uno pequeño, para que reaccionara y se marchara antes de que su hermano mayor hiciera acto de presencia para reprenderle su desobediencia y se encontrara con que tenía al Jinchuriki del Kyubii junto a él. Sabía que Itachi no intentaría atraparlo ni nada, pero si venía con Kisame-san... tendrían que hacerlo.

Naruto se sobó un poco la cabeza, adolorido de nuevo. El chico de ojos negros lo miró molesto, antes de darse la vuelta y empezar a caminar para irse.

-¡Espera!-

No, no podía dejarlo ir. No cuando ni siquiera sabía su nombre.

Extraña vestimenta aquella. Una capa negra, que le llegaba hasta la pantorrila, con estampado de nubes rojas como la sangre. En su cuello colgaba una banda ninja con cuatro lineas verticales cruzadas por una horizontal, que no supo reconocer a qué aldea pertenecerían. Llevaba guantes negros, y una simple espada colgando de su hombro. Igual, a pesar de no haber visto esas ropas en su vida, el chico seguía siendo familiar. ¿De dónde lo conocía?

-¿Tu me curaste?-

El chico asintió, fastidiado, intentado seguir su camino, pero siendo detenido por un rubio muy persistente, que lo sujeto del brazo.

-¿Cómo te llamas? ¿Dé donde eres? ¿Te conozco?-

-Demasiadas preguntas hechas por alguien, Uzumaki-san, que cayó siete metros y se golpeó la cabeza. No puedo responder a todo eso. No me conviene en absoluto, y a ti no te beneficia saberlo. Así que quedemos en que te curé el golpe que te hiciste, y te dejé descansar un rato. Incluso te dije la dirección en la que esta tu equipo, esperándote- agregó, para luego señalar hacia algún punto del bosque a sus espaldas. - Tengo que irme, pero quizá nos volvamos a ver. Total, nii-san tiene que capturarte, y yo suelo acompañarlo a algunas misiones cuando Ko... cuando me lo permiten. Así que adiós.-

El chico, a una velocidad sorprendente, ya estaba sobre una rama bastante delgada. Se preparó para seguir camino, pero antes...

-Y te recuerdo que es de mala educación quedarse viendo el rostro de alguien durante tanto tiempo, dobe.-

Desapareció, como tragado por las hojas y ramas del bosque.

Naruto ni siquiera se preguntaba cómo era que el chico lo conocía, ni como sabía que veía con un equipo, ni para qué el hermano mayor del chico iba a capturarlo.

Por su mente solo pasaba una pregunta.

“¿Nos volveremos a ver?”

Decidió que lo mejor sería reunirse con los otros, a pesar de que seguramente iban a darle el reto de su vida. Ya estaba atardeciendo, y el sol estaba casi oculto en el horizonte. Suspiró, preparándose para escuchar el sermón de Kakashi, los gritos de Sakura, y las burlas de Sai.

Le daba igual. Perderse había valido la pena. Había encontrado al dueño de los ojos que aparecían en sus sueños, y que ahora irían acompañados de un rostro, de cabello azabache, y de un manto negro con nubes rojas.

Sonrió, y se prometió a si mismo que volvería a ver a ese misterioso chico. El único que hasta ahora se había mostrado completamente amable con él.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Sasuke caminó tranquilo por la calle del pueblo, concurrido por un sin fín de personas que iban y venían, de un lado al otro, llevando víveres o simplemente paseando.

Una de las principales reglas que se le habían enseñado – y una que siempre Konan-sama le repetía – era que no tenían que llamar la atención – como si eso fuera posible con un traje tan... particular.

Igual, su nii-san le había explicado que si actuaba natural, la gente no se fijaría en ellos. El sombrero de campesino ayudaba bastante para tapar sus rostros, aunque eran algo incómodos.

Pronto estuvo frente a la posada donde estaban parando, indeciso si entrar por la puerta o buscar alguna ventana. Itachi estaría realmente enojado... aunque siempre podía irse al lado de Kisame-san, que seguro lo defendería y le daría de esos dangos que siempre compraba para él.

Un escalofrío recorrió su espalda al sentir un par de golpecitos en el hombro. Su conciencia le gritó que no se girara, que sino moriría, pero igual lo hizo.

Como lo supuso, se encontró con dos sharingans de tres tomoe, brillando furiosos.

-¿Dónde se supone que estabas?-

Itachi casi nunca se enojaba... excepto cuando Sasuke desobedecía sus órdenes y se ponía en peligro. Y esta vez había desobedecido el “Quédate en el cuarto y no te muevas de allí.”

Intentó buscar a Kisame-san con la mirada, pero su hermano le sujetó del mentón y lo hizo mirar hacia arriba.

-¿Vas a responder?-

-Bueno... me aburría y salí a dar una vuelta por el bosque... y...-

-Saliste cuando yo te dije que no lo hicieras.-

-Creo que si...-

Itachi entrecerró los ojos. Y Sasuke rezó interiormente para que Kisame-san apareciera lo mas pronto posible para salvarlo.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Observando el cielo nocturno, se preguntó por enésima vez dónde estaría el chico de los ojos negros, y qué estaría haciendo. ¿Pensaría en él?

Aún no entendía cómo era que aquel chico sabía su nombre, si jamás se lo había dicho. Lo había llamado Uzumaki-san, y luego “Uzumaki Naruto”. ¿Cómo lo conocía? ¿De dónde? ¿Cuándo?

-Vaya, vaya. ¿De nuevo pensando en los misteriosos ojos negros, Naruto?-

-Ah, Ero-sennin...-

Su maestro, Jiraiya – autonombrado “El Más Grandioso de los Tres Sannin Legendarios” y apodado por él como el Sabio Pervertido por su costumbre de espiar mujeres y escribir libros eróticos – le había propuesto un viaje, en plan de misión, para ir a buscar a la nueva aspirante a Hokage, Tsunade, la Princesa de las Babosas. Ahora que el viejo Sarutobi había muerto en manos de ese extraño sujeto de ojos amarillos y voz sibilante, el pueblo necesitaba un líder fuerte. Y ya que Jiraiya no quería el puesto, la otra opción mas cercana era Tsunade.

Al menos estaría un tiempo alejado de Sakura, Sai y Kakashi.

-¿Ya investigaste de dónde conoces esos ojos?-

-Bueno, no... sigo sin saber quién es... pero le conocí... en la misión pasada que tuve, cuando escoltamos a un viejo borracho al País de la Hierba, me perdí en el bosque y lo encontré. Era él. Eran sus ojos. No pude dejar de mirarlos en los pocos minutos que hablé con él. Y se escapó, sin siquiera decirme su nombre o explicarme como es que me conocía.-

-¿Te encontraste con él? ¿Seguro?-

-¡Por supuesto que si, de veras! ¡Era él! ¡Eran sus ojos!-

-¿Y dices que ya te conocía?-

-Siempre me llamó por mi nombre, y yo jamás se lo dije. Estaba demasiado distraido como para preguntarle de dónde nos conociamos.-

Jiraiya negó con la cabeza, divertido. Tendría que escribir un libro sobre eso. Un encuentro fortuito en el bosque... ahí había algo.

-Volverás a verle, no te preocupes. Ahora, mejor pasemos la noche en aquel hotel. Estoy cansado...-

-¡¡Apenas salimos de Konoha, Ero-sennin!! ¡¡No puedes cansarte tan rápido!!-

-Vamos, vamos, te dejaré elegir la habitación.-

Bufando, frustrado por no poder seguir camino, entraron en la posada y pidieron dos habitaciones. La encargada, una mujer anciana con cara de mala leche, les arrojó las llaves y les condujo hasta los cuartos, resoplando. Jiraiya no le dió importancia, pero Naruto estaba interiormente quejándose por la mala atención.

Entonces, recordó que no le había dicho algo a su maestro.

-Antes de irse, el chico dijo algo extraño, Ero-sennin.-

-¿Que te amaba o algo así?-

-¡¡No!! Algo sobre su hermano mayor... que iba a capturarme... no sé. Que a veces lo acompañaba en sus misiones y que quizá nos volveríamos a ver...-

Cuando dijo “capturarme”, de inmediato Jiraiya abrió los ojos, sorprendido. A Naruto le asustó mucho aquella seriedad.

-¿Cuántos años tenía el chico?-

-Igual que yo, doce. O quizá trece.-

-¿Dijo cómo se llamaba su hermano?-

-No, simplemente que tenía un hermano, y que este tenía un compañero.-

-¿Cómo era el chico?-

-¿Por qué tantas preguntas, Ero-sennin? No es malo. Me curó el golpe en la cabeza, y me ayudó a encontrar el camino de regreso. No fue malo conmigo. Incluso ha sido la persona que mejor me ha tratado.-

-Naruto... las apariencias siempre engañan. Te dejaré dormir, pero mañana me contestarás a todo lo que te pregunte. Es importante que me respondas, Naruto. No tienes idea del peligro que hay a tu alrededor.-

Con estas palabras, Jiraiya dejó a Naruto en su cuarto, acostado y observando el techo con aprensión. ¿Por qué se había puesto tan nervioso cuando le dijo que querían capturarlo? ¿Para qué querrían a un chiquillo inútil como él?

Estuvo horas dándole vueltas a sus pensamientos, sin encontrar nada claro. Y para despejarse un poco, salió a tomar aire fresco y disipar su estúpido insomnio.

Se sentó bajo un árbol, y observó la luna y las estrellas, que decoraban aquella hermosa noche de verano.

-¿Uzumaki Naruto?-

Una voz le llamó desde las sombras, sobresaltándose. Por unos momentos, creyó escuchar la voz del chico del bosque, pero... esa voz era mas fría y vacía, comparada con la otra, de razgos cálidos y bondadosos.

-¿Chico-de-ojos-negros-kun, eres tú?-

Un par de siniestras figuras emergieron de la oscuridad. Uno de ellos era alto y robusto, de piel pálida y azulada a la luz de la luna, y con un brazo arrastraba una extraña espada vendada. El otro no era tan alto como su compañero, pero era aún mas intimidante. Sus ojos no eran negros, sino rojos como la sangre, y su color resaltaba aún más en la oscuridad. Su piel lucía fantasmal, y su cabello apenas se distinguía en las sombras.

Pero lo que mas le asombró... fueron sus capas... negras... y con nubes rojas.

-¡Ustedes! ¡Ustedes tienen las mismas capas que el chico del bosque! ¡¿Le conocen?! ¿¡Saben como se llama?!-

Esas preguntas descolocaron a ambos hombres, que con la sorpresa y la confusión ya no parecían tan macabros como antes.

-¿Qué... chico?-

-¡Un chico de grandes y bonitos ojos negros! No tenía ojeras como tu, y creo que tenía doce años como yo. El vestía igual que ustedes, aparte de que tenía una espada, no tan grande como la del señor azul.-

El hombre de las ojeras estaba completamente descolocado. Y al ver que no hablaba, su compañero de piel azul decidió hacerlo en su lugar.

-¿El chico ese tenía, por casualidad, el cabello negro y puntiagudo, así como si lo hubieran electrocutado?-

-¡Si! ¡Ese es! ¿Cómo se llama?-

El hombre de piel azul abrió la boca para responder, pero fue detenido por el hombre ojeroso.

-No hables, Kisame. Estamos aquí para...-

-¿Vas a capturarme? ¡Eso significa que eres el hermano mayor de ese chico! ¿Cómo se llama? ¡Dímelo! ¡Necesito saberlo!-

El hombre ojeroso entrecerró los ojos.

-Vaya, Itachi-san... parece que al final, tu otouto ha hablado bastante con el chico del kyubi. Ah, ese niño no deja de sorprenderme. Tienes un hermano muy particular. Es entretenido. No se que hubiera sido de una organización tan oscura como lo es la nuestra sin su pequeña y divertida presencia. Hace que nos veamos menos malos de lo realmente somos.-

No entendía nada. ¿De qué hablaba el hombre de piel azul, que respondía al nombre de Kisame? El ojeroso, Itachi al parecer, solo apretó los labios.

Antes de que pudiera hacer nada, el gran Jiraiya hizo su aparición.

-No esperaba que se aparecieran tan pronto, señores. Naruto, apártate. Ellos son peligrosos. Ante ti tienes a Hoshigaki Kisame, ninja fugitivo de Kirigakure, y a Uchiha Itachi, uno de los peores criminales que tiene Konoha en sus listas.-

Uchiha... Itachi...

Asi que ese era el nombre del hermano mayor del chico de los ojos negros.

Bueno, mas pistas para descubrir quién era. Y dónde estaba.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Al final, Itachi y Kisame se vieron obligados a huir, pues no saldrían caminando de un enfrentamiento con Jiraiya. Aparte, no había prisas por atrapar al jinchuriki del Kyubii.

Y se dirigieron sin detenerse hasta una de las bases que Akatsuki tenía en Takigakure... donde Sasuke descansaba luego de una misión de espionaje en Kumo.

Oh, si. Sasuke era hermano menor muerto. Kisame claramente veía la furia en los ojos de su compañero. No es que Itachi fuera un hermano tirano y cruel: amaba a Sasuke demasiado como para ser exigente con el niño. Pero solo existía una regla, y era para la seguridad de Sasuke: obedecer.

Aunque a esas alturas, Itachi ya debería saber que Sasuke nunca le hacía verdadero caso. Solo necesitaba recordar la ocasión cuando el líder los envió a reclutar a Deidara. Kisame terminó riendo como nunca. La situación había sido de lo más hilarante: un rubio loco gritando algo sobre el arte mientras preparaba una bomba, él, Sasori e Itachi listos para defenderse, y un niño de siete años que entraba corriendo en el recinto – desobedeciendo el “quedate aquí y no te muevas para nada” – pidiéndole a su hermano mayor un poco de dinero para comprar un helado en el puestito de dulces ambulante que había a cierta distancia. Ah, que gracia. Pero reclutar a Deidara había sido de lo mas fácil. El rubio le mostró a Sasuke sus estatuillas, antes de hacerlas explotar como pequeños fuegos artificiales, y el niño aplaudió diciéndole que era un hermoso arte.

Itachi acabo suspirando, resignado, mientras observaba como el nuevo miembro de Akatsuki y su hermano menor se alejaban para comprar unos grandes helados de chocolate, uno alegre por haber encontrado a quien apreciara su arte, el otro, feliz por tener su helado y un nuevo amigo, capaz de hacer explosiones coloridas.

Pero esta ocasión era diferente. Seguramente, los de Konoha ya estaban al tanto de la existencia de Sasuke. Todo porque el niño no podía estar quieto, y había acabado conociendo al jinchuriki.

Kisame realmente adoraba esa habilidad de Sasuke para hacer lo imprevisto y sorprender a todos.

Itachi... no tanto.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Naruto sonrió alegre al ver que su misión estaba cumplida. Tsunade había aceptado comvertirse en Hokage. Y ya casi llegaban a Konoha, y podría volver a dormir en su mullida cama. La había extrañado.

Recordó su enfrentamiento con los dos hombres de capas negras. Y cómo habían reconocido al chico del bosque. Ero-sennin le había prometido explicarle todo, pero todavía no llegaba dicha explicación.

-Naruto, espera. Tsunade y Shizune seguirán viaje, pero quiero que tu y yo nos detengamos un poco aquí. Quiero que sepas algo antes de entrar en Konoha.-

El rubio asintió, nervioso al darse cuenta de que su maestro al fin le diría quienes eran los hombres de las nubes rojas, y quién era el chico de los ojos negros en realidad. Pero un mal presentimiento le helaba la sangre.

-Bueno... creo que recuerdas claramente quienes eran los dos sujetos que te atacaron cuando ibamos a buscar a Tsunade.-

-Si, creo que si. Dijiste que el hombre de piel azul se llamaba Kisame Hoshigaki, y el de las ojeras Itachi Uchiha.-

-Exactamente. Ambos son dos criminales peligrosos y buscados por mas de una nación, al igual que otros mas. Ellos forman parte de una organización llamada Akatsuki, y como has visto, todos sus integrantes llevan una capa con nubes rojas...-

-¡Pero el chico del bosque no era malo, era...!-

-Déjame terminar. Esa organización es una agrupación de criminales que se dedican a actos terroristas, pero su principal meta... es capturar a cada una de las bestias de cola, entre las cuales se encuentra el gran Zorro Demonio de las Nueve Colas, que tu tienes sellado en tu interior. Ellos van detrás de ti, y de otros jinchurikis.-

Un escalofrío sacudió su cuerpo. Ero-sennin no podía estar hablando en serio.

-Pero... no he escuchado jamás de la existencia de un niño en la organización. Aparte, el chico tuvo la oportunidad de capturarte aquella vez en el bosque, pero no lo hizo. Y cuando tu les preguntaste a ellos sobre el tema, se mostraron completamente asombrados. Así que tengo razones para pensar de que tu chico de ojos negros no tiene demasiado que ver con los Akatsuki. Solo lleva la capa porque es hermano de Uchiha Itachi. Pero eso no es importante ahora. No significa que puedas confiar en el. Si lo vuelves a ver... tendrás que matarle.-

Sus ojos azules se abrieron de par en par. No lo podía creer. Pero luego de la sorpresa inicial, apretó los puños y entrecerró sus ojos. Si Ero-sennin creía que iba a matar al chico de los ojos negros, cuando le debía la vida, cuando fue este el único que se mostró completamente amable con el, estaba equivocado.

-No, no lo haré, Sabio Pervertido. No le pondré ni un solo dedo encima a ese chico, del que ni siquiera se su nombre aún. Sueño con sus ojos desde hace mucho tiempo, y ahora, que al menos tengo unas pistas que me llevan a él, no voy a buscarle para matarle. Lo mínimo que debo hacer es agradecerle por ayudarme en el bosque. Si eso significa dejarme matar, bien. Pero no le haré daño. Jamás.-

Ero-sennin lo observó, levemente irritado, pero luego embozando una ancha sonrisa.

-Vaya, eres el enamorado mas idiota que he conocido. Esta bien. Puede que no tengas que matarle. Sería de gran ayuda que lo trajeras a Konoha para que sirviera como ninja. El es originario de aquí, así que no le veo problema alguno. No aparece en el libro bingo, ni se le conocen víctimas o actos criminales. Es solo un niño que viaja con dos criminales, sospecho que por obligación. Así que puedes conservar tus esperanzas de loco enamorado. Esas son las mas fuertes, y las mas duraderas.-

Naruto sonrió.

Y se prometió a si mismo que encontraría al chico de los ojos negros costara lo que costara. Y lo traería consigo a Konoha.

Notas finales:

Si llegaste hasta aquí sin aburrirte, muchas gracias.

Aclaro que lo mas probable es que actualice cada 15 días, por asuntos que van mas allá de mi voluntad (padres, escuela, falta de tiempo, etc). No tengo un día establecido aún, pero creo que serán los lunes o los martes.

Bueno, igual, muchas gracias!!


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