Capítulo 28. Reflejo del abismo…
La vida es justa con los justos, todos reciben lo que se merecen, a excepción de mi persona, pues la fortuna me persigue y así deberá seguir por siempre, soy un soberano sin corona pero es cuestión de tiempo para tener una digna de mi gloria…
Recuerdo aquella maldita primavera. Había ocurrido una catástrofe en el Tíbet, varios de los agentes de mi padre fueron asignados para una jodida misión comunitaria, para colmo de males, iba a liderar el grupo, pues, según información de la Interpol, había un grupo terrorista que asechaba en ese maldito lugar, éramos doce personas y todos hombres…
Que desgracia…
Lo digo no por su situación, a mí me la pela si se mueren o no, lo que me jode es que tendría que ir a un pueblo mugriento a ayudar a gente miserable. Un día de vuelo y llegando a puto lugar, me baje y de mala gana le dije a mis subordinados lo que la central ordenaba, yo notaba miradas de odio y fastidio, yo les correspondía humillándoles delante del que fuera. A los tres días, se me asigno el cuidado de una institución educativa…
¿Por qué todo tenía que ocurrirme a mí?...
Cuando llegue junto con Piers, varios niños se acercaron y nos abrazaron, “quítense malditas lacras”, les dije en su idioma, los mocosos no cedían, parecían felices y eso me jodía. Al idiota de Nirvans le encantaba jugar con ellos, yo chiflaba furioso, a los días los malnacidos comprendieron que era alérgico a la primera infancia y adolescencia, ¡yo odio a los niños!, son unos mugrientos parásitos que solo merecen…
Ser erradicados…
El grupo estudiantil estaba conformado por 35 ratas, mis órdenes eran tener bajo cuidado esa escuela mientras el resto del escuadrón perseguiría a los criminales, Piers se la llevaba de puta madre, yo no le comprendía, en los recesos o descansos de media jornada, yo siempre me recostaba en una pared bajo un techo para evitar los rayos solares, a lo lejos observaba a mi subordinado jugar a la pelota con los chicos, yo analizaba a cada niño, cada día me fastidiaban más…
Y con ello mi rencor crecía…
Piers se acercó, tenía dos botellas con agua y me ofreció una, yo la tomé y analice si era purificada, no tomaría cualquier basura y menos en este pueblo de mierda. Nirvans estaba algo sudado por la actividad con los niños, lo cual se me hizo algo sexy, mi debilidad eran los hombres, pero yo era una joya que solo merece ser obtenida por los mejores. Se hizo a mi lado y tomo mi posición de brazos cruzados mientras vigilábamos a esas máquinas de la perdición…
Como los odio…
“¿No te parecen simpáticos los chicos?”, me cuestiono mientras tomaba de su botella de agua, “Puf, una puta mierda”, le conteste mientras el chistó algo indignado por mi sutil comentario, “¿no te gustan los niños?”, me volvió a preguntar, yo le mire molesto, “¿tú qué crees?” le dije, “todos los niños son errores desagradables, nunca cometería el error de tenerlos”, le confesé mientras le di la espalda, camine por los pasillos y él me siguió, “No son como dices, dales una oportunidad y te darás cuentas que son una alegría, además, me gustaría criar uno contigo Ben”, exclamo algo serio, note sinceridad en sus palabras, me detuve y le mire fijamente…
Es tiempo de destruir ilusiones ajenas…
“Ni muerto criaría a un repulsivo, hediondo y babeante liliputiense niño, antes lo pondría en un lugar ni donde los cuervos pudieran echar su suciedad sobre él”, le dije maravillándome la idea de hacer algo así…
Pero esta vez no le habían gustado mis palabras…
Su cara denoto una ira tremenda que en algún momento logro intimidarme, note como apretó la botella de agua hasta el punto de volverla añicos, sus ojos no se despegaban de mi hermoso y perfecto rostro, “¿Qué?”, le cuestione retando sus acciones, gruño un poco, “Nada…” me respondió y se marchó de colegio, cerrando la de un gran portazo la única entrada que había, ahora estaba solo y a cargo de 35 bichos, todos se acercaron y me miraron enojados…
Más sin embargo se me ocurrió una gran idea…
Mientras planeaba mis cosas, los niños comenzaron a tirarme lengua, me hacía gestos ofensivos, y sobre todo me arremedaban, habían comprendido que su adorado Piers los había dejado por una pelea que tuvo conmigo, fruncí mi ceño hasta más no poder, no les aguantaba ni un segundo. Los llamé al centro del patio, no era grande, más bien era pequeño, les enseñe mi reloj, lo encendí y sus luces y sonidos los entretuvieron, buscaba a uno de mis mejores Alíen…
Estaba claro que los iba a matar…
Prefería asesinarlos que tenerme que encargar de ellos así sea un jodido minuto, no era niñera de nadie, no tenía compasión y eso me enorgullecía, la lastima es de los miserables y yo no soy de esos. Momentos antes de convertirme en Fuego, un cilindro Bomba impacto muy cerca de nosotros, era obvio que algo así era del grupo terrorista, la explosión seguido de la onda expansiva nos empujó a varios metros, varios pútridos niños murieron al instante, el sitio comenzó a quemarse, como la mugrosa escuela era de madera, las llamas se lo consumían con gran fervor, me encontraba aturdido, me faltaba oxígeno, no podía desmayarme, trate de levantarme…
Debía sobrevivir para acabar con mi familia…
Varios niños intentaron ponerse de pie, entre los escombros, escuchaba llantos y auxilio, luego el silencio. Trate de seguir por los pasillos pero estaban hechos una mierda, de repente, tres chicos me agarrón el pantalón, “Sensei, ayúdenos por favor”, me dijeron en su idioma, estaban asustados y temblaban por los nervios, yo gruñí porque no dejaban de jalar la tela de mi pantalón…
Por suerte mía, los sentimientos como la compasión y comprensión son utopías alejadas de mi realidad…
Los seres fuertes buscan su bienestar, los seres fuertes se aprovechan de los demás y eliminan a los estorbos, saque mi pistola, descargue tres balas y… ¡santo remedio!, no ayudaría a nadie, yo solo me auxilio a mí mismo, tome un osito de peluche simpático que me encontré, de seguro era de una niña, ¡mala suerte!, me lo lleve conmigo y el fuego se encargó de consumir todo el sitio y con ello, el mundo no tendría que darle sustento a 35 niños…
Yo lo veo muy económico…
Después de ese “Accidente”, utilice mi Omnitrix en una noche, busque a los vándalos y los asesine a mano armada, estaba aburrido del pueblo, de la comida, del clima, de la comodidad, del ambiente, de mis subordínanos, del poco por no decir inexistente lujo que había en esta pocilga, arroje los cuerpos por el rio, tres días después estábamos en Alemania y deje ese osito de peluche en mi oficina, aquel objeto me recordaba que…
No volvería a aceptar una misión humanitaria, es una mierda ayudar a los demás…
Salí de aquel recuerdo cuando el cretino de Dante me estaba apuntando con un arma, le retaba a jalar el gatillo con mi mirada, los zafiros de mis ojos no se despegaban de sus plata. Me había dicho que no me saldría con la mía después de que consumáramos el matrimonio, en realidad me divirtió su sufrimiento, cuando era impotente y estaba a mi merced me convertía en alguien muy superior a él…
_ ¿Vas a disparar o te vas a quedar parado observándome como un imbécil?- le cuestione mientras sonrió un poco por mi insolencia, ¿acaso creerían que iba a temerle?…
_ Veo que no valoras tu vida Princesita- me dijo muy cerca de mi odio…
Yo no retiraba mi mirada de poca sorpresa, aquello comenzaba a enfadar a Dante, incalculables veces me habían señalado con una arma, Sparda estaba atento a mis movimientos, ambos éramos muy buenos en combate cercano, no lo hacía porque seguro estaba a la vanguardia de que yo no bloqueara su ataque y girara las cosas a mi favor…
Continuábamos con nuestro reto, el me hacia gesto con su rostro perfecto, ¡Dios como lo odio!, su risita junto con su dentadura perfecta quería dominar mis pensamientos, más sin embargo el muy cretino no se estaba dando cuenta que sobre el tocador, tomé con mi mano derecha algo parecido a una decoración de oro…
_ ¿Piensas quedarte desnudo justo detrás de mí?- le cuestioné burlándome de la situación, claramente comprendió a lo que me refería, pero debía preguntar para atacarlo aún más, - ¿Tanto te gusto mi culo que quieres repetir?- le pregunté con mucha arrogancia…
_ Puf, para nada niño- me respondió, - Lo de ayer fue una violación y nada más-, me dijo a lo que fruncí mi ceño, ¿Cómo se atrevía?, ¡pero si lo disfruto más que yo!...
_ Entonces me muero por ver la cara de tus tontos amigos cuando les cuente que has sido violado por alguien tan común como yo-, le comente mi plan de humillación, eso de “Común” lo dije para adornar las palabras, obvio que yo era el supremo, el grandioso, el omnipotente y todopoderoso Ben Tennyson…
_ Es mejor que esto quede entre nosotros dos- me dijo dándome a notar una debilidad suya…
La vergüenza…
Estaba claro que no quería que nadie se enterara que el criminal más temido por la humanidad se había revolcado con un hombre el mismo día que se había casado…
_ ¿Y si no me da la maldita gana… que?- le pregunte…
_ Haré lo que me pidas- dijo aquello con mucha resignación, le enfada esas palabras, note que la mano que empuñaba el arma quería presionar el gatillo, ¿Por qué no lo hacía?, ¡que ridículo!...
_ ¿Lo que yo quiera?- le dije como aquella vez que Claire me pidió ayuda, todos sabían, incluso él, que a mí no me satisface el dinero, ni la amistad, ni amor, yo siempre quiero algo más, algo que le cueste demasiado a aquella persona que se ofrece tan “Desinteresadamente” ante mi voluntad…
La humillación es mi premio, algo digno de un soberano…
Cuando iba comunicarle mi recompensa a cambio de no decirle a nadie que ese malnacido y yo habíamos tenido sexo, el consejero real del antiguo sultán abrió la puerta sin avisar, encontrando tan bochornosa escena, ambos nos precipitamos en nuestra sorpresa…
Sobre todo Dante…
_ Usted no es una mujer- dijo demasiado inquieto el sirviente real, me señalo como a cualquier puerca, aquello me enfureció demasiado, utilizaría mi reloj para asesinarle, ¿Cómo se atrevía?...
Momentos antes de encender mi maravilloso Omnitrix, vi como una daga fue lanzada con tal brutalidad, que impacto sobre el pecho del sirviente, su fuerza descomunal lo alzo y se clavó en la pared dejando al tipo en los aires, pues la distancia de sus pies y el suelo le calculaba unos 30 cm…
Nunca había visto a Dante matar a alguien, ósea, desde que me secuestro siempre he sido yo quien se encarga de acabar con las ratas miserables, él nunca llego siquiera a herir a alguien por simple gusto. Yo corrí cerrar la puerta, no sé por qué, pero me sentía cómplice de la boda…
Que estupidez…
Sparda se colocó los pantalones y ambos nos acercamos al tipo que aún seguía vivo, parece que la daga le había perforado todo el pulmón hasta salir por la espalda y clavarse en la pared. El sirviente trataba de contener el dolor…
_ Han insultado a la realeza, ustedes son unos timadores- nos dijo a ambos…
_ Buen tiro Dante- lo elogie por primera vez, para hacer algo así, necesitaba la fuerza de mi alíen “cuatro brazos”…
_...- El desgraciado solo me miro y chiflo como si no fuera la primera vez que lo felicitan por eso, - te dejaré vivir si me juras lealtad- le dijo al tipo ese…
Maldita compasión humana…
_ Si… se lo juro- dijo el tipo, yo resople molesto, siempre era la misma mierda, me dirigí a la mesita de noche que estaba al lado de la cama real y tome un cuchillo…
Sin dudarlo, de acerque al puto traidor, le clave el arma corto punzante justo en su pecho, su sangre salió por la presión y me salpico la cara…
_ ¡Que puto asco!- dije quejándome, el malnacido se ahogó por la hemorragia y murió momentos después…
Nada como matar a alguien en las mañanas para comenzar un buen día…
_ ¿Por qué lo mataste niñato?- me dijo acercándose aún más al cadáver, mientras yo me limpiaba la sangre de mi rostro con un pañuelo, el puto de Sparda saco la daga y el muerto cayó al piso dejando la pared manchada…
_ Porque te juro lealtad sin dudarlo, eso es lo que hace un traidor, de seguro le dijo lo mismo a su sultán, por eso acabe con su vida de perro mendigo- le comente mientras él tomo la camisa de bodas y se la puso…
Ambos nos terminamos de vestir, como debíamos salir del maldito palacio, tenía que cubrirme y vestirme como una puta mujer de nuevo…
Que desgracia…
Ambos no nos quitamos las miradas de encima, sabía que teníamos una cuenta pendiente, sabía que trataría de matarme en cualquier momento, pero él sabía tanto como yo que no se la dejaría tan fácil…
Sparda se acomodó su traje, yo me tapé la cara como las estúpidas musulmanas, me mire al espejo y estaba radiante, si no fuera por el maldito vestido, conservaría la belleza digna de un Tennyson, cuando Dante iba a salir por la ridícula puerta decorada con imágenes y gravados hechos en oro, le detuve…
_ Espera cretino- le dije llamando su atención, se dio media vuelta y me miro de lado, notaba en aquellos ojos que no le gustaba mi presencia, a mí tampoco, pero debía atender un asunto pendiente con ese marginal…
_ ¿Qué quieres princesita?- me dijo con resentimiento, -¿quieres que vayamos cogidos de la mano?- se burló de mí, yo lo mire con incredulidad, obvio que la respuesta era no…
_ Si quieres que no le diga a absolutamente nadie que tuvimos sexo, tendrás que aceptar mi petición…- le dije, gruño porque no tenía de otra, me acerque a él y comencé a acomodarle la corbata, estaba mal organizada…
_ ¿y qué diablos quiere su majestad?- me dijo con molestia, era un jaque mate, estaba a mi completa voluntad, no pude evitar sonreír y aunque estaba cubierta por el traje que usaba, Dante sabía que lo hacía, me miro a los ojos mientras organizaba el nudo de su corbata…
_ Que mierda… - me queje mientras el dichoso nudo cedía ante mis manos perfectas, - si tu no quieres que le diga a los demás de lo que ocurrió ayer, lo que yo quiero a cambio de mi silencio…- me quede mudo mientras terminaba de organizar su corbata, note su impaciencia pues su rostro me daba entender que lo estaba…
_ Dime de una jodida vez Benjamín, ¿Qué quieres?- me dijo, yo me moleste, pues se estaba dando confianzas que hace años había perdido, no me gustaba que me llamara por mi nombre completo, aquello me recordaba a mi adolescencia, a lo simple que era la vida, lo feliz que fui cuando solo éramos él y yo…
Luego mate a la mujer de su vida y un nuevo Ben salió a la luz…
_ Quiero que te conviertas en mi esclavo sexual…- le dije mientras frunció su ceño, - quiero que hagas lo que yo quiera, cuando yo quiera y como yo quiera- le dije dándole énfasis a mi persona, cada palabra lanzada estaba cargada con el venenoso necesario para que se tragara la humillación de aceptar mi petición…
Aquello era un néctar delicioso, que solo sería igualado cuando matara a mi familia…
_ ¿Qué dices?- le cuestione dejando su corbata completamente ajustada y bien organizada…
Dante gruño y se dio media vuelta, apretó sus puños, lo estaba meditando, claramente no le gustaba mi petición y por eso se lo había hecho, si accedía, lo tomaría cuando a mí me apeteciera, sería su soberano…
Siempre y cuando tuviera palabra…
_ solo si estamos solos, sin que nadie pueda observarnos- me dijo con resignación, Dante era un mal perdedor, odiaba cuando algo no salía como lo había planeado…
Justo como yo…
Pero a diferencia de ese malnacido, yo siempre me salía con la mía y esta no iba a ser la excepción…
_ Eso te lo aseguro- le dije, era obvio que no se lo pediría delante de alguien, no era una ramera indecente, yo no voy detrás de los hombres, son ellos los que van detrás de mí…
_ Entonces acepto- me dijo, y con esas palabras, yo, Benjamín Tennyson, un agente de la elite de la comisaria de Alemania de tan solo 21 años, había domado por completo al criminal más peligroso del mundo, a Dante Sparda.
Me ofreció su mano y yo la tomé para sellar el pacto, lo miré con determinación, era mi trofeo y apenas llegáramos a Egipto comenzaría a gozar del premio, con lo sucedido no me daban ganas de escaparme, cuando me aburriera de él lo abandonaría y seguiría con mi objetivo…
Él fue un tonto al haber aceptado, soy el rey de la humillación, el soberano de la desgracia y el emperador del castigo, salimos del castillo rumbo al aeropuerto, estaba feliz porque por un momento dude de mis habilidades, pero hoy confirmo que ni los mismísimos diablos pueden contra mi voluntad, a medida que íbamos en la limosina, notaba como Sparda estaba distraído, miraba la ventanilla y yo solo gozaba de su frustración, me serví un poco de Champaign y celebre a mi honor, ¡lo tenía todo!, la belleza perfecta, el carácter perfecto, media nación a mi nombre, el titulo de heredero de la fortuna Tennyson, el arma más poderosa del universo, mi maravilloso Omnitrix, al criminal más temido del mundo a mi merced. Bebí un poco, las cosas de lujo eran lo mío, solo me faltaba matar a mis enemigos y acabar con todos aquellos que me pusieron un dedo encima…
Al fin de cuentas…
La vida es justa con los justos, todos reciben lo que se merecen, a excepción de mi persona, pues la fortuna me persigue y así deberá seguir por siempre, soy un soberano sin corona pero es cuestión de tiempo para tener una digna de mi gloria…
Continuará…