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Sin fin [KaiSoo] por TakaMoto

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Notas del fanfic:

Es un fic pequeño,seran apenas 3 caps.

Notas del capitulo:

Buenas,para todos los que leen mis trabajos no desesperen pronto habran actus... aqui vengo con un fic pequeño. 

Esta inspirado en la historia del drama Esencia de mujer... asi que encontrarn varios parecidos :D.

JongIn lo supo desde la primera vez, cuando en medio del pasillo una pequeña cabecilla negra sobresalía, que estaba atrapado por ese chico. Sus miradas se conectaron, el chico le sonrió y él simplemente asintió demasiado perdido para al menos tener un gesto amable.

Al parecer estaba demasiado pálido porque SeHun lo estuvo examinando con su mirada hasta que el moreno tuvo la decencia de hablar. LuHan también estaba en silencio y JongIn se sintió de pronto bastante incómodo.

–¿Qué? –preguntó mirando a sus compañeros de trabajo, los chicos se miraron furtivamente entre ellos–. ¿Qué es?

–¿Sucede algo? –preguntó LuHan extendiéndole un vaso de café negro a JongIn, los ojos del moreno viajaron por todo el comedor hasta posarse de nuevo en el par de chicos frente a él.

–No es nada.

–¿Hoy haces turno por la noche? –la voz de SeHun parecía cansada, JongIn negó lentamente; de hecho, en mucho tiempo había tomado una noche libre–. Necesito examinar algunas cosas, ¿me ayudas?

–¿Y LuHan? –el chico chino miró a JongIn–. ¿No están siempre juntos y siendo molestos?

–LuHan tiene que hacer turno hoy.

El café parecía más amargo que de costumbre. JongIn le restó importancia a este hecho antes de terminarse todo el vaso, con la garganta seca daba igual si la bebida quemaba como el infierno. SeHun resopló y se excusó para ir a su consultorio, LuHan estuvo mirándolo hasta que su sombra desapareció por la entrada del comedor.

–¡Dios! Pensé que nunca se iría –dijo el chico–. ¿Has visto su cara? Cree que he olvidado que día es hoy –por varios segundos JongIn estuvo pensando con tranquilidad. Claro, el chico pelinegro del pasillo lo hizo dudar de sus pensamientos–. JongIn olvidaste el cumpleaños de mi SeHunnie.

Aquello era una afirmación, le costó un doloroso golpe a JongIn en la cabeza por parte de un amante molesto. LuHan le recordó su amor por el otro chico unas mil veces antes de que ambos decidieran volver al trabajo; más tarde se verían a escondidas para terminar de organizar la fiesta sorpresa de SeHun.

JongIn tomó otro vaso de café cargado, estaba ocupado con pacientes y la mejor manera de hablar con ellos. A veces cuando se estaba dando una ducha y se ponía todo sentimental a charlar consigo mismo, se preguntaba por qué había decidido estudiar medicina. Fue una época difícil en la universidad, partiéndose la cabeza con cada parcial y dejando de lado las fiestas; qué gran chico masoquista.

Su madre se la pasaba reclamando lo amargo que se estaba volviendo por aquello. Un chico joven, encerrado todo el día en casa no iba a encontrar novia. Pero muy en el fondo JongIn sabía cuán orgullosa estaba de que él fuese médico y no bailarín como había decidido de niño. Aunque de vez en cuando iba a la academia cerca de su casa y bailaba un poco.

TaeYeon, la enfermera de la recepción, le entrego un expediente mientras le dedicaba una mirada condescendiente. JongIn dejó el vaso de café frente a ella; tenía una cara igual de cansada que él y la prefería de buen humor, las mujeres son algo difíciles de controlar cuando no han dormido mucho.

–El doctor Choi de medicina general, encontró algo mal en este chico cuando vino a chequeos –dijo la chica, JongIn asintió–. Revise bien los documentos, Doctor Kim.

Pasó el resto de la tarde revisando expedientes. Aveces JongIn se preguntaba por qué había estudiado medicina pero además, por qué de todas las especialidades posibles decidió oncología. Era molesto observar los rostros llorosos de sus pacientes y era mucho más difícil dar malas noticias.

Tomó el teléfono de su consultorio y apretó cada tecla con cuidado, aferró el objeto a su oído y esperó hasta que la llamada comenzó, con el molesto tono de espera.

–¿Buenas? –JongIn dejó que un suspiro corto saliera de sus labios al oír la voz ajena.

–Le he llamado del Hospital Nacional, hace una semana usted vino a una sesión de chequeo, tengo los resultados de sus exámenes en mis manos; por favor venga a verme a las ocho, mañana –la voz masculina del otro lado de la línea pareció dudar por algunos segundos– ¿Disculpe?

–Estaré ahí, gracias por la llamada.

–Por favor, esté aquí a esa hora –JongIn cortó la llamada mirando de nuevo al expediente.

No era fácil encontrar una señal de cáncer en una persona. JongIn cerró el expediente preguntándose cómo se vería aquel chico.

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Ocho de la mañana del siguiente día llegó. JongIn estaba revisando unos correos en su computador cuando escuchó como llamaban a su puerta. Ocultó la ventana del explorador y se acomodó en su silla giratoria.

–Adelante.

TaeYeon asomó su cabeza rubia, JongIn le miró y la chica se hizo a un lado para que otra cabeza, una con cabellera negra saliera a vista.

–Este es el paciente que ha estado esperando, doctor.

El chico entró, JongIn lo siguió con su mirada hasta que escuchó la puerta del consultorio cerrarse y todo estuvo en silencio. El chico de baja estatura se quedó quieto, observándole desde la entrada y el moreno se puso de pie.

–¿Do KyungSoo?

–Sí –la dulce voz del chico hizo al moreno detenerse un momento y dedicarle una mirada más larga para darse cuenta de que aquella cabecita negra ya la había visto antes. Ayer, en el pasillo, cuando el chico le dedicó una sonrisa; menos mal no parecía recordarle.

–Tome asiento, por favor.

JongIn no era más amable de lo que debía ser con sus pacientes. Así era él, no se permitía mezclarse tanto con las personas porque todos al final le odian ¿Qué podía hacer él? era un simple médico y no podía evitar que las personas murieran.

–Los análisis que se hizo nos ayudaron a descubrir un tumor de al menos unos cuatro centímetros –la sonrisa en el rostro contrario desapareció, JongIn examinó aquellos grandes ojos antes de continuar–. Está localizado en la vesícula.

–¿Qué quiere decir?

–Hemos encontrado un tumor-

–¡Ya escuche eso!

La expresión en el rostro del moreno no cambió, estaba acostumbrado a esto. El chico pelinegro parecía dudar en qué decir, sus labios se abrían y cerraban con indecisión.

–¿Es... cáncer?

–Necesitamos hacer una biopsia y determinarlo –JongIn comenzó a escribir con su rápida letra de doctor–. Voy a darle una cita para la próxima semana y-

–¿Biopsia? ¡¿Cómo es posible que no sepa si es cáncer o no?!

–Hay que hacer estudios para llegar a esa conclusión.

KyungSoo se veía totalmente nervioso, JongIn no podía culparlo, era normal. La mayoría de sus pacientes lloraban, gritaban, decían maldiciones pero KyungSoo solamente terminó asintiendo lentamente a cada cosa que él decía, como si se hubiese enojado con el mundo. Al final, el chico terminó dejándolo solo de nuevo en el consultorio.

JongIn dejó de preocuparse por KyungSoo, a fin de cuentas no era el único paciente que tenía a su cuidado, eso podía decirlo mirando la zona de pasillos del hospital donde debía estar haciendo chequeos y tomando muestras de avance de las quimioterapias.

SeHun y LuHan estaban siendo todos melosos cuando él llego de nuevo a la mesa del comedor por algo que tomar; había tenido una semana horrible, cargada de bastantes pacientes y turnos de noche con la mirada asesina de las enfermeras.

JongIn no estaba feliz y simplemente quería acostarse un rato, descansar y dejar de escuchar la voz chillona de BaekHyun, uno de sus pacientes, llamándolo desde otra de las mesas del comedor. El chico castaño parecía tener una pila de energía demasiado cargada para su humor.

–¡Doctor Kim! ¡Doctor Kim! –Él no estaba acostumbrado a tanta felicidad junta, bastante tenía con ver la cara de sus amigos devorándose vulgarmente–. ¡Doctor Kim!

–¿Qué pasa? –preguntó en voz baja; BaekHyun terminó sentado a su lado mirándolo con sus ojos maquillados–. ¿Qué significa ese maquillaje?

–¿Lo ha olvidado? Me dio de alta hace unos minutos –dijo el chico, JongIn lo examinó: aún vestía la ridícula ropa del hospital–. Doctor Kim, mi madre quiere llevarme de paseo, está muy preocupada porque puede que no conozca nunca la playa... ¿No quiere venir con nosotros?

BaekHyun se veía totalmente entusiasmado con la idea, JongIn rodó sus ojos y negó con suavidad haciendo que la mirada alegre del castaño cayera hasta el suelo.

–Entonces nos vemos la otra semana ¡No va a librarse de mi con tanta facilidad!

Es casi cómica la forma en la que BaekHyun aparece frente a él para molestarle la vida, el chico se ha declarado más de cinco veces desde que entro al hospital en el último año. JongIn tiene una regla para no mezclarse de más con sus pacientes así que lo ha rechazado más de seis veces -sí una por adelantado-.

Casi olvida que tiene una cita hoy. Es la última cita antes de irse a casa y no está muy tranquilo cuando ve al chico pelinegro, al que está intentado no poner mucha atención frente a su escritorio, y la mirada de una de las enfermeras le deja saber que estuvieron llamándolo por varios minutos.

Deja al chico en la sala de espera una vez hechos los estudios y va a ver los resultados, junto al par de idiotas que tiene como amigos. Están mirando en silencio, hasta que LuHan parece ser el primero en darse cuenta pero JongIn ya lo había hecho antes que él y se levanta de su asiento.

–¿JongIn?

El moreno no dice nada cuando sale. Camina por el pasillo con las malas noticias en su garganta y llega hasta la sala. KyungSoo está jugando con su teléfono móvil sin saber nada y después de lo que parecen segundos eternos se gira y se encuentra con su mirada.

JongIn siente por primera vez en todo su tiempo en el hospital, que no está posibilitado para decir esto. KyungSoo se sienta frente a su escritorio y el moreno respira con profundidad.

–Necesito hablar con tu acompañante –dijo JongIn, KyungSoo parecía perdido en sus pensamientos, el doctor carraspeó–. Te dije que trajeras uno.

–No hay nadie que me acompañe –dijo el chico con amargura; JongIn lo sabía: él firmo el consentimiento para los exámenes, en primer lugar–. ¿Hay una razón en particular para necesitar acompañante?

–Es cáncer –dijo JongIn–. Se ha expandido al hígado, no podemos hacer una operación a estas alturas.

No es que no tuviera tacto, JongIn no quería verse todo delicado y decir las cosas con rodeos, prefería ser claro y hablar directo al punto. Los ojos llorosos del pelinegro le hicieron dudar su manera de ser.

–Vamos a comenzar con la medicación cuanto antes.

–¿Cuándo tiempo?

–No puedo asegurarlo –dijo JongIn, sintiéndose apenado.

–Quiero saber.

–No estoy seguro de cuanto pueda ser.

–¡Necesito saber! –la voz del chico subió algunas escalas, el moreno tragó en seco.

–La respuesta más acertada son seis meses.

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JongIn tenía presente la mirada que KyungSoo había hecho cada día -no es como si no hubiese visto los mismos ojos en diferentes pacientes-, ese tipo de mirada que te dice que las cosas han dejado de tener sentido de pronto. Por alguna razón, esta mirada dolía más que todas.

KyungSoo era diferente al resto; JongIn no sabía por qué, pero de alguna manera podía afirmárselo, el chico de baja estatura no es como los demás pacientes. Tal vez simplemente estaba poniéndole atención de más y a él no le gustaba esto, no era buena idea involucrarse porque después todo era mucho más difícil.

SeHun y JongIn estaban hablando en el pasillo sobre alguna cosa, antes de que el moreno escuchara su nombre ser llamado por los altavoces. Algo molestaba en su interior mientras corría a la zona de urgencias y un dolor se arremolinó en su estómago cuando el pequeño cuerpo de KyungSoo, revolcándose en la camilla estuvo ante sus ojos.

–¿Qué sucede?

–Alguien llamo la ambulancia, parece que estuvo a punto de desmayarse en plena calle –contestó ChanYeol; JongIn miró al alto médico con pánico, con verdadero pánico en sus ojos.

–¡Muévelo ahora a la-

–¡JongIn! –la voz de KyungSoo hizo que el médico se girara para mirarle; el cabello negro se le pegaba a la frente por culpa del sudor y muy en el fondo de algún lugar del cuerpo del doctor algo comenzó a doler–. JongIn.

–Tranquilo KyungSoo, vas a estar mejor, no tienes que esforzarte.

El tratamiento del pelinegro apenas había comenzado hace un mes, JongIn no lo decía pero se preocupaba por el chiquillo. Tomó las manos de KyungSoo entre las suyas y el otro le devolvió el gesto, con la mirada perdida.

–No te preocupes

–No quiero morir, JongIn –cuando la vista del moreno se nubló supo que algo había pasado, que esa barrera imaginaria entre él y sus pacientes estaba rota, porque JongIn nunca había llorado por otra persona–. Prometiste que serían seis meses.

–¡Voy a hacer que vivas seis meses! –dijo el moreno–. ¡KyungSoo!

El pequeño cuerpo del pelinegro descansaba en la cama; la respiración era estable y ya no sudaba tanto. JongIn lo miraba desde la puerta mientras el otro parecía estar sumido en el descanso eterno. La idea simplemente hizo que tuviese un escalofrío.

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Desde la última crisis no había pasado nada tan grave, KyungSoo simplemente estaba tan lleno de pánico y estrés que había dejado la comida de lado y eso le había ocasionado toda una serie de malestares. ChanYeol no había dicho nada por verlo llorar y lo agradecía, KyungSoo tampoco parecía recordar su cara aguada, llena de lágrimas mientras le prometía tenerlo con vida.

El segundo mes de tratamientos comenzaba y él no estaba muy seguro del porqué se sentía diferente. Las cosas no habían cambiado mucho, pero estaba seguro de que algo, un no sé que, era totalmente complicado de entender, y no ayudaba para nada ver las caras de LuHan y SeHun, como si ellos supieran lo que pensaba y se lo callaban. Era extraño y estaba haciendo a JongIn sentirse completamente sofocado por eso.

BaekHyun y KyungSoo compartían habitación y parecían llevarse de maravilla. JongIn se descubrió riendo una tarde por las tonterías que decía el castaño y la risa de KyungSoo lo había dejado en blanco. Como si le hubiesen dado un golpe en medio de la cara y no tuviera el coraje para defenderse.

–¡Es la primera vez que el Doctor Kim ríe!

BaekHyun no sabía cuán cierto era su comentario. KyungSoo lo observó con detenimiento y aquellas mejillas sonrojadas y sus ojos de media luna hicieron a JongIn detenerse a pensar un rato; porque él simplemente no se involucraba tanto con los pacientes y estaba dejando eso de lado.

 

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Era viernes cuando JongIn paseaba por los pasillos; en su mano derecha llevaba un vaso cargado de café y en sus hombros el trabajo acumulado de toda la semana. Tenía libre la mañana del sábado gracias a Dios y ya podía verse enterrado entre sus mantas calientes. Iba a darle de alta a BaekHyun y a KyungSoo y decirles la fecha de sus próximas citas. El castaño ya se había ido para cuando él llego al cuarto y le sorprendió bastante solo ver a KyungSoo, mirando hacia afuera, mientras una lluvia traviesa en pleno verano atacaba.

Tenía ojeras bajo sus ojos y JongIn pensó que aquello era un delito, porque KyungSoo era hermoso y parecía ser de porcelana pura. El médico estuvo con el corazón palpitándole con desesperación varios minutos antes de que el chico se girase a verlo, con aquellos grandes ojos penetrantes.

–¡JongIn!

–¿Qué haces aún aquí? Deberías aprender de BaekHyun y huir antes de que yo llegue.

–No hay mucho que hacer en casa, de todas formas –KyungSoo suspiró mirando hacia afuera de nuevo–. Me gustaría ir a comer algo de carne hoy y beber soju.

–No puedes hacer eso, KyungSoo.

–Lo sé, es triste.

Al final, JongIn terminó sentado frente a un muy delgado KyungSoo esperando por la orden de carne cruda en medio de un lugar de mercado. Cómo habían acabado ahí, el doctor no lo sabía, pero la mirada de felicidad en el rostro ajeno tenía las respuestas, aunque no las dijera con palabras.

KyungSoo bebió, a pesar de que JongIn intentó no dejarlo, porque era dañino para su salud pero el chico pequeño lo convenció. No puedes simplemente decirle qué hacer a alguien que es mayor que tú. JongIn estuvo preguntándose cómo fue que ese pelinegro lo supo.

Terminó arrastrándose por las calles al lado de un acalorado Do KyungSoo, con sus mejillas sonrojadas tarareando alguna melodía de los noventa. JongIn llevó al otro a su propia casa deseando poder tirarse en el sofá, además temía por alguna recaída del mayor.

Dejó al pequeño pelinegro sentado en su sofá, donde nunca dejaba a nadie sentarse, mientras él iba hacia la cocina a poner agua para un té. Le pareció escuchar ruidos extraños mientras buscaba la caja de té y para cuando salió a verificar el estado de KyungSoo, el corazón se le encogió.

–¡KyungSoo! ¿Qué pasa?

El pequeño lloraba a mares y le dedicó una mirada demasiado dolorosa a JongIn. El moreno se olvidó del agua y se acercó al mayor con cuidado.

–¿Te duele algo? Te dije que no debías tomar alcohol.

–¡No puedes prohibirme eso! –exclamó el mayor entre lágrimas–. ¡Voy a morir! Tengo derecho absoluto sobre mis últimos días.

–Deja de llorar, voy a dejarte dormir en la cama, ¿de acuerdo?

JongIn cargó al mayor hasta su cama. Su habitación estaba impecable y olvido el hecho de que el otro era su paciente ¡JongIn no se involucra con sus pacientes jamás! Pero ese molesto cosquilleo en su abdomen simplemente ignoraba la coherencia de sus pensamientos. Recostó al chico sentimental con cuidado.

–Deberías llamarme hyung –dijo KyungSoo con reproche y JongIn asintió sin más.

–Duerme un poco.

–¡Hyung!

–Duerme un poco, hyung –dijo el moreno evitando reírse, KyungSoo lucia demasiado tierno y lindo ante sus ojos; un pensamiento completamente irracional para un hombre–. Voy a estar en la sala.

–¿Es porque estoy enfermo? ¿No dormirás conmigo por mi cáncer?

El moreno suspiró antes de apagar las luces. KyungSoo se había echado a llorar de nuevo y tuvo que simplemente admitir su derrota. El chico era un manipulador cuando bebía. JongIn corrió las mantas y se metió con cuidado; creyó que el bajo dormía y se acomodó dándole la espalda.

Cuando sintió movimientos bajo las mantas y unas manos colarse por su ropa, JongIn juró que podía haber gritado, de no ser porque recordaba que tras él había otra persona. Se giró con rapidez, no podía ver con claridad la cara del más pequeño, pero sentía la tibia respiración a solo centímetros de él.

–¿Qué haces? Quédate quieto.

–Es hyung.

El sonido molesto del móvil hizo a JongIn abrir los ojos. Extendió sus manos hacia la mesita de noche pero no encontró el aparato, así que se levantó, tal vez se había caído y –

Escucho un quejido. JongIn se quedó quieto y sus ojos se movieron con total lentitud hacia su derecha, donde había una mata de cabello negro totalmente despeinado. No fue eso lo que hizo al moreno pegar un brinco y caer sin querer de su cama; los ojos divertidos de KyungSoo se asomaron desde arriba y él sintió el rubor apoderarse de cada parte de su desnudo cuerpo.

–¡No!

–Seria agradable que evitaras gritar –dijo KyungSoo con tranquilidad acomodándose en su lugar, JongIn se levantó aun escuchando el tono que le había puesto a LuHan, resonando desde la sala o la cocina–. Me siento fatal.

Aquella figura envuelta entre sus mantas no podía ser verdad, JongIn se le quedo mirando con horror mientras el calor subía y también se dirigía  hacia el sur pero eso era un tema aparte.

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No fue hasta unos días después y mientras KyungSoo caminaba arrastrando consigo la bolsa de suero que JongIn se le acercó, lo había evitado desde el accidente de su casa. No era como si no recordara lo que ambos habían hecho, es más, por eso era que le había pedido a SeHun encargarse de KyungSoo.

–¿Cómo te sientes hoy?

–… –KyungSoo le dedico una mirada, una de esas que dicen “Oh miren, si es el idiota”, después siguió caminando por el pasillo.

–KyungSoo, no seas maleducado.

–Simplemente deberías decirme que no te gustan los chicos y no ignorarme.

–Estoy hablando contigo ahora.

–¡Sabes de lo que hablo Doctor Kim! –el pelinegro tuvo que detenerse; agradezcan al repentino dolor en su cuerpo.

JongIn se acercó al chico y le tocó el hombro; KyungSoo lo miró de mala manera y el moreno lo tomó con cuidado para empezar a caminar hacia la habitación. Lo hizo sentarse en su cama mientras ignoraba la mirada curiosa de BaekHyun tras ellos.

–Vendré a revisar dentro de una hora –dijo el moreno–. Descansa.

–¡Doctor Kim! –BaekHyun gritoneó, haciendo al moreno mirarle de una manera fea–. De acuerdo lo siento –dijo el castaño–. ¿Sabe si el doctor Park está ocupado ahora?

–¿Park? ¿Park ChanYeol de emergencias? –BaekHyun asintió–. No lo sé ¿Qué sucede?¿Te sientes mal?

–No es nada.

El castaño abandonó la habitación a pequeños brincos y JongIn le siguió, dejando atrás a un muy molesto KyungSoo. JongIn no sabe a qué se debe ese sentimiento repentino de molestia, no le gusta que el pelinegro lo mire de esa manera. Prefiere recibir solo sonrisas de él.

Notas finales:

Dada la situación del fic,los capitulos tendran bastante información en ellos xDD

¿Que les parece?

<3


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