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solo otra historia de amor por MisakiTachibana

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Desperté en mi nueva habitación sin recordar como llegué allí y con un terrible dolor de cabeza. Mi estómago gruño, recordándome que no había comido nada el día anterior. El olor de dulce comida llenó mis pulmones cuando abrí la puerta. Seguí el olor hasta la cocina donde encontré a mi hermano frente a la estufa.

-buenos días, dormilón. Ya casi está.

-buenos días- gruñí. Mi cerebro no se decidía si estar de mal humor por el dolor de cabeza o saltar feliz por el agradable olor de la comida prometida. Decidí solo sentarme y esperar, cubriendo mi cara con el brazo de la luz.

Escuché a mi hermano reír mientras apagaba la estufa y serbia. Pronto tenía un plato de comida frente a mí. Empecé a comer, no tenía idea de que era, pero no me importaba, estaba delicioso.

-tranquilo, no ira a ningún lado –se rió Pablo.

-no sabía que supieras cocinar –comenté – esta delicioso.

-gracias. Alguien me enseño.- evitó mi mirada y dejé el tema en paz. Seguí comiendo hasta dejar mi plato limpio.- hay algo que no te dije – me dijo levantándose y llevando los platos, se los quite.

-yo lavo- me los dio y me dirigí a lavarlos mientras hablaba.

-hay alguien a quien tienes que conocer- me dijo.

-¿el que vive aquí contigo?- pregunté. Asintió un poco sorprendido.

-¿Cómo…?- empezó pero lo interrumpí.

- dos cepillos, dos paraguas, varias cosas. – Le dije.- la casa es grande para una persona. ¿Tu pareja? En el colgante de tu auto había una foto...

-sí. –Se veía un poco sorprendido pero continuó- Se llama Andrés. Es muy comprensivo, dijo que se quedaría con un amigo hasta que asimilaras la idea –se sonrojó.

-por mi bien, puedes decirle que vuelva a casa –le sonreí- no quiero ser una molestia ni nada.- vi que iba a protestar pero lo callé- ¿sabes de algún trabajo a tiempo parcial? Ya sabes, algo que pueda empezar y seguir aún cuando empiecen las clases.

Me miro asombrado por el cambio de tema. Me encogí de hombros.

-Andrés buscaba un mesero, si te interesa.

-¿de verdad? –me entusiasmé. La idea de ser mesero era atractiva.

-¿Qué tal si pasamos por la cafetería de Andrés para el almuerzo y le damos las buenas noticias?- miró el reloj de la pared –santa madre, ya pasan de las nueve. Lo siento, tengo que ir a trabajar. Puedes tomar lo que quieras del refrigerador, pero no mucho porque Andrés cocina diez veces mejor que yo. Estás en tu casa –se despidió dandome un beso en la frente y salió a toda prisa.

Me quedé viendo la puerta por donde se había ido, solo y sin saber qué hacer. Me decidí por deshacer mi maleta. Regresé a mi habitación, revise los cajones y los llené con mi ropa, vi el par de cajas que había enviado antes y saqué los libros, ordenándolos en el escritorio. Pronto me quedé sin cosas por ordenar y decidí que era hora de un baño. Tomé ropa y me dirigí al baño, urgé en lo que allí había.

Tenía la costumbre de registrar todo cuando estaba aburrido o nervioso, abriendo todos los cajones. Encontré jabón y Shampoo de reserva, el lugar de las toallas y una pequeña botella desconocida. Me puse rojo hasta las orejas al descubrir que era lubricante, inmediatamente lo dejé en su lugar y me deshice de mi ropa, dando por terminada mi búsqueda de cosas.

El agua era agradable y se deshizó por completo de los restos de la resaca. Me tomé mi tiempo para bañarme, relajándome y pensando en el giro que dio mi vida. Fui rechazado, me mudé, descubrí que mi hermano también es gay, casi tengo trabajo. Parecía ser un buen momento para volver a empezar, entonces, ¿Por qué me siento tan triste? ¿Por qué me siento tan solo?

Rendido, suspiré y apagué el agua. Me sentía deprimido y desganado, y con esa apatía me sequé y vestí. Ya eran más de las doce y supusé que tal vez habría algo en la tele para entretenerme hasta que llegará Pablo.

Estaba en medio de una película cuando escuché un auto detenerse enfrente, apagué el televisor y escuché con atención. Pasos acercándose a la puerta, el sonido de llaves y el de la puerta abriéndose.

-¿Pablo?- llamó una voz desconocida desde la puerta.

Me levanté y me acerqué medio escondido para tener un vistazo del intruso. No era el tipo de la fotografía. Regresé en silencio, rogando que no me notara mientras lo espiaba. El sujeto fue directo al refrigerador hablando consigo mismo.

-parece que no está en casa ¿lo espero o busco en su cuarto? –sacó el bote de jugo y bebió directo. ¿Quién era este tipo?

-¿Quién eres? –con más valor del que tenía, me acerque a él, entrando en su campo de visión. Se sorprendió al verme.

-¿Qué te pasó Pablo? ¿Te encogiste? Wow no me digas que sabes cómo viajar en el tiempo y vienes del pasado… ¿no debería venir del futuro? ¿O tienes la fuente de la juventud o algo así?

-¿en todas tus locas teorías no pudiste incluir un parentesco familiar? –pregunté mordaz. ¿Este tipo estaba loco?

-no creí que Pablo pudiera tener un hijo… debió embarazar a alguien a los quince, talvez a los catorce –empezó dramático ¿creía el mismo lo que decía? – y no me lo dijo, tantos años de amistad y no me dijo que era padre –lloró fingidamente- y Andrés –dijo recordando de pronto, alzando la cabeza de forma dramática- ¿Qué dirá Andrés? ¿Por qué Pablo no nos lo dijo? –preguntó al aire. ¿De que manicomio se habrá escapado este sujeto?- oh, ya sé. Pablo no lo sabía –empezó con una nueva teoría –tu madre enfermo o murió y te mandó con tu padre, revelándote al fin quien era para que lo buscarás –se acercó a mí y me abrazo fuerte antes de que pudiera escaparme- pobre niño, tu tío Oscar te querrá mucho –bueno, parece que conseguí su nombre. Me separó un poco para verme a la cara, manteniendo su firme agarre en mis hombros – vamos pequeño, dile a tu tío Oscar tu nombre, ¿Qué edad tienes, catorce, trece?

Lo mire extrañado, sopesando las posibilidades de mentirle al loco o de huir. Tal vez sería buena idea seguirle el juego ¿tan pequeño parecía, trece? ¿es en serio?

-no te preocupes, pequeño. Si tu padre no cuida de ti, tu tío Oscar lo hará. Lyla, mi novia, es una estupenda cocinera y le gustan los niños. Vamos, deja los recuerdos dolorosos del rechazo de tu padre y ven conmigo- me tomó de la muñeca y comenzó a jalarme a la puerta – ya me ocupare yo de hacer pagar a tu padre el rechazarte –parecía algo molesto y decidido, como si se creyera aquello pero no dejaba su toque super-dramatico.

Escuché la inconfundible risa de mi hermano, alcé la vista para verlo recargado en el marco de la puerta, observando el drama con una sonrisa.

-veo que conociste a Oscar- dijo.

El hombre me soltó y encaro a Pablo, con un dedo amenazante.

-tú- dijo- ¿cómo puedes rechazar tan adorable niño? ¿Porque no nos dijiste que eras padre? –Le exigió -¿Cómo viajas en el tiempo?- ¿realmente regresaría a eso?

-Oscar este es mi hermano Ariel, se quedara conmigo ahora que ira a la universidad. -Presentó mi hermano con normalidad.

-un placer conocerte, Ariel –Oscar me tendió la mano, olvidando toda su locura y drama anterior.

-¿estás bien sin tus medicamentos? –le ofrecí una cálida sonrisa para que vea que no era enserio. Tal vez no estaba loco, después de todo.

-Oscar solo es un poco dramático, estaba jugando. No le hagas caso.-se volteó a mirar a Oscar y le sacó la lengua como un niño de cinco años, Oscar le respondió el gesto –vamos donde Andrés, ¿quieres venir?

-no, le prometí a Lyla que solo venía a recoger el DVD y volvía. Dijo que cocinaría.

-oh, cierto, el DVD- Pablo se dirigió la tele y abrió una gaveta, sacando una caja de DVD –ten, gracias –se la entregó a Oscar y salimos de la casa. Cerrando Pablo tras nosotros. –Nos vemos luego- le dijo cuándo Oscar se dirigió a su propio auto y nos separamos.

-espero volverte a ver, Ariel –me dijo. Sonreí y me despedí con la mano.

La cafetería de la que hablaba Pablo no estaba muy lejos de la casa. Era una cafetería grande que daba la sensación de hogar, sonaba una tenue música de fondo y resonaba con eco animadas conversaciones y el ruido de cubiertos. A un lado había una larga barra desde donde atendía un animado hombre mientras cocinaba animadamente. Mi hermano se sentó en la barra frente a él y yo al lado de mi hermano.

-Andrés, este es mi hermano Ariel. Ariel, Andrés –dijo Pablo presentándonos.

-veo el parecido familiar –dijo con una sonrisa- un gusto Ariel- en ningún momento dejo de hacer lo que hacía.

-hola Andrés, es bueno conocerte al fin.- sonreí, recordando a Oscar y su locura. Andrés alzo una ceja, interrogante. –Conocí a Oscar- dije como si eso lo explicará todo. Al parecer así fue, dio una risotada divertida.

-un dramático- confirmó. -¿Qué les sirvo?-preguntó mirando a mi hermano y luego a mí.

-deja que el chico pruebe el pollo con verduras y otro para mí- dijo con un guiño.

-a la orden, jefe.

Vi como Andrés cocinaba y me quede embobado. Me recordaba a esos restaurantes japoneses de las películas donde el chef hace malabares y cosas mientras cocina, se veía animado de un lado a otro, cortando, batiendo y todo al mismo tiempo ¿Cuántas manos tiene? Se alejó con cinco platos en las manos, fue a una mesa al otro lado y los repartió sonriendo a sus clientes, regresó justo a tiempo para voltear algo en un sartén y agregar cosas a una olla. Giro de forma artística y dejo un plato frente a mí, otro igual a mi hermano.

Pablo se reía quedamente de mi cara –empezaras a babear en cualquier momento. –se burló.

Noté que tenía la boca abierta mientras miraba a Andrés y la cerré, pero no pude quitarle la vista al hermoso y talentoso hombre.

-Bon appétit!- nos dijo antes de ir a repartir otra ronda de platos.

Dirigí mí vista al plato frente a mí bajo la atenta mirada de mi hermano. Se veía delicioso. Trozos de pechuga de pollo condimentada revuelta con brócoli, coliflor, espárragos y zanahoria. Tome el tenedor y pinche un pedazo de todo y lo llevé a mi boca. Era delicioso.

-¿Qué tal?- preguntó Andrés que regresaba tas la barra.

-delicioso- exclamé feliz llevando otro poco a mi boca y tratando de recordar comer lento.

-me alegra- aunque estaba distraído con la deliciosa comida no se me paso la mirada de alivio que le dirigió a Pablo ni la que Pablo le devolvió.

-Pablo me dijo que buscabas gente que te ayude – dije recordando mi búsqueda de trabajo. Ni en mis mejores sueños podría hacer algo similar a lo que hacía Andrés.

-alguien que me ayude con los platos y de mesero, ¿te interesa?

-claro, no tengo experiencia pero aprendo rápido… bueno tengo experiencia lavando platos –reí, mucha experiencia. Vi como miraba a mi hermano, como pidiendo permiso o ayuda. Pablo asintió a Andrés.

-me parece bien, empiezas el lunes. Los domingos y miércoles no abrimos- dijo viendo a Pablo como si eso tuviera un significado oculto.

-¿porque?-pregunté. Me miro nervioso, sin saber que contestar.

-son mis días libres- contestó Pablo por él. Asentí, comprendiendo. Si Pablo tiene libre esos días es normal que Andes quisiera estar con él –no te preocupes, Andrés, ya lo sabe. –dijo tomando la mano de Andrés entre las suyas.

El hombre se sonrojó levemente, dándole un hermoso tono a su piel caramelo. El lugar se había desalojado luego de que todos comieran y pagaron. Dejando solo un par de clientes.

-tengo que volver al trabajo –dijo Pablo al cabo de un rato -¿quieres que te lleve de regreso a casa?

Me sonrojé- la verdad quisiera quedarme con Andrés- le dije. El hombre era hipnótico y quería saber más de él y su relación con mi hermano. – si no es molestia, claro.- volteé a ver a Andrés y luego a mi hermano, esperando su aprobación.

-¿Andrés? –preguntó mi hermano. Ambos miramos a Andrés esperando su respuesta.

- no es molestia. Nos conoceremos- me dirigió una sonrisa y luego otra tranquilizadora a Pablo. Pablo suspiró aliviado.

-los veré en casa después. – se despidió. Se recargo en la barra para alcanzar a Andrés y depositar un rápido beso en sus labios. Tenía una leve preocupación en su rostro cuando se fue.

-¿de verdad no te molesta? Escuché que sus padres eran estrictos con eso.  –me miró de reojo, apilando los platos.

-no, se ve muy feliz – le sonreí –gracias. ¿Desde cuándo se conocen?- le quite los platos para llevarlos yo con un “déjame, yo lo hago”. Acompañé a Andrés mientras recorría las mesas levantando platos.

-segundo año de la universidad, fuimos amigos hasta que nos graduamos. ¿Sabías que vivió en los dormitorios de la universidad? -asentí- yo también, cuando nos graduamos estaba buscando un lugar, no tenía dinero y apenas era un mesero, así que no ganaba mucho pero tenía tiempo libre. Encontré un departamento que parecía perfecto, pero era caro para mí, Pablo también lo encontró, pero el lugar necesitaba alguien que estuviera allí de vez en cuando para limpiar y no solo que fuera a dormir, decidimos pagar mitad y mitad y yo cuidaba del lugar y le cocinaba mientras el pagaba cosas extras.- suspiró.

Lo seguí de regreso a la cocina ya con las manos llenas de platos, los dejo al lado del lavabo y yo lo imité, viéndolo todavía perdido en sus recuerdos.

-fue una época difícil pero maravillosa, yo no tenía dinero y no podía encontrar un trabajo como cocinero, él se la pasaba trabajando y ganaba mucho dinero. Inevitablemente un día cayó enfermo y yo lo cuide –rio sin gracia- me despidieron por faltar ese día pero me di cuenta que lo amaba que ni me importó. Creí que tendría que regresar a casa de mis padres por falta de dinero pero él no me dejo ir. Ahí fue cuando comenzamos a salir. Él cuido de mi cuando no tenía ni dinero ni trabajo, hasta que un día conocí al anterior dueño de este lugar- recorrió el lugar con la vista, enfatizando sus palabras- buscaba un cocinero que le ayudara, así que conseguí trabajo. Unos años después Pablo se hartó del departamento y me mostró la casa donde vivimos ahora.

Mientras lo escuchaba inconscientemente lavaba los platos, no había podido mantener quietas mis manos. Me miró dándose cuenta de lo que estaba haciendo, me dedico una mirada de disculpa.

-aún no has empezado y ya te tengo lavando platos- se disculpó.

- no hay problema. Me gusta lavar platos que ni me di cuenta cuando empecé- me reí de mí mismo.

-bueno, pues, aquí habrá muchos platos por lavar- también rio. –contratado, entonces.

Notas finales:

¿que tal los feriados? navidad, año nuevo, Reyes... todo eso

se que tengo tiempo sin actualizar... regrese con la familia, me quede sin la computadora donde escribo y acualizo...

y uno se distrae con los amigos, ya saben. muchas cosas que hacer, personas que ver....

pero ya estoy de regreso! con un cap un poco mas largo de lo que acostumbro :3

Saludos


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