La luz de la luna iluminaba levemente la habitación cuando David termino de desvestirse y me mostro su desnudez en todo su esplendor.
Se recostó junto a mí y me cubrió con su cuerpo, paso sus manos por mi piel desnuda, provocando leves estremecimientos mientras el calor y la excitación aumentaba.
-David- gemi cuando sus manos avanzaron por mi entrepierna.
-eso es, Bebè. Di mi nombre. Te amo, Oliver.
Todo pensamiento me abandono con el conocimiento de ese hecho. Las manos de David recorrían mi pecho cuando sus labios tomaron los míos en un ardiente y demandante beso.
Desperté sobresaltado con el sonido de un golpe. Mire desconcertado a mi alrededor, las caras curiosas y divertidas de mis compañeros me miraban desde sus lugares.
Estaba en clase.
Me dormí en clase.
Un tenue rubor cubrió mis mejillas al darme cuenta de ese hecho.
-qué bueno que se nos une en el mundo de los despiertos, Oliver- dijo el profesor con sorna antes de seguir con lo que sea que estaba explicando, demandando la atención de nuevo.
Cami volteo a verme con preocupación y el “¿no dormiste?” escrito en la cara, a mi lado Hugo me miraba con divertida complicidad. Al intentar acomodarme en mi asiento y prestar atención, descubrí dos cosas: uno, tenía una ligera erección. Fracciones del sueño bombardearon mi cabeza, dando razón a mi condición y logrando que me pusiera rojo hasta las orejas. Y Dos, que tenía mi mochila en mi regazo, cosa que no entendía pero agradecía enormemente porque ocultaba mi problema.
Escuché la apagada risa de Hugo, cuando voltee a verlo movió los labios y sin hacer un solo sonido articuló “de nada”. Con un ligero golpe pegue mi cabeza a la paleta de mi banco, escondiendo mi cara más roja de lo que había estado nunca. A un lado de mi cabeza abrí mi cuaderno e intente escribir lo que sea de lo que el profesor hablaba, sin levantar la cara.
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Pase la hora del almuerzo con Hugo, por alguna razón David ya no viene o me dice que está ocupado. Cuando caminamos de vuelta a casa no me mira, ¿sabrá lo que pienso y le doy asco? Al principio él no quería esta relación ¿y si se arrepiente? ¿Y si no puede aceptar el hecho de que esta con un hombre? A él le gustaban las mujeres.
Sacudí la cabeza, no puede ser eso. No debo ser pesimista. <> me ordené.
-voltee para pedirte un borrador y estabas dormido –explicó Hugo con una ligera risa- cuando murmuraste “David” creí que sería buena idea poner la mochila en tu regazo, parece que acerté.
Aunque Hugo se me declaro hace unas semanas, no parece que sea yo el dueño de su corazón. Es algo que me alivia, ¿Qué haría si realmente estaba enamorado de mí? Sabiendo lo que es estar enamorado, puedo decir que Hugo no está enamorado de mí.
-la próxima vez me despiertas- me quejé y escondí mi cara contra el banco, otra vez- que vergüenza.
-lo recordaré- maldito bastardo, parecía muy divertido mientras yo solo deseaba que me tragara la tierra.
Hice un mohín, al menos debería agradecerle de que nadie más se enteró de mi “pequeño problema”, si no fuera por Hugo, en este momento estaría planeando mudarme a Alaska.
Afortunadamente llegó Cami y cambio el tema de la conversación, hablándonos de su novio. Pasamos el resto del almuerzo hablando de cosas sin sentido.
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Al acabar las clases David estaba en la puerta del salón esperándome. Sonreí al verlo, una tonta sonrisa de enamorado. Al verme también sonrió, pero rápidamente miro para otro lado, a cualquier parte menos a mí.
La sonrisa se fue de mi rostro, ¿Qué si tenía razón y se arrepentía, después de todo?
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No podía ver a la cara a Oli sin recordar todo lo que le quería hacer. Malditas hormonas, maldita pubertad o lo que sea. En este momento solo quería arrastrarlo a mis brazos y besarlo frente a todos… bueno, no solo eso.
Vamos, cerebro, piensa en algo.
Durante todo el camino a casa no se me ocurrió una sola cosa de que hablar, robaba miradas. Oli se veía desganado ¿Por qué esta triste? Pero es tan adorable cuando se ve triste. No, cabeza, no. Piensa ¿Por qué esta triste?
No puede estar triste, es más lindo cuando sonríe. Oh, cuando sonríe sus ojos brillan y sus mejillas se pintan de un bonito rosa que… Enfócate, maldición.
Llegamos a nuestra calle demasiado pronto, no podía separarme de él ahora. ¿Qué me paso? ¿Por qué pienso en Oli de esta forma? Nunca antes vi lo realmente lindo que era. Y ahora siento que puedo hacer todo cuando me sonríe. Y no dejo de pensar en él.
-¿quieres venía a mi casa, podemos jugar videojuegos o algo así?-pregunté.
“videojuegos” ¿es enserio? ¿No se me pudo ocurrir algo mejor?
Todo pensamiento se fue cuando Oli me miró, ese brillo estaba en sus ojos otra vez. Asintió y fuimos a mi casa. Me sentía como el lobo feroz cuando recordé que no habría nadie en casa hasta la noche. ¿Qué pensara Oli de eso? Antes no importaba, pero… bueno, antes no éramos novios. ¿Pensara que es muy pronto para algo?
¿En qué estoy pensando?, maldición. No puedo solo atacarlo, no sé nada de cómo hacerlo con un hombre. ¿Será muy diferente a hacerlo con una mujer?... ja sí, claro. Como si supiera como hacerlo con una.
Jugaremos videojuegos y con suerte podré obtener un beso. Si, piensa eso. Contrólate.
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Jugamos videojuegos.
Al menos en eso tenía razón. Pero Oliver se veía un poco distraído, un poco triste. Se distraía a momentos con el videojuego y se reía, como cuando éramos más niños, pero su tristeza siempre regresaba.
-¿te arrepientes de salir conmigo?-Oli preguntó.
¿De dónde vino eso? ¿Daba esa impresión?
-no nos volvimos a besar –explicó, miraba al piso.- casi no me miras –oh, dios, tenía un nudo en la garganta -¿no quieres tener sexo conmigo? –fue una pregunta, pero casi sonó como una afirmación.
Se levantó y me dio la espalda ¿Cómo respondía a eso? Estaba en shock.
Oli se desabrocho la camisa y volteo, mostrándome su lindo pecho desnudo. Sentí el bulto en mis pantalones con solo verlo. Oli era tan hermoso. Sus manos temblaban al intentar llegar al botón de su pantalón.
Antes de saber lo que estaba haciendo lo detuve, nunca sabré de donde saqué el control para alejar sus manos de su pantalón y no dejar que siguiera.
-es solo que ambos somos tan nuevos en esto, no quiero lastimarte de ninguna forma- dudé un poco, no sabía si debía seguir, me seguía expuesto y vulnerable en este momento, admitiendo mis temores. No creí poder amar a alguien de esta forma. Me sentía muy protector con el pequeño hombre frente a mí. Sentía, en lo más profundo de mi ser, que Oliver era para mí, que nunca habría otro y que pasaría el resto de mi vida asegurándome de hacerlo feliz. Era una extraña sensación, pero muy agradable- hay tantas cosas que no sabemos y si algo llegara a pasarte, si llegara a herirte nunca me lo perdonaría.
-¿seguro que no es porque soy un hombre y no me deseas?
Reí alegre, si tan solo este pequeño hombre supiera.
-me está tomando cada parte de mi autocontrol para no derribarte y joderte hasta la inconciencia.
Olí miro al piso con la cabeza gacha, tenía un nuevo tono del color Rojo, adorable y brillante rojo hasta las orejas.
Eliminé la distancia entre nosotros de un paso y lo rodee con mis brazos. Oh, dios, se sentía tan bien tenerlo entre mis brazos, tan correcto. Oli enterró su rostro en mi pecho, escondiendo su avergonzado rostro contra mí y supe lo que era la felicidad. No podía pedir nada más.
-sabremos cuando estemos listos, no te preocupes. Por ahora soy suficientemente feliz de tenerte en mis brazos.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, era simplemente perfecto. Acuné mis manos en la cara de Oliver y levanté su rostro. Sus ojos con un hermoso brillo mientras me miraban cuando planté un beso en sus dulces labios.
Oli me miró directo a los ojos, fui testigo una vez más del amor en ellos. Gracias al cielo que no eche a perder esto ¿Cómo pude ser tan cabezota? Nunca serán suficientes las palabras para agradecer el gran corazón de este hombre que me dio otra oportunidad.