*****David*****
Enero avanzaba y seguía pasando mis días con la dulce compañía de Oliver. Pasábamos largos ratos jugando videojuegos, viendo películas o solo viendo la tele, o simplemente hablando de nada en particular.
Pero desde hace unos días algo le pasa a Oli, algo le molesta, algo le preocupa, ocupa su mente. Yo no quiero que nada lo preocupe. Quiero esa sonrisa de plena alegría que tanto amo de vuelta.
Estábamos echados en el sofá de la sala en casa de Oliver, viendo alguna película a la que había dejado de prestar atención. Oliver dio un suspiro cansado y triste por algo que dijeron ¿Por qué no presté atención? Me regañé.
-¿pasa algo? –pregunté a Oliver. Me miró con sorpresa y confusión, tal vez ni él mismo se había dado cuenta- ¿Qué te molesta? –insistí estrechándolo en mis brazos.
-dicen que cuando empiezas una relación pierdes amistades –susurró- simplemente dejas de pasar tiempo con algunas personas y se distancian… yo… -trago de forma audible el nudo en su garganta –antes de salir de vacaciones prácticamente dejé a todos de lado –sentí un pinchazo de culpa justo en el corazón- ¿y si los pierdo? ¿Y si me odian por ignorarlos? ¿Cómo podría verlos cuando regresemos a clases?- sentí un par de gotas humedecer el dorso de mi brazo que rodeaba el pecho de Oliver. Oliver estaba llorando.
-claro que no te odian, Oliver- traté de calmarlo- seguro comprenden y esperarán por ti un poco más…
Oliver sorbió su nariz y seco su cara con el dorso de sus manos, respiro hondo y salió de mis brazos.
-tienes razón- dijo levantándose frente a mí, son esa sonrisa que tan bien conocía, sus sonrisa falsa- seguro exageré… ah! soy un lio- se quejó riendo- iré a lavarme la cara –y corrió en dirección al baño.
Miré en su dirección como un bobo por un rato. Había visto a los amigos de Oliver… ese Hugo seguro esperaría por él, alegre de ser su amigo; y esa chica, Cami…no lo sabía, pero una amiga que se preocupa tanto por ti no puede solo darte la espalda, ¿o sí?
Ya que lo pensaba, yo tampoco había dedicado mucho tiempo a mis amigos los últimos meses…
Me levante del sofá y caminé de un lado a otro, pensando. Algo tenía que hacer, algo para demostrarle a Oliver que sus amigos no se enojaron con él, pero… ¿Qué?
Me detuve en seco al notar una marca en el calendario de la pared, me acerque a verlo y fue como si la respuesta me golpeara la cara. Dentro de una semana, el viernes, tenía una marca que decía “Cumple de Cami”.
Oliver regresó en ese momento. Calmado y como si nada, seguimos viendo aquella película.
**********
El lunes de esa semana ya tenía casi todo planificado, el viernes le daría la gran sorpresa a Oli… digo a Cami, claro, el cumpleaños es de Cami, me recordé.
Llegué a casa de Raúl y toque el timbre, poco después la puerta se abrió. Pero no fue Raúl quien contestó.
-hey, Danny-saludé- ¿está tu hermano?
-en su cuarto, como poseído –se rio- creo que idea un plan para dominar el mundo o algo así.
-espero que el viernes tenga tiempo –me reí con él- venía a invitarlo a una fiesta que haré en mi casa. Es cumpleaños de Cami, una amiga de Oliver y…
-¿cami cumple años?- me interrumpió.
-¿la conoces?- incluso dudaba que el propio Raúl la conociera- ¿cómo?
-fácil. Ella quería hacerle un pastel a su mamá pero no sabía cómo –lo miré sin comprender del todo- le pidió ayuda a Oliver, pero no sabía. Fueron con Hugo, claro que tampoco sabía. Hugo los trajo conmigo –explicó.
-vaya línea de personas –comenté sorprendido, vaya, esas cosas en realidad pasaban- pues para ella es la fiesta, ¿quieres venir?
-claro –respondió animado, luego se puso a pensar -¿puedo invitar a un amigo?
-por supuesto. Dile a tu hermano que Tiene que ir. Invitare a Hugo y seguro ira –le guiñe un ojo a Dany- por cierto, ¿podría encargarte el pastel? Los que tú haces son diez veces más deliciosos que los de las tiendas.
-claro.
*****Hugo*****
El silencio reino en el salón tan pronto entro la directora. Saludamos como era costumbre y luego la directora hablo un poco con nuestro profesor antes de dirigirse a nosotros de nuevo.
-niños-llamo la directora- hoy se les une un nuevo compañerito. Pasa por favor –agregó dirigiéndose a la puerta.
Esa fue la primera vez que lo vi.
Entro al salón con paso firme y se situó al lado de la directora que lo presento –él es Raúl, se acaba de mudar. Espero que sean buenos con él.
-hola a todos- dijo con un tono educado. El profesor lo miró y sonrió orgulloso, no era muy común ver a un niño de nuestra edad tan educado. La directora se despidió y se fue.
-bien, Raúl, toma asiento donde gustes. Empezaremos la clase de historia. –dijo el profesor.
Todos en el salón mirábamos a Raúl, tenía el uniforme tan correctamente que me pregunté el porqué. Me puse un poco nervioso al notar que venía en mi dirección hasta que recordé que los únicos asientos libres estaban detrás y enfrente mío. Raúl se detuvo justo frente a mí y sonrió… ¿eso era una sonrisa maliciosa?
-muévete- ordenó en voz baja que yo, que estaba justo frente a él, me pregunté si había escuchado bien- ¿podrías cederme tu asiento, por favor? –dijo, esta vez en un tono moderado y claro. Con su educación y su sonrisa fácil.
-¿Por qué? –Pregunté confundido por el gran cambio- hay asientos libres aquí y aquí –seguí señalando los asientos en cuestión. ¿Por qué quería el mío?
-entonces muévete a uno de esos –susurro de nuevo en el mismo tono amenazante.
-¿pasa algo? –preguntó el profesor notando que Raúl aún no se había sentado.
-este es el lugar idóneo para que me quede- Raúl volvía a sonreír mientras señalaba mi mesa- me preguntaba si me podría ceder su asiento- agregó en un tono educado e inocente que no le creí nada, por desgracia el resto de la clase y hasta el profesor cayeron en él- lo siento, pero el de atrás está muy lejos de la pizarra y no puedo ver y el de enfrente da directo a la ventana y el abanico del techo. –explicó con el mismo tono que ya me sonaba tan falso y presuntuoso.
- Hugo, ¿te molestaría? –preguntó el profesor.
Esto era imposible!! Acababa de llegar y ya se había ganado a todos. De mala gana tome mis cosas y me cambie de asiento.
*****
¿Qué se creía? ¿Por qué nadie más notaba su falso tono educado, era como una burla?
-¿se te ofrece algo?- sí, ese maldito tono y forma de hablar pensé. Reconocí la voz y levante la vista, si, era Raúl el que estaba frente a mí –me has estado siguiendo desde que salimos de clase.
-yo solo iba a mi casa- contesté molesto.
-oh, ¿el mismo camino?- ¿Qué se supone que era ese tono?¿estaba feliz o se burlaba de mí? –puede que seamos vecinos.
Me estremecí al pensar en la posibilidad de vivir cerca de este estafador presumido y pasar más tiempo del necesario con él.
-crees que puedes engañarlos a todos pero no es así- dije al pasar a su lado en dirección a mi casa –te escuché, ¿sabes?
-así que no caíste en eso, ¿eh? –se burló, dejando de lado toda pretensión de educación y encanto. ¡Entonces era cierto!- bien, cuando te vi supe que eras diferente, de todos modos. Lo que me hace querer molestarte pero, ¿Quién te creería? Pensaran que estas celoso del niño nuevo, tan educado y lindo- se burló una vez más- hasta luego, mi nuevo amigo.
Me dejó allí sorprendido con sus palabras. Lo vi entrar en una casa en esa calle, suspiré aliviad, pues aún faltaban como cinco calles para mi casa. ¿Pero que le pasaba a ese tipo?
Desperté con la imagen de Raúl en la cabeza y la misma sensación de cuando lo conocí “no podré deshacerme nunca de este sujeto” “si algún día me enamoro de este estafador será mi fin, nunca lo dejaré”
Odiaba la sensación de que, a un nivel diferente, uno que no comprendía, le pertenecía a Raúl y él a mí. Odiaba la certeza de que algún día seriamos solo nosotros dos, que estábamos destinados o algo así. Debía estar loco.
Apenas lo soportaba como amigo… ¿Quién querría a ese presumido? Mis labios hormiguearon con el recuerdo de aquel beso robado.
Me levanté de golpe queriendo olvidarlo. ¿Quién se creía ese bastardo? El timbre de la puerta sonó, miré el reloj, eran más de las doce, para ahora estaba solo en casa. Me acomodé el cabello y alisé mi ropa antes de contestar la puerta y encontrar a un David sonriente.
¿Qué quería el señor popularidad en mi casa?
*****Raúl*****
Había accedido a ir a aquella fiesta. Iba de salida, cuando abrí la puerta unos enormes Ojos negros me veían con algo de miedo. Frente a mi estaba un niño pequeño, piel pálida y el cabello negro. A leguas se le notaba lo tímido cuando me miro como si quisiera decir algo. No lo apresure ya que no quería asustarlo.
-yo… este… ¿esta Danny? –oh, era el amigo de Danny… lo mire de arriba abajo, era tan lindo. Tan pequeño y tímido. Se estremeció al notar mi mirada y miro a otro lado. Que ternura.
-está en su cuarto- le sonreí para reconfortarlo- ¿quieres que te lleve? ¿Has estado aquí antes?
-sí, no… digo, este… emm… ¿por favor?- retorcía las manos con nerviosismo y evitaba mi mirada. Casi me daban ganas de abrazarlo y estrujarlo.
-por aquí –dije regresando a la casa, él me siguió hasta la puerta de Dany, toque una vez –Dany, tu amigo está aquí –anuncié. – ¿quieres que me quede con ustedes y nos vayamos juntos?
-¿quieres asustarlo más? –Pregunto Dany abriendo la puerta –adelántate, aún tenemos cosas por hacer.
Me encogí de hombros como respuesta y sacudí el cabello de Dany primero y luego el de su amigo antes de irme.
**********
En la casa de David había muchas personas, algunas las conocía y otras no. Vi a Cami hablando con Hugo en la sala, Oliver y David asegurando frituras y bebidas para todos, incluso Joshua estaba allí, hablando con alguien que no conocía.
Me acerqué a David y tome uno de los vasos que llevaba.
-hey, Raúl –me saludó –¿y Dany?
-dijo que aún tenía cosas que hacer, viene al rato con su amigo. –David asintió y siguió con lo que hacía. Yo me acomodé en la sala y observe a Hugo.
Supe que notó mi mirada cuando empezó a actuar nerviosamente. Estaba absorto en Hugo hasta que un rostro conocido pasó por un lado.
-¿Stephanie? ¿Qué hace aquí?- me pregunte en un susurro.
-ah, ¿la conoces? Es amiga de Camila, creo que fueron juntas a la primaria o algo así. –la voz de Oliver me sorprendió. Estaba a mi lado viendo en la misma dirección que yo. ¿Cuándo se había acercado? ¿Cuánto llevaba allí? Giró a verme y sonrió, una sonrisa de “sé algo que tú no quieres que sepa” volví a mirar a Stephanie, dudo mucho que Oliver supiera que a David le gustaba esa chica… bueno, eso ya no importaba.