*****Hugo*****
-¿Por qué tienes que volver a mi cabeza todo el tiempo? No puedo dejar de pensar en ti, recordarte. Desear estar junto a ti. ¡¡¡Solo sal de mi maldita mente por más de cinco minutos!!!- le grité al techo. Raúl siempre volvía a mis pensamientos de una forma u otra.
-¿Qué te hizo el techo para que le grites?- preguntó mi hermana entrando a mi habitación.
Yo la mire, enojado por la interrupción. Ella no debería estar cuando intento despotricar contra el mundo porque Raúl llena cada pensamiento mío.
-¿Qué haces aquí?- pregunté enfadado. No quería que me viera así y se burlara de mí.
-venía a decirte que mamá no volverá esta noche y que yo cocinare- dijo sin inmutarse, acercándose. Se sentó a la orilla de mi cama, a mi lado -¿Qué te gustaría comer?
¿Pretenderá que no pasó nada? Eso solo me hizo enojar más. Sin importar cuanto me costara o cuan confundido este eso no le afectaba en lo más mínimo a nadie más.
-¿Por qué no puede simplemente salir de mi cabeza?- le pregunté. Ya no estaba enojado con ella, solo quería respuestas.
-¿es un “alguien”?
-claro que es un “alguien”,-replique molesto- no es un tumor o algo parecido – seguía molesto ¿no podía ver lo mucho que me importaba? ¿Estaba jugando conmigo?
-creo que estás enamorado, tonto. Dime, ¿ese “alguien” vuelve a tus pensamientos sin importar lo que intentes? ¿Pero se mantiene en blanco tu cabeza cuando estas cerca de ese “alguien”? ¿Tu corazón late más rápido en ese momento?
-¿Cómo lo sabes?- ¿mi hermana sería una bruja?
-porque una hermana mayor sabe cuándo su hermanito está enamorado. Es como un sexto sentido.
¿Enamorado? ¿Yo? ¿De Raúl? No es posible, yo quiero a Oliver, Mi Rayito de Sol. No a Raúl, ese tonto solo se la pasa molestándome.
-no es cierto –incluso para mí mismo sonaba a simple terquedad.
-entonces, ¿Qué quieres comer?
-no puedo estar enamorado de él, otro ya estaba en mi corazón ¿o no? – dije para mí, ignorando a mi hermana.
- oh, gran idea, preparare ensalada de pollo- dijo ignorándome de la misma manera, sacudió mi cabello y salió cerrando la puerta.
*****
- no, no ¡no!- grité al tiempo que lanzaba el control después de que mi personaje callera por millonésima vez en la misma trampa y muriera.
No sabía cuánto llevaba jugando el estúpido videojuego con el estúpido personaje que seguía cayendo en la estúpida trampa, pero era el mismo tiempo que tenía sin pensar en Raúl y su estúpido beso.
Para mi funcionaba.
-Hugo!- gritó mi hermana desde la sala- Raúl está afuera y quiera hablar contigo.
-dile que no estoy –grité de regreso. Fui por el control y seguí jugando, sabiendo que, sin importar qué, Raúl entraría hasta mi cuarto.
-como si salieras de aquí tan seguido –sí, el maldito ya estaba en mi puerta. Ignóralo, ya se irá. Si, claro. –Tú saldrás conmigo hoy.- anunció.
-ah, ¿sí?- conteste sarcástico, aún ignorándolo- venga mañana a dejar una solicitud por escrito para una cita, déjela en el cubo de sugerencias- dije imitando el tono de las recepcionistas o secretarias cuando te ignoraban. Señalé el bote de basura. –espere nuestra llamada para programar fecha y hora.
-que mal –dijo con falsa decepción- tiene que ser hoy -¿Por qué hoy?- y yo que tenía esto para ti… -la curiosidad ganó y me giré a ver, tenía una foto entre sus dedos. Un niño pequeño en un disfraz de… algo. ¿Oso? ¿Mapache?- Oliver, ocho años. En el festival de primavera.
Con un rápido movimiento y casi tropezándome, llegue frente a Raúl, pero antes de poder tomar la foto la apartó y la ocultó en su espalda.
-no, no, no –negó moviendo su dedo frente a mi cara- tenía que comprar algunas cosas para Kida. Pensaba que, tal vez, querrías acompañarme.
Era claramente una trampa. Soborno. Chantaje. Aun con su falsa decepción y su patético acto de preocupación, tenía ese brillo en los ojos. Ese malvado brillo de suficiencia al saber que hace lo que quiere.
-¿si voy contigo me darás la foto, no? –quise asegurarme.
-por supuesto –otra vez esa sonrisa, casi podía verme cayendo en su trampa.
-iré.
*****Raúl*****
Hugo sonreía perdido en sus pensamientos, luego me veía con sospecha y recelo, y volvía a empezar parece bipolar sacudí la cabeza, la bipolaridad es un problema serio, ya ves lo que le pasó a Riley, nadie le creyó lo de la araña… *(nota al final)*
Como era San Valentín, había muchas parejas por todos lados, ¿Cómo es que Hugo no se había dado cuenta?
Debía ser tan feliz en la ignorancia… de haberlo sabido lo más seguro es que no sale conmigo ni por la foto.
La foto. Nunca entendería como Oliver aceptó tan fácilmente darme esa foto cuando se la pedí…
Miré a Hugo una vez más, otra vez esa sonrisa perdida, obviamente pensando en la foto. Lo tomé de la muñeca y lo jale a mi lado, ahora debería estar pensando en mí. Me miro sorprendido, reaccionando de vuelta a la realidad. Miró nuestras manos unidas con la mirada perdida. Con un movimiento brusco, soltó su mano de mi agarre, mirando a todos lados.
-¿pero qué te pasa? –exigió molesto.
-te veías tan distraído que pensé que podrías perderte.- se dio la vuelta y empezó a caminar alejándose de mí, molesto. Qué lindo.
-burlándose de mi otra vez –mascullaba molesto.
*****Hugo*****
Estaba exhausto.
Por fin terminamos la lista de Raúl, un papel del que tenía fuertes sospechas estaba en blanco. Dimos tantas vueltas y visitamos tienda tras tienda buscando un alimento para gatos de una marca que podría jurar no existía. Apostaría todo lo que tengo a que Raúl se la inventó.
No me importaba. Un trato es un trato, y al final yo tendría lo que se me prometió.
Raúl miró el reloj, fuimos a una tienda al azar y compro cualquier comida para gatos. ¿No me tubo dando vueltas con él por todos lados buscando? ¿Por qué solo así tomaba cualquiera sin siquiera decir nada? Estaba loco. Nunca sabré como funciona su cabeza.
Caminamos de regreso hasta su casa, abrió la puerta y me invito a pasar primero. Dejamos las cosas en su cuarto, no había visto a nadie ¿A dónde iría su familia?
-¿no hay nadie? –pregunte distraído.
-no, mis padres salieron en una “cita romántica” y Danny está en casa de su amigo…
¿Cita romántica? ¿Sus padres? Aun no se acercaba su aniversario, ni el cumpleaños de cualquiera de los dos…
-vamos –dijo Raúl interrumpiendo mis pensamientos ¿Qué pensaba? Tengo la sensación de que estaba a punto de descubrir algo importante… -me acompañarás a un sitio más.
*****Raúl*****
Casi podía ver los engranes moverse en la cabeza de Hugo, tenía que hacer algo antes de que se diera cuenta de qué día era. Como es, me gritaría si se entera ahora.
-vamos, un sitio más –vi como la confusión llegaba a su rostro, olvidando por completo su razonamiento anterior. Salvado.
Hugo me siguió fuera de la casa, había un lugar al que teníamos que ir. Una cafetería/ pastelería a donde iban las parejas. El atardecer era hermoso, aquí al lado de Hugo. ¿Alguna vez se daría cuenta de lo que hago, de lo que siento?
-los pasteles de aquí son deliciosos. Danny quería que le llevara uno para “investigar” –Hugo me miró con sospecha pero accedió a ir con un encogimiento de hombros.
Entramos al lugar, había muchas parejas en las mesas y un hombre solo frente al mostrador, mirando con interés lo que ahí había. Se giró a vernos cuando nos acercamos, nos miró por un momento hasta que la mujer encargada le dio su bebida, nos miró una vez más y se fue enojado. ¿A este que le pasaba? Trate de recordar si lo conocía de algo, no, la verdad era la primera vez que nos veíamos. Miré a Hugo, no se había dado cuenta de nada mientras miraba los pasteles. Lo dejé pasar.
-escoge el que quieras, yo invito. –le dije. Sus ojos brillaron por un momento al verme con una sonrisa antes de entrar en la sospecha.
-¿por qué? Tienes que darme la foto. Y no pienso hacer nada más.- su voz era cauta pero en sus ojos aun podía ver el anhelo. Tan fácil de entender, sonreí para mí.
-vamos, solo porque quiero. Escoge antes de que me arrepienta. –rápidamente regreso su atención a los pedazos de pastel y escogió uno, elegí uno más para Danny y otro para mí. Pague por ellos y salimos. Hugo tenía una sonrisa feliz, parece un niño.
Algo llamó su atención y seguí su mirada. Oliver y David estaban en una de las mesas del exterior con otros dos sujetos. El tipo de hace rato, el que nos miró raro. Nos acercamos para saludar a Oliver y David y el sujeto se fue, seguido por el otro que se despidió a la carrera.
-¿Quiénes eran?- tenía que haber una razón para las acciones del hombre, ¿no?
-un mensajero del destino.
Bien. Había estado más confundido en mi vida. Lo que sea. No le daría tanta importancia. No creo volver a ver a ese tipo, de todos modos. Nos despedimos de Oliver y David y acompañe a Hugo a su casa.
-toma –le di la foto.
No pude evitar sonreír al ver a Hugo saltar feliz por el pequeño papel. Era hermoso cuando sonreía, adorable cuando se enojaba y tan lindo cuando sospechaba. Hugo apretó la foto contra su pecho mientras corría al interior de su casa.
Pronto me dije.