Novia. Matrimonio. Esposa. Hijos. Familia. Futuro.
Cosas por las que se supone debo preocuparme. Planear. Pensar. Trabajar en ello.
Y en cambio pasaba mi tiempo con Raúl, sin decir nada.
Pensando en él, queriendo estar con él, con mis amigos, sin pensar en el futuro… y esa chica.
No, no iba a pensar en ella. No quería, no debía pensar en ella…
Pero en mi mente siempre regresaba.
Novia. Matrimonio. Esposa. Hijos. Familia. Futuro.
¿Y si me equivocaba? Tal vez deberíamos empezar a pensar en esas cosas, en lo que se supone que debemos pensar. Planear.
¿No era una mujer lo mejor para una relación a futuro? ¿Tendría ella razón, sin saber nada?
Novia. Matrimonio. Esposa. Hijos. Familia. Futuro.
*****Raúl*****
Hugo me confundía.
Lo hacia a propósito. Creo.
Desde la carta, la chica y su escape yo no sabía que pasaba con él. No lo ci ese fin de semana pero ese lunes y el resto de la semana fue un poco demasiado cariñoso. Me ponía de los nervios. Y no en el buen sentido.
Estaba pegado a mí. Me abrazaba en público, regresábamos juntos, comíamos juntos, con Oliver, David y Josh. Y no me quejaba, no mucho. Solo un pequeño detalle… ¡Hugo no me decía nada! Nunca menciono la carta o a la chica, ni a mí ni a nuestros compinches. Tampoco menciono nada de su cambio de conducta ni que fuéramos pareja. No me besaba y se alejaba cuando yo lo intentaba, no es que lo intentara mucho; cuando volvíamos, apenas nos alejábamos de la escuela se alejaba de mí y dejaba de hablarme, cerca de su casa corría el resto del camino a refugiarse en su casa con un simple “hasta mañana”.
¿Se había vuelto loco?
*****Oliver*****
-simplemente son demasiados, Cami. Solo… muchos. ¿Cuándo o como conseguiste tantos? ¿Es algún tipo de obsesión? ¿Necesitas ayuda? –dije en un tono de exagerada preocupación.
Cami rio de mi exabrupto mientras le devolvía su memoria.
-es un Don –dijo orgullosa. –amaras cada uno de ellos.
-muchos, Cami. Debería haber un límite de cuanta gayada puede soportar una persona.
-y no has visto las películas, series, animes, mangas…
-ya entendí, el mundo es un arcoíris gay- me burle de ella y su emoción- Dios, Cami, ¿Cómo vives?
-¡Camila!- ambos giramos a ver al sujeto que la llamaba, era el mismo de la otra vez –ven un momento.
Cami sonrió, dejo sus cosas a mi cuidado y se fue con el tipo con un “ya vuelvo”. La observe con el sujeto, parecía feliz cuando llegó con él pero empezaron a discutir. Cami lo dejó con la palabra en la boca y volvió conmigo ignorando los llamados del tipo. Estaba molesta.
-Vamos, Oliver.-me tomo del brazo y yo hice malabares para cargar sus cosas y las mías mientras me arrastraba por el pasillo gruñendo, bufando y quejándose - ¿Cómo puede…? ¿A quién se le podría ocurrir…? Que poca confianza… -y otras frases inacabadas.
-¿Quién es?- me atreví a preguntar.
-su novio- contesto él, adelantándonos y nos cerró el paso. Oh, era él, Edgar. Eso podía explicar un par de cosas, ¿no?
Cami hizo como que no estaba allí y me arrastro por un lado; Edgar me empujo separándome de ella. Tuve que hacer malabares para no caer ni tirar nada. A Cami no le gusta que se maltraten sus cosas y ya estaba suficientemente molesta como para que su mochila callera al piso. No, gracias.
-¡suéltala! –dijo cuándo me empujo lejos de ella. ¡Pero era ella la que me arrastraba a mí! –no te atrevas a acercarte a ella. Puede que ella te crea pero a mí no me engañas…
-oh, cállate –lo interrumpió Cami molesta. Yo me reí, toda esta situación era hilarante.
Edgar me tomo de la playera y levanto el puño. Cerré los ojos.
Nada.
Su agarre se aflojo y me vi libre. Abrí un ojo, Edgar tenía un golpe y la cara aun volteada por el impacto. Abrí el otro ojo. Cami se aguantaba la risa en pos de seguir molesta. David me puso detrás de él, mirando a Edgar realmente molesto, con la guardia en alto como el boxeador que sabía que no era, defendiéndome.
Edgar se recuperó del golpe pero antes de que pudiera hacer algo Cami se puso en medio de los dos, con las manos extendidas separándolos, deteniendo cualquier cosa que pudiera empezar. Salí de detrás de David y le baje los brazos, tranquilizándolo. Funcionó. Miro mal a Edgar pero desapareció todo signo de pelea.
-me golpeaste, imbécil.
-no, ¿enserio? –Respondió Cami, sarcástica -¿pues qué querías, después de tratar a su novio así?
Edgar se quedó en shock -¿novio?
-¿algún problema con eso?- desafío David.
-Edgar creía que ustedes querían conmigo… y Hugo y Raúl y Josh… -rodo los ojos- porque soy hermosa –hizo una pose –dijo que no me quería cerca de ustedes, sobretodo de Oliver, porque estaba “enamorado de mi secretamente” bah le dije que era ridículo pero no me creyó.
-es porque realmente te amo en secreto, pero ya no puedo ocultarlo. Te amo.- dije en un tono meloso, tomando su rostro entre mis manos.
-y yo a ti –me siguió el juego. No soportamos más de 5 segundos antes de estallar en carcajadas.
-¿Cómo es que no lo sabía?- dijo David en un falso tono dolido, rodeándome en sus brazos, riendo con nosotros.
Cami acaricio conciliadoramente el brazo de su novio –te lo dije, no tienes nada de qué preocuparte.
-¿Por qué están todos reunidos? –llegó Raúl con nosotros.
-porque todos me aman –contesto Cami.
-oh, claro. Eres el amor de mi vida. Mi secreto mejor guardado. No puedo vivir sin ti… ¿Cómo te enteraste?
-mi novio me dijo –Cami los presento. Edgar pareció desconfiar de Raúl, luego se veía molesto porque nos reíamos a costa suya.
Una chica paso corriendo por mi lado. Llorando. Me distraje viéndola.
-yo la conozco- murmuro David para sí mismo, como intentando recordar de dónde. Tenía la misma sensación de haberla visto en algún lugar, pero no lo recordaba.
*****Hugo*****
Me había decidido.
Hoy hablaría con esa chica, Marisa.
Con eso en mente no pude ver directamente a Raúl y me la pase evitándolo. Era un cobarde, lo sabía. Era egoísta, estaba consciente de ello. Pero no podía evitarlo.
A la hora del descanso salí antes de que David llegara a ver a Oliver arrastrando a Raúl con él.
Encontré a Marisa donde me dijo que la encontraría normalmente y le dije que debíamos hablar, fuimos al mismo lugar donde hablamos la primera vez.
*****Raúl*****
Iba con David de camino a buscar a Oliver y compañía, como siempre. Pero un movimiento en mi vista periférica llamo mi atención. Hugo estaba fuera, yendo a algún lugar.
-¿A dónde iba Hugo?- pregunte extrañado al llegar con Josh, Oliver tenía su atención por completo en David.
-creo que huyó… se fue sin decir nada, muy extraño, el tipo- contestó Josh. –yo que tu iría a buscarlo, antes de que decida formar parte del mundo Heterosexual –Bromeó.
Salí corriendo sin saber a dónde.
¿Dónde podría buscarlo?
Para cuando me detuve a pensarlo estaba cerca de los laboratorios donde lo vimos con aquella chica. Allí estaban ellos. Hugo estaba con ella. Y la vi hermosa. ¿De verdad Hugo podría quedarse con ella y no conmigo?
Claro que no. Hugo era mío. No lo permitiría.
Caminé con paso decidido hasta Hugo. Estaban hablando pero no me importó. Tomé a Hugo de la cintura y lo acerqué a mi lado, mirando a la chica como si pudiera hacerla desaparecer si la miraba lo suficientemente mal.
Ella se asustó al verme, claro. Se sorprendió y mi seño la hizo bajar la mirada. Sonreí para mí. Todo eso en dos segundos, luego hablé. Dejando en claro qué hacia allí. Dejando olvidada mi farsa, mi reputación formada en años de niño bueno, galán, educado, encantador y todas esas tonterías.
-no te hagas ilusiones, Hugo es mío. Solo mío. No importa cuánto le coquetees, en su corazón y su pensamiento solo estoy yo.
-un poco pretencioso, ¿no?- comentó Hugo sonriendo.
-es la verdad- seguí firme, más que nunca- somos pareja y solo debes tener ojos para mí como yo solo pienso en ti –y lo besé. Lo besé frente a ella para que quedara claro. Lo besé para que no hubiera duda en Hugo ni en mí.
Y Hugo respondió el beso, como aquella vez en el parque.
Todas mis dudas desaparecieron. Hugo no negó nada. No se apartó de mi lado. Me besaba frente aquella chica.
Una burbujeante felicidad inundó mi pecho.
Terminó el beso y nos miramos, en sus ojos vi la misma seguridad y alivio que yo sentía. Como si él hubiera necesitado esa confirmación tanto como yo.
La chica emitió un chillido, una mezcla de grito ahogado y gemido lastimero, como si le fallara la voz, recordándonos su existencia y presencia que, francamente, no me importaban. Hugo me rodeo con un brazo, como yo había hecho, y la miró.
-ya ha hablado. Todo lo que dijo es verdad, así que es mío.
Antes de que pudiera responder o siquiera reaccionar, Hugo le dio la espalda y se alejó, llevándome con él de regreso.
-somos novios –dije severo-, no quiero verte con nadie más.
-tranquilo, chico celoso –bromeo- a Marisa le gustas tú, no yo.
-¡¿Qué?! –me quedé en blanco, eso no tenía sentido… ¿Qué?
Hugo rio, feliz. Ah, ¿Qué más da? Era oficialmente mío, nada más importaba.
*****Hugo*****
-lo siento, no puedo ayudarte. Yo… amo a Raúl.
-pero… pero… eso no es natural, son ambos hombres –protestó. Ya había pensado todo eso, y aun así me afectó -¿no sería mejor que lo dejaras y saliera con una chica? Estoy segura de que preferiría salir conmigo, tendría un futuro.
Novia. Matrimonio. Esposa. Hijos. Familia. Futuro.
¿Cómo podría saber lo que sería mejor para él? ¿Qué era lo que quería?
No lo sabía, así de simple. El amor es una cosa egoísta. Sabía que quería pasar mi tiempo con él, que solo fuéramos el uno para el otro, que no hubiera nadie más.
No sabía qué era lo mejor. No sabía qué preferiría Raúl. Solo sabía que no podía ayudarla a que me lo quitara.
Sentí un ligero jalón y vi a Marisa bajar la cabeza y mire a mi lado al tiempo que Raúl empezaba a hablar.
-no te hagas ilusiones, Hugo es mío. Solo mío. No importa cuánto le coquetees, en su corazón y su pensamiento solo estoy yo.
-un poco pretencioso, ¿no?- quise sonar sarcástico, mordaz, pero la verdad es que estaba aliviado.
-es la verdad- dijo firme, seguro, más seguro que nunca- somos pareja y solo debes tener ojos para mí como yo solo pienso en ti –y me besó. Olvide todo y respondí al beso. Pareja. La simple palabra me hizo feliz, seguro, como si pudiera hacer cualquier cosa.
Nos miramos, podía ver el mismo alivio en él. Repetía sus palabras en mi mente. Había ido allí, con Marisa y me había reclamado, había salido de sus cabales y dejado su fachada, había dejado en claro lo que más necesitaba.