Debido a que las ventanas de la casa eran grandes y estaban a todo lo largo del corredor, la luz de los rayos que surcaban el cielo nocturno entraba con fuerza.
DongHae cruzó corriendo aquel lugar, con el corazón latiendo a mil por hora. Algún día tal vez dejaría de ser tan miedoso. KyuHyun por su parte, caminaba detrás de él con calma y se mordía la lengua para no comenzar a reír… era muy gracioso ver a su mayor correr como una niña asustada y todo por unos simples relámpagos.
—¡KyuHyun!
—¿Qué?
—Apresúrate o cerraré la puerta. —El menor tuvo que correr.
—Me pediste que te acompañara al baño y ahora te pones en ese plan, eres todo un caso,
DongHae.
El aludido dibujó un tierno puchero con sus labios y se arrojó sobre la cama de KyuHyun.
—¿Me dejas dormir contigo? —KyuHyun entrecerró los ojos y suspiró.
—Solo no me patees o te robes toda la cobija, sueles hacerlo y es molesto.
—¡Lo prometo!
KyuHyun sabía que esa promesa probablemente sería rota en el transcurso de la noche, Hae era alguien bastante inquieto.
DongHae apretó el cuerpo de KyuHyun contra el suyo y casi lo asfixió, sus brazos siempre habían sido demasiado fuertes para el delgado cuerpo del menor. Sin embargo KyuHyun no se quejó, se acomodó lo mejor que pudo y pasó una pierna sobre la cadera de DongHae. Hacía frío y la posición solo servía para calentarlos un poco… era algo puramente inocente…
O tal vez no.
KyuHyun pasó sus labios por el dorado cuello de DongHae, arrancándole un gemido que amenazó con arrojarlo a una locura más grave de la que ya sufría. Apretó el agarre que mantenía sobre los glúteos ajenos ganándose un gemido más por su acción. Luego frotó su entrepierna contra la de DongHae y consiguió un grito acompañado de una mordida sobre su hombro.
—Más.
KyuHyun no se negó. Volvió a moverse suavemente hacia adelante, sabía que a DongHae le gustaba ir directo al grano, pero a él no. KyuHyun disfrutaba de torturar a sus víctimas, especialmente a DongHae, no todos tenía ese aire indefenso con el que contaba él…
Un pellizco en la mejilla y alguien tapándole la nariz.
KyuHyun abrió la boca para poder respirar, y los ojos para ver la luz del molesto sol sobre él. Cómo le encantaba a la vida arruinar sus bellos sueños.
—Duermes tanto, —le canturreó DongHae.
Él ya estaba bañado y con el uniforme puesto.
—Tengo 14 años, mi colegio está más cerca que tu universidad y además entro dos horas más tarde que tú. Déjame dormir.
—¡Hae! —El inconfundible grito de su madre—, deja a tu hermanito en paz y ven a desayunar.
KyuHyun le sonrió con malicia y le arrojó algo que encontró cerca directo al rostro, DongHae lo esquivó por poco.
—Cuando seas un poco más grande, te enseñaré quien manda. —DongHae infló las mejillas y salió indignado de la habitación.
KyuHyun lo vio partir y sonrió.
Por supuesto que en unos años más se sabría quién manda. Cuál de los dos tenía que estar arriba, y cual abajo.
KyuHyun se relamió los labios y se enterró entre las mantas, intentaría retomar su sueño.
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