Sentimientos
Enojar
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Después de conseguir la comida para Happy, llegar a casa, despertarlo para que se alimente y luego se fuera a su cama a dormir nos quedamos solo los dos, ¡por fin estábamos solos!
— ¿Por qué demonios eres tan desordenado?
Tus palabras llegaron a mis oídos haciéndome fruncir el entrecejo, me cruce de brazos y clave mi mirada molesta sobre ti. — ¿Acaso tienes un problema con mi desorden?
— ¡Parece que vives en un chiquero! —Reíste y al notar que yo no te estaba acompañando en tu melódica risa te detuviste. —Oe, no te enojes, solo estaba bromeando.
No te respondí y es que si te respondía sabia como terminaría esto, ¡a los golpes! Tu molesto y yo más que enojado. ¡Y es que Gray a veces me daban ganas de matarte! Te observé de reojo, frunciste los labios hacia un costado, tus músculos estaban tensos, no querías verme enojado, no querías que peleáramos.
—Natsu… —Dijiste con pesadez murmurando. —Natsu no te enojes…
Te di la espalda y gruñí como forma de respuesta, no te vi pero estaba seguro que estabas sonriendo en ese momento. Por más que quisieras ser sigiloso escuche tus pasos hacia mí, como tu aroma se acercaba más y más y como una ola de calor recorrió mi cuerpo al sentir tus brazos alrededor de mi cintura, tu nariz sobre mi cuello, tus labios moviéndose suavemente sobre mi piel. Cerré los ojos y suspiré.
—No te enojes, Natsu… —Susurraste en mi oído y aquello fue lo más que mi cordura pudo soportar. Te necesitaba, te extrañaba, te quería así, a mi lado.
—Bésame… —Te pedí, te supliqué. Tus labios, quería sentir nuevamente tus labios. Jamás creí que te llegaría a pedir algo como esto pero es que de verdad lo necesitaba, mordí mi labio inferior y apreté mis brazos con fuerzas al no tener respuesta tuya. — ¿Gray?
— ¿Lo sientes? —Me preguntaste, negué con la cabeza, no sabía a qué te referías. Te acercaste más a mí, tu pecho se pegó a mi espalda y el latido de tu corazón al mismo ritmo que el mío invadió todos mis sentidos. — ¿Ahora lo sientes? —Asentí con la cabeza, tu mano se deslizó de mi cintura hacia mi abdomen y fue subiendo hasta llegar a mi pecho, sabía lo que estabas buscando, la vergüenza que sentía era enorme. —… Me encantas. —Murmuraste y me volteaste para que tu frente chocará con la mía, de a poco disminuiste la distancia entre nosotros, cerraste los ojos cuando nuestros alientos llegaron a mezclarse y cuando tus labios fríos chocaron con los míos pude sentir una corriente eléctrica correr por mi columna. ¿Es que acaso existía algo más perfecto que tus besos, Gray? Te separaste y me miraste con una sonrisa, ¿estabas feliz? —…Me encantas aunque vivas en un chiquero y te enojes por todo, cabeza de llama. —Dijiste con un gesto burlón, ¡y ahí estabas otra vez! Inflé mis mejillas y te di un golpe bien merecido en el pecho.
— ¡Me voy a dormir! —Te grite mientras caminaba totalmente molesto hacia mi cama.
— ¿Y AHORA QUÉ DIJE? —Me gritaste como respuesta desde el suelo.
Mi corazón late con fuerza cada vez que me haces enojar, Gray.