Sentimientos
Frío
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El resto del día no había podido hablar con Gray cuando encontraba la mínima oportunidad algún otro miembro del gremio aparecía y se lo llevaba, o peleaban, o comían. Suspiré resignado, sostuve mi cabeza con una de mis manos y mis dedos revolvieron mi flequillo con molestia.
— ¿Qué pasa, Natsu?
Alcé la mirada para encontrarme con unos ojos celestes y una expresión preocupada, Lisanna estaba del otro lado de la barra con un trapo entre las manos, había dejado de ayudar a su hermana para acercarse a hablar conmigo.
—Te veo con mala cara desde hace rato…—Comentó. Trate de dibujar una falsa sonrisa, ¿acaso podía decirle a Lisanna acerca de mis sentimientos por Gray? ¿Ella me ayudaría? —Déjame adivinar… ¡el amor te tiene así! —Mis ojos se abrieron como platos y me sentí totalmente avergonzado. Tal vez Gray tenía razón al decir que era como un libro abierto. Al verme acorralado bajo la insistente mirada de mi amiga de la infancia asentí levemente con la cabeza.
—Algo así…—Murmuré suavemente. En ese momento Happy se unió a nosotros, se aferró a mi brazo diciendo que tenía hambre y sueño, que quería volver a casa, Lisanna entre gritos propuso que ambos vayamos a buscar alimento para Happy y luego se quedaría la noche en mi casa, no tenía problema alguno que fuera así aunque no entendí cuando me guiño el ojo.
— ¿Qué hacen? —Me estremecí al escuchar tu voz, volteé mi rostro para comprobar de que se trataba de ti y sentí un vuelvo en mi corazón al verte parado atrás mío. ¡Por fin te acercabas! — ¿Interrumpo algo? —Preguntaste de mala manera.
—Happy tiene hambre… —Te comenté. —Íbamos a ir con Lisanna a buscar comida y después… —Tu ceño se fue frunciendo cada vez más, ¿acaso algo te molestaba?
— ¿Puedo acompañarlos?
—Claro. —Respondí de inmediato.
—Mejor vayan ustedes dos… Ya que tienes alguien que te acompañe Natsu, aprovecharé para seguir ayudando a Mira-nee.
Lisanna me sonrió y nos despedimos de ella para después salir del gremio, Happy dormía entre mis brazos como si fuera un niño y el silencio se había establecido entre nosotros, pero no era un silencio incómodo. La noche en Magnolia era fresca, una ventisca movió suavemente tus cabellos y yo me estremecí por el repentino frío.
—Natsu…
Tu voz susurrando mi nombre se había vuelto una dulce melodía, ¡podía ser idiota para muchas cosas! Pero estaba aprendiendo contigo lo que era sentirse realmente extraño.
Entonces me sorprendiste, tu mano tomó la mía y entrelazaste nuestros dedos sin decir absolutamente nada, caminamos en silencio y yo podía sentir tu piel, suave, fría, lo que tanto anhelaba sostenía mi mano con la intención de no soltarme. Presione más fuerte tu mano y tus orbes grises se desviaron hacia mí.
—Tengo frío… —Te mencioné. Dibujaste una sonrisa, aquellas que me fascinaban que fueran solo para mí. ¿Cómo eras capaz de hacerme sentir tantos sentimientos mezclados con cosas tan pequeñas? Empezaba a gustarme el frío, el frío que me recordaba a ti, a tu piel, a tus besos.
Mi corazón late con fuerza cada vez que me haces sentir frío, Gray.