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BRUJAS por Alis Cerventes

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Notas del fanfic:

Hola queridas/os lectores. Aquí les traigo otro proyecto mío, pero para entenderlo les pido que lean estas breves explicaciones:

Personajes:

-Barabatos: "El demonio de la seducción" Se empeña en seducir mujeres, es uno de los demonios o íncubos más atractivos del infierno.

-Flauro: "A quien las brujas veneraban" Se encargaba de hostigar a los exorcistas.

-Asmodeo: "El demonio de la lujuria" Responsable de pervertir los deseos sexuales humanos.

-Alice Kyteler: Era una mujer muy bonita, sofisticada e independiente. Tuvo 4 maridos, fue condenada a morir en la hoguera por afirmar que "Cristo era solo un hombre que fue condenado a muerte por sus propias faltas". Su cuñado la ayudó a escapar a Inglaterra, es la primera bruja de la que se tiene conocimiento.

Historia:

-Sebbaciel a partir de la segunda parte.

-Lizzy ya no está comprometida con Ciel.

"Brujas"

*Primera parte: "Pasado ¿Un primer amor?"

+Siglo XIV: Inglaterra+

Dos entes obscuros se encontraban en lo que era un castillo ubicado en el inframundo, el castillo era inmenso, estaba ubicado al borde de un alto precipicio y a lo lejos se podía vislumbrar una desolada colina. La neblina inundaba el lugar, el silencio hacia su común y apreciaba presencia causando que todo estuviera confortablemente tranquilo. El frío era tan insoportable que ningún ser vivo normal aguantaría permanecer un segundo en el exterior. En una fracción de momento la barrera del silencio fue quebrantada por lo que parecía ser un quejido proveniente de la morada antes descrita:

-¡Ah! Que aburrición- Exclamó un muy bien visto demonio joven -Vayamos a divertirnos Flauro-

-Por enésima vez Barbatos, tu tipo de diversión no me agrada- Dijo otro demonio que le hacía compañía al primero.

-¡Anda! Vamos al mundo humano, es mucho mejor que perder el tiempo aquí- Insistía Barbatos.

 -No comprendo la razón por la que te interesan tanto esos asquerosos seres- Contestó Flauro asqueadamente.

-Es que son tan débiles y engreídos, mienten, se pisotean entre sí, tienen muchas facetas cómicas... y creo que lo mejor de todo es que puedes inventarles cualquier estulticia y ellos la creerán al pie de la letra. Son tan estúpidos.- Reía el menor de los demonios.

-De acuerdo, iré contigo, pero no pienso participar en tus actividades o jueguitos. El solo hecho de estar cerca de esas cosas me provoca escalofríos- Accedió el mayor con tal de que el otro se callara de una buena vez.

Y así partieron al mundo humano, era un 02 de noviembre de 1324. Como eran pasadas de la media noche las calles estaban vacías, no había ruido alguno. Recorrieron todo el lugar buscando a algún pelele (*1) con el que pudieran pasar el rato. Más bien ellos querían a algún pobre iluso al que pudieran mentir y convencer para satisfacer sus deseos carnales, pero en vista de no encontrar un objetivo se dispusieron a regresar a su guarida ~Bien, ya le hice caso y lo acompañé~ pensaba Flauro ~Yo solo deseo descansar y que este inútil deje de molestar. Odio este lugar, los humanos son desagradables, los detesto. Aunque para ser sincero yo solo vine con la esperanza de ver a un gato, esos felinos me enloquecen, son tan bellos, debería de tener uno...~ Los demonios fueron sacados de sus pensamientos por algo que escucharon. A lo lejos, una hermosa voz femenina recitaba algo que les llamó la atención y rápidamente se dirigieron al lugar origen de esa voz.

-"Virgen y madre de Dios, doncella, Virgen y madre de Dios, preñada Virgen y madre de Dios, con leche y madre de Dios, viuda y al pie de la cruz que siempre os llaman Virgen y madre de Dios"- (*2)

La dulce voz provenía de una fea y vieja cabaña que estaba adentrada en el bosque. Ambos demonios se asomaron por una pequeña ventana y vieron a una mujer que realizaba una especie de ritual pagano, ella repetía las mismas palabras una y otra vez.

-¿Qué se supone que esta haciendo? - Preguntó Flauro algo desconcertado.

-¿Venerando a Lucifer? O tal vez este tratando de invocar a tu madre- Respondió Barbatos conteniendo una carcajada.

-Baboso- Le contestó Flauro.

-Ya, parece que esta ¿rezando?- Dijo dudosamente.

-Se ve tan idio...- Flauro iba a burlarse de ella, pero al contemplarla bien quedó cegado ante semejante belleza, sintió algo dentro de su ser, tan solo quería poseerla en ese mismo instante.

Ante la reacción de su amigo Barbatos rió divertidamente y luego le dedicó una muy pícara sonrisa al mayor.

-Me regreso al castillo, así que es toda tuya- Dijo Barbatos bostezando.

-Claro... Espera ¿Qué?- preguntó incrédulo.

-No es de mi tipo, tiene caderas muy pequeñas (*3) y, además, me da pena tener un amigo que es un demonio demasiado poderoso y aún es virgen- Insultó divertidamente a su compañero -así que hazla tuya-

-Estúpido bastardo- Respondió irritadamente.

-Diviértete- Exclamó Barbatos mientras desaparecía dejando solo a su camarada.

Flauro pensó que no podría ser tan mala idea lo que su amigo dijo, así que cuando se sintió confiado tomó una forma humana y se dispuso a abrir la puerta. El sonido de esta hizo que la dama se exaltara, la mujer tomó una daga y retrocedió hasta que su espalda se topó con la pared.

-¿Quién anda ahí?- Pregunto la desconocida.

-Antes que nada, ¿Quién eres?- Le cuestionó Flauro.

-Mi nombre es Alice, ¿Quién eres tu?- Dijo.

-Alice- Dijo calmadamente –Yo soy Flauro-

-¿Flauro? ¿El hombre de las tinieblas? ¿Aquél que va en contra de la iglesia?- Interrogó con una poca de desconfianza.

-Así es- Respondió con sumo orgullo.

-¡Oh, mi gran señor!- Sus ojo se iluminaron, estaba más que contenta –Me siento tan alegre, yo le admiro demasiado-

Flauro se sorprendió ~ ¡Ja! Esto será más fácil de lo que creía~ Pensó el demonio.

-¿En verdad? Entonces, ¿Harás lo que te pida?-

-Sus deseos son órdenes- Contestó ella –Yo le doy mi lealtad entera-

El demonio se acercó a Alice, le acarició y sopló en la oreja para después susurrar:

-Pues si así lo dices, tengo un pequeño problemita, más que nada es un antojo que tengo-

Ella se sonrojó completamente –Me sentiría totalmente honrada de complacerle-

-De acuerdo, pero te advierto que una vez que empiece no habrá vuelta atrás- Amenazó.

-No me arrepentiré, doy mi palabra- Dijo algo asustada.

Ante estas palabras el demonio avanzó lenta y sensualmente hacia ella, parecía que hacía movimientos felinos, se veía tan sexy que ningún ser, tanto humano como sobrenatural, se resistiría a tan  inusual encanto, Flauro era un de los demonios más hermosos de todo el inframundo, tal vez no el más guapo, pero si uno de. Alice sentía que su corazón latía a 100 km/h, ella era una dama muy promiscua, pero no tenía ninguna experiencia sexual con algún ente oscuro, pero no se acobardaría, había dado su palabra y ahora tenía que cumplirla. Flauro acarició su cabello y se dirigió a besar, lamer y morder débilmente su cuello, la mujer comenzó a jadear al sentir como Flauro dejaba sus marcas por su cuerpo y al mismo tiempo soportar que la temperatura de su cuerpo subiera. Alice empezó a acariciar el bien formado cuerpo de Flauro y este también repartía unos violentos, pero excitantes roces por las piernas y muslos de la mujer. Alice llegó a su límite, ya no aguantaba tanto enardecimiento así que desabrochó los pantalones de Flauro y frotaba con gran frenesí el gran y potente miembro de él, este sentía como palpitaba y dejo de contenerse, comenzó a jadear ante tal placer. Por dentro él estaba algo molesto ¿Cómo se había rebajado a hacer tan semejante cosa?, pero no podía concentrarse bien por tanta fruición. Al final ya no pudo más y salvajemente hizo que Alice se arrodillara, acto seguido mostró su bien dotado falo y lo acercó a la cara de ella incitándola a que lo probara. Alice gustosamente acató la petición y sin pensarlo siquiera  metió de una sola vez el descomunal sexo del Flauro a su cavidad bucal y comenzó con un pequeño y tortuoso, pero exquisito vaivén que poco a poco aumentaba de ritmo. Alice proporcionaba besos y lamidas, estaba más que concentrada en esa labor. Alice sonreía en su interior al conseguir unos sonoros gemidos por parte de Flauro ¿Y cómo no los iba a conseguir? Alice era una experta. Paso poco tiempo y Flauro se corrió en la boca de ella y la obligó a tragarse toda su esencia, está era la felación más deliciosa y placentera que había recibido, por lo menos hasta ese instante, pero aún así no estaba del todo satisfecho, todavía sentía la fuerte necesidad de hacerla suya, de marcarla en ese preciso momento. Sin nada de delicadeza se deshizo de toda la molesta indumentaria y alzó las piernas de Alice, ella se asustó en demasía, no estaba preparada, pero al demonio no le importó y la penetró de la manera más brusca y dolorosa posible. Ella no lo aguantó y comenzó a llorar, podía sentir como un intenso fuego la quemaba con cada entrada y salida del gran falo del ente. (*4)

-¡Ah! ¡Ah! Duele, por favor, espere un momento- Sollozaba.

-¡NO! Yo te advertí que una vez que empezara no me detendría, ya no puedes arrepentirte, incluso me diste tu palabra- Contestó jadeando.

-Pero yo…-

-¿Me vas a desobedecer?- Preguntó con una grave voz.

-No, lo siento- Se disculpó resignadamente soltando más lágrimas. El dolor era insoportable, pero ella quería complacerlo.

Flauro aumentó la rapidez y agresividad de sus embestidas, se corrió infinidad de veces dentro de ella, la poseyó en múltiples posiciones, pero aún así no estaba totalmente conforme porque, como todos saben, los demonios no son criaturas fáciles de complacer, más cuando de sexo se trata. El ente llegó a un punto en el que dejó a Alice totalmente exhausta y al no poder más se desmayó.

Al dar por finalizada su tarea Flauro decidió retirarse y abandonarla, ya no tenía porque quedarse en ese lugar, pero cuando estuvo a punto de marcharse se volteó a dedicarle una última mirada y obtuvo una imagen perfecta. Ella estaba plácidamente dormida y los débiles rayos de sol hacían un muy buen contraste en las hermosas y femeninas facciones de Alice. Esto hizo que el demonio se sintiera de forma extraña, algo se movió en su interior impidiendo que la abandonara para siempre  ~ ¿Qué es este sentimiento?~ pensaba ~Es como atracción, deseo, lujuria… no, es algo más fuerte, nunca lo había experimentado. Se siente más profundo…~ Al final optó por quedarse con ella hasta que despertara- Y así fue, cuando Alice despertó el demonio se fue, no sin antes llegar al acuerdo de que él la buscaría cada vez que se sintiera deseoso de poseer algún cuerpo.

Con el paso del tiempo estos encuentros se volvieron más comunes y a Alice ya no le parecían dolorosos, sino que ya los sentía placenteros y los esperaba con ansias. En cambio, Flauro se sentía cada vez más extraño siempre que pensaba en Alice y un día, una vez se cercioró de que esos sentimientos fueran reales, pasó de puras sesiones de sexo desenfrenado y con cero compromisos a declararle sus sentimientos y confesarle su amor:

-Buenas tardes, mi señor, ¿Para qué razón solicitó mi presencia?-

-Alice, déjate de formalidades, yo vengo a pedirte que dejes de ser mi compañera sexual…-

-¿Qué? ¿Acaso hice algo mal? Discúlpeme, no era mi intención causarle problemas. Por favor, deme otra oportunidad, le prometo que mejoraré- La mujer estaba al borde de las lágrimas.

-No, no es eso. Lo que quise decir es que ya no deseo que seas mi juguete sexual, quiero que te conviertas en mi amante, en mi pareja- Dijo tendiéndole la mano.

Alice no se esperaba tan bella confesión.

-Claro que si- Contestó llorando de felicidad –Sería un gran honor el volverme su pareja-

Ambos se ciñeron en un abrazo, compartiendo sus sentimientos y calidez en una helada tarde de otoño, así se juraron amor eterno.

+Poco tiempo después+

La pareja se volvió más unida, se tenían demasiada confianza y estaban muy contentos, pero lo que Alice no sabía es que un demonio enamorado puede ser muy peligroso. El tener a un ser de la obscuridad rendido a tus pies trae muchos beneficios, pero un demonio despechado es algo que nunca querrás ver. Estos seres son muy pasionales cuando de amor se trata, al igual que no se fijan en si eres hombre o mujer, solo buscan a alguien que sea igual que ellos de manera mental. Pero a la vez son demasiado celosos y posesivos.

Su relación era perfecta, toda iba de maravilla. Flauro era uno de los demonios más poderosos de todo el infierno, se había ganado el favor de muchos seres de su especie y de esta forma consiguió transformar a Alice en una bruja y así pasarían toda la eternidad juntos. ¡Ay! El amor, según la mayoría de las personas es uno de los sentimientos más lindos que puedan existir y a la persona que logra obtenerlo la ven como un dios por el hecho de que es muy difícil conseguirlo. Pero desde mi punto de vista es uno de los peores sentimientos, hace fallar a tus 5 sentidos, no puedes razonar. La mayoría de las veces te vuelve idiota y causa que deposites toda tu fe y confianza en esa persona que es tan especial y única para ti, pero puede que esta no te corresponda y al final terminas decepcionado, deprimido, herido. Y luego te recuperas para solo caer en el mismo ciclo, no me malinterpreten, solo soy muy pesimista. Algo parecido sucedió con nuestros personajes.

-Entonces, cuando el contrato se cumplió por parte del demonio, el contratista no quiso cumplir con lo que le tocaba. El demonio se molestó tanto que comenzó a perseguirlo hasta que diera su alma, pero, como siempre, la iglesia intervino y ahí es donde debo aparecer. Todo sea por el bien de los nuestros- Explicaba Flauro antes de partir.

-Está bien, pero prométeme que volverás pronto- Pidió Alice.

-Lo prometo- Contestó Flauro dándole un tierno ósculo a su bella bruja.

+3 Semanas después+

Ya había pasado bastante tiempo desde que Flauro partió y el aludido no volvía. Alice lo extrañaba y, más que nada, estaba rebosante de lujuria, deseo y pasión, necesitaba satisfacerse y la espera por Flauro parecía eterna, Y aquí es donde hace aparición Asmodeo, el demonio de la lujuria. Asmodeo tenía ganas de cumplir sus deseos carnales y quedó totalmente excitado al contemplar la belleza de Alice, así que se dirigió a ella para engañarla y hacer que cayera en sus garras, además de poder gozar tan buen cuerpo:

-¡Ya te dije que no!-

-Anda, se que lo deseas más que yo- Insistía Asmodeo.

-No es así-

-¿En verdad?-

-No puedo, yo amo a Flauro-

-¿Y él?-

-¿Él qué?-

-¿Él te ama?- Cuestionó.

-Claro que si- Alice se sintió nerviosa.

-¿Y por qué no está aquí, a tu lado, complaciéndote?-

-Porque el está ocupado con un trabajo-

-¿Un trabajo es más importante que tu?- Dijo Asmodeo en un tono burlón.

-N-No es eso- Alice tartamudeó.

-En lo personal, yo hubiera mandado al carajo el trabajo por estar junto a ti- Asmodeo sonreía, su plan estaba dando frutos.

-¿En serio?- Preguntó Alice, estaba cayendo en su trampa.

-Si, anda. Flauro no sospechará- Asmodeo le susurraba en el oído –Y un cuerpo tan hermoso no debería desaprovecharse. Eres la mujer más bella que alguna vez pude conocer. No hay belleza igualable a la tuya-

-¿De verdad crees que soy bella?- Alice cayó ante semejantes palabras.

-Si, entonces, ¿Qué dices? Tú ganas, yo gano y nadie sale lastimado-

Era una propuesta tan tentadora que no se abstuvo de rechazarla. Alice terminó siendo poseída por Asmodeo, en una muy pudorosa sesión erótica y al finalizar Asmodeo desapareció sin más. Alice pensaba que podría mantener el secreto y que Flauro nunca se daría cuenta. ERROR.

+Pocas semanas después+

-¡No me toques! No eres más que una simple puta barata- Flauro le gritaba a Alice, había perdido la cordura y sentía un gran dolor.

-No es lo que crees, estás malinterpretando las cosas- Alice lloraba incontrolablemente.

-¡No mientas! Aún tienes su maldita esencia en todo tu ser- Dijo con una voz cargada de coraje.

-Lo siento- Alice trataba de disculparse –Perdóname, no pensé bien las cosas. Pero no significó nada, no sentí nada, solo te amo a ti-

-¡Me das asco! ¿Dónde quedó ese amor que me profesabas?- Dijo exaltado y luego bajó la voz –Te di todo lo que podía ¿Y así me pagas?-

-Por favor, tenme piedad-

-¿Piedad?- Esa palabra destrozó por completo la poca sensatez que le quedaba -¿Sabes? Muchos demonios tiene piedad- Dijo macabramente haciendo que Alice se incomodara –Lástima que yo no soy uno de ellos-

Flauro le dio una bofetada tan fuerte que terminó tirándola al suelo, después le haló el pelo y la tomó por el cuello, ahorcándola, haciendo que el aire se le acabase poco a poco, quería hacerla sufrir así como él lo hizo.

-Me e-estas lasti-lastimando- Dijo Alice entrecortadamente.

-Shh, como basura te portas, como basura serás tratada- El rostro del demonio se deformó totalmente.

Flauro atravesó el cuerpo de Alice con el puño cerrado y solo se escuchó el ruido de los órganos internos de Alice caer al piso. La bruja soltó un grito de dolor y desesperación mientras Flauro sonreía macabramente ante su acción. Tiró el cuerpo de la bruja cual muñeca de trapo y lo estrelló contra la pared mientras Alice lloraba para después desmayarse ante la pérdida de sangre. Flauro salió de la cabaña y la prendió para darle una muerte “digna” a quien una vez fue su amor.

-Hasta nunca desgraciada- Dijo mientras se esfumaba, volvería al infierno. Ya no tenía nada que hacer, nadie con quién estar en el mundo humano, había acabado con la vida del ser que más amaba, o al menos eso creyó…

*Segunda parte: "Males recordados, el pasado nos persigue"

+Siglo XIX: Afueras de Londres+

b35;Después de siglos de tanto esperar,

se despertaron para regresar.b35;

18:30 – 31/10

  El sol ya se había ocultado (*5). Un codicioso joven llamado Sammael se dirigió al bosque con intensiones de realizar un ritual pagano, algo muy penado por el simple hecho de ir en contra de la religión, de rechazar a la iglesia. Él era un chico que se interesaba demasiado en lo oculto y en lo paranormal, pero más que nada era un tonto  que quería fuerza y deseaba poder. Al realizar durante semanas una ardua investigación en la biblioteca dio con un libro de rituales y hechizos, y hubo uno en particular que lo cautivó. Este ritual consistí en que al recitar ciertas palabras con ciertos factores cumplido, obtendrías los poderes de de una bruja muy poderosa, pero de hacerlo mal podrías traer desgracias. Al llegar a un lugar muy alejado preparó todo para dar inicio a su “ceremonia”.

-“Poderes de las brujas- Recitaba –viajen invisibles a través de las brumas. Vengan a mí que os invoco, vengan a nosotros que os acercamos-

De un momento a otro toda luz se extinguió y solo la luna iluminaba el tétrico ambiente, a pesar de tanta obscuridad Sammael pudo diferenciar la silueta de un escultural cuerpo, se quedó parado, en silencio y asustadamente contemplaba esa figura enfrente de él. La desconocida mujer volvió a encender las velas.

-¿Cuál es tu nombre?- Preguntó dedicándole un cálida sonrisa.

-Sammael- Respondió obnubilado con tanta beldad.

-¡Oh Sammael! ¿Tu me invocaste?-

-¿Có-Cómo?-    

-¿Tú me liberaste?-

-Eso creo-

-Muchas gracias- Dijo con fingido agradecimiento.

-No hay de que- Dijo nerviosamente.

-No seas tan modesto, en verdad te agradezco, no sabes lo aburrido que es tener que dormir por toda la eternidad- Le comentó con un leve puchero –necesito diversión- Dijo seductoramente –Y a ti debería darte un premio- Susurró en su oído y le guiñó el ojo.

-¿Un pre-premio?- Cuestionó cándidamente.

-Así es- Respondió sensualmente.

 

b35;Magia, lujuria y hechizos de amor,

ritos ocultos, sombría pasión.b35;

 

La misteriosa dama empujó a Sammael haciendo que este se cayera al piso y se acercó gatunamente hacía él. Lo besó apasionadamente introduciendo su lengua en la boca del joven e incitándola a que lucharan en una excitante pelea. La inexperta lengua del joven trataba de recorrer la cavidad bucal de la mujer y ella solo reía divertidamente ante tal acción. Ambos comenzaron a proporcionar seductoras caricias en los cuerpos ajenos y la dama sentía que ya no podía más, necesitaba ser poseída en ese momento. Bajó hasta el miembro de Sammael y comenzó a bajarle la bragueta del pantalón que este vestía.

-U-Un momento- Sammael estaba nervioso, era su primera vez.

-Shh- Le chitó la bella mujer –Deja que te de un placer inimaginable-

Ella empezó a hacerle una muy satisfactoria felación y cuando saboreó el líquido pre-seminal de Sammael se detuvo para sentarse encima del falo del aludido y comenzar a cabalgar sobre él. Sammael se sentía en el paraíso y cerró los ojos para sentirlo aún mejor. Todo iba a la perfección hasta que sintió un dolor enorme en el pecho y tenía la sensación de que un líquido espeso recorría su pecho. Al abrir los ojos se dio cuenta de que ella le había desgarrado el pecho y comenzó a beber su sangre, Sammael quedó en una especie de trance por miedo, no sabía que hacer, sentía que no podía mover su cuerpo, ella sonrío macabramente y comenzó a provocar que más sangre saliera. Sammael solo gritaba y pedía ayuda, quería que se detuviera, sin embargo ella no lo hacía, solo gemía totalmente extasiada. Pocos minutos después los gritos cesaron, Sammael perdió la vida.

-¿Tan rápido? Que poco aguante, ya recordé porque me dejaron de interesar los humanos-

Arrancó el corazón de Sammael para consumirlo y luego, con un chasquido de dedos, hizo cenizas el cuerpo sin vida del joven.

-Gracias por la comida y por el tiempo de… ¿Diversión?- Dijo soberbiamente –Ahora, Flauro voy por ti amor mío, esta vez no dejaré que nada ni nadie nos separe- Dicho esto se carcajeó macabramente y emprendió un viaje en busca de su amante.

b35;Sus ojos son estrellas, su piel oscuridad.

El rey de las mentiras, su único amor de verdad.b35;

+Mansión Phantomhive+

19:00 – 31/10

-Vamos joven amo, se esta haciendo muy tarde- El mayordomo de los Phantomhive se encontraba frente a  la puerta de la habitación de Ciel, el pequeño conde se negaba a salir.

-Sebastian, en primer lugar, ya te dije que me llamaras por mi nombre y en segundo, no pienso salir así- Ciel se quejaba.

-Anda Ciel, no puede ser tan malo, Lady Elizabeth se esmeró mucho en conseguirnos estos disfraces- Sebastian no podía convencerlo.

-Eso lo dices tú porque tu disfraz no es tan tonto como el mío-

-Eso cree, pero en verdad me veo ridículo, ahora ¿Podría salir?-

-Ya te dije que no, te burlarás, todos se burlarán y no veo necesario el vestir esto, no me gustan las celebraciones y bien lo sabes- Decía Ciel enojadamente.

-Vamos Ciel, le prometió a su prima que la acompañaría esta noche, solo será un rato- Sebastian estaba algo harto de la situación.

-No quiero, no sé porque Elizabeth eligió esto para mí, la mataré algún día de estos-

-¿En verdad no piensa salir?-

-No-

-Bien, llamaré a la mansión Middleford para cancelar, lástima que se perderá tan excelente oportunidad para CONSEGUR DULCES de manera GRATIS- Dijo haciendo énfasis en las palabras importantes.

-¿Dul…? Espera, tienes razón, debo cumplir con mi palabra, pero antes, tienes prohibido el burlarte. Es una orden-

-Yes, my Lord- Respondió sonriendo, siempre encontraba un modo de convencerlo.

La puerta se abrió lentamente y de ella salió Ciel con su disfraz, Sebastian se quedó embobado viendo a Ciel, se veía tan hermoso, ese disfraz le sentaba muy bien.

b35;Somos las parias de la santidad, somos la tumba de la realidad.

Vestidos negros nos cubren la piel, nos maquillamos con sangre de ti.b35;

 

Ciel vestía un pantalón negro de cuero, obviamente este se pegaba muy bien a sus piernas haciendo que lucieran muy bien. También portaba una camisa negra, algo suelta, junto con unas botas altas y una escoba pequeña en mano. En su cabeza posaba un sombrero negro de punta con una brillante y dorada hebilla. Sebastian creyó que era la brujita más sexy y linda que había visto en toda su sobrenatural vida, se sonrojó con solo verle. En cambió Ciel no pudo evitar soltar una gran carcajada al ver a du mayordomo disfrazado.

-Tenías razón- Dijo riendo divertidamente –Si te puedes ver más estúpido que yo-

Sebastian vestía un traje totalmente negro, un poco más ajustado que su uniforme de mayordomo, pero no tanto como el disfraz de Ciel, En su cabeza había una diadema con unas muy peluditas orejas y en la parte trasera se asomaba una esponjosa, larga y felina cola, mientras que en su cara tenía pintados unos bigotitos y una nariz de gato.

-No me molesta que se ría, toda buja que se respete debe tener un gato negro- Dijo acercándose a su oído –pero ese no es un buen vocabulario, debería de darle un lección-

Sebastian cargó a Ciel y lo metió a la habitación. Después lo depositó suavemente en la cama y se volvió para ponerle seguro a la puerta. Sebastian volvió con su joven amo y lentamente se posicionó sobre él, procurando no descargar todo su peso en Ciel para no lastimarlo. Besó su mejilla y después sus labios, Ciel sentía como la experta lengua del mayor recorría su boca, suave y dulcemente. Se separaron por falta de aire.

-¿Qué no me estabas apresurando porque era tarde?- Dijo Ciel con un toque de sensualidad y algo agitado.

-¿Qué no quería mandar el tiempo al carajo?- Respondió Sebastian en el mismo tono.

-Creo que tienes razón- Contestó Ciel enredando sus brazos alrededor del cuello de Sebastian y rozando sus labios con una pequeña sonrisa -¿Deberíamos irnos o quieres esperar un poco?-

-Suena tentadora la idea de quedarnos, la verdad es que me provoca mucho vistiendo de esa forma-

-¿En verdad? ¿De qué manera?- Preguntó con fingida inocencia.

-¿Quiere que se la muestre?- Cuestionó seductoramente en su oreja, soplando un poco.

-Hazlo- Contestó embriagado por el aliento del demonio, ese dulce aliento era como un gran afrodisiaco para el menor, hacía que se alejara del mundo.

 

b35;La brisa del ocaso, la llama avivara.

La hoguera nos calienta, dulce mortalidad. b35;

Sebastian mordisqueó juguetonamente la oreja del menor, con su lengua recorrió toda la mejilla de Ciel y terminó en su boca donde plantó un provocador y pasional ósculo. Al separarse el mayor le lanzó una lasciva mirada y se dirigió a atacar el cuello de Ciel, este jadeaba ante tanta fogosidad, el demonio sonrío y comenzó a repartir traviesas caricias por su cuerpo, el conde solo se estremecía con el frío tacto de Sebastian. Poco a poco iban perdiendo la poca cordura que les quedaba y ansiaban con frenesí el sentir la piel del otro, sin nada de por medio. Sebastian se deshizo de toda la estorbosa vestimenta, claro que lo hizo de una manera lenta, le encantaba hacer sufrir a su amo, debía de admitir que era un sádico total, pero ¿Qué se le puede hacer? Está en su naturaleza después de todo.

El demonio contempló el pequeño, blanco y desnudo pecho de su joven amo y comenzó a besarlo como si su vida dependiera de ello, luego descendió muy despacio y dejando un camino de besos, recorriendo su abdomen, llegando a su entrepierna donde tenía una notoria erección, la rozaba “accidentalmente” y reía al escuchar los excitantes gemidos de Ciel, esto hizo que se “prendiera” más y empezó a propinarle unas tortuosas lamidas al sexo del conde. Ciel solo gemía y suspiraba, quería pedir más, pero no dejaría que su demonio ganara esta batalla llena de pudor, así que se tapaba la boca y volteaba hacía la pared tratando de cubrir su sonrojo. Sebastian creía que su amo era demasiado divertido, ¿Por qué tenía que ser tan obstinado? ¿Qué no ya lo habían hecho infinidad de veces? El demonio recorrió más lentamente con su lengua desde la base hasta la punta y Ciel explotó, ya no pudo más, Sebastian siempre sabía cómo ganar.

 

-M-más, por favor, sigue- Decía el conde totalmente extasiado

.

Sebastian soltó una risita y de una sentada engulló el miembro de Ciel, este se sentía en el paraíso, pero también quería darle placer a su mayordomo, así que después de tomarse unos segundos para agarrar valor se levantó e hizo que Sebastian se sentara.

 

-Eh… Ciel, ¿Qué está haciendo?- Preguntó algo sorprendido e ingenuo.

 

-Shh, solo déjame continuar, confía en mi- Contestó ruborizado.

 

-Está bien- Accedió.

 

Ciel besó a Sebastian y después bajó hasta donde estaba el falo de este, hizo lo mismo que el maldito demonio le hizo en un principio y Sebastian se dejaba llevar ante tal éxtasis. El mayor tomó las caderas del menor e introdujo su lengua en la estrecha cavidad del menor, Ciel solo soltaba profundos suspiros ya que el gran miembro del demonio no lo dejaba hacer nada más, se atragantaba con él. Minutos más tarde ambos se corrieron y Sebastian degustaba la esencia del menor y este trataba de no ahogarse con ella.

Sebastian se levantó para cambiar de posición y acostó a Ciel posicionándose delicadamente sobre él para no herirlo.

 

-¿Estás listo?-

 

-S-si, apresúrate-

 

-Como ordene-

 

 Sebastian se introdujo de una sola estocada arrancando un pequeño grito de dolor por parte de Ciel, después esperó a que este se acostumbrara para poder moverse. Luego de unos cortos momentos, Ciel comenzó a mover sus caderas e una señal para indicar que el demonio podía continuar, casi al instante Sebastian empezó a dar unas suaves estocadas mientras besaba nuevamente su bello amante. Luego inició con un descontrolado vaivén sacando más gemidos y unas cuantas lágrimas del pequeño conde, Sebastian jadeaba y en unos minutos después ambos llegaron al orgasmo, Ciel en sus abdómenes y Sebastian en el cálido interior de su amo. Cuando se relajaron el demonio fue a prepararle una ducha a Ciel para luego volver a vestirlo.

 

b35;Desnudas bailaremos, vestidas de sudor,

esperando a que llegue el Diablo y nos llene de amor.b35;

+Mansión Middleford+

21:30 – 31/10

En una bellísima mansión se encontraba una linda muchachita de cabellos rubios totalmente molesta y desesperada mientras regañaba a  un par de bellos caballeros por ser tan impuntuales.

 

-¿Por qué llegaron tarde? Ciel, me prometiste que irías conmigo- Dijo haciendo un puchero.

 

-Lizzy, no fue mi culpa, fue de Sebastian- Contestó queriéndose excusar.

 

-Lo siento Lady Elizabeth, pero el amo tenía otros asuntos que atender-  Dijo el demonio mirando coquetamente a su amo provocando un pequeño sonrojo en él.

 

-¡Ya estuvo! Dejémonos de tantos preámbulos y acabemos con esto de una buena vez-

 

-¿Pero qué dices? Si te vez tan tierno vestido de bruja-

 

-¡Elizabeth! No digas tonterías-

 

-Concuerdo con la señorita Middleford, ese traje le sienta bien joven amo- Dijo burlonamente.

 

-¿A sí?- Contestó sonrojado, pero no perdería su orgullo, no nuevamente –Pues tú no te quedas atrás, te ves muy bien vestido de gato-

 

-Gracias- Respondió el demonio.

 

-¡Vamos! Quiero conseguir muchos dulces esta noche- Dijo emocionadamente la joven.

 

Ciel y Sebastian se resignaron y siguieron a la molesta jovencita hasta la ciudad. Había niños disfrazados y padres acompañándolos por doquier. El conde se sentía algo incómodo ya que no le gustaba estar rodeado de tanta gente, pero eso se le pasó a los pocos minutos cuando solo se concentró en conseguir dulces. No quería admitirlo, pero se estaba divirtiendo y Sebastian pudo notarlo, pero optó por no decir nada para no arruinarle la noche a su querido amante. Unas casas más adelante Sebastian sintió algo extraño.

 

-Imposible…- Murmuró, después decidió ignorar su pensamiento ya que, según él, era estúpido e improbable.

Pero cuando quiso volver a estar cerca de su joven amo sintió que alguien o más bien algo le llamaba.

 

-Anda, ¿En verdad piensas ignorarme?-

 

-¿Qué haces aquí?-

 

-Que forma de hablarme, ¿Qué no somos amigos?-

 

-Barbatos, ¿Qué es lo que buscas?- Dijo algo molesto.

 

-Jajajaja, te ves bien, ¿Qué se supone que eres?- Se burló Barbatos.

 

-¿Qué es lo que deseas? Apresúrate que tengo prisa- Respondió cansinamente.

 

-Veo que te siguen atrayendo las brujas, Flauro- Dijo viendo a Ciel – ¿O debo llamarte Sebastian?-

 

-Ya me voy, eres insoportable-

 

-¡Oh vamos! Solo bromeaba, no tienes sentido del humor. Yo vengo en son de paz- Volvió a burlarse –Solo quería advertirte-

 

-¿Advertirme? ¿De qué?- Preguntó extrañadamente.

 

-¿Acaso vas a decirme que no sentiste su presencia?-

 

-Si, pero es imposible, ella debe de estar muerta-

 

-Pues no, ella está viva. Viene a buscarte, parece ser que quiere estar contigo y no creo que acepte un no como respuesta- Dijo seriamente.

 

Sebastian tragó saliva, vio como su viejo camarada se alejaba y volvió a donde Ciel y Elizabeth estaban, pero ellos se habían ido ~ ¡Rayos!~ pensó.

 

b35; Baños de sangre nos lamen la piel,

gotas de lágrimas sacian la sed b35;

En la entrada de Londres se encontraba una mujer, cubierta de sangre, con la ropa hecha jiras, sin embargo era hermosa, la dama con una belleza tan indescriptible que con solo verla por unos segundos sería imposible borrarla de tu mente. Estaba a punto de entrar a la ciudad cuando una figura negra se posó enfrente tapándole la entrada.

 

-Ni creas que darás un paso más, Alice- Dijo la figura.

 

-¿Barbatos? ¡Ja!- Se burló -¿Acaso piensas que un íncubo como tu puede detenerme? No estorbes, vengo en busca de Flauro-

 

-¿Tan desgraciada eres que piensas arruinarle la noche después de lo que hiciste?- Cuestionó Barbatos.

 

-Mira, lo que haya pasado entre nosotros no es de tu incumbencia. Estuvo mal lo que hice, pero se que él todavía me ama. Me perdonará y volveremos a estar juntos- Dijo totalmente ilusionada.

 

-Sabía que eras retrasada, pero no creí que llegarías a este nivel, ¿De verdad piensas eso? ¿Qué te hace creer que será así?- Se bufó.

 

-Él dijo que me amaba, así que apártate, voy a encontrarlo- Dijo Alice algo irritada.

 

-Amaba, tiempo pasado, ¿Creíste que seguiría junto a ti después de aquella falta tan grave? Pues lo siento, él ya no te ama, es más, hasta tiene un nuevo amor, uno que es mucho mejor que tú-

 

-¡Mientes! ¡Apártate si no deseas morir!- Gritó enojada.

 

-Me gustaría que lo comprobaras tu misma, pero no pienso dejar a mi amigo sólo en esta batalla-

 

-Tu te lo buscaste, era tu ultima oportunidad- Dijo sumamente molesta.

 

-No te tengo mie…-

 

Barbatos no alcanzó a terminar su diálogo ya que Alice se lanzó sobre él con intensiones de dañarlo, el demonio, que tenía algunas habilidades, logró esquivarla haciendo que se tropezara y causando aún más su furia.

El demonio trató de herirla, pero ella era fuerte, tiraba patadas, pero ella las esquivaba. Barbatos se distrajo por un segundo y Alice aprovechó para lastimarlo. Barbatos no lo veía venir, así que no se alcanzó a apartar y ella le atravesó un costado de su abdomen haciendo que este cayera gravemente en el piso.

 

-Para eso me gustabas, te advertí que no podías conmigo, pero tu ignorancia te llevó a esto- Dijo Alice socarronamente.

 

-Haz lo que quieras, de todos modos Flauro no te aceptará-

 

-Eso lo veremos-

 

Alice sintió un aroma, ~ ¡Flauro! ~ pensó y rápidamente desapareció del lugar dejando tirado a Barbatos.

 

 

b35; Flores que mueren, sombrío jardín.

Sudando blasfemias ahogamos su fe. b35;

 

Sebastian se sentía desesperado, ¿A dónde irían Ciel y Elizabeth? ¿Por qué justo en la noche en la que deciden salir tiene que pasar esto? No estaba completamente seguro de lo que Alice deseaba, pero sabía que iba a ser nada bueno. El moreno fue sacado de sus pensamientos por una voz extremadamente chillona y automáticamente se agachó. Un shinigami pelirrojo se estrelló con la pared.

 

-¡Eso dolió Sebas-chan!- Chilló.

 

-Señor Grell, ¿Cuántas veces debo de pedirle que no me trate de una manera tan impropia?- Dijo molesto.

 

-Se que me deseas- Respondió sensualmente.

 

-¿Sabe? Mi joven amo no está cerca, así que tengo la libertad de romperle el rostro- Le amenazó.

 

-¡Sebas-chan! Eres terrible, tu si sabes como tratar a una mujer- Sonrió pervertidamente.

 

-¿Puedo preguntar que hace en este lugar?-

 

-¡Ay! Eres muy serio, pero tú ganas. Will me mandó a checar el lugar porque al parecer ha habido una alerta de una fuerte magia por aquí cerca, creo que se trata de una bruja, así que debo de deshacerme de ella- Contestó sacando su guardaña y mostrando un gran sonrisa.

 

Sebastian sintió que su estómago se revolvió, al parecer Alice si había vuelto.

 

-Bueno, con su permiso me retiro que tengo que encontrar a bocchan- Se despidió el demonio.

 

-Yo te acompaño- Dijo el pelirrojo.

 

Sebastian iba a detenerlo, pero pensó que tal vez necesitaría ayuda, así que no lo detuvo. Ambos se retiraron del lugar en busca de Ciel y Elizabeth. También querían encontrar a Alice ya que representaba un gran peligro y tenían que erradicarla de una vez por todas. Sebastian no sabía en donde buscar a Ciel, así que fue al primer lugar que se le ocurrió.

 

b35; Su tumba nuestra casa, sacrílego festín.

Su trono nuestros cuerpos que torturan sin fin. b35;

-Hola señor mayordomo, ¿Qué le trae a mi tienda?- Dijo el shinigami de pelo plateado con su característica risita.

-¿Mi joven amo no ha venido a visitarle?- Preguntó algo ansioso.

-Vaya, ¿Así qué el conde se perdió? Lamento decirle que no ha venido-

-¡Sebas-chan! Estoy aburrido, vayamos a divertirnos a otro lado- Interrumpió Grell.

Sebastian solo lanzó una mirada fulminante y Grell volvió a guardar silencio.

-Cambiando de tema, señor Undertaker ¿Sabe como matar a una bruja?- Preguntó Sebastian

-Creo que si, hay un método. No es difícil de hacer, pero si de conseguir- Contestó pensativamente.

-¿Podría decirme cuál es?- Insistió el demonio.

-Necesita una rosa blanca, una semilla de mostaza y…- Se quedó meditando -¡Ah! Sal marina, una pisca de sal marina. Esto volvería mortal a una bruja y en ese estado es demasiado fácil matarla. Es demasiado fácil el conseguir y mezclar los ingredientes, lo difícil es hacer que la bruja beba el brebaje- Explicó.

-Ya veo- Dijo Sebastian –Bien, nos retiramos, gracias por su ayuda señor Undertaker-

-No hay de que- Contestó el albino

Sebastian y Grell salieron del lugar, el mayordomo pensaba en cómo conseguir que Alice bebiera el brebaje y creyó que no sería cosa fácil. De repente fue sacado de sus pensamientos al sentir una fuerte y malvada presencia. Volteó hacia al shinigami y lo vio muy serio.

 

-Veo que la notó- Dijo el demonio.

 

-¿Tu también la sentiste? Veo que si te subestimo mucho- Contestó.

 

-Vayamos hacia ella- Respondió.

 

El par de seres sobrenaturales se echaron a correr tras la dueña de esa esencia.

 

b35; Péganos más fuerte, péganos señor.

Dulce néctar de sangre, fluidos y algo de dolor.b35;

 

Ciel y Elizabeth siguieron su camino, iban a avisarle a Sebastian, pero Ciel vio que estaba muy entretenido en una plática, así que no quiso interrumpirlo y mejor continuaron solos.

 

-¿Todavía no estás satisfecha?- Preguntó Ciel algo cansado. Si, quería seguir juntando dulces, pero deseaba más el estar junto a Sebastian.

-Vamos Ciel, aún es temprano y yo quiero llenar mi bolsa- La niña hizo un puchero.

-Está bien, sigamos, pero solo unas cuantas casas más- Dijo en un suspiro.

-Claro- Contestó feliz la rubia.

Mientras tanto, a unos cuantos metros del lugar Alice se acercaba a toda velocidad hacia ellos. Sentía la presencia de Sebastian y quería verlo nuevamente. Grande fue su sorpresa al llegar al lugar y por más que buscaba a Sebastian no podía divisar. Después de calmarse un poco volvió a buscarlo, pero se dio cuenta de que ese aroma no venía de Sebastian, si era de él, pero provenía de un pequeño niño de cabellos azulados.

-Así que es verdad el que Flauro tiene un nuevo amante- Se dijo tristemente –Pues yo no lo permitiré, ¡Flauro es mío!-

La bruja saltó de su escondite y se dirigió hacia Ciel. El conde pudo ver que ella se acercaba y no sabía que hacer, no supo cómo reaccionar. ¿Quién era ella? Nunca antes la había visto, no la conocía ¿Por qué lo veía con tanta rabia?

Antes de que la bruja pudiera herirlo una débil figura se atravesó en su camino.

-¿Otra vez tu? ¿Qué no te había eliminado?- Preguntó irritada.

-Debes ser muy estúpida para creer eso- Barbatos sonrió descaradamente.

-¿A si? Prepárate porque no pienso dejar que alguien arruine mis planes-

-Entiende que él ya no te quiere, déjalo tranquilo-

-Claro que me quiere- Dijo muy enojada -¡Solamente está confundido! Y yo voy a destruir eso que le genera confusión- La última frase la dijo mirando a Ciel de una forma muy macabra.

-No creas que te lo haré fácil- Dijo Barbatos mientras ocultaba a Ciel y a Elizabeth con su cuerpo.

b35; Ven con nosotras a la oscuridad

dulce forma de morir.b35;

 

 El demonio y la bruja se lanzaron a un sangriento encuentro mientras Ciel tomó a Elizabeth del brazo y corrieron a buscar un escondite. Llegaron a unos arbustos cerca del lugar donde se desataba la pelea y Ciel comenzó a llamar a su fiel sirviente por medio del contrato, pero no se concentraba, seguía pensando en la charla que tuvieron esos 2 seres. ¿La bruja quería matarlo porque era causante de una confusión? ¿Quién era ella? ¿Hablaban de Sebastian? ¿Quién era ella para Sebastian? Ciel se sintió muy deprimido y tenía impotencia, no sabía que hacer en esa situación y lo pero del caso es que su ex prometida también corría peligro por “su” culpa.

Después del sanguinario encuentro, el muy demacrado cuerpo de Barbatos cayó al piso y los dos jóvenes que estaban escondidos entraron en un profundo miedo, ¿Qué sucedería? ¿Por qué Sebastian no llegaba?

-Espero y ya te dejes de meter en mis asuntos maldito demonio- Espetó Alice al cuerpo inmóvil del ser obscuro –A ver, ¿En dónde rayos te metiste?-

A Alice le pareció aburrido tener que buscar a su víctima, así que sonrió al pensar en una forma en la que él fuera hacia ella.

- b35;Come little children, I’ll take thee away- Cantó, su voz era maravillosamente hermosa –into a land of enchantment, come little children, the time´s come to play here in my garden of shadows. b35; -

De la nada Ciel se sintió mareado y totalmente hipnotizado por la voz de Alice, se levantó y Elizabeth lo miró confundida, no sabía qué es lo que Ciel estaba haciendo.

- b35;Fallow sweet children, I’ll show you thee way. Through all the pain and the sorrows weep not poor children. For life is this way, murdering beauty and passionsb35;-

Ciel salió de sus 5 sentidos y comenzó a caminar hacia la bruja, Elizabeth se soltó llorando y trataba de detener a su primo.

-Ciel, ¿Qué haces? No vayas, por favor, no me dejes sola. Estás en peligro, ocúltate- Susurraba suplicante.

Sin embargo Ciel no hizo caso y siguió su camino.

- b35;Hush now dear children, it must be this way to weary of life and deceptions. Rest now my children for soon We´ll away into the calm and the quiet.b35;-

La bruja sonrió satisfactoriamente al ver que el niño se acercaba a ella en un estado soñoliento.

 - b35;Come little children, I’ll take thee away into a land of enchantment, come little children, the time´s come to play here in my garden of shadows. b35; - Finalizó por fin su canción cuando Ciel cayó en sus brazos. –Ahora eres mío, terminaré con tu tonta existencia y así Flauro me pertenecerá completamente- Y terminó riendo de una manera totalmente descabellada mientras Elizabeth permanecía escondida en un estado de shock.

 

b35; Condénate, siempre estaremos en ti,

Dios también quiso venir.b35;

 

Alice su esfumó con Ciel en sus brazos. Al poco tiempo Sebastian hizo su aparición en donde Ciel había sido raptado por aquella arpía, se desesperó al no encontrarlo, pero después de buscarlo con delicadeza encontró a Lady Elizabeth en un tipo de trance. Grell y Sebastian se acercaron a ayudarle y preguntarle qué es lo que había sucedido.

-Ti-Tienen a Ciel- Fue lo único que pudo articular antes de caer dormida.

-Señor Grell, ¿Podría ayudarme con ella?- Preguntó al shinigami.

-¿Con esta mocosa?- Se quejó Grell.

-Le estaría muy agradecido si fuera así- Dijo con una de sus encantadoras sonrisas.

-Todo sea por Sebas-chan- Contestó el pelirrojo meneando las caderas completamente feliz y sonrojado.

-Bien, lo dejo en sus manos- Se despidió.

Sebastian tenía que encontrar a su joven amo, pero primero debía hacer una parada. Fue a la mansión para reunir todos los ingredientes del brebaje del que Undertaker le habló. Primero pasó por el jardín ya que ahí tenían muchos rosales de rosas blancas, las favoritas del conde. Cortó una, la más bella y se dirigió a la cocina para conseguir el resto. Antes de llegar a la cocina hizo una parada en el cobertizo en busca de la semilla de mostaza, después llegó a la cocina, tomó la sal, un poco de agua y un cuenco para moler y mezclar todo. Cuando la “poción” estuvo lista la guardó en un pequeño frasco que luego guardó cuidadosamente en su traje.

Al finalizar sintió que era llamado, así que se dirigió a toda prisa al lugar en donde podía encontrarse su amante. Estaba preocupado, se sentía estúpido por haber descuidado así a Ciel y ahora estaba en manos de una poderosa bruja, pero aseguró que pelearía por él y no descansaría hasta que el conde estuviera a salvo, aún si eso le costaba su propia vida, su propia inmortalidad, por Ciel lo valía.

Después de recorrer todo Londres fue atraído al bosque, el lugar le parecía conocido y, luego de vagar sin un rumbo fijo, la vio, una gran, fea y abandonada cabaña. Se acercó a ella y miles de imágenes pasaron ante sus ojos. Sus noches de placer, sus momentos de amor, sus toque melosos, todo lo que pasó con Alice sintió algo de melancolía la cual se esfumó en cuanto recordó la traición vivida y que aquella perra tenía a Ciel. No podía perder el tiempo, debía rescatar a la persona que más amaba, aún si tuviera que eliminar a la que en el pasado más amó.

Pero por más que luchaba no podía moverse, sentía su cuerpo pesado, el tiempo pasaba e iba en su contra pero simple y sencillamente su cuerpo no quería obedecerle.

-N-No te dejes ca-caer en su embrujo- Una muy débil y esforzada voz se escuchó.

-¿Barbatos? ¿Qué te ha pasado?- Dijo Sebastian preocupado.

-No importa, ella lo tiene. ¿Cambiarías tu presente, a tu “bella brujita” por la perra de Alice?- Preguntó con burla.

-Claro que no- Dijo sonriendo, ese era el empujón que Sebastian necesitaba -Gracias, volveré por ti-

-Si, si. Lo que digas- Contestó Barbatos haciendo un ademán ~Tengo que admitir que prefiero a Ciel, Alice no era para Flauro. ~ pensó sonriente.

b35; Ven con nosotras si quiere volar,

la luna te enseñaráb35;

 

Sebastian continuó su camina de una manera más motivada, lo que decía Barbatos era cierto, no necesitaba a nadie más, solo quería a Ciel, solo quería estar con él, solo deseaba ser suyo e iba a conseguirlo, nadie se lo negaría, así tuviera que enfrentarse a miles de demonios, a los seres más poderosos, inclusive si tuviera que luchar con Lucifer o con Dios, nadie, pero NADIE lo separaría de Ciel.

Corrió por lo largo de bosque hasta que llegó a un claro, logró divisar 2 siluetas, eran Alice y Ciel, esta se estaba preparando para matarlo y consumir su energía, así se haría más fuerte, pero Sebastian no iba a permitírselo.

-¡Déjalo! Es a mí a quien buscas- Dijo molestamente.

-¡Flauro! ¿Eres tú? Me alegro de volver a verte- Dijo Alice de una manera muy emocionada.

-Lamento no poder decir lo mismo- Contestó cortantemente.

-¿Acaso no me extrañaste?- Su vista comenzó a nublarse por las lágrimas.

-Lo siento, pero no. Así que te pido que nos dejes a Ciel y a mí en paz-

-¿Lo amas? No, no puedes amarlo. ¡Tu solo me quieres a mí!- Gritó llorando.

-Alice, estás muy equivocada, tuviste tu oportunidad y no la apreciaste…-

-¡Fue un error! Te pedí disculpas, ¡¿Qué no fue suficiente?!- Alice le interrumpió.

-Perdón, pero no podemos estar juntos-

-Si no eres mío no serás de nadie- Dicho esto se volteó para atacar a Ciel, pero Sebastian la detuvo. Así se desató una pelea.

Alice saltó sobre Sebastian tratando de herirlo, pero él esquivó todos los ataques de una manera muy hábil. Una vez se alejaron lo suficiente Alice usó sus poderes para encerrar a Sebastian en un círculo de fuego, pero el mayordomo lo apagó con un ademán.

-Es estúpido el que trates de ganarme con fuego, sabes que puedo controlarlo, además yo te enseñé ese método de protección- Dijo en tono burlón.

Alice se molestó y volvió a atacarlo.

b35; Y al ritmo de la magia negra vendrás.

Déjate pervertir, serás bruja, serás inmortal.b35;

La pelea se volvió muy intensa y Sebastian ya se estaba cansando.

-¿En serio no me quieres? Recuerda aquellos momentos en los que estuvimos juntos-

-No quiero y no voy a hacerlo-

-Recuerda aquellas veces en las que me entregué a ti- Volvió a llorar.

-¡Basta!-

-Recuerda cuantas veces nos declarábamos amor-

-No voy a caer-

-Recuerda el “juntos por la eternidad”-

-¡CÁLLATE!-

-Recuerda cuando dormíamos juntos-

-¡NO!

-Todavía me amas, no lo niegues-

-Te equivocas-

-Nunca quise herirte-

-Mientes- Susurró.

-Recuerda como me querías siempre a tu lado-

-Eso es pasado- Trataba de convencerse.

-Recuerda cuando me dijiste que jamás me dañarías-

-Tú  te lo buscaste-

-Recuerda el “eres el primer amor de mi vida”-

Sebastian cayó de rodillas y se agachó ocultando su rostro en el abdomen, Alice aprovechó para acercarse, Sebastian había caído, al fin era nuevamente suyo.

-Tú y yo nacimos para estar juntos- Dijo Alice sonriendo.

b35; Ven con nosotras a la oscuridad

Dulce forma de morir.b35;

Sebastian la miró a los ojos y ella se acercó, poco a poco cerraron la distancia que había entre ellos y se dieron un beso. Alice lo disfrutaba, pero de pronto sintió algo que pasaba por su boca, era muy líquido para ser saliva, Sebastian no se apartaba, así que no le quedó de otra más que pasarlo, sino, se terminaría ahogando.

Sebastian rompió el beso y la miró con asco, ella comenzó a sentirse rara, mareada, de un momento a otro empezó a debilitarse.

-¿Q-Qué me hiciste?- Dijo perdiendo sus poderes.

-Eres fuerte, pero siempre fuiste muy despistada, Alice- Dijo fríamente –Te pueden engañar fácilmente y por ser tan ingenua morirás- Mostró un frasco vacío. En ese frasco tenía el brebaje que la haría inmortal.

-N-No-

-Si-

Alice vio a su alrededor, todo se iba tornando borroso, pronto comenzó a recordar su pasado, como nació, cuando estuvo con sus padres. Recordó como fue creciendo, sus risas, sus momentos de gloria y de tristeza. Recordó a sus difuntos esposos y como su cañado la ayudó a escapar a Inglaterra cuando fue condenada a la hoguera, dejando a sus hijos, abandonado a su familia, olvidando a su amiga quien seguramente había muerto en la hoguera como lo dictaba sus condena.

Sintió aquél éxtasis que la invadía cuando Flauro la poseía, la primera vez fue horrible, pero logró acostumbrase con el tiempo, sintió la calidez y emoción que experimentó cuando el demonio le confesó su amor.

Recordó la depresión que la inundó cuando Flauro partió y volvió a sentir la adrenalina y lujuria que sintió cuando Asmodeo la hizo suya, ella necesitaba satisfacerse al igual que ese demonio y no iba a dejar pasar semejante oportunidad.

Recordó el miedo que sintió cuando Flauro se percató del engaño, de la infidelidad que la muy estúpida le dio, en ese momento se sintió una mierda por ver a su amado en tal estado. Después una ira recorrió su ser al ver como Flauro la golpeaba para luego matarla.

Luego, la muy idiota había despertado creyendo que Flauro la perdonaría y volverían a estar juntos por toda la eternidad, pero todo se hizo pedazos cuando vio que él tenía un nuevo amante y que ya no era Flauro, sino Sebastian.

Lloró hasta que no le quedó una lágrima que derramar y se volteó a ver a Sebastian, a quien para ella siempre sería Flauro.

b35; Condénate, siempre estaremos en ti,

Dios también quiso venir.b35;

Sebastian veía como el cuerpo de su antiguo amor se volvía polvo, no puedo evitar sentir nostalgia con todo lo que la bruja le había dicho, pero él amaba más a Ciel.

Alice fue su primer amor, era un hecho que no podría sacarla fácilmente de su mente, su cuerpo, de su corazón, pero Ciel podía ayudarlo. Día con día él hacia su pesar más débil. A la memoria de Sebastian llegaron todos aquellos momentos que vivió con su amado conde. Cuando formaron el contrato, cuando se presentaron. El momento en el que volvieron a la mansión, cuando él la reconstruyó.

Sonrió al acordarse de todas las tonterías que cometió cuando acababa de iniciarse como mayordomo, como los 2 se odiaban a muerte, Sebastian creía que Ciel era un niño caprichudo y Ciel creía que Sebastian era un estúpido demonio de pacotilla que no podía hacer nada bien.

Rió enormemente cuando se acordó de cómo conoció a la exasperante ex prometida del joven amo, de sus celos irracionales hacia ella. De cómo resultó que Ciel correspondía sus sentimientos, pero ninguno se animaba a dar el primer paso.

Recordó su confesión, pero se entristeció en  el momento en que se dieron cuenta que no podían estar juntos, que su amor no podía ser ya que Ciel estaba comprometido, porque los 2 eran hombres y porque para la sociedad una romance entre a aristocracia y la prole estaba muy mal visto.

Casi llora de felicidad cuando recordó como Ciel mandó al carajo todo eso y rompió su compromiso con Elizabeth para estar con él, y agradeció el que la señorita Middleford lo tomara de la mejor manera y deseándoles que le fuera de maravilla.

Ciel era su mundo, su vida, su razón de ser y eso nunca cambiaría. Él era la persona que siempre le sacaba una sonrisa, le hacía disfrutar los pequeños placeres de la vida, lo hacía sentirse bien con todo el mundo y consigo  mismo. Irónicamente le hacía ver la luz en la obscuridad.

b35; Ven con nosotras si quiere volar,

la luna te enseñaráb35;

Alice y Sebastian se miraron fijamente, Alice lloraba, Sebastian estaba triste, pero no le importó, lo hecho, hecho está. Alice se lo había buscado y no cambiaría a su tonto, ingenuo y adorado conde por nada ni nadie.

-Fui feliz a tu lado- La mujer rompió el silencio.

-Yo también, aunque fuera por un breve lapso, yo también- Confesó el demonio.

-En verdad lamento el daño que te hice-

-Te perdonó, espero que entiendas que ya no podemos volver al pasado-

-Lo sé, solo quiero tu perdón antes de morir, quiero que sepas que estoy muy arrepentida-

-No vale la pena el seguir en malos términos. Acepto tus disculpas-

-Gracias- Alice sonrió.

-Adiós- Sebastian se despidió devolviendo el gesto.

-Te amo- Dijo la dama con el último aliento que le quedaba y después su cuerpo se convirtió totalmente en cenizas.

-Hasta luego- Contestó Sebastian viendo como ese polvo era llevado por la brisa.

Sebastian se incorporó y corrió hacia donde Ciel estaba, comenzó a sacudirlo para que se despertara. Poco a poco el joven amo fue abriendo los ojos.

-Se-Sebastian-

-Hola, ¿Cómo se siente?-

-Bien, idiota-

-Grandioso, me preocupa demasiado y justo al despertar lo primero que se lo ocurre hacer es insultarme- Dijo divertidamente.

-Cállate- Ciel atrajo a Sebastian y le dio un tierno ósculo, el cual el mayor correspondió gustosamente.

-Sebastian, te amo- Dijo sonriendo tiernamente.

-Y yo a ti, Ciel.- Respondió rosando sus labios –MI Ciel-

b35; Y al ritmo de la magia negra vendrás.

Déjate pervertir, serás bruja, serás inmortal.b35;

♥FIN♥

Notas finales:

*1.- Persona fácil de convencer, tonto.

*2.- Oración con la cual las brujas se burlaban de la Virgen.

*3.- Barbatos se sentía atraido por las mujeres con grandes caderas.

*4.- Se cree que al tener sexo con un demonio el miembro de este te quema y desgarra por dentro, al menos que en verdad te ame.

*5.- Es invierno, oscurece temprano.

-Sonfic: Brujas - Mago de Oz.

-Canción para atraer a Ciel: Come little children (Tema de "Hocus Pocus", película de Disney).


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