Se encontraba dando vueltas en su habitación hace más o menos treinta y cinco minutos, porque si: los había contado. Porque si: estaba nervioso.
Hoy era el día, ¡el gran día! Se repetía una y otra vez en su mente Suga. Llevaba esperando este día por mucho tiempo, meses años, siglos… bueno, tal vez siglos no; pero si lo suficiente para que se sintiera enloquecer.
Caminaba hacia la derecha y se revisaba la vestimenta frente al espejo de su habitación, una vez comprobado que todo estuviera en orden, volteaba y se dirigía hacia la ventana, sentía que el sol iba a ayudarlo a despejar su mente. Nuevamente se direccionaba hacia el espejo y revisaba su cabello.
-muy bien, ¡tú puedes! – Comenzó a practicar aquello que le costaba tanto decir,- ¿sabes? He estado enamorado de ti por mucho tiempo y siento que ya es hora que demos un paso más en la relación…yo...¡agggght!- grito frustrado, “¿Qué relación?, ¡Suga reacciona!” se retaba mentalmente, prosiguió- no sé cómo paso, pero puedo explicarlo, veras: eres muy lindo, sexy y tienes un gran talento para… ¡nooo!- se revolvió el pelo frustrado y se recostó bruscamente sobre su cama tapando su cara con su antebrazo derecho.- ¿Por qué es tan difícil decirte lo que siento? Me gustas, es más estoy completamente enamorado de ti y quiero que sepas que si me aceptas jamás volverás a estar solo y solo tendré ojos para ti… -suspiro pesadamente- yo te amo.-lo último lo dijo en un susurro. Esa si había sido una verdadera confesión y sentía orgulloso de ella. Estaba muy ensimismado en el gran discurso que había dado que no se dio cuenta de que alguien más había estado escuchándolo hasta que escucho los estruendosos aplausos, rápidamente se sentó en su cama para saber de quien se trataba.
- eso fue precioso, hyung-dijo Jimin entrando a la habitación y cerrando la puerta tras de el para luego dirigirse a la cama en donde se encontraba perplejo el mayor.-seguro que con esa confesión ella no te podrá dejar-sonrió melancólico, lo que llamo mucho la atención a Suga, ya que el chico de Busan no solía tener esas reacciones.
El mayor lo abrazo por sobre los hombros y apoyo su mentón en el hombro derecho de Jimin.
-ella me rechazara…-comento divertido. Quería ver hasta qué punto Jimin iba a seguir siendo tan ciego.
-no lo hará, hyung. Obvio no eres tan guapo como yo, ni tampoco tienes esto…-dijo levantando su remera y señalando sus abdominales tonificados. “Tan típico de él” pensó Suga mientras esbozaba una tierna sonrisa.- pero con esas hermosas palabras no hay forma de que esa chiquilla te diga que no.
Suga intensifico el abraso a su doesang, Jimin podía ser tan inocente a ves, tan presumido otras… pero era un gran chico y de muy buen corazón y eso sin duda había enamorado a el rapero de BTS. Cerro sus ojos por un momento y disfruto del aroma del menor que en ese entonces llenaba sus pulmones y su alma de paz; le encantaban esos pequeños momentos en donde dejaba de fingir ser una persona fría porque sabía que Jimin no lo juzgaría por tener tan dulces sentimientos, pero le aterraba sobremanera la idea de que el vocalista le dejara de hablar si se le confesaba precipitadamente. Pero hoy era el día, era su día. Lentamente se fue separando del menor y abrió sus ojos. Aclaro su garganta y se decidió:
-Jimin… -susurro suave, mientras el menor volteaba y lo miraba directo a los ojos, expectante.
-dime, Hyung.-contesto apresurado y sin dejar amas esa sonrisa que desde hace minutos YoonGi había descubierto que era forzada.
-si tu fueras el receptor de esa confesión, ¿podrías rechazarme?- pronuncio cada palabra lentamente y sin despegar la vista del menor aunque su sonrojo era cada vez más notorio.
-¿esto es…?-comenzó dudoso el vocalista.
-¡es muy enserio!- interrumpió el rapero adivinando su pregunta. Lo miro dulcemente.
-yo jamás te rechazaría, hyung, así me digas ya mismo que esto fue una broma, jamás podría rechazarte.-contesto seguro el menor mientras una dulce lagrima caía por su mejilla.
Suga se aproximó a él y le susurro suave al oído “te amo Jimin…” , el menor solo se aferró más a él y YoonGi pudo jurar que escucho un débil “yo también” por parte del menor.