Con un gesto de sorpresa y confusión Momotaro miraba al chino que trataba de ocultarse bajo las sabanas.
-Te dije que no espiaras... maldito gordo... Le gritaba enfurecido Hoozuki al ver a su atrevido amigo descubrir su reciente secreto.
-Hoozuki... no creí que tuvieras esos gustos... Aclaraba algo avergonzado Momotaro mirando de reojo a su amigo que se contenía por golpearlo.
-¡Cállate! Le gritó molesto empujándolo para sacarlo de su departamento pero terco este no quería porque había que ya había visto a ese hombre que se destapaba de las sabanas y en ropa interior seguía confundido para evitar un pleito mayor.
-Pero ¿él no era una chica ayer? Cuestionó con duda al ver cerca a este hombre que los seguía.
-¡Oh Dios, es un travestí...! Exclamó Momotaro muy alarmado los otros se quedaron impresionados por esa extraña insinuación.
-No es ningún travestí, es el hermano de la chica de ayer. Explicaba algo nervioso Hoozuki pero con el ceño fruncido.
-No entiendo... Murmuró su amigo no muy seguro si eso era verdad.
-Pues tampoco voy a explicarte, es mi vida y puedo estar con quien quiera. Terminaba de decir Hoozuki al escuchar esa afirmación Hakutaku se emocionaba sonrojándose un poco.
-¿Me quieres? Cuestionó emocionado ante la mirada confusa de los otros dos ante esa inesperada pregunta.
-tu cállate... Le gritó Hoozuki mirándolo con odio.
-Oye tu... tenías que arruinar el momento... Acusaba Hakutaku mirando con odio a Momotaro pues era por su culpa que su japonés le gritara y aparte arruinara el momento de pasión de los amantes.
-Ustedes dos dan miedo... Susurraba asustado Momotaro al notar la mirada de odio de ambos que parecían casi similares en sus rasgos.
-Creo que hacen una pareja perfecta. Insinuaba con una sonrisa nerviosa pretendiendo alejarse, Hoozuki chasqueó la lengua ante esa insinuación mientras que Hakutaku sonreía travieso y sonrojado.
-¿tú crees? Cuestionó más amigable la bestia divina al amigo de su amado.
-¿que son esos cambios de humor? Murmuraba Hoozuki ante esos cambios de humor del chino.
-Creo que los dejaré solos... Decía mientras se disponía a salir del departamento la inesperada visita.
-Momotaro... agradecería que guardaras el secreto. Se escuchaba murmurar a Hoozuki pero con un claro tono amenazante.
-Si... esto te hace feliz por supuesto que lo haré. Respondía nervioso su amigo ante esa aclaración.
-Nos vemos mañana... Se despedía de prisa el hombre mientras salía del departamento, como en verdad consideraba un buen amigo a Hoozuki no diría nada de su secreto.
-Hoozuki... le llamaba coqueto la bestia divina al japonés mientras lo abrazaba por la espalda.
-Creo que se me quitaron las ganas. Dijo Hoozuki con desanimo, con todo ese lio lo menos que quería ahora intimar con ese hombre que semidesnudo lo abrazaba.
-¿en serio? Le preguntaba con erotismo tratando de animarlo de nuevo.
-Esto es muy precipitado… deberíamos calmarnos apenas nos conocemos. Advertía el japonés calmando el ímpetu de la bestia divina quien sin insistir más lo dejaba de abrazar.
-Si… Musitó con resentimiento encaminándose a la habitación para vestirse de nuevo.
-veamos una película… Dijo el japonés disponiéndose a calentar la comida en el microondas, Hakutaku más animado por ese detalle amable de su amado asintió con la cabeza y como saltando iba más a animado para vestirse, el otro suspiró resignado no podía creer que estaba enamorándose de un alocado y extraño hombre que apenas conocía pero de alguna forma sentía que lo conocía de antes. A los pocos minutos se veía a los dos sentados en el sofá disfrutando del almuerzo mientras veían una película en la televisión, suponían que era de acción pero después parecía más de romance, terminaron de comer y solo se dedicaron a ver la película que estaba interesante, los dos juntos sentados en ese sofá se miraban de reojo ocasionalmente conteniendo sus ganas de acercarse un poco más.
-Malditas películas… Murmuraba malhumorado Hoozuki al ver como los protagonistas de la película se daban un apasionado beso y parecía que iba subiendo de intensidad, el chino miraba de reojo a su amado sonrojado se mordía los labios para no imitar lo que hacían en la película que veían, fue cuando sintió un dedo de su japonés rozar con cariño su mano, esto lo estremeció y disimuladamente lo miraba con una traviesa sonrisa.
Comparte mi vida, tómame por lo que soy
porque yo nunca cambiaré todos mis colores por ti
toma mi amor, nunca te pediré demasiado
simplemente todo lo que eres y todo lo que haces
-¿A que le temes Hoozuki? Cuestionó Hakutaku con algo de tristeza pues sentía claramente el temor de su amado pues sentía como apartaba su dedo de su mano.
-¿a qué le temo? Cuestionó molesto el japonés mirándolo mal.
-¿Piensas que no voy a quererte…? Hablaba con mirada melancólica la bestia divina.
-No sé de qué hablas… Dijo Hoozuki algo confundido y desviaba la mirada quizás al sentirse descubierto.
-Si en el pasado las personas a las que diste tu corazón no lo apreciaron, yo no soy igual que ellos. Declaraba con una hermosa sonrisa nostálgica pero sincera la bestia divina sorprendiendo al japonés.
-Yo te amo… Susurraba con los ojos llorosos Hakutaku pues era su amor lo que lo tenía al borde de su muerte, pero si solo por decirlo una vez a ese a quien más amaba no le importaba nada, solo quería decirlo, sonrojado contenía sus lágrimas.
-quieres que crea eso, tenemos horas de conocernos, ¿cómo puedes decir aquellas palabras? Decía confundido Hoozuki ante esa sincera declaración de amor sentía que no mentía, cuantas veces había rogado a los dioses por un amor verdadero y ahora su ruego al parecer había sido respondido que no podía salir de su asombro, realmente lo dudaba.
-Porque es lo que siento… Te amé desde el momento en que te vi… Aclaraba Hakutaku en un dulce susurro mientras sus labios rozaban los cálidos labios de ese hombre sorprendido y también ligeramente sonrojado.
Realmente no necesito mirar muy lejos
no quiero tener que irme a donde tú no me sigas
no quiero contener de vuelta esta pasión que tengo dentro
no puedo sobrellevarlo por mí mismo
no hay lugar donde esconderse
~Flashback~
Eran las 10:00 de la mañana de un domingo cualquiera una bestia divina flotaba sobre un campo de Japón estaba aburrido y al no encontrar algo divertido que hacer se disponía a regresar a su apreciado paraíso chino cuando vio una silueta en medio de ese frio y solitario campo.
-¿Qué le sucede? Cuestionó con curiosidad la bestia divina acercándose sigilosamente a esa persona que parecía patear con rabia un tronco seco que yacía en el piso.
-Me odio… me odio… Se escuchaba decir a ese hombre de fuerte y varonil belleza al patear ese tronco descargando su furia en él, Hakutaku algo intrigado no veía su rostro de espalda veía esa fascinante reacción humana.
-¿Por qué te odias? Susurró la bestia divina con mucha tristeza pues algo en esa persona removía su interior.
-Porque soy un idiota… Dijo ese japonés y una fría lágrima rodaba por su mejilla, la bestia divina se sorprendió por esa respuesta pues se suponía que no podía escucharlo ni verlo, atemorizado descendió al suelo y caminaba, con su ropa que se removía con el viento, sintió que su existencia adquiría validez, siempre invisible a los humanos ahora uno podía notarlo y eso lo emocionaba de forma inexplicable lo abrazó por la espalda en un acto de reflejo que no pudo evitar, sintiendo como ese humano se desvanecía entre sus brazos, al notar que se había desmayado, sentándose lo acogía entre en su cálido regazo veía su rostro entre molesto y triste, lo acariciaba con ternura no podía evitar sonrojarse al rozar su dedo en ese bello rostro que parecía dolido, tomó la carta que estaba en su mano y la leyó,
-Si esa persona idiota no te valora yo lo haré… Susurraba con firmeza Hakutaku quemando esa carta en el aire y fue en medio de ese campo frio donde la bestia divina se convirtió en su sombra, en ese momento el destino los unía fue cuando se enamoró perdidamente de ese humano con el pasar de los días y sabía que no podía vivir sin él.
Fin del flashback
Hoozuki no entendía las palabras de ese chino que apareció en su vida de repente o tal vez no quería creerlas pero hablaba con tanta certeza que no pudo resistirse más y respondía a esas sinceras palabras con un amoroso beso mientras lo abrazaba con fuerza.
¿Tal vez esta vez no me lastimen? Era el pensamiento de Hoozuki en ese beso mientras veía como la bestia divina lloraba pero no parecía de tristeza sino de alegría.
Bueno, no me hagas cerrar otra puerta más
no quiero sufrir más
quédate en mis brazos si te atreves,
o acaso ¿debo imaginarte allí?
No te alejes de mí...
No tengo nada, nada, nada
si no te tengo a ti