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I say a little prayer for you por SebbyPhantomhive

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Notas del capitulo:

hola... gracias por leer este fic

Mientras fuera de un modesto departamento de una ciudad de Japón dos hombres estaban viviendo una incómoda situación.

-¿Quién eres tú?  Murmuraba con molestia Hoozuki al ver la desafiante sonrisita de ese chino que se había atrevido a intimidarlo.

-¿No sabes quién soy? Cuestionó jactancioso Hakutaku aunque por dentro moría de nervios, era oficialmente su primer encuentro con el que amaba devotamente y eso lo tenía al filo de la ansiedad que disimulaba con fuerza.

-No sé… ni tampoco me interesa… Dijo el otro pretendiendo no seguirle el juego a ese hombre tan raro.

-Oye tú, no me ignores… le alzó un poco la voz Hakutaku, al ver como su amado se alejaba para ingresar a su departamento.

-Entonces dime quien eres y que quieres. Le habló molesto y a punto de perder la paciencia Hoozuki, el chino se quedó pensando un poco antes de  responder.

-Si no me respondes rápido, llamaré a la policía. Le amenazaba al no escuchar una respuesta rápida del hombre misterioso.

-No me intimidan tus amenazas. Dijo desafiante el chino con una sínica sonrisa, las cosas se estaban saliendo de control, Hakutaku ya no sabía qué hacer, se sentía más nervioso.

-¿Qué quieres? Le gritó Hoozuki ya para terminar esa molesta conversación, lo empujó un poco brusco.

-Tranquilo… tranquilo… solo quiero hablar… Dijo atemorizado el chino con una sonrisita nerviosa viendo el enojo del otro

-Habla de una vez,  Habló Hoozuki con mucha seriedad, el chino retomó lo que era su plan.

-Mi  hermana regresó a China por tu culpa. Le respondió el chino con seriedad, mirándolo de forma acusatoria.

-¿Tu hermana? Ahhh… tú hermana, ya entiendo… Murmuraba Hoozuki formándose una leve idea de lo que pasaba, y quien era ese que estaba frente a él.

-ella se fue porque tu rompiste su corazón, ahora yo debo vengarla. Decía molesto Hakutaku pero con firmeza en sus palabras, el otro arqueó la ceja un poco, por esa excusa tan tonta.

-Tu venganza es estúpida, y tú eres estúpido. Recriminaba algo hastiado Hoozuki mirándolo con enojo.

-Yo no le rompí el corazón a tu hermana, debería agradecer que fui amable con ella, otro en mi situación se hubiera aprovechado de ella, no sean idiotas. Fueron las palabras de Hoozuki y el chino sabía que eran ciertas, con mortales tan perversos, personas de buen corazón eran pocas casi escasas, esa aclaración lo dejó sin palabras.

-Sí, pero… Musitaba el chino algo avergonzado, pues el buen corazón de Hoozuki era uno de los motivos por el que se había enamorado de él, de nuevo su plan parecía jugar en su contra pues ya había olvidado que era lo que tenía que decir.

-Además mis gustos son diferentes. Murmuró el japonés acercándose peligrosamente de forma sensual al chino, para insinuar su gusto por los hombres, Hakutaku que al sentir su cercanía, no pudo evitar sonrojarse e intimidarse.

-Nhn… Jadeó levemente el chino al sentir su aliento rozar tan cerca de su rostro, Hoozuki sonrió con malicia,

-No te emociones, no me gustas, eres bastante odioso el solo verte me irrita, serias el último hombre en quien me fijaría. Murmuró orgulloso Hoozuki alejándose de él, caminando hacia la puerta de su departamento dejaba al sonrojado chino en una especie de shock.

-Buenas noches. Fue lo último que escuchó decir el chino a su amado mortal, luego escuchó la puerta cerrándose.

-Mierda… me intimidó con eso… se suponía que yo debía intimidarlo, las cosas nunca salen como las planeas. Murmuraba con molestia Hakutaku saliendo del shock de ese tan cercano encuentro, lloriqueaba por su maldita timidez, era lo que había arruinado su plan.

-Tendré que usar el plan B. Dijo en medio de un suspiro de resignación, mientras parecía se alejaba del departamento iba sacando algo de su bolsillo, era una hermosa perla que miraba con tristeza. Pasó más de una hora y la ciudad ya parecía con menos movimiento.

-Chino idiota… tenía que amargarme la noche, cuando pensé que me había sacado una molestia de encima aparece otra. Refunfuñaba Hoozuki que no podía sacar de su mente al chino buscapleitos del pasillo, ya había terminado de comer y se disponía a sentarse a revisar su correo en su portátil, cuando su celular comenzó a  sonar.

-¿Alo? Respondió de mala gana Hoozuki que no reconocía ese número del que le llamaban.

-Oye… ¿Puedes salir al pasillo? Se escuchaba tenuemente una vocecilla,

-¿Quién es? Preguntó el hombre malhumorado sospechaba quien era pero no era posible.

-Estoy fuera de tu departamento. Le dijo con timidez Hakutaku a través del teléfono.

-¿Eres un acosador o qué? Me asustas… Murmuró Hoozuki algo confundido y sorprendido.

-Lamento lo de hace un momento. Dijo en un susurro el chino, estaba arriesgando mucho con esa llamada, pues simplemente significaba que su amado le siguiera el juego o terminaría odiándolo.

-Mi hermana no se fue por ti… sino por mí… Dijo algo aliviado por lo menos no le había colgado, no todavía.

-Bien… estás disculpado, y aléjate de mi departamento. Habló Hoozuki fríamente al escuchar eso y se disponía a cortar la llamada.

-Es que no tengo donde ir… Decía rápidamente Hakutaku antes de que colgara.

-Ese no es mi problema. Le escuchó decir el chino a su amado, pensar que su plan no resultaba se frustró mucho y la ansiedad se apoderó de él, sin notarlo comenzó a llorar.

-¿Estas llorando? Cuestionó Hoozuki al escuchar una especie de leve llanto, sintió un pesar en su corazón que no entendía.

-Tengo frio… y hambre… Murmuró Hakutaku que temblaba de frio,  su estómago gruñía y para complicar más su vida, el amor de su vida no lo tomaba en serio, pues escuchó como se cortó la llamada abruptamente.

-Me colgó… Murmuraba con tristeza la bestia divina sentado fuera del departamento de su amado mortal, había vendido una de sus valiosas perlas para comprar un celular, pero como no estaba acostumbrado a la vida humana, le habían estafado dándolo poco dinero por única valiosa  perla lo único que compró fue ese celular para llamarlo, no le había alcanzado para comida ni ropa.

-¿Ahora qué hago? Sentado se  encogía un poco el chino totalmente deprimido, veía tan cercano su fin, no podía obligar que Hoozuki lo amara, sabía que el amor no era un sentimiento que se fuerza solo nacía, tan sumergido estaba en sus pensamientos que no escuchó la puerta la abrirse.

-Ey, tu… Le llamaba Hoozuki al chino que sintió su corazón removerse con fuerza, viendo a su hermoso humano acercarse a él, tal vez no todo estaba perdido, sonrió sinceramente con la mirada llorosa, aquel gesto que el frio humano también hizo dar un vuelco a su corazón algo que no podía explicarse, y algo que no había sentido antes.

-toma… y aléjate de aquí. Le dijo Hoozuki desviando la mirada del chino que lo miraba emocionado, entregándole un abrigo y una sopa de fideos caliente.

-Gracias… Susurró Hakutaku con una sonrisa por el detalle amable de su amado aceptando lo que le ofrecía.

-Me quedaré aquí, si no te molesta… las calles son más frías. Decía Hakutaku poniéndose el abrigo.

-Ustedes son una familia extraña. Me sentiría mal si dejo a alguien afuera. Pasa, pero donde intentes algo raro, te mato… Advertía serio Hoozuki ante la mirada de sorpresa de la bestia divina, sin planear eso había acertado a que le invitara a pasar, el primer paso estaba listo.

-No haré nada extraño… lo prometo. Dijo el chino levantándose caminaba detrás de ese hombre que esa noche lo tenía más enamorado.

-¡Qué bien se siente aquí! Afuera el frio congela… Exclamaba más animado el chino sintiendo el calor del departamento, cuando sintió que Hoozuki se le acercaba.

-¿Qué haces? Musitaba nervioso Hakutaku sintiendo como el japonés lo palpaba por todo el cuerpo.

-Solo verifico que no seas peligroso, debo advertirte que no tengo nada de valor si pretendes robarme, no tendrás nada. Respondió Hoozuki verificando que ese extraño no tuviera algún arma o algo por el estilo.

-No soy ladrón… Dijo con una sonrisa Hakutaku, sintiendo la fría mirada del japonés sobre sí.

-Come, después puedes darte un baño, no hueles muy bien… Murmuró Hoozuki haciendo mala cara, a la bestia divina que avergonzado recién se daba cuenta que en su condición de humano no se había bañado

-Si… Susurraba el chino con vergüenza, comía con rapidez su sopa de fideos antes que se enfriara y de inmediato se iría a bañar.

-Debo trabajar, si necesitas algo me avisas… Acertaba a decir el apuesto japonés sentándose en el sofá con su portátil, aun dentro de si no acertaba a deducir porque había aceptado al chino en su departamento, no entendía ese extraño sentir que lo removía internamente, estaba muy confundido pero sabía disimularlo.

-Hoozuki-san… ¿puedo decirle algo? Dijo totalmente sumiso el chino desde dentro del baño.

-¿Hoozukin-san? Dime… Hablaba el otro levantándose del sofá.

-No tengo ropa interior… dijo el chino que sin querer había mojado su ropa interior cuando se bañaba.

-¿Ah? Cuestionó entre enojado y confundido Hoozuki.

-Me presta alguna…? Decía tranquilamente el chino, el otro arqueó más la ceja.

-No sé si pretendes hacerte el inocente o eres un verdadero depravado. Le decía Hoozuki con molestia sin saber las intenciones del chino.

-¿Por qué? Cuestionó con recelo el chino, pues aunque conocía a los humanos, no sabía algunos pequeños detalles,

-La ropa interior es personal, eso no se presta… Le respondía conteniendo el enojo el japonés, pues sentía que el que estaba en su baño parecía sincero en su petición.

-Lo siento… Se escuchaba al nervioso Hakutaku en el baño.

-TskTengo unos que no he usado, te prestaré algo- dijo resignado Hoozuki alejándose de la puerta del baño,

-Eso fue muy vergonzoso. Que idiota soy… Se decía a si mismo Hakutaku en el interior del baño, era difícil el ser humano, y habían muchas que no sabía. Pasaron unos poquísimos minutos cuando el japonés le pasaba algo de ropa limpia, debía agradecer que ambos tenían la misma contextura física, el chino la tomó, cuando un par de minutos después se veía a un chino caminar en ropa interior hacia el sofá.

-Miré… me quedó bien… ¿Verdad? Somos de la misma talla. Decía emocionado el chino mostrando su ropa interior, Hoozuki se sonrojó al verlo, sorprendido lo veía de pies a cabeza.

-Eres un depravado,  no quiero verte en calzoncillos… Le gritaba Hoozuki empujándolo lo tiraba al piso con enojo.

-El me amará… el me amará… Susurraba Hakutaku con una sonrisa tirado en el piso después de ese golpe, escuchaba refunfuñar molesto a su Hoozuki, sabía que sería una relación complicada pero por él estaba dispuesto a todo, aun a los golpes.          

 

Notas finales:

esperaré sus reviews 

besos :*


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