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I say a little prayer for you por SebbyPhantomhive

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Notas del capitulo:

gracias a quienes siguen este fic :* 

besos 

En el suelo dos hombres  deleitaban sus labios con un profundo beso que parecía ganar intensidad con el pasar de los segundos, fue cuando Hoozuki al parecer entrando en razón se separó abruptamente de ese chino que apenas conocía y que aunque no lo admitiera lo tenía cautivado, Hakutaku con una mirada enamorada lo miraba tiernamente como rogando que ese beso continuara pero lo siguiente que sintió fue como ese hombre se levantaba malhumorado dejándolo con las ganas en el suelo.

-Disculpa mi estupidez… no sé qué pasó… Hablaba Hoozuki dándole la espalda y se alejaba de él para encerrarse en su habitación, la bestia divina no tuvo ni tiempo de refutar o aclarar lo único que escuchó fue como la puerta de su habitación se cerraba con fuerza, el chino no pudo evitar sonreír emocionado por lo que había provocado, aun sentía su rostro arder y sus labios humedecidos por ese delicioso sabor que el otro le había dejado impregnado, tirado en el suelo se acariciaba sus labios rememorando ese mágico beso, tantas veces lo había imaginado y ahora que se había vuelto realidad no terminaba de creerlo, cerraba los ojos e ilusionado no dejaba de emocionarse, ahora una duda hacía eco en su mente ¿Por qué el enojo? Si el lo estaba disfrutando lo sabía por la forma en que sus manos lo rozaban con ansiedad atrayéndolo más en ese beso, Hakutaku sonreía aún más pues la respuesta era más que obvia, ese hombre se sentía atraído a él pero le avergonzaba admitirlo.

-Soy un idiota… murmuraba malhumorado Hoozuki recostado en su cama recordando lo sucedido un par de minutos atrás todavía sentía el acelerado latido de su corazón ese órgano que rara vez se emocionaba así, no entendía el motivo inexplicable de ese beso, aunque debía admitir que fue un delicioso beso, no tenía mucha experiencia en ese arte de besar pero ese contacto era suave pero a la vez fuerte que le estremecía  el ser entero de una extraña pero cálida sensación, sino hubiera sido por su orgullo quien sabe si la situación fuera diferente ahora en esa cama, eso lo avergonzó un poco porque no era habitual en él entablar tanta proximidad con alguien con solo unas horas de conocerlo pasaron varios minutos cuando escuchó unos golpecitos en su puerta.

-¿Qué quieres? Cuestionaba el hombre desde su cama mirando fijamente la puerta.

-Hoozuki-san… preparé el almuerzo. Respondió el chino con tranquilidad tratando ingenuamente de arreglar las cosas.

-No lo preparaste… yo lo compré… Le refutó con mala cara sentándose en la cama y su ser se debatía entre si seguir o no ese juego de seducción que de alguna forma se había formado.

-Bueno lo puse en platos… ¿Va a comer?... Preguntaba con cierta sumisión Hakutaku tratando de enternecer al otro que con mala cara seguía atento a la voz del otro lado de la puerta.

-No tengo hambre…  Dijo el japonés con molestia esta negativa que enojó al otro.

-No debe apenarse por lo de hace un momento… Decía Hakutaku tratando de ser comprensivo quedándose los dos callados por largos segundos.

-Sé que no pudo resistirse a mí… Terminaba de decir la bestia divina con una sonrisa traviesa y un tono jactancioso que el japonés pudo discernir y le enojó mucho levantándose se disponía a abrir la puerta.

-Maldito idiota… Le gritó al abrir la puerta y viéndolo frente a él con esa sonrisa desafiante, sin darse cuenta había hecho exactamente lo que él quería, se quedaron viendo sin mencionar palabra alguna, más bien parecían acercarse poco a poco.

-Hay dos opciones para esta situación Murmuraba el chino con una mirada y sonrisa traviesa.

-¿Cuáles? Cuestionó pretendiendo no dar importancia al otro sin embargo no dejaba de verlo

-Primero: Pretendemos que esto no pasó… decía refiriéndose al beso pero era claro que ambos no querían ignorar aquello, porque Hoozuki miraba con fijación los labios del chino cuando se movían al hablar.

-O… Lo seguimos porque estuvo perfecto. Aclaraba Hakutaku arriesgándose a ser lanzado al piso lo abrazaba coquetamente por el cuello.

-¿Qué dices? Preguntó el chino rozando su aliento al de Hoozuki que no deshacía ese agarre y estaban a punto de besarse nuevamente.

-Eres un idiota… Murmuró malhumorado el japonés al verse prácticamente a merced de ese misterioso hombre.

-Me gustas mucho… lo digo en serio. Susurraba sobre los labios de su enamorado la bestia divina mirándolo con sinceridad tanto que sus ojos parecían brillar,  Hoozuki se sentía confundido con esta situación no sabía qué hacer, se sentía vulnerable y mucho le desagradaba sentirse así.

-Eres así de ofrecido con alguien que apenas conoces, Dijo repentinamente con hostilidad al chino que confundido se separaba de él.

-¿Ofrecido? Cuestionó entre ofendido y apenado.

-No tienes que pagar tu estancia aquí con eso. Insinuaba con sarcasmo el japonés entristeciendo mucho a la bestia divina que agachaba la cabeza.

-Lo siento…  Susurraba a punto de llorar Hakutaku pues no hubiera imaginado unas palabras duras de parte de su amado, era peor que un golpe o que lanzara al piso, le dolió mucho sintiéndose herido se disponía a irse pero volteó y mirándolo con enojo se disponía a responderle a la ofensa.

-Sabes, no debo disculparme… porque tú fuiste el que empezó esto, anoche dormiste abrazado a mí, luego me besas… ¿y yo soy el ofrecido? Le decía alzándole la voz con cada palabra que sus labios pronunciaban.

-¿Cómo te atreves a gritarme en mi casa…? Le refutaba también molesto Hoozuki tomándole con fuerza del brazo, y el chino que no quitaba su sonrisa desafiante lo molestaba más, cuando los dos de forma sincronizada desesperados unieron sus labios en un profundo beso más ardiente con el pasar de los segundos, sin darse cuenta ya estaban en la cama devorándose a besos, sintiendo sus cuerpos arder cada vez más, fue cuando el celular de Hoozuki sonaba pero lo ignoraba y seguía sonando con persistencia no tuvo más opción que contestar, deteniendo a Hakutaku que no se desprendía de él lo empujaba para que lo dejara hablar, sentándose en el filo de la cama se disponía a responder.

-Alo… Decía Hoozuki tratando de no mostrar su respirar agitado a través del celular y sentía como el chino lo abrazaba tiernamente por la espalda y no dejaba de besar su cuello y nuca mientras escuchaba a quien le llamaba.

-¿estás en la puerta…? Cuestionó el japonés mientras con su mano empujaba al otro que no lo soltaba.

-Si llevo rato tocando… Se escuchaba decir al otro que llamaba con molestia.

-No estoy en casa… Dijo Hoozuki sintiendo como el chino colaba sus suaves manos bajo su camisa acariciando su pecho.

-Sé que estas aquí. Abre de una vez, es urgente… Le gritaba el otro con insistencia, el japonés emitió un pequeño jadeo que fue perceptible para el que le llamaba.

-¿estás bien? Le cuestionó el otro un poco preocupado avergonzado Hoozuki manoteaba al chino por haber pellizcado uno de sus pezones.

-Si estoy bien… deja lo que sea por debajo de la puerta. Decía ansioso Hoozuki pues en lugar del otro hacerle caso y no seguir tocándolo así, más parecía excitado que comenzaba a lamer su cuello con sensualidad y el ya no podía resistirse.

-Ya veo estás con una chica… ya se me hacía raro eso de venir con prisa a tu casa. Cuestionaba con tono travieso Momotaro al escuchar una extraña respiración al teléfono.

-Cállate… le gritó el japonés disponiéndose a colgar

- te lo juro que es algo urgente y no entra por debajo de la puerta. Te lo doy y me voy para que sigas en tu agasajo… Decía el otro con algo de desesperación Hoozuki no sabía si creerle.

-Está bien… voy enseguida. Le respondió unos segundos después y cerraba la llamada.

-Hoozuki… Le llamaba en un puchero Hakutaku al ver que se marchaba.

-quédate aquí… y no te atrevas a salir. Le ordenaba el japonés con seriedad arreglándose la camisa.

-Si… amor… dijo cariñoso el chino guiñándole el ojo.

-¿Amor? No soy tu amor… Refutaba molesto y con el ceño fruncido el otro.

-Como digas amor… Decía graciosamente el chino dedicándole esa sonrisa radiante que el japonés no resistía aunque no lo admitiría.

-eres odioso…  refunfuñaba el mortal chasqueando la lengua se alejaba de la habitación. Hakutaku emocionado por el gran avance de horas, se sonrojaba al pensar lo que pasaría minutos después en esa cama, así que comenzaba a practicar poses sensuales para recibir de nuevo a su Hoozuki cuando terminara de atender a su inesperada visita, pensó en sacarse la camiseta y pantalones para quedarse solo en ropa interior, así tal vez no se resistiría y el otro iría directo al ataque pensaba con una sonrisa lasciva la bestia divina.

-préstame tu baño… Se escuchaba decir a Momotaro que sutilmente ya se había colado en el departamento de su amigo, quien receloso miraba de reojo su habitación, no quería que su amigo se enterara que tenía un hombre aguardándolo en la cama.

-te dije que no… Le gritó Hoozuki pero este hombre regordete hábilmente se le escapó y fue directo a su habitación encontrándose con esa inesperada sorpresa en la cama de su amigo.

 

 


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