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Yo Solo Quería Helado (Two Shot) por ZuminoeRiriko

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Notas del capitulo:

Jejeje Hola!

Para las que me dejaron comentario, me tome la molestia de subir el otro cap, nose si lo lean, pero de todos modos, aqui esta n.n

-Como sea, lo mejor será darles espacio, ven, salgamos- le decía la pequeña a su hermano con una sonrisa tierna y con esa mirada de amor que solo le mostraba a él.

Este solo se quedó anonado con aquella sonrisa, pero al final tomo la mano de su hermana y dijo:

-¡Sí!- mientras sonreía animadamente, como solo lo hacía para ella y así ambos se fueron, dejando la casa para el candente par de arriba.

En donde las cosas estaban subiendo de tono, pero eso poco le importaba al peli-azul, lo único que podía pensar este, claro, aparte de que su “amigo”, que estaba seguro de que después de eso serían más que amigos, era en cómo podía haber llegado a esa situación…

“Yo solo quería helado” pensaba “triste” y con un rio de lágrimas en sus ojos, sabiendo que el lugar sagrado iba a ser corrompido.

-Gak… mnhm… det… tente…- suplicaba con lágrimas en los ojos el menor.

Lagrimas que solo lograron encender más a la berenjena.

-¿Por qué?- sonreía el nombrado de forma maliciosa.

Mientras comenzaba a colar sus manos debajo de la camiseta azul de su amado y se deshacía a la vez, de la bufanda de su comelón del helado, quitándola sensualmente con su boca, con la cual, repartía lamidas y mordiscos en su cuello, que poco a poco iba descubriendo.

-Gak…Gakupo… no… aah~… ahaa~- decía el de pelo azul, logrando encender más de la cuenta al peli-morado.

Una vez que Gakupo se hubo deshecho de la molesta bufanda, le quito la camisa desgarrándola.

Ya para esas circunstancias, había mandado al carajo todo tipo de delicadeza y paciencia, ahora solo quería darle por ese lugar en el que tanto tiempo había deseado darle.

Claro que nuestro querido Kaito no pensaba lo mismo, ya que por la acción tomada por su compañero, su rostro se había puesto del mismo color de su cabello.

“No puede ser” pensaba nuestra pequeña victima con una cara de lo más asustada, que solo lograba hacerlo ver de una forma más deseable a los ojos de su violador.

Gakupo miro con calma por un momento a su niño.

Estaba tirado en el piso, boca arriba, con la parte superior descubierta, ojos llorosos, mejillas sonrojadas y soltando jadeos, junto a leves gemidos que ponían a la mini-berenjena muy dura.

Miro los labios de su amado, tan rojos e hinchados por los besos que le había proporcionado antes, después miro más abajo, su cuello, completamente marcado de morado por los chupetones y con leves rastros de sus dientes, señalando que ahora era de su propiedad.

Pero lo que más le llamo la atención en toda esa perfecta imagen, eran esos pezones rosaditos y erectos por la excitación.

Con lujuria relamió sus labios, importándole poco la cara avergonzada de su pareja ante ese acto. Con tranquilidad se fue acercando a ese pecho lampiño y bien formado, todo gracias a las carreras que su niño se daba para que su amiga Miku no lo matara.

Kaito, dándose cuenta de que lo que venía no era algo bueno, intento forcejear por última vez. Alzando una de sus piernas e intentando patear a su acompañante.

Sin embargo, no era muy bueno en las peleas, por lo cual, su pierna quedo a un lado del cuerpo de la berenjena, dándole la facilidad de tener más accesibilidad a una posición más cómoda entre sus piernas.

“Seré idiota…” se lamentaba mentalmente el peli-azul, mientras derramaba un mar de lágrimas en su mente. Lágrimas que fácilmente fueron dejadas de lado al sentir una calidez reconfortante.

-Mmnh~… ah~-decía el menor al sentir como Gakupo lamia uno de sus pezones.

Ciertamente era algo muy delicioso para él, mucho más que el helado.

La cálida y suave lengua de su “amigo” darle leves lamidas a sus pezones era placentero. Más porque apenas los tocaba con su lengua y luego iba por el otro. Pero hubo un momento en el que el patrón cambio. Ahora les daba lengüetazos y los mordía, para luego jalarlos con los dientes como si los pellizcara. Provocando que el menor gimiera más.

-Ahh~ ah~ Gak… Gakupo… mmn~…

La berenjena sonrió entre una mordida al pezón derecho, pero ya sin querer torturar más a su amado y a él mismo. Tomo en su boca por completo su tetilla. Y la chupo… la chupo muy fuerte… como un poseído, como si quisiera sacar algo de ahí.

-¡No!... ¡no…tan fuerte!... aah~… ¡Ah! me… me correré… no… por favor…

Eso solo logro alentar mucho más al peli-morado, quien soltó la pequeña tetilla con un “ploop”, para luego ir con la otra y repetir el mismo proceso.

En una de esas, pudo sentir como su amado temblaba.

Estaba por acabar, así que aprovechando la posición en la que se encontraba, froto su erección con la de su niño, el cual solo gemía cada vez más, ya ni siquiera se molestaba en hablar, solo quería seguir sacando esos sonidos nada decentes de su boca.

En algún punto, su pudor se había perdido, al igual que el miedo.

Gakupo estaba muy entretenido atendiendo los botones de su amado, que no sintió cuando este por fin había llegado al final, se dio cuenta, ya cuando sintió como sus pantalones se humedecían.

La berenjena dejo por fin los pezones rojos e hinchados de su niño para poder verlo a la cara.

Y su cara, ciertamente era un poema.

Un poema muy hermoso.

Dejo de mirar su rostro, para luego ver con satisfacción los pantalones morados del Shion. Una sonrisa maliciosa se formó en su rostro, y sin esperar más, se los quito de un solo jalón, junto a los pequeños boxers con figuritas de conos de helado.

Algo que le causo ternura, pero esta fue fácilmente borrado al ver ese pene semi-erecto y testículos, manchados por el semen blanco de su niño. Semen… que verdaderamente, no era poco, era demasiado, pero…

¿Qué se podía esperar de un virgen?

Kaito quiso reclamarle a su compañero por su osadía, pero para esos momentos, ya había perdido la capacidad para hablar.

Gakupo fue bajando lentamente, tomando en sus manos aquel pene que se veía suculento y empezó a masturbarlo, logrando con eso, obtener más gemidos de su niño y que el falo se endureciera de nuevo.

Ahora el pene de Kaito estaba como un asta bandera, irguiéndose con orgullo. Ahora Gakupo no sabía qué hacer, si chupar primero el pene, los testículos o ese agujero que lo estaba seduciendo de una forma esplendida.

Opto por los testículos.

Tomo el pene del helado y lo aparto mientras lo masturbaba, y él, por otro lado. Se agachaba hasta quedar de frente a los testículos de su niño. Una vez a su alcance, tomo uno con su boca y empezó a chuparlo y lamerlo dentro de su boca. Para luego repetir el mismo proceso con el otro.

Ganándose de esa manera, muchos gemidos más.

-Si~ ahm~~~ Ga… Gakupo~

El amante del helado ya se había rendido ante el pacer.

La berenjena después de un rato, dejo las bolas de su amado y paso a chupar con fuerza su pene. Cosa que lo llevo, a recibir el semen caliente de su amado.

Quiso tragárselo, ero le vio una forma de manejarlo un tanto más útil.

Tomo las piernas del peli-azul y las subió a sus hombros, para luego hundir su cara entre las nalgas de su amado y dejar salir la semilla de su niño en su propio trasero.

Escucho las quejas y demás de su niño, pero poco le importaba, ahora era su turno de disfrutar.

Metió la lengua en aquel pequeño orificio y se dispuso a estimularlo, después de sentir que su lengua entraba bien en ese lugar, aventuro un dedo al interior de su niño, luego de que ese entrara de lo más normal, entro el segundo.

Las quejas de su amado ya habían parado y ahora solo gemía como loco.

Cosa que no debía hacer…

Pues Gakupo estaba llegando a su límite, y llego a él, cuando sintió como Kaito se movía para llevar el mismo los dedos más adentro de su cuerpo.

Ya completamente desesperado, bajo las piernas de sus hombros y en un rápido movimiento, lo puso en cuatro patas y lo empalo de una estocada.

Esperaba que su amado gritara de dolor, pero ese no fue el caso.

-¡AH!, ¡SIII~!, ¡Más duro Gakupo!- fue lo único que escucho de los labios de ese niño nada inocente.

“Me está provocando” era lo que la berenjena pensaba y claro, el como siempre ha sido cooperativo, se dejó seducir en todo el sentido de la palabra.

Comenzó a embestir rápidamente a su amado, incrementando gradualmente el ritmo y fuerza de las estocadas, todo según un niño lujurioso se lo pidiera.

Aunque más que lujurioso, comenzó a pensar que tal vez era masoquista, ya que su entrada se encontraba sangrando, pero el peli-azul se encontraba feliz de la vida, olvidando o ignorando la sangre que corría por sus piernas.

En varias ocasiones intento detenerse un poquito, pero cada que bajaba la velocidad, su niño lo veía con reproche, por lo cual seguía metiendo a su “mini-berenjena” dentro del peli-azul, hasta llegar a los más profundo de él y casi salir para volver a empelarlo de nuevo.

Toda esa situación le gustaba, su niño gimiendo su nombre y pidiendo más. Con los ojos cerrados, lágrimas en sus ojos, las mejillas teñidas de un carmesí vivo, con la frente emperlada y sus manos y piernas tratando de sostenerse, mientras sus facciones estaban tensas y su expresión era de alguien que estaba mareado…

Era una imagen condenadamente sexy… que… junto a los sonidos de sus testículos chocando con fuerza con las nalgas redondas y bien formadas de su amado, solo lograban darle un aire más obsceno.

Tanto que le dio por darle una nalgada, sueño que cumplió, dándole un leve azotón a la nalga derecha, mientras que con la otra controlaba las embestidas.

-¡AH!- escucho el gemido de placer de su amado luego de su acción.

Y más animado, comenzó a repartir más azotes en ese culo redondo que tanto le encantaba, dejándolo todo rojo y con su mano marcada.

Todo eso lo había excitado de maneras inimaginables, que ya sin aguantar más, tomo el pene del peli-azul y lo masturbo al ritmo de sus embestidas que rayaban lo brutal.

Al final los brazos del menor no soportaron su peso y termino por caerse en el suelo, pero Gakupo alzo sus caderas, dejando la cara de su amado en el suelo y la parte baja de su cuerpo bien alzada, para tener buena accesibilidad a su ano y su pene.

Estuvieron de esa forma varios minutos, hasta que ambos, con un fuerte gemido, llegaron al final.

-¡AAH~!- pronunciaron al unísono cuando llegaron al orgasmo.

Uno manchando el fino piso de madera y el otro llenando de semen el interior del primero.

Luego de haber experimentado tan maravilloso orgasmo, ambos se recostaron en el suelo.

Kaito boca abajo y Gakupo sobre él, pero sin llegar a aplastarlo.

Una vez se recuperaron de la deleitable sensación del sexo, Gakupo salió del interior de su niño y lo tomo en brazos, para luego levantarse del suelo y dirigirse a la habitación del menor. Dejándolo sobre su cama y tumbándose a lado de él, para luego abrazarlo y besarlo.

Pero era un beso diferente a los anteriores, pues este solo contenía dulzura y nada más. Cosa que el peli-azul supo diferenciar.

-¿Esto qué significa Gaku-chan?- preguntaba el menor con el cuidado de que su tono no se malinterpretara. Pues justo ahora le estaba doliendo a horrores su trasero. Dudaba de que más tarde pudiera caminar.

-Significa que te amo y que a partir de ahora eres mi pareja y de nadie más- le respondía el mayor con una sonrisa mientras lo abrazaba por la cintura y lo acurrucaba en su pecho.

-Oh~…

Fue la única respuesta del menor, cosa que intrigo y asusto un poco al mayor.

-¿Pasa algo?- preguntaba preocupada la berenjena.

-Seré tu pareja con una condición- le respondió el menor con cara sería.

-Dime- le respondió el otro de la misma forma.

-¡Quiero helado en el desayuno!- decía gritando animadamente mientras lo abrazaba de forma efusiva por el cuello, mientras susurraba varias veces “helado, helado, helado ^^”

Sin duda era un niño.

Pero ese era la razón por la que le gustaba.

Con cariño se acercó a sus labios y le susurro un “De Acuerdo”, para luego besarlo de la misma forma y sellar esa noche de pasión entre ambos.

La cual… daría inicio a muchas más.

Fin. ^^
Notas finales:

Espero les haya gustado si es que lo leyeron, bueno hasta luego n.n/


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