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Provocame - Fanfic Brittana por Floor

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Notas del capitulo:

Hola, volvi. Espero que les guste :D

Capitulo 1- Pensamientos Prohibidos

-San, te quedaste dormida, llegaras tarde al estudio.- Te decía Quinn desde la puerta de la habitación. Muy a tu pesar te paras, te arrastras hasta el armario y tomas el primer traje que está a tu alcance, aunque tu novia los odie, debías ir presentable a trabajar

Llegas a la cocina y ahí esta ella, preparándote el desayuno, sinceramente la vida con Quinn era genial, ambas se complementaban a la perfección, tenían gustos muy similares.

-Bien ahora te comes esto y te largas, que no quiero que mi futura esposa se quede sin empleo.- Te dice con una sonrisa. Te quedas pensando lo que te acaba de decir, futura esposa… siempre le tuviste pánico al compromiso, pero con ella las cosas de alguna manera habían cambiado, estabas tan embobada con esa boca y sus ojos dulces qué harías cualquier cosa por esa mujer.

Terminas de desayunar, te acercas y la besas, pero vuelve a regañarte una vez más.

-Te estas malacostumbrando a que te despierte, no sé cómo harás la semana entrante cuando no esté aquí.- Dice mientras coloca uno de tus mechones de cabello tras tu oreja y por primera vez en la mañana le contestas

-¿Como que no estarás aquí? Preguntas sorprendida.- ¿Dónde vas?

-Hay un desfile de modas en Canadá, y Brad dice que soy la chica perfecta para ir a cubrirlo.- Te contesta emocionada

-Umhm Brad, ¿El ira no es verdad?.- La cuestionas, Brad, su jefe, siempre ha estado enamorado de tu novia, el no hizo mucho trabajo en ocultarlo y aunque Quinn lo niegue, lo supiste desde el día en que lo conociste

-Claro, él tiene que supervisarlo.- Dice Quinn mientras te golpea con su dedo la punta de la nariz

-Que conveniente.- Dices sobándote el mentón. Ella te mira con el ceño fruncido y vuelve a hablar

-Santana ya hablamos de esto, Brad es mi jefe, solo mi jefe. Sabe que te amo a ti.- Te saca la lengua y te despeina

-Ok, arreglarme me llevo días, ahora no podré irme.- Repites tirándote en el sofá

-López sal de mi casa ahora, nos vemos en la noche, Kurt nos ha invitado a uno de los pubs del centro, dicen que es un bonito lugar, para pasar el rato.

-Amor, tenía otro planes.- Le dices entre seductora e inocente, ella ríe mientras va empujándote hasta la puerta, te besa, se despide y tu día de trabajo comienza.

Lo que hacías en el estudio básicamente era recibir aburridos casos de madres que reclamaban la cuota especifica en los divorcios, padres que reclamaban la tenencia de sus hijos, despidos… Nada interesante. 

Si bien las leyes no te desagradaban, no era tu pasión, siempre lo supiste. Pero las cosas en la vida no son siempre como una quisieran que sean. Eso lo sabias, lo sabias bien.

Una nueva jornada que terminaba, te subiste a tu automóvil, no era ni una vieja chatarra, ni una nave último modelo, pero te servía para trasladarte, bueno, aunque Quinn se haya cansado de decirte que tienes que cambiarlo, tú lo amabas, fue el regalo de graduación de tu abuelo, y desde que él se había ido, sentías que de alguna manera ese auto era lo único que los unía, y te negabas de deshacerte de él.

Llegas a tu casa, arrojas el maletín, te sacas el abrigo y lanzas los tacones. Muy sutilmente te acomodas en el sofá, todo parecía estar muy tranquilo. Hasta que de pronto ves que tu novia sale del cuarto, realmente estaba hermosa.

Tenía una camisa Blanca, con los botones desabrochados a la perfección, un pantalón oscuro, bien ajustado y unos zapatos negros muy bonitos, eso la hacía aún más alta, y te sentías un duende

Tratas de articular palabra, Quinn lo nota, se ríe de ti y luego cambia su expresión

-Kurt pasara a buscarnos en una hora, ¡Deja de mirarme el escote y vístete!.- Dice tratando de sonar seria

-Me haces todo muy complicado Fabray, muy complicado.- Le sonríes y entras a la habitación. Sinceramente te daba igual, seguramente sería otro tonto club, donde cada dos o tres horas alguien se paraba sobre el escenario y hacia lo que siempre has querido hacer…cantar. Lo peor era que Kurt vivía haciendo eso, el realmente creía que disfrutabas de salir a esos lugares, y como Quinn nunca se había quejado, ella también lo pensaba así.

Finalmente tomas un sencillo vestido negro, con un cierre en medio, te recoges el pelo en una casual coleta y te maquillas algo apresurada por los gritos de Quinn desde la cocina que contaban los minutos para la llegada de su amigo.

-Ya estoy lista, como me veo.- Dices mientras te acercas hasta donde la rubia se encontraba, ella te besa muy intensamente y se muerde el labio al separarse. Como con tan simples gestos podía provocarte tantas cosas.

-Creo que estoy reconsiderando la idea de quedarnos, San, estas hermosa.- Dijo de repente volviendo a mirarte de arriba abajo

-Claro que no señorita, usted quería salir, saldremos… Es una pena que tenga que perderse de todo esto.- Dices mientras señalas tu cuerpo de una manera graciosa

-¿Y quién dice que voy a perdérmelo?.- Te contesta elevando una ceja

En ese mismo instante el timbre de la casa sonó, Quinn abrió rápidamente la puerta y ves como Kurt entra acompañado de un joven, un poco más bajo que él y que sinceramente tenía una vestimenta algo cómica.

El moño que acompañaba su camisa y los pantalones demasiado ajustados hicieron que sin que te dieras cuenta comenzaras a reírte, rápidamente y al ver la expresión en el rostro de tu amigo volviste en si recobrando la compostura.

-¿Terminaste Santana?.- Dijo de pronto el más alto mirándote fijamente

-¡Kurty, que bueno verte!.- Dices mientras te acercas dándole un abrazo.- Mucho gusto, emm.- Miras al otro joven esperando que alguien lo presentara

-Soy Blaine, Blaine Anderson, el gusto es mío.- Se apresura a contestar el moreno estrechando su mano.

Te sorprendes, es más simpático de lo que creías y bastante dulce. Entonces vuelves a preguntar.

-Así que eres el famoso Blaine, Kurt habla mucho de ti, es más habla demasiado de ti.- Dices y de pronto vez como tu amigo va tomando un color algo atomatado.- ¿Están juntos?

-Somos amigos.- Te contesta rápidamente Kurt

-Somos más que amigos.- Dice Blaine con una sonrisa.- Pero bueno, ustedes conocen el problema de este hombre con las etiquetas así que, dejémoslo ahí

-¿Nos vamos?.- Pregunta divertida de pronto tu novia que miraba toda la escena desde la puerta.- Necesito tomar un buen trago

Después de un rato llegaste finalmente al lugar, como te prohibieron ir con tu auto, tuviste que parar un taxi en la puerta de tu casa, el conductor les dio mil vueltas, ni el, ni siquiera Kurt sabían dónde quedaba. Pero por suerte, y luego de algunos largos minutos Quinn reconoció la dirección, y supo guiarlos

El ambiente era bastante ameno, lo común, alcohol, música, ebrios. Te dirigiste con los demás a la barra y no pudiste evitar mirar el escenario con una sonrisa, aunque rápidamente cambiaste tu mirada de dirección.

Kurt seguía siendo el más entusiasmado y no tardo mucho tiempo en pedir los tragos,

-Ahora a bailar.- Dijo de pronto Blaine tomado al más alto por la cintura.

-Por mi está bien, vayan, yo me burlare de ustedes desde aquí.- Respondes riéndote, mientras los veías alejarse.

-San, venimos a divertirnos, has estado toda la semana detrás de un escritorio,  y esta será nuestra última noche de fiesta hasta que regrese.- Dice Quinn mientras acaricia tu mejilla

-Eres una dramática, ¿Lo sabes no es verdad?.- Dices revoleando los ojos

-Sí, y me amas.- Agrega mientras te besa y va arrastrando a donde la pareja de chicos se encontraba

Las canciones pasan, realmente no te gusta mucho bailar, de un momento a otro te vas alejando de la pista y vuelves a donde estabas, te sientas en la barra mientras te pides otro trago.

Vuelves a mirar al escenario y cierras los ojos, por un momento imaginas que estas allí, cantando alguna tonta canción de la radio y que al finalizar todos aplauden y alaban tu presentación. Pero la voz del cantinero te saca del trance y te devuelve a la realidad.

Tus ojos se dirigen a la pista y ves a tu despreocupada novia bailando, sonríes, ella sigue siendo una niña. A su lado Blaine y Kurt algo tomados para tu gusto, se movían torpemente.

Y fue entonces que algo llama poderosamente tu atención. Alguien. Una rubia, bastante más alta que tú. Se movía seductoramente y parecía disfrutar profundamente de lo que hacía. Estaba acompañada por una castaña un poco más baja pero que seguía su ritmo a la perfección.

Llevaba un vestido negro, un tanto suelto que dejaba al descubierto uno de sus hombros, era corto, no demasiado, pero lo justo y necesario para dejar ver sus largas y sexys piernas.

Te era bastante complicado sacarle los ojos de encima, de pronto su mirada se cruza con la tuya y te sonríe. Esto resultaba jodidamente sensual, realmente se sentía como si estuviera bailando para ti, el tiempo pareció detenerse por un instante, la música dejo de sonar y esa rubia de ojos intensamente azules comenzó a caminar hacia dónde estabas.

Tu abres los ojos sorprendida y comienzas a ponerte un poco nerviosa, cuando ella está muy cerca algo se cruza entre sus miradas, Quinn,  que trae consigo a los dos parranderos en un estado deplorable.

-San, creo que deberíamos llevarlos a casa.- Te dice tu novia con una sonrisa.- San, ¿Santana me escuchas?.- Insiste Quinn sacudiendo una mano delante de tus ojos

-¿Eh?.- Vacilas un poco antes de responder.- ¿Que sucede?.- Preguntas cuando logras volver en si

-Te decía que creo que debemos volver, están destruidos.- Vuelve a decirte mientras los señala divertida

-Oh...uhm... claro, vámonos.- Tartamudeas un poco y luego sonríes. Mientras vas saliendo del lugar das una última mirada para ver si tus ojos vuelven a encontrarse con los de aquella chica. Pero para tu mala suerte no puedes verla.

Fue como si… se la trago la tierra en un instante, piensas y te sientes algo incomoda por eso. Tratas de olvidar lo sucedido y te diriges junto con Quinn y los muchachos a buscar un nuevo taxi que te lleve a casa.

En el estado en que estaban ambos se te hizo imposible dejarlos a la deriva en alguno de sus departamentos y tu solidaria novia, no tuvo mejor idea que traerlos consigo a tu casa.

-Bien Anderson, no sé si realmente estas oyéndome, no sé si recordaras esto mañana, pero como eres el invitado.- Dices entre comillas.- Tu dormirás en la habitación de huéspedes y tu Hummel, en el sofá.- Terminas con una sonrisa

-¿Y eso porque?.- Pregunta rápidamente Quinn entrecerrando los ojos

-Porque ya bastante con que los tenga bebidos en mi casa, no tendrán sexo en ella.- Le contestas mientras te cruzas de brazos

-Ok madre, como digas.- Bromea la rubia mientras acompaña a Blaine a la habitación.

Estabas a punto de voltearte a advertirle a Kurt que se comportara, pero él ya estaba profundamente dormido. Suspiras aliviada y te diriges a tu cuarto.

Te sientas en la cama, mientras suavemente desatas tu cabello, te quitas los zapatos. Miras hacia la puerta y ves a Quinn recostada sobre el marco.

-¿Necesita ayuda con ese vestido Licenciada López?.- Te dice mientras se acerca sutilmente hasta donde estabas.

-Tal vez un poco.- Dices siguiéndole el juego

Poco a poco coloca sus manos sobre el cierre de tu vestido y va bajándolo suavemente, te recuesta en la cama, mientras besa tu cuello, tu boca.

Tus manos recorren su espalda, y entierras tus dedos en su pelo. En ese mismo instante tu mente viaja, recuerdas a la rubia de la disco, su cuerpo, su sonrisa, sus ojos, su mirada. Sacudes tu cabeza un tanto confundida

-¿San estas bien?.- Dice Quinn deteniendo sus besos y mirándote fijamente

-Claro amor, ¿Que podría andar mal?.- Le repreguntas y vuelves a besarla comenzando a desabrochar los botones de su camisa.

En tu cabeza la cuestión seguía dando vueltas… ¿Que andaba mal?  Todo estaba perfecto, ¿No es verdad?

Lo extraño fue, que esa pregunta fue más para ti que para ella.

 

Notas finales:

El prologo era realmente muy corto asi que decidi subir el primer capitulo con rapidez, tal vez me haya excedido en la emocion 


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