Ambos jóvenes estaban más que sorprendidos, estaban avergonzados, el sofocante calor en sus caras denotaban el poderoso color rojo en sus mejillas.
-K-keddie, suéltanos -Dijo Near aún sobre los labios del otro- Tendré que hacerlo.
Near puede detener las acciones de su espíritu, pero como consecuencia deberá soportar un dolor innegable, con sus fuerzas mentales detuvo la acción del espíritu, al instante un sollozo se escuchó en toda la biblioteca y cayó al suelo con la nariz sangrando.
-Keddie, eres un idiota -Dijo mientras se limpiaba la sangre con la manga de su camisa.
Mello estaba congelado, se quedó de pie como una piedra, aún podía sentir la calidez de los labios de Near sobre los suyos. Porfín hizo un movimiento, colocó sus dedos sobre sus labios, evitó hacer una pequeña sonrisa, le había gustado.
-D-déjame ayudarte -Dijo Mello, agarró con cuidado un brazo de Near y lo ayudó a levantarse.
-Gracias -Susurró- debo irme -Dijo, seguido de eso dejó la biblioteca y corrió hacia la enfermería.
Finjió una excusa para irse temprano, su madre no tardó en llegar por él. Mientras se subía al auto miró hacia la escuela y divisó a Mello en la ventana de la biblioteca, se dio rápidamente la vuelta algo sonrojado.
Al llegar a casa corrió lo más rápido que pudo hacia su habitación, escuchó como su madre le decía que no corra por las escaleras, la ignoró y se encerró en su habitación.
-Keddie, ¿acaso estás loco? ¿porqué diablos hiciste eso?
...
-No seas idiota, eso no ayudará, además, ¡lo que dijiste es mentira! deja de molestar.
El resto de la tarde fue aburrida, Near solo se quedó en la ventana observando el cielo, no supo más de Keddie por unas horas, eso le relajó, podía descansar de esa maldición por unos momentos, sin que se hubiera dado cuenta anocheció, su madre le llamó para ir a cenar.
Estaba sentado en el comedor, solo se quedó ahí apretando sus manos contra sus piernas y observando la comida, no tenía apetito después de lo que pasó esa tarde en la escuela.
-Near, ¿te sucede algo? -Preguntó la madre- ¿Estás enfermo?
-Eso creo, mamá, no tengo hambre, me iré a la cama.
-¿Estás seguro? Near, no almorzaste y casi no desayunaste, ¿no tienes hambre?
-Estoy bien mamá, de verdad.
Near se levantó de su silla y caminó hasta su habitación, pudo escuchar la puerta abrirse indicando que su padre había llegado, chasqueó la lengua y se metió en su cama.
Se recostó en su cama y se quedó observando el techo, estaba aún nervioso por lo que pasó, levantó su mano derecha y se la llevó a sus labios tocándolos.
Al rato sus ojos se comenzaron a cerrar y se quedó dormido. Al día siguiente se despertó con una muy mala sensación, se dirigió a la cocina en donde estaba su madre ya despierta preparando el desayuno.
-Buenos días Near, ¿ya te sientes mejor? -Dijo mientras colocaba el plato de Near en la mesa.
-Si mamá, gracias.
Near se sentó en la mesa y tomó su desayuno, esa mañana estaba más fría que de costumbre, un poco de neblina cubría las calles.
-Near, creo que hoy no deberías ir a clase -Dijo la mujer poniendo una mano en su frente- Creo que te está dando fiebre.
-Está bien -Dijo.
Al terminar de desayunar se dirigió a su habitación y se recostó en su cama, junto a él en su mesa de noche la lámpara se tambaleó, indicando que Keddie estaba ahí.
-¿Que quieres?
...
-Por supuesto que no iré, ¿que te hace pensar eso?
...
-¡No! no lo quiero volver a ver, deja de molestar, vete a otro lado.
El resto de la mañana fue fría, al parecer el otoño llegaría más rápido de lo esperado, no importaba, porque después del otoño llegaría el invierno, la estación favorita de Near, le encanta salir al jardín y jugar con la nieve y contemplar el blanco paisaje.
Se levantó de la cama para darse una ducha, después se fue a almorzar, aun sentía una mala sensación, como si algo inesperado fuese a pasar.
-Mamá, ¿puedo salir a caminar un rato?
-Está bien Near, pero no te alejes muchos ¿de acuerdo?
El albino asintió y salió de la casa, caminó un rato por la calle y cruzó la esquina, se dirigió a un pequeño parque y se sentó en una banca. Sintió a alguien detrás de él, no podía ser Keddie, el siempre está vagando por ahí y nunca se ponía detrás de Near por mucho rato, se die la vuelta y era Mello...
Near abrió los ojos como platos, sus labios comenzaron a temblar ¿que hacia él ahí? ¿porqué no estaba en la escuela?
-¿Que haces aquí? -Preguntó Near.
El rubio tardó un poco en responder.
-Hoy no quise ir a clase. ¿Y tú que haces aquí?
Near se dio la vuelta, volver a ver esos irises azules le irritaban.
-Mi madre dice que me estoy enfermando, solo salí un rato a tomar aire, es todo.
Near sintió los pasos de Mello, se dio la vuelta y vio que el rubio se sentó a su lado, se dio la vuelta cuando este lo miró.
-Near...
-¿Que?
-¿Porqué tu fantasma hizo eso?
Near se sorprendió a la pregunta, se sonrojó, y se encogió de hombros.
-No lo sé, a él le gusta jugar, pero esta vez se ha pasado.
Mello hizo un sonido para decir que entendía, pero Near sabía que esa no era la verdadera respuesta, no quería decirla, se estremecía con solo recordarla.
Se escuchó un pequeño estruendo en el cielo, ambos jóvenes levantaron la vista y vieron nubes negras, al instante comenzó a llover.
-Iré a mi casa -Dijo Near- Hasta luego.
-Espera -Dijo Mello tomándole el brazo a Near.
Near se dio la vuelta y vio a Mello sonrojado, tironeó un poco para que lo soltara.
-¿Que pasa?
-Mi casa está muy lejos de aquí, ¿podría quedarme en la tuya hasta que deje de llover?
Near se sonrojó, tenía miedo de llevarlo a su casa, pero sintió lástima por él, asintió con la cabeza y comenzó a caminar en dirección a su casa.
Mello iba detrás de él siguiéndole el paso, comenzaron a correr porque la tormenta aumentaba cada vez más.
Al llegar a la casa de Near la madre lo esperaba en la puerta.
-Oh, Near, ¿trajiste un amigo?
-Algo así, se quedará hasta que la lluvia pare, ¿no es problema?
-No, para nada, pasen -Dijo la mujer sonriendo.