Los chicos entraron a la casa y se dirigieron a la habitación de Near, ambos se sentía muy incómodos, se sentaron en el suelo, no tenían nada que hacer... Near sintió en su nuca algo que lo tironeaba, Keddie obviamente, le estaba jalando el cabello para llamar su atención, de manera fastidiosa.
El aire se sentía pesado, en esas cuatro paredes se sentía un frío demencial, por alguna razón, pues era extraño, afuera estaba lloviendo, y como Near está "enfermo" su madre había prendido la calefacción para que no le hiciera daño, pero en esa habitación hacía un frío extraño, se notaba por los constantes suspiros de ambos y su aliento como bruma flotando en el aire por una milésima de segundo antes de desaparecer.
Por un instante todo se volvió blanco, y detrás de la corta iluminación se escuchó un fuerte estruendo haciendo que ambos se sobresaltaran. Y para acabar de ajustar, las luces de las habitaciones comenzaron a parpadear y al final, la casa se quedó a oscuras.
Near se levantó bruscamente de la alfombra del suelo. Las nubes negras del cielo no permitían pasar el sol, pareciese cómo si hubiera oscurecido de repente, a pesar de ser mediodía, parecía de madrugada...
Keddie se hacía más persistente empujando levemente a Near, quería su atención, ¿para qué?
Mello se levantó también, la tensión en el aire, y la fría oscuridad de la habitación de Near lo hacía sentir más incómodo de lo que ya estaba.
Keddie le dio un último empujón al menor haciendo que este se tropezara con uno de los tantos juguetes del suelo, a punto de caer, algo detuvo su caída, su rostro estaba oculto por una tela negra que casi no se distinguía por la oscuridad, levantó la vista para encontrarse a pocos centímetros de Mello, él había detenido su caída, esa tensión en sus antebrazos eran las manos del mayor presionando suavemente su piel para sujetarlo, la tela negra que había cubierto su cara era de la camisa de Mello, su cara había chocado con su pecho.
Sus respiraciones estaban entrelazadas, Near sintió un olor a cacao en sus fosas nasales, ambos se sonrojaron y se separaron de golpe cuando la luz volvió a la habitación, los roces fantasmas de las extremidades de Mello seguían sobre la piel del albino, sintiendo una incomodidad tortuosa.
-¡Debo irme! -Gritó Mello aún sonrojado.
-¡Mello aún no ha parado de llover! -Dijo Near al ver a Mello abrir la puerta y salir corriendo por el pasillo.
Near corrió tras él, pero al bajar por las escaleras vio la puerta de la entrada abierta, se asomó y no vio nada por la fuerte lluvia, sintió un peso en su hombro derecho, se giró y era su madre.
-¿Que pasa Near? ¿porqué se fue tu amigo si aún está lloviendo?
-Dijo que tenía mucha prisa -Mintió.
-Ya veo, pero no creo que haya sido buena idea que saliese con este clima, se resfriará.
-No lo sé...
Near se devolvió a su habitación, cerro la puerta y se iba a recostar, cuando un destello plateado en el suelo llamó su atención, se acercó al objeto y lo tomó entre sus dedos, era un rosario, un rosario de plata. Near no tenía rosarios, y los de su madre son de piedras de plástico, supuso que se le había caído a Mello.
Decidió dársela mañana en la escuela, el resto de la tarde solo jugó, se olvidó por unos momentos lo ocurrido y se pudo relajar, y Keddie no había molestado el resto de la tarde.
En la noche Near no podía dormir bien, constantemente habían movimientos en los pies de su cama.
-Keddie, quédate quieto, déjame dormir.
Durante la noche los movimientos se hacían más persistente, Near ocultó su cara bajo la almohada hasta que finalmente se durmió.
Al día siguiente la neblina aún seguía en todas partes, el invierno quería llegar muy pronto al parecer. La madre de Near lo llevó a la escuela como siempre, se bajó del automóvil y se recostó en la entrada junto a la puerta a esperar a Mello para devolverle su rosario.
Pasaron los minutos y no habían señales del rubio, Near suspiró y pensó que él ya había llegado a la escuela, entró y se fue a la biblioteca.
Durante toda la jornada Near se sentía extraño, no vio a Mello entrar a la biblioteca y tampoco en el recreo, al atardecer, las nubes que aún cubrían el cielo se veían púrpuras, en algunas partecitas naranjas, Near salió de la biblioteca y encaminó hacia la entrada para volver a esperar a Mello, mientras llegaba se topó con Linda.
Genial.
-¡Hola Nate! -Dijo alegremente la castaña.
-Hola -Susurró Near.
-Nate, ¿te gustaría ir a jugar conmigo?
Dijo Linda, pero Near no le estaba prestan atención, miró sobre la cabeza de ella y divisó al pelirrojo que es amigo de Mello, "Matt" al parecer.
-No Linda, quizá en otra ocasión -Dijo Near sin quitar la vista de Matt.
El albino se encaminó lo más rápido que pudo hasta alcanzar al pelirrojo.
-Ey, Matt.
El mencionado se dio la vuelta y sonrió.
-Oh, hola Nate, ¿Que sucede?
Near se sorprendió al ver la respuesta del pelirrojo, al parecer el era de esas personas que le agrada a todo el mundo, eso hizo sentir un poco más cómodo a Near.
-Quisiera preguntarle algo.
-Dime -Dijo aún con una gran sonrisa en su rostro.
-Solo me pregunto ¿porqué Mello no ha venido hoy?
La sonrisa del pelirrojo se borró al instante, intercambiándose por una mirada melancólica. Matt bajó la mirada y le respondió a Near:
-A Mello lo han cambiado de escuela, ¿no lo sabías?
A Near se le abrieron los ojos como plato al oír eso ¿Lo cambiaron de escuela? ¿porqué no le dijo si él estuvo en su casa ayer?
-No, no lo sabía.
-¿Porqué preguntas?
-Por nada, gracias, Matt, hasta pronto...
Near se dio la vuelta y se dirigió hacia la salida en donde ya lo esperaba su madre, Near no dejaba de mirar el piso deprimido. Al subir al automóvil la madre lo miró.
-Near ¿Que sucede?
-Nada mamá, solo estoy algo distraído.
Al llegar a la casa Near subió a su habitación y se recostó boca abajo sobre su cama, ocultando su rostro sobre una almohada.
<<Te volveré a ver algún día y te devolveré tu rosario, te lo prometo>> Pensó Near al colocárselo alrededor del cuello mientras unas pequeñas lágrimas recorrían su rostro.