El albino tragó saliva incómodo y se dio rápidamente la vuelta fingiendo que miró disimuladamente, durante el resto del almuerzo se sentía incómodo, como si alguien lo observara, no se quiso dar la vuelta por temor a que ese rubio siguiera mirándolo, su espíritu hacía movimientos en su mesa indicándole que debía irse, cuando terminó su comida, se levantó de la silla y siguió su camino volviendo hacia la biblioteca, cuando escuchó que una voz lo llamaba:
-Oye chico, ven aquí -Llamó la persona detrás de él.
Near se dio la vuelta nerviosamente y su corazón dio un vuelco al ver que era el rubio quien lo llamaba, no contestó, no quería hablar, nunca hablaba con nadie, decidió ignorarlo y dio la vuelta nuevamente para ir a su destino.
-¡Oye, te estoy llamando! -Gritó el joven.
El albino chasqueó la lengua y se dio la vuelta para darle la cara a ese rubio.
-¿Que quieres? -Preguntó toscamente.
-¿Tu eres el? ¿verdad?
-¿Soy quien?
-El que tiene un fantasma.
El albino no respondió, se aburrió que le hicieran esa pregunta, estaba cansado de eso, solo asintió con la cabeza y se dio la vuelta volviendo a su biblioteca, sin decir ni una palabra más. El rubio frunció en ceño al ver que ese albino mocoso le respondiera así, estaba a punto de levantar la voz para quejarse cuando el pelirrojo le tomó el hombro:
-Mello, hay que ir a clase.
-Está bien -Dijo el muchacho viendo como se alejaba el albino.
Durante el resto de la clase, Near solo quedó en la biblioteca como de costumbre, mientras terminaba de leer su libro, uno de los libros de la estantería que estaba a su lado se cayó.
El chico levantó la cabeza observando el libro del suelo, supuso que fue Keddie, su fantasma, porque nadie más está en la biblioteca a esa hora, puesto que todos los niños deben estar en sus salones y los maestros que están libres deberían estar en la sala, sacudió la cabeza y volvió a prestarle atención a el libro.
Otro libro cayó, el chico se empezó a enojar.
-Keddie, ya para, no es gracioso -Dijo hablándole a su espíritu.
Se escuchó el timbre indicando el final de la jornada de clase, Near se levantó y puso en sus lugares los libros caídos, caminando hacia la salida se acercó a una ventana, el color naranja del atardecer indicaba que el sol ya se estaba ocultando entre las montañas, miró hacia abajo y vio a los demás estudiantes saliendo por la puerta principal, estaba a punto de darse la vuelta cuando vio otra vez a ese chico que según oyó del pelirrojo se llama Mello recostado en el muro de la entrada, seguramente esperando a su amigo el pelirrojo, no le dio mucha importancia y se dirigió hacia abajo a la salida.
Caminando hacia la salida levantó la vista y vio que "Mello" seguía recostado en el muro, estaba de brazos cruzados, pensó que el pelirrojo aun no llegaba, así que lo ignoró y siguió su camino hacia la puerta. Pasó por ella y caminó hacia el borde de la calle para esperar a su madre que venía a recogerlo. Miraba de un lado a otro pero no había señales de su madre, así que se recostó en un árbol a esperarla.
-Hey, Nate -Escuchó la voz de Mello llamándolo.
Levantó la mirada y giró su cabeza a la izquierda, ahí estaba el de ojos azules mirándolo fijamente mientras comía una barra chocolate.
-¿Como sabes mi nombre? -Preguntó.
-Todo el mundo lo sabe... -Respondió el rubio que no le quitaba la vista de encima.
<<Deja de mirarme>> pensó Near.
-¿Que necesitas?
-Si en verdad eres el que tiene un espíritu, demuéstralo -Dijo decidido.
Near se quedó callado ¿de verdad habla en serio? ¿acaso está loco? ¿porqué se interesaba en saber si eran verdad sus poderes?
-¿Para que quieres saber? -Preguntó un poco enojado.
El rubio se encogió de hombros y lo miró de forma burlesca ¿que le parecía gracioso?
-Porque no creo, quiero verlo por mí mismo.
Near estaba cansado de que la gente lo molestara, así que decidió demostrarle sus poderes, para que se fuera de una vez y lo dejara solo. Rodó los ojos y se levantó del árbol.
-¿Quieres ver mi habilidad? -Preguntó en tono de respuesta- Pues te mostraré lo que puedo hacer... Keddie, haz algo.
<<¿Keddie?>> se preguntó el rubio.
De la nada la barra de chocolate que sostenía Mello se elevó por sí sola, el chico asombrado abrió los ojos como platos desconcertado.
-¿Feliz? -Preguntó el albino.
Mello no tenía palabras, estaba asombrado, no podía creerlo, ¡Era verdad! ¡este enano tiene poderes!
-¡Near! -Se escuchó a lo lejos la voz de una mujer en un automóvil rojo, el nombrado se dio la vuelta y se dirigió hacia el vehículo de la mujer sentándose en el asiento del pasajero.
Al entrar al vehículo dio una última vista a su escuela oscureciéndose con el ocaso y giró su mirada en el árbol, se sorprendió al ver a ese rubio despidiéndose de él.
<<Adiós>> Dijo mentalmente el albino mientras de una manera movía su mano lentamente despidiéndose de ese rubio, nunca antes había echo eso...
-¿Como te fue Near? ¿Hiciste un nuevo amigo? -Preguntó su madre.
-No lo sé... -Dijo mientras miraba hacia la ventana hasta que perdió de vista la escuela- Eso creo...