Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Black Vow por Chris Yagami

[Reviews - 183]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí lo tienen... advierto que puede no ser tan bueno xD

—No me sorprende encontrarte aquí —murmuró el ángel a la presencia que observaba detrás de los árboles.

Shaka estaba de pie en medio del claro, había tomado una posición alerta al percibir esa aura oscura que se acercaba cada vez más a él. El demonio no daba la cara pero Shaka sabía quién era, el mismo que había estado rondando el seminario desde hacía meses y quien estaba corrompiendo la luz del joven que había ganado sus atenciones.

—Atrevido de tu parte acercarte tanto a un soldado de Dios —Siseó al sentir que ese demonio se transportaba sigilosamente para casi rosar su presencia pero no hacía nada más. ¿Estaba tentándolo acaso?

El ángel no era estúpido, los demonios eran astutos y se valían de cualquier medio para obtener la victoria así que no caería en su juego, fuera el que fuera.

De pronto el demonio se precipitó hacía el ángel y éste reaccionó extendiendo sus alas como señal de que estaba listo para la lucha y así era. Su luz brillaba con intensidad, como siempre iba a darlo todo para ahuyentar a ese demonio aun si eso le costaba una nueva herida, algo de lo que podía recuperarse en horas, lo único que lamentaría era que Shun iba a preocuparse y asustarse, ya se daba cuenta de que el menor no estaba de lo mejor emocionalmente, pero también intuía que se debía a la influencia de ese demonio en el área así que debía ahuyentarlo.

Sin embargo la pelea nunca se llevó a cabo, el demonio huyó a segundos de una colisión de energías dejando a Shaka algo confundido por lo acontecido. Mantenía el ceño fruncido mientras buscaba algún rastro de ese demonio para seguirlo y acabar con las pocas energías que pudo haber consumido de los humanos, pero no había nada. Era un experto en el arte de huir al parecer.

Tendría que dejar la búsqueda para después pues ya sentía como el joven seminarista se acercaba al claro. Menos mal que el demonio se había retirado antes pero eso no dejaba de preocuparle. No necesitaba dormir, hacerlo era un lujo que podían darse de vez en cuando pero no era absolutamente necesario por lo que podía pasar todo su tiempo protegiéndolo aunque fuera a la distancia, pero eso no evitaba que las energías negativas influenciaran al joven de quien se había enamorado.

Tenía que hacer algo al respecto, buscar la manera de ahuyentarlo definitivamente aunque por un lado sabía que si el demonio rondaba el seminario era por su presencia.

Cuando Shun llegó en presencia del rubio ángel, llevaba entre sus manos un libro de cubierta negra con bastantes hojas delgadas. Lo aferraba a su pecho como si fuera un gran tesoro y sonreía aunque no con esa sonrisa que le gustaba… ese demonio.

Shaka lo recibió como siempre, con una sonrisa enorme y moviendo ligeramente las alas para hacerle ver que seguía tan bien como siempre o eso era lo que pensaba Shun, la verdad era que el ángel destellaba su luz, una invisible que no podía ser vista ni siquiera por humanos de dos alas pero que inmediatamente eliminaba la oscuridad que se implantaba lentamente en el alma del seminarista. Sin embargo no podía decirle nada a Shun respecto a esa presencia, bastante le había revelado ya y se daba cuenta de todo lo que le afectaba, por algo no podían revelarles los secretos del cielo, no estaban listos para asimilarlo.

Shun siguió avanzando hasta quedar sentado a su lado. Le sonrió observando sus profundos ojos azules, hacerlo le generaba una corriente eléctrica que lo recorría de pies a cabeza, sobre todo cuando le sonreía de esa manera tan dulce.

Desde varios días atrás, Shun no cuestionaba al ángel; acerca de Dios, el paraíso, los demás ángeles y cualquier detalle relacionado con asuntos celestiales; y Shaka estaba agradecido. Muchas veces intentó contestar todo cuanto podía y aunque ahora no estaba luchando por su Dios, no iba a traicionarlo de esa manera por lo que le era difícil charlar del tema.

En algún punto de la plática, Shaka notó como Shun acariciaba la pasta del libro en sus manos en ocasiones y en otras leía algún fragmento de cualquier página antes de suspirar y sonreír mirándolo.

—¿Qué es ese libro? —preguntó el mayor señalando el objeto con su dedo índice.

—Es la biblia —Shun le aclaró como si hablara de algo sumamente importante y sagrado para él, lo notaba en su voz —. En este libro está escrita la palabra de nuestro señor Jesucristo y nos enseña cómo debemos vivir para no pecar.

—Jesucristo —repitió sin saber qué más decir.

Había escuchado ese nombre en boca de otros hijos de Adán y sabía bien a qué se referían aunque ahora era él quien tenía muchas preguntas para hacer al joven respecto al tema.

—Sí, el hijo  Dios —contestó Shun antes de que pudiera hacer alguna pregunta— Él lo envió a la tierra para salvarnos de las llamas del pecado, se sacrificó para expiar nuestras faltas y nos dejó muchas enseñanzas que ahora debemos adoptar y así seguirlo hasta la presencia de Dios padre… aunque creo que esa parte de sus palabras era falsa, ¿Verdad?

Shaka sonrió por sus palabras, parecía que realmente creía en un libro y lo que estaba escrito aunque dudaba que sus palabras fueran del todo lo que su señor dictaminaba. En todo caso, todos ellos eran hijos de Dios, ¿Por qué creían que un humano podía ser más cercano a Dios?  Nunca se había visto que sucediera pues de haber pasado estaba seguro que cada ángel en toda jerarquía se habría enterado y hecho cuanto pudiera para proteger a ese hijo superior. Los humanos necesitaban de la más mínima esperanza para alejarse de las tentaciones como ese libro… al menos los humanos evitaban cometer muchos pecados gracias a algo como eso.

—Entiendo, ¿Qué tal si me lees un par de pasajes?

El rostro de sorpresa de Shun fue auténtico y no tardó en asentir emocionado, sería un completo honor leer algo como eso a un ángel, además así podía saber la opinión de alguien que sabía muy bien el dictamen de Dios, podría saber si todo lo que estaba ahí era correcto o errado. Era egoísta, pero era una oportunidad que no desaprovecharía.

Leyó varios versículos con mucho ánimo, cada uno escuchado por el ángel que juzgaba en silencio esas palabras. Algunas falsas, otras que se acercaban bastante a la realidad, pero hubo una frase en especial que hizo sonreír al menor de esa manera que tanto le gustaba.

—“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tú vara y tu cayado me confortarán”. Salmos, capítulo veintitrés, versículo 4. —Quedó callado observando al hombre a su lado.

—¿Te gusta ese pasaje?

—Si —murmuró cerrando el libro para acariciar su cubierta—, es mi favorito. Cuando me siento ya sin fuerzas recuerdo que mi señor me protege y no me olvida, entonces respiro profundo y su simple pensamiento me llena de tal energía que no dejo de sonreír en todo el día.

Y ese cansancio se derivaba más por las palabras de

—Si tu decisión te cansa tanto, ¿Por qué sigues en ello?

—Dios perdonará mis ofensas, me confortará pero eso no quiere decir que vaya por el camino de la indecencia por ello. Quiero elegir el camino del bien para demostrarle al señor que estoy arrepentido.

—¿Arrepentido de qué?

Shun no dijo nada, miró la biblia mientras sus ojos se humedecían, no podía revelarlo, estaba tan avergonzado. Shaka sonrió, era tan dulce, aun todo ese temor e ignorancia, le parecía alguien dulce.

—Dios te ama, Shun, no importa que tanto hayas pecado, te ama como ama a todos sus hijos

—Lo sé, me lo has dicho y lo he comprobado cuando envió a un ángel a mi lado —Eso dejó a Shaka perplejo por lo que mantuvo su mirada buscando una respuesta—. Dios me ha demostrado que me perdona, me encomendó a uno de sus ángeles a mi cuidado y he recibido su tarea con gusto.

—¿Así lo crees?

Shun asintió. El mayor sonrió y acarició sus mejillas como siempre hacía maravillándose por la tierna mirada de Shun. Por ver esa sonrisa era que lo protegía y no dejaría que ese demonio la borrara por más que lo intentara, así tuviera que darle ambrosía, no dejaría que esa luz se apagara.

—¿Continuarás leyendo para mí?

—¡Claro!

Shun eligió los pasajes que más le gustaban de la biblia y los leyó sin borrar su sonrisa. Shaka no prestaba demasiada atención a esas palabras vacías, pero contestaba a las preguntas de Shun; a pesar de que se encontraba más concentrado en su voz y el timbre que adoptaba al leer ese libro sagrado.

Shun estaba convencido que todo eso era cierto y se daba cuenta en el latir de su corazón, estaba entregado a “la palabra del señor” y eso era lo que evitaba que se enamorara del ángel. Por esa idea errada de que los humanos no podían estar con quien su corazón eligiera.

Llegado el atardecer Shun regresó al seminario, como siempre acompañado de Shaka. Éste no iba a dejarlo desprotegido en campo abierto. Dentro del seminario al menos el demonio no entraría, no de manera directa al menos pues representaba terreno sagrado y aunque muchas de sus creencias fueran erradas, la fe de los que ahí se encontraban era suficiente para erradicar su energía negativa.

Aunque ese día había algo, Shaka lo supo en el instante en que ocurrió pero no avisó de ello al menor, pues podría salir herido de haber intentado evitarlo. Además, estaba lejos de sus tareas como ángeles menores, no era un ángel guardián, mucho menos de esos muchachos.

Ambos se despidieron, al día siguiente se encontrarían, era seguro.

Shun se adentró al seminario. Cuando escapaba era por la parte trasera, cerca de los dormitorios y la cocina. Su tarea de esa noche era limpiar el templo principal junto con otros de sus compañeros el cual se encontraba en la parte delantera del terreno. Al llegar ahí se dio cuenta de que todo estaba demasiado vacío. Confundido y pensando que tal vez sus compañeros se habían retrasado decidió comenzar él solo.

El sitio estaba iluminado por las velas, escuchaba un suave traqueteo que pensó provenían de las velas. Había un extraño aroma de algo que se consumía por el fuego y de nuevo lo atribuyó a las velas encendidas aunque era un aroma diferente al que siempre reinaba en el lugar.

Tomó una de las escobas y comenzó a sacar el poco polvo que se juntaba, después de todo era una tarea que se repetía a diario. Cuando se acercó al confesionario para asegurarse de que todo estaba bien, el extraño aroma a algo quemándose se hizo más intenso lo que le preocupó.

Caminaba por el pasillo central, las bancas no le permitían ver los pasillos laterales pero podía ver que una luz diferente brillaba delante del confesionario. Cuando estuvo a la altura vio; entre dos de las bancas; un pequeño fuego sobre un montón de tela, la cortina del confesionario comenzaba a encender también y era peligroso, había mucho material combustible en el templo.

Se acercó para ver si podía hacer algo antes de llamar por ayuda pero al acercarse pudo darse cuenta de que lo que pensó era un montoncillo de tela, eran dos cuerpos envueltos en sus sotanas. Los ojos vacíos de los dos muchachos observaron a Shun que se quedó paralizado a unos cuantos pasos de la escena. Sus rostros tenían ampollas, su carne estaba al rojo vivo y sus muecas aterrorizadas casi pedían por ayuda. El fuego era más intenso en sus entrepiernas y en el confesionario se encontraba la palabra “Peccavimus” escrita con sangre.

Los nervios de Shun no pudieron con la escena, se llevó las manos a la boca al sentir nauseas al ver tal espectáculo pero no fue suficiente para mantener a su estómago quieto derramando su contenido sobre el suelo ensangrentado.

Tan pronto como pudo recuperar el control sobre su cuerpo corrió para alejarse del lugar. Llegó hasta el edificio principal donde los sacerdotes se encontraban charlando mientras los alumnos más problemáticos se encargaban de limpiar el salón principal.

—¡Padre Saga! —gritó Shun mientras se acercaba.

—¿Qué sucede? —Preguntó alarmado al igual que los otros, los alumnos dejaron la tarea a la espera— ¿Por qué lloras?

—En el confesionario… Isaac y Sorrento —sollozaba desesperado al recordar lo que vio—, están muertos, los vi… están muertos.

Los sacerdotes se alarmaron. El padre Saga corrió al lugar acompañado de dos seminaristas mientras el padre Mu evitaba que la mayoría de los estudiantes corriera directo al templo para ver más del crimen.

Shun no se movió de su sitio, se quedó parado hiperventilando con los rostros de sus compañeros aun en su memoria. Temblaba mientras todo le daba vueltas y no podía mover un músculo para ir al dormitorio, necesitaba descansar, dormir, olvidarse de esos ojos vacíos. ¿Quién sería capaz de manchar así un lugar tan sagrado? Sabía que nadie en el seminario lo haría, nadie…

Su atención se distrajo con un ruido sordo, como de un palo delgado cayendo al frio suelo. Sin evitarlo viró el rostro y se encontró con el rostro inexpresivo de Seiya que había dejado caer una escoba. El castaño se veía tranquilo pero Shun sabía que algo extraño ocurría.

— Peccavimus —murmuró Seiya antes de darse la vuelta y caminar a paso lento rumbo a los pasillos.

Shun lo observó sin poder creerlo. Esa palabra estaba escrita junto a los cadáveres y Seiya la sabía. ¿Cómo lo sabía? ¿Por qué la sabía?

Sintió un terrible dolor de cabeza y un mareo, todo alrededor bailaba y pronto todo fue negro.

Notas finales:

Peccavimus= Han pecado

Según San Google xD

No tengo ni idea si interpreté bien el versículo que destaqué, yo solo busque "versículos bellos en la biblia" y de todos ese me gustó LOL así que... ahí lo tienen.

Tal vez el capítulo no es lo que esperaban, pero las cosas comienzan a ponerse intensas con Seiya, no tanto con el ángel, para eso aun faltan unos cinco capítulos...

Ya! suficiente spoiler!! akjsdkajsd

Espero puedan dejarme un rev ;3

Saludos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).