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Black Vow por Chris Yagami

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Notas del capitulo:

Me tienen de nuevo!

Son las 5:09 am pero no me podía dormir hasta terminar este cap.

Lamento haber tardado tanto pero esta semana estuve en carrera de arts(?) y no me podía detener, pero ya tuve algo de tiempo.

Espero lo disfruten, este cap está... No, tienen que leerlo.

Este también me salió un poco largo pero... si encuentran incoherencias no es mi culpa xD estoy en zombielandia ahora.

Ese día había amanecido especialmente hermoso, no había ninguna nube cubriendo el cielo teñido de azul cobalto, los árboles alrededor del jardín resplandecían y parecían reír con el movimiento del viento, las flores casi brillaban bajo ese cielo azul y los animales estaban llenos de energía. El sentimiento de paz que se respiraba en ese sitio podía tranquilizar a cualquiera, pero no a Shun.

El ángel observaba al joven mientras fingía dormitar sobre la hierba después de una noche de mucho estudio y un día extenuante. Antes normalmente charlaban sobre cosas sin importancia, la idea era solo escuchar su voz, pero no en los últimos días. El muchacho realmente necesitaba descansar y Shaka lo comprendía después de lo que estaba viviendo en el seminario.

Había pasado casi una semana desde el incidente en el templo y durante todo ese tiempo el ángel no había dejado el seminario con el simple propósito de limpiar el aura de Shun y liberarlo de la mala influencia de ese demonio que seguía escondiéndose de él pero era claro que todo el seminario estaba ya infestado por sus presencia. ¿Pero decirlo a Shun? No, suficiente le había dicho ya y esas palabras también lo había afectado.

Shaka no dejaba de contemplar el rostro dormido del joven, sus mejillas sonrosadas le daban un aire de inocencia único y la manera en como su cabello enmarcaba su rostro era perfecta. Después de tantos meses de estar juntos; como amigos;  el mayor se dio cuenta de que su alma se había perdido y atado completamente por un humano, al grado de desear pecar rompiendo una de las normas principales para la Corte de Dios: no involucrarse con mortales.

Pero fue casi inevitable, desde que sus ojos se encontraron con las esmeraldas del menor; aquel día en el que un demonio lo hirió y lo hizo caer al plano terrenal; su corazón dio un vuelco que jamás había sentido antes. Cayó perdidamente enamorado desde ese momento aunque tardó un tiempo en darse cuenta.

Y ahora no podía más con el impulso que estaba conteniendo desde semanas atrás, mucho menos al tener al motivo de su deseo a su lado y con la guardia baja.

Siguió contemplando el rostro del joven. No se sentía atraído por esa cara tan hermosa aunque debía admitir que era más fina que muchas otras que antes había visto, tampoco sentía deseo por su delgado cuerpo a pesar de haberlo visto casi por completo. Nada de eso era importante para el ángel, su deseo no era carnal sino espiritual, toda esa luz que Shun poseía el deseaba ligarla a su espíritu.

Pero justo ahora quería besarlo, sentía curiosidad, pasó tanto tiempo escudriñando en la cabeza de ese humano para saber la razón por la que se sentía tan culpable que terminó descubriendo la verdad. Un simple beso recibido de otro varón, eso era lo que tenía a Shun tan afligido. ¿Pero por qué un beso? No sabía que tan importante era para los humanos esa demostración de afecto pero en Shun resultó una experiencia que había quedado perfectamente impresa en su alma y memoria.

Se mordió los labios y con algo de duda acarició sus mejillas con delicadeza, era algo que hacía con normalidad pero ahora sintió una emoción que conocía muy humana, nunca la había experimentado en su eternidad en vida. Shun se removió un poco pero fue solo para murmurar algo y volverse a quedar quieto. Estaba profundamente dormido con los labios entreabiertos, no podía haber mejor invitación que esa.

Shaka se inclinó con lentitud hasta quedar frente a su rostro, ni un segundo dejó de observar los rosados labios que lo invitaban sin quererlo. Contenía la respiración conforme más se acercaba a él, sus manos temblaban en las mejillas del menor y su corazón brincaba a un paso acelerado. Había querido eso desde hacía tanto tiempo y ahora podía darse.

Un solo beso, era lo que necesitaba para saciar su curiosidad. ¿Sería tan bueno como Shun lo recordaba en su mente?

Pasó saliva y él también entreabrió los labios, nunca antes había hecho algo como eso, ni siquiera con otro ser divino, así que no sabía exactamente qué hacer. Esa necesidad de contacto era propia de los seres terrenales, tanto los hijos de Adán como algunos animales, algo que iba más allá de su instinto de reproducción. Se suponía que ellos eran superiores, contaban con su propia luz, los humanos solo buscaban compañía con otro humano porque su luz era limitada, se sentían incompletos e inconscientemente buscaban eso que faltaba con la compañía y el contacto.

Pero Shaka era un ángel, ¿Por qué esa necesidad e impulso por Shun? Un humano imperfecto. Pero no importaba, para Shaka él resultaba el más perfecto de los humanos.

Se acercó todavía más, rosaba sus labios con los propios y solo eso envió una extraña sensación hasta su estómago que lo estremeció. Imaginaba el sabor del chico, el calor de sus labios y una suavidad parecida a la de sus mejillas. Pero no se atrevía a avanzar más.

Pero el beso que tanto esperó se vio interrumpido cuando algo o alguien pisó de pronto alguna rama cercana. Abrió los ojos y se incorporó de inmediato buscando al invasor, miró en todas direcciones hasta que descubrió a una muchacha de cabello rubio alejarse entre los árboles detrás de las rejas del establecimiento.

No necesitó de mucho esfuerzo para darse cuenta de que era la misma chica que antes había visto en el pueblo, la misma que entregara algunas piezas de pan a Shun buscando su atención. ¿Qué era lo que estaba buscando en ese sitio?

—Ángel Shaka —Shun llamó con voz somnolienta mientras sus dedos rascaban su ojo derecho —. ¿Qué sucede?

—No es nada —Shaka sonrió, pero en seguida miró en dirección por la que la chica había desaparecido y endureció su expresión—, solo es el aroma de la manzana que ha caído del árbol y ahora se pudre.

—¿Manzana podrida? —preguntó Shun muy confundido y miró hacia el mismo lugar que Shaka miraba.

—No te preocupes, vuelve a dormir —Shaka sonrió más tranquilo, regresó a su posición a su lado y el jovencito asintió con esa linda sonrisa aunque no se comparaba con las que antes le dedicaba, poco a poco la luz de Shun se iba apagando.

—No, creo que debería volver, se hace un poco tarde.

Los humanos eran frágiles, necesitaban de muchas cosas para reponer energía y Shaka lo sabía, lo poco que Shun dormía no era suficiente para reponerse pero ese demonio se hacía cada vez más poderoso, podía defender a Shun solamente de esa influencia, pero también extendía su poder hasta el pueblo con el propósito de disminuir el efecto del aura negra del demonio aunque siempre estaba centrado en Shun.

Shun se puso en pie y estiró todos sus músculos, retiró algunas hojas de su ropa negra y sonrió a Shaka que no dejó de observarlo. Si tan solo esa chica no lo hubiera interrumpido ese beso habría sido un hecho. Aunque tal vez lo más adecuado no sería besarlo mientras estaba dormido, tal vez era poco ético.

—Nos veremos más tarde, Ángel Shaka.

—Nos vemos por la noche.

Era hora de la cena, Shun tenía que ayudar a colocar los platos en las mesas para cada alumno, sacerdote y seminarista. Después de eso podría dormir finalmente aunque dudaba mucho lograr descansar como resultaba en las últimas noches.

Caminó directo a las duchas, sus compañeros ya estaban vistiéndose así que debía darse prisa si quería llegar junto con ellos, de lo contrario iba a recibir una nueva reprimenda del padre Saga y no quería enfadarlo, era muy bueno y no debía pagarle con disgustos sin sentido.

Mientras se duchaba pudo sentir esa presencia de nuevo, la que le observaba casi todos los días mientras dormía, se duchaba, comía o cualquier otra actividad. No lo dejaba tranquilo y le preocupaba pero a la vez se decía que era su imaginación aunque la sensación se había hecho más fuerte desde el incidente en el templo.

Con el cabello aun estilando salió de las duchas. No tardó ni cinco minutos pero sus compañeros ya estaban en el comedor o eso creía. Cuando salió del baño se encontró de frente con Seiya que lo observaba atento pero con esa expresión que siempre tenía ahora, una que asustaba a Shun todo el tiempo.

—Seiya —sonrió a pesar de todo pues no había razón para asustarse, Seiya no era peligroso—, pensé que todos se habían ido ya al comedor.

Durante la visita al pueblo Shun pensó que había recuperado a su mejor amigo, pero al volver al seminario volvió a ser el chico callado y misterioso en el que se había convertido. Le seguía teniendo miedo sobre todo por la clase de cosas que siempre decía, las preguntas que hacía.

—Si no estabas dispuesto a sacrificarte no debiste entrar al seminario.

—¿Qué?

Los ojos inexpresivos de Seiya le observaron por largo tiempo. No le dijo nada y tampoco se movió un centímetro, le pareció por un instante que ni siquiera respiraba.

—Seiya, ¿Te ocurre algo?

—El amor de Dios es maravilloso —murmuró girando el rostro para observar el pasillo donde el padre Saga los esperaba—, tú tienes razón, Dios nos perdonará, pero solo la muerte nos acerca a él, solo con la muerte podemos acceder al perdón. ¿Verdad, Shun?

—No… no lo sé, ¿Por qué lo preguntas?

—El padre Saga me mandó a buscarte —dijo después de quedarte otro par de segundos sin decir nada—. Es hora de la cena. Vamos.

La cena fue por demás incómoda. Seiya estaba sentado a su lado pero se movía casi de manera automática, en todo ese tiempo no lo miró y tampoco intentó decirle nada. No sabía a qué se debía pero Shun sentía alguna especie de energía negativa que provenía de su mejor amigo, le causaba pánico.

Al terminar de cenar se dedicó a lavar los trastos junto a varios de sus amigos mientras otro grupo limpiaba el comedor. Cada una de las tareas del seminario era rotativa pero de un tiempo a la fecha Shun prefería no compartir los deberes con Seiya, entre más alejado estaba de él era mejor. Aunque quería ayudarlo era más el temor que sus ojos escrutadores le provocaban, sentía como si viera a través de él y se diera cuenta de su pecado.

—Shun —llamó uno de sus compañeros sacándolo de sus pensamientos.

—Dime, Jabú.

El muchacho se acercó a él con una sonrisa y una gran bolsa negra en sus manos. Ya sabía que iba a pedirle y no le agradaba la idea, pero no tenía por qué quejarse, era una tarea como todas aunque Shun detestaba salir de noche desde aquella vez, al igual que lo detestaban todos sus compañeros. Era su turno.

Shun salió de la cocina y caminaba a través del corto sendero directo al contenedor que se encontraba en la entrada del seminario. Mantenía sus ojos, oídos y cada sentido alerta por cualquier cosa pero nada pasó, se sintió algo más tranquilo mientras caminaba de regreso pues en lo alto del edificio pudo ver al ángel aletear para hacerle saber que lo estaba vigilando, nada le pasaría mientras él estuviera cuidándolo.

—Shun.

—¡Seiya! —gritó Shun por la sorpresa de escuchar su voz de pronto en medio de la penumbra—. ¡Me asustaste!

—¿Qué observas? —el rostro de Seiya no cambió en absoluto aunque Shun reía nervioso por su torpeza y la sorpresa.

—No, nada —sonrió mirando de reojo al ángel sobre el edificio. Seiya le observó de nuevo.

—¿Estás dispuesto a sacrificarte por tus pecados?

—¿Qué? —La pregunta de nuevo tomó a Shun por sorpresa y no supo que contestar.

—El mundo es impuro —murmuró Seiya con la mirada en el suelo—, Shun, tu eres impuro.

—No te entiendo —preguntó con un nudo en la garganta. Seiya sabía de su pecado—, ¿Qué te ocurre, Seiya? Dímelo, tal vez pueda ayudarte.

—¡Eres impuro! —gritó levantando su mano mientras empuñaba un gran cuchillo—. ¡Que desaparezca lo que no tiene virtud, que desaparezca lo inútil!

—¿Qué estás haciendo? —gritó Shun nervioso.

El ángel se alertó, extendió sus alas y se precipitó hasta el par de jóvenes, no esperó que la energía negativa de ese muchacho cambiara tan pronto. Podía sentir desde lo alto que el joven castaño manifestaba una perturbación causada por ese demonio pero pensó que sería suficiente con envolverlo con un haz de luz blanca para apaciguarlo y regresar algo de su pulcritud pero se equivocó. Ese demonio estaba jugando a algo que Shaka jamás había presenciado.

—¡Eliminar lo impuro! —gritó Seiya al momento en que lanzó su ataque directo a su amigo.

El filo del cuchillo llegó al cuello del joven de cabello verde dejándolo en shock. No sintió dolor, solo una leve presión en su garganta y la imposibilidad de gritar, quedó mudo en ese instante, no solo por la sorpresa sino por la navaja que atravesaba su piel.

Escuchó a Seiya sollozar mientras caía de rodillas al suelo y sus manos se aferraban al mango del arma. En su desesperación y miedo aló de él con todas sus fuerzas hasta que pudo liberarse de su presión pero a cambio pudo sentir como su sangre fluía copiosa por la herida, se deslizaba por su cuello por más que quiso contenerlo usando sus manos.

Su cuerpo se precipitó al suelo justo cuando Seiya parecía volar por los aires hasta aterrizar a un par de pasos de él, inconsciente.

—¡Shun! —Llamó Shaka preocupado sosteniendo el cuerpo del joven entre sus brazos—, lo siento, no me di cuenta de esa energía.

Shun no podía contestarle, intentaba hablar pero de su boca solo salían borbotones de sangre, comenzaba a ahogarse con ella y se estaba perdiendo en la inconsciencia también.

—Tranquilo —murmuró Shaka antes de rodearlo con sus alas y hacer presión con sus manos sobre la herida.

El joven sintió de nuevo aquella calidez recorrer todo su cuerpo y ese sentimiento de paz le hizo perder la consciencia un par de segundos mientras la herida era sanada y su cuerpo restaurado. Cuando volvió a abrir los ojos se encontró con la mirada preocupada de Shaka.

Shun ya no sentía ese temor y dolor pero a pesar de todo se aferró al pecho de Shaka para soltar en llanto por lo ocurrido. Temblaba mientras el ángel lo aferraba con fuerza también.

No lo podía creer, Seiya acababa de atacarlo de la peor manera, buscaba su muerte con esa acción llamándolo impuro y no ser por Shaka tal vez hubiera muerto en ese momento. Estaba aterrado y no podía dejar de llorar.

Fue después de un tiempo que se apartó del mayor sollozando aun, pero no podía quedarse así para siempre aunque lo deseaba, en sus brazos se sentía seguro. Pero tenía que ver a Seiya, aunque le hizo eso aún lo quería.

—¿Qué va a pasar ahora? —preguntó a Shaka mientras tomaba a Seiya en brazos con cuidado, no estaba gravemente herido, solo sufrió un desmayo.

—He intentado purificar su alma, estará mejor ahora —Lo estaría mientras ese demonio no colocara sus manos en él.

—¿Qué es lo que tiene? ¿Por qué hizo eso? —Sollozó mientras observaba al castaño dormir en brazos del ángel.

—Hay una mala influencia aquí, he intentado limpiarla pero algo la alimenta.

—Debes cuidarlo, Shaka, no quiero que nada le pase.

Shaka sonrió. Era un humano tan dulce, acababa de atacarlo de muerte y pedía por su bienestar, pocos humanos realmente podían practicar ese perdón sincero.

—Lo cuidaré, te lo prometo.

Shun sonrió, de nuevo no fue su sincera y pacifica sonrisa, estaba preocupado pero confiaba en Shaka. Cuidaría de su amigo, tal vez era egoísta pedírselo pero no sabía qué más hacer, no entendía por qué Seiya había cambiado tanto.

Notas finales:

jejeje, sangre e3e

Cómo ven? Shaka ya se está decidiendo un poco a dar el primer paso pero... ¿Qué pasará cuando se decida? ¿Shun le corresponderá?

Y claro que no me olvido de nuestro buen amigo Seiya. Pobre chico uwu pero me está encantando su hilo.

Ya mas o menos nos introducimos al demonio aunque aun no hemos sabido de él... ¿Qué piensan ustedes?

Espero les haya gustado, nos leemos después.

Espero puedan dejarme un rev, me haría muy feliz.


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